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sábado, 26 de enero de 2019

El primer censo nacional del urogallo contabiliza 292 ejemplares, el 80% en León

Los datos evidencian la «severa amenaza» que sufre la especie, declarada el año pasado en estado crítico de extinción.


El área de distribución de la especie en primavera, período en que se realizó el muestreo, se extiende por aproximadamente 350 kilómetros - DL
El área de distribución de la especie en primavera, período en que se realizó el muestreo, se extiende por aproximadamente 350 kilómetros - DL
MARÍA CARNERO | LEÓN
26/01/2019
El declive del urogallo ya tiene cifras. El grupo de trabajo creado tras la declaración del urogallo cantábrico como especie de situación crítica presentó ayer en Oviedo los resultados del primer censo oficial de la especie, sobre la que sólo se tenían estimaciones.
Este trabajo de campo sin precedentes atestigua que quedan tan solo 292 ejemplares de urogallo cantábrico, que sobreviven en un área de distribución de 350 kilómetros cuadrados de la cordillera cantábrica. El 80% de los ejemplares (233) se localizan en las comarcas leonesas de Alto Sil y Omaña y el 20% restante (59), en el suroccidente asturiano.
Los datos, que tienen un margen de error de unos 22 ejemplares, evidencian el estado de severa amenaza que atraviesa la especie y la necesidad de reforzar las medidas de conservación por parte de las distintas administraciones, que trabajan ya en acciones sobre el terreno para mejorar la supervivencia de los individuos. El estudio, elaborado a partir de análisis genéticos y estimas poblacionales basadas en modelos estadísticos, ofrece por primera vez un valor numérico de referencia sobre el cual comparar las tendencias demográficas del urogallo cantábrico y medir las acciones de conservación dirigidas a garantizar la supervivencia de esta amenazada población.
De los 292 ejemplares contabilizados en toda la cordillera cantábrica, aproximadamente dos tercios corresponderían a ejemplares macho y una tercera parte a hembras. El 79,5 % de los urogallos se encuentra en Castilla y León, distribuidos por las comarcas de Alto Sil y Omaña, y el 20,5 % restante se localiza en la vertiente asturiana, principalmente en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. No se han encontrado indicios de presencia en zonas orientales de la cordillera cantábrica.
Según el grupo de trabajo, formado por equipos de la Junta de Castilla y León, del Gobierno del Principado de Asturias y del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) —y con la colaboración de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, Fundación Tierra Ibérica, Fundación Oso Pardo, SEO/BirdLife y Tragsatec—, los resultados son «ciertamente preocupantes».
El área de distribución de la especie en primavera, período en que se realizó el muestreo, se extiende por aproximadamente 350 kilómetros, continuando la tendencia regresiva observada desde las anteriores estimas del área de distribución de la década de 2000, que no contaban todavía con análisis genéticos.
El reducido número proporcional de hembras es igualmente síntoma de una población con problemas de conservación: a pesar de existir un posible sesgo en el hallazgo de hembras durante el censo, resulta inequívoca la escasez de hembras en la población, lo que a su vez evidencia la mayor vulnerabilidad de éstas a las amenazas existentes y el condicionamiento que ello tiene sobre la mejora de los parámetros de productividad y crecimiento poblacional.
Esta estimación poblacional se ha desarrollado mediante una metodología de muestreo y análisis estadístico empleada previamente para otras especies de fauna amenazada —por ejemplo, oso pardo o lobo ibérico—, a través de técnicas genéticas de individualización. Los trabajos de campo se concentraron entre abril y junio de 2018, momento idóneo para las prospecciones y recogida de muestras, que fueron posteriormente analizadas en el Laboratorio Central de Veterinaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), donde se realizaron los análisis genéticos.
«Este exhaustivo censo revela la necesidad de que actuemos con urgencia para salvar al urogallo cantábrico. El refuerzo de las tareas de conservación no solo garantizará la supervivencia de una especie emblemática sino a mejorar la calidad de conservación del conjunto de nuestro capital natural. Tenemos medidas en marcha, existe una buena coordinación entre los equipos y esperamos que, pronto, los datos mejoren. Será una buena noticia para todos», señala el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán

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