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lunes, 31 de octubre de 2016

LA HILARIA PERDERA LAS ELECCIONES

America la beautiful no aguantaría a un segundo Clintos con faldas y a lo loco. Lo siento por los pundits y expertos de mi pais pero los Estados Unidos son un pais serio y democrata. No aguantarian este circo. No soportarían una segunda invasión de los Balkanes ni un nuevo conflicto iraquí. Trump no es el pazguato y gallego en lka escalera partidario del que resiste gana que es ese flautista de Hamelin que nos toca la gaita compostelana a los pobres votantes de este país, claro que los podemitas y los otros separatistas serian todavia peor

el acueducto de Segovia fie edificado por Cesar Augusto


EL ACUEDUCTO CONTEMPORANEO DE CRISTO

 

A Segovia la llaman la ciudad de los caciques ciudad de acarreo dominada por una docena de familias. la tradición sigue y ahora esas familias—que cambian de camisa como las culebras poseídos del vicio de mandar que fueron más fachas que Mussolini —se han hecho del bando del Psoe y de Podemos sin solución de continuidad. Yo acuso. De Segovia ni la burra ni la novia. Castilla face a los hombres y los desface, devora a sus propios hijos.

Un tal un Aurelio Martin que debe de ser de la pomada firma un articulo reafirmando - sin  demostrarlo y dándoselas de lo que no es arqueólogo, ni prueba especifica - en el diario El País en el que segura ser de la época de Adriano. Trae por los pelos el argumento del auge económico obviando un hecho que la expansión de Adriano, tras suceder a Trajano el supuesto emperador hispalense,  hacia el Este tuvo por objetivo las tierras al otro lado del Danubio guerra con los tracios y el Eufrates, Siria y Palestina. Abolió el culto al emperador de los tiempos de Julio Cesar instaurado por Augusto. En el edículo de la arcada superior había una efigie del emperador que yo conocí en mi niñez decíamos que era el diablo pero se podían ver aun los perfiles de la estatuaria clásica.

Otro error que advertimos en el artículo es la afirmación gratuita de que los sillares ensamblados a flor en dos niveles fueron transportados desde Tritium. Largo nos lo fiáis así de cerriles son mis paisanos.

El granito, no hacía falta ir tan lejos, fue transportado desde las canteras del Guadarrama. Los picapedreros de roma lo tenían al lado.

En fin, me indigna esta cultureta, con sus sabiohondos y esa cultura de acarreo, del Psoe y del amigo Cebrián y su presidente Felipe González por quienes fui tan perseguido en mi vida profesional.

Yo no vendí los periódicos libres de mi país al grupo Prisa ni dejé la gran cultura española y sus grandes editoriales en manos extranjeras o se la cedí por cuatro perras a los norteamericanos. No comulgué con la bestia ni con ruedas de molino.

Ellos sí. Cría cuervos y os sacarán los ojos. A Felipe  y a Cebrian se les echaron sus cachorros encima. Y más cosas que pasarán. Se cumple el adagio de Roma no paga traidores.

Y todos estos caciques de la cultura segoviana nos dan a todas las horas más de lo mismo.

En el pecado llevan la penitencia. A la cigüeña se les están volando del nido los cigüeñinos alzados en rebelión contra sus padres.

En definitiva, el acueducto romano es contemporáneo de Cristo fue construido entre el año 10 y el 33 de nuestra era. Lo demuestro en otro artículo publicado en este mismo blog.  Y el que el acueducto sea cristiano, también, ahí les duele.

miércoles, 26 de octubre de 2016

MICHELLE MA BELLE...








SEGUIMOS acá deshojando la margarita los comicios sólo interesan a cuatro pundits que viven de eso de darle a la sin hueso y yo pienso con mi cabecita loca que los norteamericanos y así lo recomiendo debieran dejarse de trucos y de manidos programas prelectorales que si clin-ton- ton-from guasington que si el vagabundo trump que es tramp que si esto que si lo otro que si lo de más allá.

Llaman a la puerta boomboommachen...
Tu siempre estás pensando en lo mismo pero quitate esa idea de la cabeza, duchate con agua fría y contempla el paisaje. 

Michelle culo tieso y respingón. !Qué dintorno madre de Dios¡  A su lado nuestra reina Leticia parecía un carro huesos camino de la peluquería mientras la mujer del hombre más poderoso con su entorno bien torneado, el aire juguetón de su mirada, sus brazos abarcantes y sus labios de fresa tan seductores y como diciendo cómeme, qué cintura, qué tetas, arrastra a las masas. Tea for two. Té con simpatía.

En esta supermoza ya cincuentona pero no fondona todo en su sitio y su sonrisa potente manos arriba hace con su presencia que se le levantase a un muerto. She is bomb kind of sexy.
En medicina esa cualidades o defectos del cuerpo de las negras se denomina esteatopigia y debiera de ser ese bullarengue (de lo posterior a lo anterior, vaya delantera) lo que hizo morir de amores por la Reina de Saba, nigra sum sed formosa, canta el Cantar de los Cantares al sabio rey Salomón.

Las tribus africanas zulúes y hotentototes suelen tener muy saliente y elevado el coramvobis. 

Hay antropólogos explican que este fenómeno por acumular grasa en esa región. Hete aquí que la humanidad nació en África y al África regresa en su tranco final. Nacemos de un polvo y al polvo regresamos.
Puesto que en los tiempos de la primera glaciación el sol apretaba con menos fuerza pero otros alegan que era signo de vitalidad en la reproducción. Las negras paren más rápido y mejor con partos acelerados como el de las monas.
 Así que una hotentote en la Casa Blanca pues no lo veo del todo mal. Michelle, presidenta. Me cae mucho mejor ella que su marido al que adulan bien los sandios de este país.
Para mi Barracón Obama no es más que el negro zumbón

lunes, 24 de octubre de 2016

misa de san REMIGIO

Incipit
In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
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S. Introíbo ad altáre Dei.
M. Ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
S. Júdica me, Deus, et discérne causam meam de gente non sancta: ab hómine iníquo et dolóso érue me.
M. Quia tu es, Deus, fortitudo mea: quare me reppulísti, et quare tristis incédo, dum afflígit me inimícus?
S. Emítte lucem tuam et veritátem tuam: ipsa me deduxérunt, et adduxérunt in montem sanctum tuum et in tabernácula tua.
M. Et introíbo ad altáre Dei: ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
S. Confitébor tibi in cíthara, Deus, Deus meus: quare tristis es, ánima mea, et quare contúrbas me?
M. Spera in Deo, quóniam adhuc confitébor illi: salutáre vultus mei, et Deus meus.
S. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
M. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper: et in saecula sæculórum. Amen.
S. Introíbo ad altáre Dei.
M. Ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
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V. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
R. Qui fecit coelum et terram.
Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Joánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et vobis, fratres: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Joánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et vos, fratres, orare pro me ad Dóminum, Deum nostrum.
M. Misereátur tui omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis tuis, perdúcat te ad vitam ætérnam.
S. Amen,
M. Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Joánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et tibi, pater: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Joánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et te, pater, orare pro me ad Dóminum, Deum nostrum.
S. Misereátur nostri omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis nostris , perdúcat nos ad vitam ætérnam.
R. Amen.
S. Indulgéntiam, absolutionem et remissiónem peccatórum nostrórum tríbuat nobis omnípotens et miséricors Dóminus.
R. Amen.
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V. Deus, tu convérsus vivificábis nos.
R. Et plebs tua lætábitur in te.
V. Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.
R. Et salutáre tuum da nobis.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus,
Aufer a nobis, quaesumus, Dómine, iniquitátes nostras: ut ad Sancta sanctórum puris mereámur méntibus introíre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Orámus te, Dómine, per mérita Sanctórum tuórum, quorum relíquiæ hic sunt, et ómnium Sanctórum: ut indulgére dignéris ómnia peccáta mea. Amen.
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Introitus
Jer 29:11; 29:12; 29:14
Dicit Dóminus: Ego cógito cogitatiónes pacis, et non afflictiónis: invocábitis me, et ego exáudiam vos: et redúcam captivitátem vestram de cunctis locis.
Ps 84:2
Benedixísti, Dómine, terram tuam: avertísti captivitátem Jacob.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen
Dicit Dóminus: Ego cógito cogitatiónes pacis, et non afflictiónis: invocábitis me, et ego exáudiam vos: et redúcam captivitátem vestram de cunctis locis.
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Kyrie
S. Kýrie, eléison.
M. Kýrie, eléison.
S. Kýrie, eléison.
M. Christe, eléison.
S. Christe, eléison.
M. Christe, eléison.
S. Kýrie, eléison.
M. Kýrie, eléison.
S. Kýrie, eléison.
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Gloria
omit.
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Oratio
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Orémus.
Absólve, quǽsumus, Dómine, tuórum delícta populórum: ut a peccatórum néxibus, quæ pro nostra fraglitáte contráximus, tua benignitáte liberémur.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.


Orémus.
ad poscenda suffragia Sanctorum
A cunctis nos, quæsumus, Dómine, mentis et córporis defénde perículis: et, intercedénte beáta et gloriósa semper Vírgine Dei Genetríce María, cum beáto Joseph, beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque beáto N. et ómnibus Sanctis, salútem nobis tríbue benígnus et pacem; ut, destrúctis adversitátibus et erróribus univérsis, Ecclesia tua secúra tibi sérviat libertáte.

Contra persecutores Ecclesiæ
Ecclésiæ tuæ, quæsumus, Dómine, preces placátus admítte: ut, destrúctis adversitátibus et erróribus univérsis, secúra tibi sérviat libertáte.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Graduale
Ps 43:8-9
Liberásti nos, Dómine, ex affligéntibus nos: et eos, qui nos odérunt, confudísti.
V. In Deo laudábimur tota die, et in nómine tuo confitébimur in saecula. Allelúja, allelúja.
Ps 129:1-2
De profúndis clamávi ad te, Dómine: Dómine, exáudi oratiónem meam. Allelúja.
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Evangelium
Munda cor meum, ac labia mea, omnípotens Deus, qui labia Isaíæ Prophétæ cálculo mundásti igníto: ita me tua grata miseratióne dignáre mundáre, ut sanctum Evangélium tuum digne váleam nuntiáre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Jube, Dómine, benedícere. Dóminus sit in corde meo et in lábiis meis: ut digne et competénter annúntiem Evangélium suum. Amen.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.
R. Gloria tibi, Domine!
Matt 9:18-26
In illo témpore: Loquénte Jesu ad turbas, ecce, princeps unus accéssit et adorábat eum, dicens: Dómine, fília mea modo defúncta est: sed veni, impóne manum tuam super eam, et vivet. Et surgens Jesus sequebátur eum et discípuli ejus. Et ecce múlier, quæ sánguinis fluxum patiebátur duódecim annis, accéssit retro et tétigit fímbriam vestiménti ejus. Dicébat enim intra se: Si tetígero tantum vestiméntum ejus, salva ero. At Jesus convérsus et videns eam, dixit: Confíde, fília, fides tua te salvam fecit. Et salva facta est múlier ex illa hora. Et cum venísset Jesus in domum príncipis, et vidísset tibícines et turbam tumultuántem, dicebat: Recédite: non est enim mórtua puélla, sed dormit. Et deridébant eum. Et cum ejécta esset turba, intrávit et ténuit manum ejus. Et surréxit puélla. Et éxiit fama hæc in univérsam terram illam.
R. Laus tibi, Christe!
S. Per Evangelica dicta, deleantur nostra delicta.
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Credo
omit.
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Offertorium
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus
Ps 129:1-2
De profúndis clamávi ad te, Dómine: Dómine, exáudi oratiónem meam: de profúndis clamávi ad te, Dómine.
Suscipe, sancte Pater, omnipotens ætérne Deus, hanc immaculátam hóstiam, quam ego indígnus fámulus tuus óffero tibi Deo meo vivo et vero, pro innumerabílibus peccátis, et offensiónibus, et neglegéntiis meis, et pro ómnibus circumstántibus, sed et pro ómnibus fidélibus christiánis vivis atque defúnctis: ut mihi, et illis profíciat ad salútem in vitam ætérnam. Amen.
Deus, qui humánæ substántiæ dignitátem mirabíliter condidísti, et mirabílius reformásti: da nobis per hujus aquæ et vini mystérium, ejus divinitátis esse consórtes, qui humanitátis nostræ fíeri dignátus est párticeps, Jesus Christus, Fílius tuus, Dóminus noster: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus: per ómnia saecula sæculórum. Amen.
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Offérimus tibi, Dómine, cálicem salutáris, tuam deprecántes cleméntiam: ut in conspéctu divínæ majestátis tuæ, pro nostra et totíus mundi salute, cum odóre suavitátis ascéndat. Amen.
In spíritu humilitátis et in ánimo contríto suscipiámur a te, Dómine: et sic fiat sacrifícium nostrum in conspéctu tuo hódie, ut pláceat tibi, Dómine Deus.
Veni, sanctificátor omnípotens ætérne Deus: et bene dic hoc sacrifícium, tuo sancto nómini præparátum.
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Lavábo inter innocéntes manus meas: et circúmdabo altáre tuum. Dómine: Ut áudiam vocem laudis, et enárrem univérsa mirabília tua. Dómine, diléxi decórem domus tuæ et locum habitatiónis glóriæ tuæ. Ne perdas cum ímpiis, Deus, ánimam meam, et cum viris sánguinum vitam meam: In quorum mánibus iniquitátes sunt: déxtera eórum repléta est munéribus. Ego autem in innocéntia mea ingréssus sum: rédime me et miserére mei. Pes meus stetit in dirécto: in ecclésiis benedícam te, Dómine.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen
Súscipe, sancta Trinitas, hanc oblatiónem, quam tibi offérimus ob memóriam passiónis, resurrectiónis, et ascensiónis Jesu Christi, Dómini nostri: et in honórem beátæ Maríæ semper Vírginis, et beáti Joannis Baptistæ, et sanctórum Apostolórum Petri et Pauli, et istórum et ómnium Sanctórum: ut illis profíciat ad honórem, nobis autem ad salútem: et illi pro nobis intercédere dignéntur in coelis, quorum memóriam ágimus in terris. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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S. Oráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptábile fiat apud Deum Patrem omnipoténtem.
M. Suscípiat Dóminus sacrifícium de mánibus tuis ad laudem et glóriam nominis sui, ad utilitátem quoque nostram, totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.
S. Amen.

Secreta
Pro nostræ servitútis augménto sacrifícium tibi, Dómine, laudis offérimus: ut, quod imméritis contulísti, propítius exsequáris.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.

ad poscenda suffragia Sanctorum
Exáudi nos, Deus, salutáris noster: ut, per hujus sacraménti virtútem, a cunctis nos mentis et córporis hóstibus tueáris; grátiam tríbuens in præsénti, et glóriam in futuro.

Contra persecutores Ecclesiæ.
Prótege nos, Dómine, tuis mystériis serviéntes: ut, divínis rebus inhæréntes, et córpore tibi famulémur et mente.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Praefatio
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
V. Sursum corda.
R. Habémus ad Dóminum.
V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.
R. Dignum et justum est.

Communis
Vere dignum et justum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias agere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Coeli coelorúmque Virtútes ac beáta Séraphim sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admitti jubeas, deprecámur, súpplici confessione dicéntes:

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus, Deus Sábaoth. Pleni sunt coeli et terra glória tua. Hosánna in excélsis. Benedíctus, qui venit in nómine Dómini. Hosánna in excélsis.
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Canon
Te igitur, clementíssime Pater, per Jesum Christum, Fílium tuum, Dóminum nostrum, súpplices rogámus, ac pétimus, uti accepta habeas et benedícas, hæc dona, hæc múnera, hæc sancta sacrifícia illibáta, in primis, quæ tibi offérimus pro Ecclésia tua sancta cathólica: quam pacificáre, custodíre, adunáre et régere dignéris toto orbe terrárum: una cum fámulo tuo Papa nostro Francisco et Antístite nostro et ómnibus orthodóxis, atque cathólicæ et apostólicae fídei cultóribus.
Meménto, Dómine, famulórum famularúmque tuarum N. et N. et ómnium circumstántium, quorum tibi fides cógnita est et nota devótio, pro quibus tibi offérimus: vel qui tibi ófferunt hoc sacrifícium laudis, pro se suísque ómnibus: pro redemptióne animárum suárum, pro spe salútis et incolumitátis suæ: tibíque reddunt vota sua ætérno Deo, vivo et vero.
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Communicántes, et memóriam venerántes, in primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis Dei et Dómini nostri Jesu Christi: sed
et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et Pauli, Andréæ, Jacóbi, Joánnis, Thomæ, Jacóbi, Philíppi, Bartholomaei, Matthaei, Simónis et Thaddaei: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Joánnis et Pauli, Cosmæ et Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum méritis precibúsque concédas, ut in ómnibus protectiónis tuæ muniámur auxílio. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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Hanc igitur oblatiónem servitutis nostræ, sed et cunctae famíliæ tuæ,
quaesumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum júbeas grege numerári. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Quam oblatiónem tu, Deus, in ómnibus, quaesumus, bene díctam, adscríp tam, ra tam, rationábilem, acceptabilémque fácere dignéris: ut nobis Cor pus, et San guis fiat dilectíssimi Fílii tui, Dómini nostri Jesu Christi.
Qui prídie quam paterétur, accépit panem in sanctas ac venerábiles manus suas, elevátis óculis in coelum ad te Deum, Patrem suum omnipoténtem, tibi grátias agens, bene dixit, fregit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et manducáte ex hoc omnes.
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HOC EST ENIM CORPUS MEUM.

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Símili modo postquam coenátum est, accípiens et hunc præclárum Cálicem in sanctas ac venerábiles manus suas: item tibi grátias agens, bene dixit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et bíbite ex eo omnes.
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HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI, NOVI ET AETERNI TESTAMENTI: MYSTERIUM FIDEI: QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR IN REMISSIONEM PECCATORUM.


Hæc quotiescúmque fecéritis, in mei memóriam faciétis.
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Unde et mémores, Dómine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, ejusdem Christi Fílii tui, Dómini nostri, tam beátæ passiónis, nec non et ab ínferis resurrectiónis, sed et in coelos gloriósæ ascensiónis: offérimus præcláræ majestáti tuæ de tuis donis ac datis, hóstiam puram, hóstiam sanctam, hóstiam immaculátam, Panem sanctum vitæ ætérnæ, et Calicem salútis perpétuæ.
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Supra quæ propítio ac seréno vultu respícere dignéris: et accépta habére, sicúti accépta habére dignátus es múnera púeri tui justi Abel, et sacrifícium Patriárchæ nostri Abrahæ: et quod tibi óbtulit summus sacérdos tuus Melchísedech, sanctum sacrifícium, immaculátam hóstiam.
Súpplices te rogámus, omnípotens Deus: jube hæc perférri per manus sancti Angeli tui in sublíme altáre tuum, in conspéctu divínæ majestátis tuæ: ut, quotquot ex hac altáris participatióne sacrosánctum Fílii tui Cor pus, et Sán guinem sumpsérimus, omni benedictióne coelésti et grátia repleámur. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Meménto étiam, Dómine, famulórum famularúmque tuárum N. et N., qui nos præcessérunt cum signo fídei, et dórmiunt in somno pacis. Ipsis, Dómine, et ómnibus in Christo quiescéntibus locum refrigérii, lucis pacis ut indúlgeas, deprecámur. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Nobis quoque peccatóribus fámulis tuis, de multitúdine miseratiónum tuárum sperántibus, partem áliquam et societátem donáre dignéris, cum tuis sanctis Apóstolis et Martýribus: cum Joánne, Stéphano, Matthía, Bárnaba, Ignátio, Alexándro, Marcellíno, Petro, Felicitáte, Perpétua, Agatha, Lúcia, Agnéte, Cæcília, Anastásia, et ómnibus Sanctis tuis: intra quorum nos consórtium, non æstimátor mériti, sed véniæ, quaesumus, largítor admítte. Per Christum, Dóminum nostrum.
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Per quem hæc ómnia, Dómine, semper bona creas, sancti ficas, viví ficas, bene dícis et præstas nobis.
Per ip sum, et cum ip so, et in ip so, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitáte Spíritus Sancti,
omnis honor, et glória.
Per omnia saecula saecolorum.
R. Amen.
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Preparatio Communionis

Orémus: Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutione formati audemus dicere:

Pater noster, qui es in caelis, Sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in coelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie. Et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem:
R. Sed libera nos a malo.
S. Amen.
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Líbera nos, quaesumus, Dómine, ab ómnibus malis, prætéritis, præséntibus et futúris: et intercedénte beáta et gloriósa semper Vírgine Dei Genetríce María, cum beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque Andréa, et ómnibus Sanctis, da propítius pacem in diébus nostris: ut, ope misericórdiæ tuæ adjúti, et a peccáto simus semper líberi et ab omni perturbatióne secúri.
Per eúndem Dóminum nostrum Jesum Christum, Fílium tuum.
Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus.
V. Per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
Pax Domini sit semper vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Haec commíxtio, et consecrátio Córporis et Sánguinis Dómini nostri Jesu Christi, fiat accipiéntibus nobis in vitam ætérnam. Amen.
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Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: dona nobis pacem.
Dómine Jesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta mea, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris: Qui vivis et regnas Deus per ómnia saecula sæculórum. Amen.
Dómine Jesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntáte Patris, cooperánte Spíritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificásti: líbera me per hoc sacrosánctum Corpus et Sánguinem tuum ab ómnibus iniquitátibus meis, et univérsis malis: et fac me tuis semper inhærére mandátis, et a te numquam separári permíttas: Qui cum eódem Deo Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas Deus in saecula sæculórum. Amen.
Percéptio Córporis tui, Dómine Jesu Christe, quod ego indígnus súmere præsúmo, non mihi provéniat in judícium et condemnatiónem: sed pro tua pietáte prosit mihi ad tutaméntum mentis et córporis, et ad medélam percipiéndam: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia saecula sæculórum. Amen.
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Panem coeléstem accipiam, et nomen Dómini invocábo.
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.
Corpus Dómini nostri Jesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.
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Quid retríbuam Dómino pro ómnibus, quæ retríbuit mihi? Cálicem salutáris accípiam, et nomen Dómini invocábo. Laudans invocábo Dóminum, et ab inimícis meis salvus ero.
Sanguis Dómini nostri Jesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.
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Communio


Anima Christi, sanctifica me. Corpus Christi, salva me. Sanguis Christi, inebria me. Aqua lateris Christi, lava me. Passio Christi, conforta me. O bone Jesu, exaudi me. Intra tua vulnera absconde me. Ne permittas me separari a te. Ab hoste maligno defende me. In hora mortis meae voca me. Et iube me venire ad te, Ut cum Sanctis tuis laudem te. In saecula saeculorum. Amen.
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Quod ore súmpsimus, Dómine, pura mente capiámus: et de munere temporáli fiat nobis remédium sempitérnum.
Corpus tuum, Dómine, quod sumpsi, et Sanguis, quem potávi, adhaereat viscéribus meis: et præsta; ut in me non remáneat scélerum mácula, quem pura et sancta refecérunt sacraménta: Qui vivis et regnas in saecula sæculórum. Amen.
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Communio
Marc 11:24
Amen, dico vobis, quidquid orántes pétitis, crédite, quia accipiétis, et fiet vobis.
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Postcommunio
S. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus.
Quǽsumus, omnípotens Deus: ut, quos divína tríbuis participatióne gaudére, humánis non sinas subjacére perículis.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.


Orémus.
ad poscenda suffragia Sanctorum
Mundet et múniat nos, quæsumus, Dómine, divíni sacraménti munus oblátum: et, intercedénte beáta Vírgine Dei Genetríce María, cum beáto Joseph, beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque beáto N. et ómnibus Sanctis; a cunctis nos reddat et perversitátibus expiátos, et adversitátibus expedítos.

Contra persecutores Ecclesiæ.
Quaesumus, Dómine, Deus noster: ut, quos divína tríbuis participatióne gaudére, humánis non sinas subjacére perículis.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Conclusio
S. Dóminus vobíscum.
M. Et cum spíritu tuo,
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V. Benedicamus Domino.
R. Deo gratias.
Pláceat tibi, sancta Trínitas, obséquium servitútis meæ: et præsta; ut sacrifícium, quod óculis tuæ majestátis indígnus óbtuli, tibi sit acceptábile, mihíque et ómnibus, pro quibus illud óbtuli, sit, te miseránte, propitiábile. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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Benedícat vos omnípotens Deus,
Pater, et Fílius, et Spíritus Sanctus.
R. Amen.
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V. Dominus vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Initium sancti Evangélii secúndum Joánnem.
R. Gloria tibi, Domine!
Joann. 1, 1-14.
Junctis manibus prosequitur:
In princípio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in princípio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et ténebræ eam non comprehendérunt.
Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joánnes. Hic venit in testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut omnes créderent per illum. Non erat ille lux, sed ut testimónium perhibéret de lúmine.
Erat lux vera, quæ illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et mundus eum non cognóvit. In própria venit, et sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt eum, dedit eis potestátem fílios Dei fíeri, his, qui credunt in nómine ejus: qui non ex sanguínibus, neque ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri, sed ex Deo nati sunt. Genuflectit dicens: Et Verbum caro factum est, Et surgens prosequitur: et habitávit in nobis: et vídimus glóriam ejus, glóriam quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiæ et veritatis.
R. Deo gratias.
Estos días del tardiego, en que la ciudad de León se recrea con el veranillo de san Froilán, la fiesta dominical de las Cantaderas revive episodios donde la historia y el mito comparten camino. El maestro Mircea Eliade ha estudiado el proceso de transmisión entre la realidad y la leyenda, cuando un elemento irrelevante cobra envergadura y empieza a correr de boca en boca. No vamos a aprovechar la fiesta de mañana para ponernos estupendos, aunque sí conviene devolver a su cauce una celebración centenaria, para que ritual y festejo adquieran su auténtico vuelo. Despojando los apósitos adosados por siglos de clerigalla. Como el mito de Teseo, que cumplió Atenas con el rey Minos, las Cantaderas encierran un tributo de iniciación, de los destinados a aplacar la embestida del mal. Aunque multiplicando exageradamente por siete la dote virginal de los atenienses.
León sigue festejando más de mil años después la liberación de aquel tributo nefando contraído por el oscuro rey Mauregato a fines del siglo octavo. Este bastardo de Alfonso I y la esclava mora Sisalda empeñó con Córdoba el envío anual de 50 doncellas nobles y otras 50 plebeyas. De hecho, hace medio siglo la ciudad bautizó con su nombre el pasaje abierto entre Cardenal Landázuri y la avenida de los Cubos. León festejaba aquella alegría durante cuatro días de agosto, del catorce al diecisiete, y consistía la dádiva en un cuarto del toro corrido por san Roque, 250 reales más los cestillos de pan y fruta. Hace cuatro siglos, el autor de la Pícara Justina presentaba a la sotadera que recluta y conduce a las doncellas como «la cosa más vieja y mala que vi en toda mi vida». Vieja, fea y corruptora. Un personaje de «hechos dignos de entrar con letra colorada en el almanaque de Celestina».
Movidas las fechas de agosto a octubre, permanece el ritual, que ahora se prolonga con la bajada desde la catedral a la plaza del Grano. Lo que resulta menos disculpable es que también permanezca el equívoco sobre la liberación del tributo. Las políticas ceremonias y sus cronistas sucesivos jalean con fervor el auxilio de Santiago en Clavijo, desdeñando de paso la primera gran victoria cristiana sobre el moro, que fue la batalla de Simancas del 939, donde el rey leonés Ramiro II derrotó al califa rubio Abderramán III, fundador de Medina Azahara que hizo de Córdoba «la perla de Occidente». También la tradición española incorpora a Santiago en su caballo blanco batallando en Simancas, a orillas del Duero, donde «cortaba cabezas como suele la hoz derribar espigas». Ramiro II tuvo que sofocar graves disputas familiares con su hermano Alfonso, a quien saca los ojos para de recluirlo en Ruiforco, antes de fundar en Palat de Rey el primer templo de la ciudad.

viernes, 21 de octubre de 2016

VIENTO DE LEBECHE

1982 fue un año en el cual fio la vuelta al aire y algunos como Walt Dsney se metieron congelados en la redoma para resucitar al siglo siguiente. Yo me entretenía leyendo un viejo diario de un veterano de la guerra del 36 en retaguardia que marchó y no volvió más. Día de san Antón cuaderno recuperado, carta en la mesa, presa, pero me aburro y no sigo el ritmo. Han regresado las banderas victoriosas y a mí me da por beber coñac que no paro. Son resabios que me han quedado de tres años en las trincheras.
Lo que no podía haber sido después de los misteriosos eventos la muerte de la hechicera y el descorche de botellas en la taberna en medio de noticias alarmantes sobre crisis se convirtió en el estallido de la guerra civil. En Monteriana no se habían escuchado clangores de guerra desde que sonaron los tambores del Bruch. La guerra es guarra. Soplaban vientos de lebeche sobre la Rasa. Doña Gloria levantó la mirada del costurero y puso a funcionar la radiogramola donde sonaban aires de la tierra. No te empeñes. Esas canciones ya no deben sonar pero una gata en celo mayaba al otro lado de la habitación. Viene la guerra y yo con estos pelos se dijo doña Gloria. Han detenido a un capitoste del toro de la Quinta Avenida por trincón y ahí estaba don sabelotodo para hacer el quite. Nos engañan como a felipón. Se asomó a la ventana y vio a un buey volar. Las nubes arrastraban una urraca en volandas que croaba como una rama y hacía evoluciones geométricas sobre el aire en forma de quiebros misteriosos y es que anunciaba el regreso de los mandiles. Viene la guerra y yo con estos pelos aun no sabiendo si estos que vienen serán los nuestros. Eso es de cajón no jodas. Don Olegario ya era viejo para ir al frente. Estaba un poco chocho. Cuba en el corazón. Doña Gloria pertenecía a la raza mulata. Un bello cruce de asturiano con zulú le habían dado aquellos ojos tristes y el culo respingón aquella cadencia de caderas aquel meneo el habla melosa. Mac Gregor a los amores de su sobrino con aquel tarro de azúcar de dengue no podía dar el visto bueno, lo quería para él. Miraba los montes desde su cuarto donde se dibujaba el bello paisaje de la hondonada del valle aunque para su melancolía tanta belleza no dejaba de ser capciosa. Lo que más apreciaba de aquel retiro en la hora vespertina era la soledad en medio de vedijas de humo de su cachimba. Meditaba. ¿Habrían cazado ya al conde bribón que todo lo enseña y nada esconde? Sentía pasos en la escalera y es que subía el fantasma de la guerra del Catorce a buscar nidos de golondrina en el sobrado. Una noche de julio de 1899 cuando el general había hecho que comprar la finca vio un eclipse de sol. El cielo de Pinariega oscureció y se oyeron estrepitosos truenos. Un rabino subió por la cuesta diciendo que en Jerusalén se había rasgado el velo del templo. Vellum templo scissum est et omnis terra tremuir. Tremuit… palabras del más allá. Don Olegario era de derechas. Iba a misa los domingos aunque no se llevaba bien con el cura. Era calmudo y los de la parroquia decían que poseía el don divino de la transigencia algo caído de hombros el mirar un si es no es dulce y avieso trajes de luto y la leontina de oro que le asomaba por el bolsillo del chaleco. Cuando regresaba del chigre algo traspuesto por la sidra empezaba a dar voces y se acordaba entre lágrimas de una novia que tuvo en la Habana y que se llamaba Quiteria. Pero la melancolía desaparecía con la resaca. Amaba sus recuerdos pero había sido algo especial para las mujeres. Decía que una buena dueña no valía lo que una botella de ron y unas cuantas caladas a su pipa de brezo. Todos los otoños eran iguales. Había magostos y tonadas. Misas de difuntos pero la guerra estaba aun lejana. Los milicianos decían que no pasarían los gallegos de la raya del Nalón. Se hundía mientras tanto en la magia de sus meditaciones de humo. Desde el valle trepaba la magia del canto de los torzales y el silbo del mirlo. La vida pese a la muerte y la destrucción no abatía su cerviz. En la casa se comía pan de borona y se tomaba mucha leche por lo cual las niñas se criaban sanas. Así estaban de lustrosos los guajes de la aldea que jugaban en la antojana pero todo iba a torcer el morro y cambiar de rumbo cuando llegasen las falanges gallegas. El hambre y la escasez no se dejarían esperar. En las romerías se escuchaban nocturnos dionisiacos y el cura que andaba solo y como tenía poco que hacer daba tres vivas al sacramento dentro de la iglesia, se metía en la sacristía sacaba una revista guarra que guardaba bajo la escribanía de las actas de bautismo y defunción y se la meneaba mirando para los cajones. El onanismo hizo estragos entre el clero rural a lo largo de los años. A Olegario lo mataron los hijos de la madroñera que eran de la CNT una mañana de agosto lo sacaron de casa y le llevaron al monte. Allí lo fusilaron al pie de un enorme eucalipto. Andando el tiempo talaron aquel noble prodigio para construir un puente muy largo que salvaría toda la vaguada. Mataron a un hombre fusilaron un paisaje y abajo junto al rio Pumares donde estaba la ensenada construyeron una central nuclear que contaminó las aguas y el aire. Muchos de aquella región morían de cáncer. Así que todo el mundo estaba hecho unos zorros y los diarios parlaban de pugnas por los dineros autonómicos, la transición fue todavía más cabrona que la guerra y la posguerra porque no había bandos ni ideales sino egoísmos y dineros afán de acaparar de hacerse rico en medio año. Era el juego de todos contra todos. La fanfarronería se alzaba victoriosa contra la cazurrería. La casona se derrumbó. Ya iban quedando menos paraísos. Camiones blindados circulaban con milicianos a cuestas por la barga de la Farrula. Una bomba que cayó frente al paredón derribó el hórreo del siglo dieciséis donde se guardó el pan de muchas cosechas. Aquella tierra de meigas estaba embrujada. Las gentes mostraban una cara amable pero por dentro eran feroces caguen su alma. Olegario fue un mártir de la causa victima del hechizo de las brujas pues habitaban en la pinariega y celebraban los viernes misas negras en pleno campo. Una de las breñeras que practicaba la cigua y las artes mágicas, se llamaba Rosamunda, le hizo un conjuro y se quedó sin gas de por vida, y tampoco pudo el hombre oler el poste de la traición de su mujer. Aquella era tierra de sorguinas de peores aires y malos farios lo cual sería muy largo de contar y no es materia digna de escribanos y relatores sino consejas y tradiciones de transmisión oral porque no nos darían la orla. Simplemente había que arriesgarse y correr al albur de las miradas torvas y el mal de ojo.

JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA EL CORDOBÉS DIVINO, UN ESCRITOR QUE HACE SENTIRSE ORGULLOSO DE SER ESPAÑOL

 

 Uno de los regalos que dios envía al archivero en celo por la guarda de los viejos documentos y amante de los libros de la España contra la cual tantos se ensañan que no perece ni perecerá por los siglos de los siglos a pesar de las inconstancias y desavenencias de nuestros políticos, revisteros, gacetilleros, agiotistas especuladores de la idea y otros papanatas  y reyes pasmados, es encontrar el hilo y el eslabón perdido del alma hispana en textos como los del Epistolario de Juan Ginés de Sepúlveda, vertidos al castellano del elegante latín en que escribía este clérigo de Priego -no sé si de Cabra o de Priego pero que se retiraba a escribir en su finca del Gallo, una choza de adobe construida por sus propias manos en la región de los Pedroches-, por Ángel Losada [Instituto de Cultura Hispánica. Centro de Estudios Hispanoamericanos, 1979]. Todo el texto es un gozo de los sentidos.

 Gracias, Señor, por haberme hecho archivero. Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573) era de origen judío seguramente y uno de esos grandes conversos que iluminaron de sabiduría y de amor el firmamento de España en la etapa más gloriosa de su historia.

 Fue cronista y capellán del cesar Carlos V. Estudió en el colegio de san Ildefonso de Alcalá bajo  dictámenes de Cisneros y marchó a Bolonia y después a Roma, ordenado sacerdote, a enseñar Moral. Fue capellán y cronista de Carlos V, ya digo, y tutor de Felipe II al que enseña arqueología. Se carteó con los hombres más importantes de su tiempo: Erasmo de Rótterdam, el Duque de Alba, el príncipe Alberto Pío, el padre de Góngora Francisco de Argote que era pariente suyo, con Fernando de Valdés el Inquisidor, con Simón Colindo su editor de París, con el cardenal Contaran al que expresa su preocupación algunos casos de inmoralidad del clero romano y fustiga la lujuria de la Curia, con el duque de Frías condestable de Castilla, con el aragonés Alfonso Guajardo, con Pérez de Oliva y con Santiago Enhila su amigo intimo. Algunas de esta misivas son un testimonio época de primera mano y algunos merecerían el calificativo de reportaje periodístico.

Amante de la paz y de la tolerancia a la complutense (fue Alcalá semillero de grandes intelectos, venero de tradición que bebe en los clásicos griegos y latinos por oposición a Salamanca que siempre más escolástica y rigorista) se constituyó en detractor de Fray Bartolomé de las Casas cuya Destrucción de las Indias desmonta una por una en todas sus tesis. Los indios le deben más al Arcipreste de Ledesma por sus escritos que al propio padre de la “Leyenda Negra”. El pronóstico de Ginés de Sepúlveda es la cultura, la civilización, el abandono de los sacrificios humanos o el canibalismo. El del obispo de Chiapas Padre  es el buenísimo. El mundo le debe mucho más que Las Casas por el capitulo de los Derechos Humanos una filosofía que se inventó en España. No por los norteamericanos

 En opinión de Sepúlveda no se puede exterminar a los bárbaros sino persuadirles con paciencia y afabilidad a que practiquen la ley natural abandones la antropofagia y el espiritismo pero siempre con mansedumbre apostólica y caridad cristiana. Para su desgracia Las Casas contaba con un bunker  de chismorrería y palabrería y todo un dispositivo de apoyo en Salamanca de donde al profesor de Moral le vinieron no pocas calumnias y muchísimos disgustos.

Muchos de sus libros son un clamor pregonando que el indio es persona humana pero que hay que civilizarlo. “No mantengo que debamos privarles de sus bienes ni pisotear sus costumbres ni cometer contra ellos actos de injusticia alguna; no mantengo que debamos abusar de nuestro dominio… pero debemos arrancarles de sus aberraciones paganas e impulsarles a que adopten el Derecho Natural”. Este párrafo de la carta a FRANCISCO de ARGOTE es el germen de toda la filosofía de los derechos humanos antes desde luego que el propio Francisco Suárez y desde luego que Fray Bartolomé Las Casas que era un dominico algo loco, taimado y resentido y de la mejor escuela de ergotistas salamantinos.

En sus libros –escribió alrededor de 50 de los que se conservan la mitad y algunos de ellos no han sido aun bien estudiados- late el amor profundo a la naturaleza, la observación de los ciclos estacionales, nos da noticias de las cosechas y de los pájaros que él escuchaba cantar o veía crecer en su quinta de Los Perdroches. Y se observa también un cierto cansancio, un desistimiento de la idea imperial.

Excusa razones de salud y de edad para no acompañar al emperador en sus campañas por lo cual está pidiendo informes a terceros sobre las actividades de Carlos V del que fue biógrafo y cronista oficial. De la misma manera que Fray Luis de León harto de tantas peleas escolásticas se retiraba a su quinta de la Flecha –que por cierto un proceso como el que se incoa al agustino en Salamanca hubiera sido imposible en Alcalá donde siempre hubo una mayor alternancia y fluidez en el intercambio de pareceres- y su cansancio era el cansancio de España a la que amaba.

 Los claros varones castellanos que fueron siempre incomprendidos buscaban la querencia horaciana del Beatus Ille. Sobre Sepúlveda se cierne a veces la sospecha maligna inquisitorial pues era un helenista eximio y se había especializado en las Epístolas de San Pablo. Estudiar a San Pablo o ser  especialista en sus escritos era por entonces peligroso.

 Este libro fue precisamente el que llevó a Lutero a la rebelión contra el papa. Otra nube de sospecha que se cernía sobre él era  haber formulado una pregunta en uno de sus sermones sobre si debe ser mayor la autoridad del Concilio que la del Papa.

 Una pregunta hoy inocente pero que entonces pues corrían tiempos recios y un vulgar catecismo había servido para empapelar al primado de Toledo tenía muchísimo calado. Precisamente con Fray Bartolomé Carranza no tuvo correspondencia epistolar, él que tenía correspondencia epistolar con todo el mundo y conocía a todos en la curia y en la corte o al menos no se conserva ninguna carta.

 Sacerdote intachable pero alarmado por la licencia y el libertinaje de algunos curas, el absentismo de los obispos, un punto en el que coincide con el propio arzobispo de Toledo procesado por el Inquisidor Fernando Valdés, reclama la reforma de la SRI y la convocatoria del concilio de Trento.

Sobre el celibato sostiene un criterio muy original. A decir suyo, el sacerdote no tiene una familia a la que mantener pero se le arraciman los parientes y criados algunos de ellos intratables y muy insolentes. Es una carga muy dura no por la abstinencia sexual dice sino por el contexto social.

También critica la ferocidad con que los frailes y los arciprestes célibes se despedazan unos a otros y llega a insinuar la velada sugerencia a la vista de su experiencia y de muchos casos deplorables que el matrimonio fuera un fórmula ad libitum para los curas. Los tiros no iban por ahí. Trento le quitaría la razón.

Implanta los seminarios conciliares y los convictorios con lo que el problema hasta hoy sigue sin ser atajado de raíz. Se lamenta también Ginés de Sepúlveda de los posaderos malignos e interesados y de lo incomodo y peligroso que era viajar en aquellos tiempos.

Sin embargo él hace el viaje desde la región de los vacceos hasta la de los turdetanos dos veces al año en trayecto de ida y vuelta de Valladolid a Córdoba a lomos de una hacanea- las personas consagradas tampoco los obispos podían ir a caballo sólo en mula- cargada de libros y seguido por una escolta de escuderos y de criados derrotando por caminos infames y parando en ventas siniestras, como era costumbre entre los dómines de Alcalá.

Todo sea por Aristóteles. Y en loor de Platón. Erasmo le desplacía al cronista que Carlos V el cual para desenmascarar sus errores escribe la “Ananpología” un lamento de “esta época de miserias que vivimos”. Creía que Dios estaba castigando a la Iglesia por la depravación de las costumbres del clero, la avaricia de los potentados, la credulidad y superstición de la plebe, las guerras entre los príncipes cristianos.

 Gines de Sepúlveda el cordobés divino es la esmeralda escondida fulgor oculto en los anales del entendimiento hispano por su elegancia andaluza, por sus estoicismos, por la probidad de su vida. De todo sabía. Dice por ejemplo que Cesar cometió un error de siete días al establecer el primer día del año doce días después del solsticio de invierno.

 Y el papa Gregorio se inspira en sus escritos para cambiar el calendario juliano el año en que nace santa Teresa de Jesús.

 A Felipe II le enseña a leer los miliares que había en las estradas romanas. Cada mil pasos un cipo y una marca. La legua de los españoles son cuatro miliarios esto es cuatro mil pasos (5.572 m.) y le da consejos itinerarios cuando el futuro rey entonces príncipe de Asturias por la ruta de vacceos y vetones se interne hasta Lusitania. En Carcaboso pudo leer una columna votiva dedicada al emperador Adriano el que restauró la calzada de la Plata construida por Augusto.

Y de filología toponimia adorna sus escritos con celo de erudito ilustrado. Asi dice que Badajoz viene de Pax Augusta. Los moros lo pronunciaron por Baxago y de ahí la denominación actual. Ecija es Astigis romana e hidalgo viene de Italicus. Para no pagar tributo los de esa ciudad de Andalucía adujeron tener privilegio de ciudadanos romanos.

 Su correspondencia con Alfonso de Stuñiga o Zúñiga de una familia de gran prelación de Plasencia es memorable. Habla en esa carta de palomas y palomares y los litigios que surgían entre los campesinos cuando estas avecicas bajaban a comer en sembrado ajeno. Situa el lugar exacto donde queda emplazada Numancia, liquidando así una antigua polémica que la ubicaban en Zamora por un error de Orozco. Polibio que acompañó a Scipión localiza el lugar exacto en Garray.

Diserta sobre la frugalidad que alarga la vida y de las directrices que deben acompañar a todo buen funcionario. “Yo soy de la opinión que todo buen funcionario ha de cumplir con sus deberes u oficios para con el Estado. Si no cumple con su obligación o no pone interés en su servicio es un infractor de la ley y provoca consecuencias perniciosas para el país y los ciudadanos a los que sirve.” Este juicio revela al gran humanista alcalaino que llevaba dentro.

Nada humano le era ajeno y ahí glosa a san Pablo el fundador del cristiano y una de las grandes pasiones de Ginés de Sepúlveda. Lo había estudiado de cabo a rabo. ¿Marta o María? ¿Vida contemplativa en compañía de las musas (pimplea)  o vida activa? ¿Vivir o filosofar? ¿Misantropía y desengaño del mundo o práctica ejecutiva de la milicia, el foro, la medicina?

El autor que habla con regodeo de su quinta de Pozoblanco al pie de la sierra siguiendo el ejemplo de Cayo TULIO Cicerón que apacentaba sus soledades en la famosa Tusculana desde donde escribe una carta a Papiro Peto y le dice: “tengo yo más pavos reales en mi finca que tú pichones contesta a los detractores que le echaban en cara su regalo con un texto de San Pablo en el que era experto: “El Reino de dios no es ni comida ni bebida, sino más bien paz y gozo en el Espiritu Santo”. Esto es alegrarse con las cosas honestas y con los regalos que dios envía.

 Y agradece en una misiva al obispo de su diócesis Leopoldo de Austria hijo bastardo de Maximiliano emperador y hermano de Carlos V que le haya regalado un jabalí. Dice que su carne es de entre la caza el bocado más sabroso y exquisito. Él enmendándole plana a Cicerón que en su libro de Officiis  se decantaba por Marta. Para él el empleo ideal era el de la política seguido de la milicia se decanta por María.

 Toda su obra es una loa a la vida retirada de oración, estudio y escritura. Solía rezar el breviario todas las mañanas paseando por las aleas de la Quinta del Gallo y decía misa cada tres días. Las fiestas de guardar, todas. El teólogo se siente orgulloso de su colmenar pues las abejas le recuerdan en su actividad sin parar el buen funcionamiento de una república.

Hay cartas emocionantes como la que escribe con impresionante imperturbabilidad a su sobrino el canónigo racionero de la Mezquita catedral indicándole el texto que en el epitafio habría de labrarse con el remoquete de SVF (sibi vivens fecit) lo escribió estando en vida y dice así: Genesius Sepúlveda qui se ita gerere studebat ut ipsius moris probis piisque viris et doctrina scriptique de Teología Philosophia hitoriarumque libri doctis et aequis probarentur (Aquí yace Ginés de Sepúlveda que trató con denuedo que sus libros de filosofía teología y de historia recibieran la aprobación de los doctos y ecuánimes varones tanto como sus costumbres).

Tuvo su año climatérico o peligroso a los 64 años cuando fue desahuciado por los médicos.

 Citando a Gelio asegura que el año 63 suele ser crítico en la vida del hombre y suele padecerse alguna enfermedad corporal o psíquica que ocasiona la muerte. Es una fecha fatal para todos los ancianos y Cesar Augusto la temía. Murió en ese tiempo.

Gines se lo cuenta de esta manera a Fernando de Valdés el inquisidor general y llama al arzobispo de Sevilla su mecenas. Algo más humano jamás podrá encontrarse en la sencillez y piedad de los escritos de nuestro clérigo al que las calumnias y disgustos de sus parientes provocaron una enfermedad. Viviría 19 años más, alcanzando la provecta edad de 83 años. Fernando de Valdés sale en su favor en la reyerta teológica que tuvo con los de Salamanca, auténticos tábanos con sotana y muy testarudos, que estaban del lado de las Casas. No obstante se excusa de haberle visitado en su palacio de Sevilla.

 Estaban las sospechas de las epístolas de San Pablo, el presidio de Carranza, el ambiente envenenado que reinaba en España por la cuestión protestante. Todo el mundo era sospechoso de herejía. Cauto y temiendo los afilados aguijones de la maledicencia huyó a Córdoba la Llana. La astucia del zorro o la picadura del escorpión contra el que no hay cauterios, prefiere ver subirse a los nidales de sus gallinas y regar sus acequias en la finca de los Pedroches antes que viajar a Sevilla a entrevistarse con el temible prelado asturiano. Fue su valedor pues declaró que su Demócratas Segundo por él escrito se imprimiera con letras bien gordas y que los párrocos en su diócesis lo leyesen al final de su homilía.

En este opúsculo desbarataba las pretensiones de los controversistas que capiteanados por Carranza un charlatán un bocazas sobre la guerra injusta. Sepúlveda matiza que hay ocasiones en que la guerra se justifica cuando es en legítima defensa o para castigar la perversidad de criminales recalcitrantes o para afianzar el reinado de la religión cristiana amenazada por loe enemigos no solo de la fe sino de la ley natural o en caso de invasión.

 El divino cordobés sale en defensa del pan y la justicia, del honor de las mujeres. Cualquier invasión, según eso, a un país, sería condenable. Sin embargo, el buenísimo, la panfilia pueden ser un signo de debilidad según Aristóteles y conducir a males mayores de desorden y de oprobio que los males de la guerra. Sed buenos pero no tontos. Cierto que el evangelio nos manda amar a los enemigos y la caridad con el prójimo que comienza por uno mismo. La legitimación del crimen, la dilapidación de la fortuna o  de la propia fama y aquí puso un ejemplo condenable. El de san Ambrosio cuando se enteró que había sido preconizado obispo de Milán que él no quería y mandó llamar a su casa a todas las meretrices para que supiesen sus admiradores a “qué clase de obispo iban a nombrar” y para demostrar que era indigno.

Según nuestro tratadista san Ambrosio no sólo se pasó tres pueblos sino que cometió un pecado. Desde luego la atracción mutua que existe entre el Inquisidor Valdés y el cronista de Cesar tiene un aspecto interesado.

Carranza que era algo pánfilo y buenista- un argumento que siempre esgrimieron los protestantes y los cristianos de base para justificar sus errores en el fundamentalismo al pie de la letra- acusaba al obispo de Sevilla de no estar nunca en su diócesis sino en Valladolid o en Salas o cazando por los montes de León y Gines de Sepúlveda que había sido nombrado arcipreste de Ledesma la antigua Bletissa romana, sin embargo jamás portaba por su parroquia. Tenía un sustituto.

 Se defiende de los que le atacan con el Derecho Canónico en la mano. Y en una carta a Gaspar de Castro que le reconviene por esta ausencia dice que lo suyo es leer, escribir y además tiene bula de la santa sede y del emperador, y que cuida a una familia de 20 personas entre criados y fámulos, algunos de los cuales son sacerdotes en Córdoba y que los tres mil ducados de renta anuales se le van en atender a los gastos de sus allegados y en socorrer a los pobres de Pozoblancao. Que celebra el Santo Sacrificio de la misa miércoles viernes y domingos pero que el oficio divino lo reza en privado todos los días. Una carta muy humana y realista.

La lectura de estas relaciones que plasman un cuadro maravilloso de cómo era la vida cotidiana sin alharacas sin mixtificaciones y con gran realismos en el siglo XVI para un latinista que iba a su aire. Es una crónica realista sin demasiados misticismos triunfalistas. Trató de ser un buen sacerdote y un buen cristiano.

 Lo odiaron tanto Las Casas y su cuadrilla porque valía. Dios se haya apiadado de su alma y lo tenga con Él en su morada. Para salvarse no hace falta hacer grandes cosas. Basta la paciencia para soportar la persecución, un poco de Aristóteles, cierta cordura que nos aleje de la locura, los estragos del vicio, un lugar cerca del fuego y una buena pipa. Y dejarse de historias.

 Un libro y un amigo quiero yo en mis lares un ángulo secreto que me ponga a recaudo de lágrimas y pesares. Por los rinconcitos y entre libritos que diría el Kempis.

 Es la norma del Beatus ille. Dichoso el sabio que se retira de este mundo malvado y con pobre mesa y casa con solo dios se acompasa y vive ni envidiado ni envidioso. Varones tan esclarecidos como este escritor le hacen sentir el orgullo de ser español a pesar del cansancio de la idea de España.

Sus textos que a los no avisados pueden resultar plúmbeos poseen una modernidad en carne viva y su prosa en latín es una lira de diez cuerdas que mucho  complace. Porque suena con arreglo a las estrictas reglas del concento y la filosófica armonía. Hizo un esfuerzo titánico por reconciliar a Aristóteles con la doctrina de Jesús pero un Jesús humano, no el Jesús posibilista que quiso deformar y hacer suyo la herejía protestante. Y desde luego el Arcipreste de Ledesma no es un escritor recomendable a los Neocom de hoy en día. Serían incapaces de manipularle. O de entenderles

domingo, 23 de noviembre de 2008