REFLEXIONES SOBRE
LA EMIGRACIÓN SIN TASA. ESTO PUEDE SER LA ARMONÍA IGUALITARIA O EL APOCLIPSIS
En el siglo octavo hubo un monje normando san Anscario
que partió de su convento del norte de Francia para evangelizar a los varegos y
vikingos por otro nombre conocidos como bárbaros y que habitaban la península
de Jutlandia y los países bálticos con parte del norte de Rusia. No tuvo mucho
éxito al principio por mostrarse los adoradores de Thor y de Freya la diosa que
corresponde a Venus o a afrodita en la mitología latina renuentes al mensaje de
Jesucristo.
Sin embargo la
paciencia de fray Anscario fue calando poso adentro. Eran tribus bárbaras y de
crueles costumbres pero sentían un profundo respeto por las normas del clan y
el código del honor.
El respeto de estas tribus nómadas por la
mujer constituidas en clanes por matriarcado contrasta con el libertinaje y la
depravación de costumbres de una Roma pervertida y decadente. Otra característica
era la gran fecundidad. Mientras las mujeres del imperio apenas si tenían hijos
(Nerón promulga la ley Popea para incentivar la natalidad) al norte de Germania
la población crecía sin parar.
Los pueblos del
norte llamados por tito Livio oficina gentium necesitaban espacio vital y se produce
una presión migratoria que a duras penas pudieron contener las legiones romanas
operativas al otro lado del Rin y en Panonia y la Dacia. Con el caballo de
Atila venían multitudes detrás.
Las cohortes romanas sucumbieron asaeteados
por los carapintadas de bruces sobre sus empalizadas y muros de contención como
la muralla de Adriano; en Northumberland en el limes de lo que era la Galia se
vinieron abajo e irrumpieron sobre
Londinum los feroces “picti” o cara pintadas. La ley de la historia era
inexorable: los pueblos jóvenes engullen a las civilizaciones decadentes
opulentas y nadando en la abundancia y la comoditas. Lo que pasó a la sazón
puede estar siendo repetido en la actualidad en Europa.
Los romanos cultos, refinados, sibaritas
sentían pavor ante la masiva llegada de inmigrantes del norte. Eran altos,
rubios, fornidos y hablaban un chapurreado o barberai que no se entendía. Por
eso los llamaron bárbaros porque los latinos no entendían su jerga. El
cristianismo fue un fermento de descomposición del sincretismo a los dioses prácticos
pero pronto se asimila a los nuevos modos y costumbres.
Las tribus del
norte aceptaron el bautismo en masa. No conocían el vino sólo el hidromiel o
cerveza fermentada con la cual se emborrachan tras sus victorias y degollinas
de los viejos “vici”. Visigodos y ostrogodos, vándalos, alanos y suevos.
Llegaban por el norte y por el sur. La historia es un flujo y un reflujo, un ir
y venir y las invasiones y las guerras que forman parte de una higiene demográfica
forman pieza de sus herramientas de construcciones.
De los foros
romanos, anfiteatros, areópagos y altares a Júpiter no quedó piedra sobre
piedra. Aconteció el rapto de las sabinas y los hombres rubios del norte
fornicaron con las matronas romanos y a ellos l y a sus lenocinios y estupros
sin consideración les debemos los españoles esa tez banca y esa mirada azul.
Pero esa civilización dio de si todo lo que tenía que dar. Suai suay, que dicen
los moros. Así. Así. Vamos tirando y de cara al futuro la raza negra o árabe será
el color predominante de los mestizajes que aguardan si Dios nos concede meced
de ver crecer a nuestros biznietos.
Esto se acaba. Nos aguarda un mundo feliz que los
padres griegos denominan el “milenio igualitario” y por eso tenemos al
intuitivo ZP sacándose de la manga el extraño ministerio de la Igualdad, o la
debacle del todos contra todos o la carrera de ratas. El pez gordo se come al
chico. O el Apocalipsis.
Las razas jóvenes practican el creced y
multioplicados y nosotros somos una España vieja o cansada [algunos que yo no
me rindo] que otorga tributo al hedonismo y para el que el primer sueño dorado
es la salud, todos hablan de tener salud y ahí está para demostrarlo todas las
mañanas ese medico incombustible del Opus que no se acaba.
Ojalá pronto lo
jubilen pero a los discípulos de Camino parece que les protege la santa mafia
de su santo e impertinente fundador también muy importante en España.
Por otro lado, San Columbano, san Anscario,
san Bonifacio misioneros todos ellos venidos de Irlanda fueron el martillo de
la era cristiana que se ha mantenido firme durante casi veinte siglos pero
¿cómo será el yunque que aguarda? ¿El fin de la era cristiana? ¿La islamización
sin contemplaciones o el Apocalipsis? ¿Cuál será la salida? Hablar de invasión,
reconquista o Eroberung resulta una ucronía para los que pensamos que el
mensaje civilizador de la cruz permanecerá hasta los tiempos finales aunque por
la traza esa aspiración no puede ser contrasta con el entorno descreído y laico
que nos circunda y la iglesia exterior se bate en retirada.
Mucho tendrá que
trabajar el Espiritu Santo y muy largos
han de ser los bíceps del brazo de la gracia para evitar lo que parece
inevitable. ¿Alianza de civilizaciones o choque de intereses en medio del cruce
de culturas y de razas? Un norte pletórico bien comido bien bebido y bien
calzado pero con angustia vital donde las gentes andan mirándose el ombligo,
preocupados de su cuerpo y de su vida egoísta o viendo el programa de ese
sesquipedal doctor Torreiglesias del
Opus en las matinés televisivas y enredados en discusiones bizantinas asqueados
por la debacle de la porno/política, y un sur famélico pero vigoroso y a la conquista
de un lugar bajo el sol. Esos son los niveles de la balanza.
Nadamos en la abundancia pero una guerra por
los hidrocarburos, n sólo por los pozos del petróleo y por las fuentes del agua
y ay amigo es muy duro eso de acostarse todos los días sin llenar la panza y el
hambre agudiza los cacumenes de los parias y su rebelión se ve casi se ve venir
en lontananza. No van a ser todos los días de longaniza. Vendrá la crisis y
paco con la rebaja. Uno echa en falta a aquellos monjes predicadores san Anscario San Bonifacio san Patricio san
Columbano que hablaban de que la vida es bella en el paraíso.
Pero ya no tienen ambón tales predicadores,
les han volado sus pulpitos quemaran sus Biblias y el personal se aferra a todo
lo que tiene delante de sus ojos materialistas. Sólo vale lo que ve y lo que
toca: el dinero cantante y sonante. Más vale pájaro en mano que ciento volando
y de la panza sale la danza. Señores, es lo que hay.
El pueblo pasa de religión y de política.
Estamos todos viéndolas venir. Se ha mandado al exilio la estética, la razón y
se vive para los sentidos. En España ya no quedan quijotes- a lo mejor sólo yo-
todos los demás sanchopanza pero a lo mejor los allende llegados a lo mejor nos
nombran a todos cabos primeras. Roma sucumbió cuando fue profanado el templo de
sus vestales y los tribunos de la plebe y los decenviros salieron del armario.
Mueren todos por do
más pecado habían. También les pasaría a sus sucesores los godos. Y a nosotros
otro vendrá que de casa te echará. Nos van a sentar las costuras y nos pasarán
la pluma por el pico. La avaricia rompe el saco pero también la felonía y la
envidia que en España fue la causante de gran parte de los males nacionales
hacen estragos.
¿Y ahora qué?
¿Adonde vamos? Pa donde nos quiera llevar la mula. Hemos liquidado nuestro gran
patrimonio que era nuestra unidad nacional y ahora nos quejamos.
jueves, 10 de julio
de 2008
10/07/08jueves, 10
de julio de 2008
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