Me acompaña la voz monódica del diacono que entona el nocturno en Radio Blago. Es oficio largo, Gospodi pomiluy nas. Salmos y salmos pero si no fuera por estos monjes de una tebaida rusa lejana que adoran a Dios en eslavo no sé lo que sería de los pobres y mujeres pecadores. Quietud y tranquilidad del hesicasmo. Pongo la mente en blanco y fluyen las palabras como un tobogán por los labios. Ha sido un sábado de noviembre, la luz se ha desvanecido bajo la rampa pisando las hojas muertas de los arces, pasos sigilosos horarios fijos. Las plegarias se entrelazan en una tomiza o soguilla que se levanta hacia los cielos. Mi mujer me pregunta a bocajarro donde quiero ser enterrado y le dije que no me incineren quiero pudrir la tierra de los campos de Brunete donde por la salvación de España murieron tantos. Que me coman las curianas pero un día resucitaré. Esa es mi esperanza. Noviembre suele traer pensamientos fúnebre mes de las ánimas. El tenorio. Mientras tanto no desertaré del rosario. Slava Tibi Bozhe. Aleluya. Esta mañana leí un hermoso artículo de Prada sobre el gran escritor Castellani. Yo también quedé prendado de su prosa. Siendo uno de los autores más grandes va de incógnito. Escribió un ensayo sobre Verdaguer, el antiguo capellán del Numancia y autor de La Atlántida un canto a España en catalán. El gran poeta de Vich fue suspendido a divinis por el obispo Morgades. Su catalán es mucho más atractivo que el de Arturo Mas un político que es producto de la CIA a la Barcelonesa y no diré más. Los que somos lectores empedernidos hemos tenido el don de Dios de haber podido al gran escritor argentino. Prada dice una verdad como un templo y tiene la noción de ser un mártir como lo he tenido yo. Es como una visión. Mártir quiere decir testimonio y el que da testimonio es ninguneado, perseguido o le envían los lictores pero esa táctica cruel de los verdugos romanos ha sido sustituido por el silencio absoluto, las listas negras, la vigilancia del gran hermano, la afrenta y la calumnia constante. Catacumbas, iglesias vacías, hogares que son cárceles con harpías que chillan histéricas. Hoy nos irrogan nos menoscaban nos causan daño de otras mil sutiles maneras pero nos siguen echando a los leones. Y tenemos que agachar las orejas ante el vituperio y la contumelia constante. Mi querido diacono sigue su canturreo. Divinas palabras. Mejor rezar que ser telespectador de las memeces de la Noria. Aquí mandan y tienen la palabra los de siempre, periodistas, jornalistos, excrecencias de un fascismo engalanado de galas democráticas que ha herido de muerte a la nación española Y mañana a Sanlucar por atún y por ver al duque. Vamos de bautizo.
13/11/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario