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miércoles, 24 de noviembre de 2010

todas las cosas hablan de la vanidad de las cosas humanas

Miré los muros de la patria mía


Si un tiempo fuertes, ya desmoronados,

De la carrera de la edad cansados,

Por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo y vi que el sol bebía

Los arroyos del hielo desatados

Y del monte quejosos los ganados

Que con sombras hurtó su luz al día

Entré en mi casa; vi que mancillada

De anciana habitación era despojos;

Mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada

Y no hallé cosa en qué poner los ojos

Que no fuese recuerdo de la muerte



FRANCISCO DE QUEVEDO

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