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viernes, 12 de noviembre de 2010

desagravio

Todo el mundo en general a voces reina adorada pregona fuiste concebida sin pecado original”. Eso se cantaba en el siglo XVI ya en Sevilla, la tierra de María Santísima, el pueblo amante de la pureza y de las paredes blancas, debe de ser por un viejo atavismo musulmán que los andaluces la santidad. Litúrgico. Los puros los incontaminados los morabitos del desierto, los imanes, llevaban aljubas blancas. Virginidad de María, la hebrea que fue más pura entre las mujeres, que vivió ajena a la malicia y a la contaminación del pecado.


En Sevilla donde renace para occidente el culto de hiperdulía, muchos siglos antes de que Pió Noveno el 8 de diciembre de 1854 reclamase la Inmaculada Concepción de la Virgen como dogma de la iglesia universal ya se cantaba el Akathistos una serie de 24 jarchas de alabanza al hortus conclussus a la vara de Jetsé siempre florida, a la bienaventurada entre todas las mujeres y hay que darse una vuelta por los versículos del Oficio Parvo donde toda una larga ristra de piropos de autentica exaltación islámica (aún no habían sido creados los abismos y yo ya era concebida... jardin de las delicias... fuente sellada... Deipara igual a Dios... la más perfecta niña desde su alumbramiento... Todas las virtudes en ella incluso la hermosura física... la Gloriosa de la cuaderna vía de Berceo en la que hizo maravillas el Poderoso; en fin una retahíla) y darse cuenta de por qué este misterio que explica ese afán inserto en el corazón humano de amor a la verdad y a la belleza inserto al ser humano. Reminiscencia del culto a Ceres y a Cibeles. El orden dentro del caos del mundo. Pero sobre todo la Mujer vestida de sol y calzada de luna la que aplastará al dragón y hollará con sus calcaños la cabeza de la serpiente maligna. La mujer fuerte redentora del mundo que vio San Juan en su visión de Novísimos.

Los españoles fuimos los adelantados de este culto y la mariología va en nuestros tuétanos desde que Clemente XII la proclamó medianera e intercesora patrona de España y puso bajo su advocación especial a nuestra patria. También la nombró Patrona de las Indias Occidentales. No quiero explayarme más. Pero desde niño desde aquellas sabatinas que emocionaron mis tardes de aquellos mayos floridos en que en la escuela y en el seminario cantábamos a la Virgen Pura y en Navidad los villancicos nuestros pequeños cantos de villanos de no muy buenos cristianos, de católicos imperfectos pero amantes de la Santísima Virgen y devotos este amor lírico y platónico que me ha llevado a ver bajo su prisma ideal a todas las mujeres que encontré en mi camino vivifica todo mi ser. Es algo inexplicable ilógico visceral.

“Camina la Virgen pura con el Niño y San José camina pan para Belén. A la mitad del camino pide el niño de beber. No pidas agua mi vida no pidas agua mi bien. Que los ríos bajan turbias y no se pueden beber. Allá alante hay una huerta que ricas manzanas tié. Cieguito dame una naranja para el Niño entretener. Coja las buena señora cuantías haya menester. La Virgen como era humilde no ha cogido más que tres. La una se la hadado a l niño y la otra a san José y la otra se queda en el árbol para la Virgen oler. Cuando ella toca la naranja el ciego empieza a ver. Quien es esa señora que me hizo tanto bien. Ella es, cieguito, la Virgen pura que camina hacia Belén”.

Todavía me emociona aquel romance de pascuas que cantábamos en torno al pesebre, un pesebre que por cierto han quitado en el Vaticano. Los monseñores podrán hacer lo que les antoje y de su capa un sayo pero yo tengo estos días un pesebre en el altar de mi corazón aunque las cosas cambien, se silencien aquellas canciones y las cosas no vuelvan. Sigo repitiendo para mis adentros el cantar de la Virgen Pura cuya fiesta abría el tiempo de nochebuena, tras el asueto de san Nicolás y las del obispillo cuando por un día mandaban los lacayos y los fámulos al obispo, y aun todavía disfrutamos aunque algunos se mofen y hagan triza de la fe que profesamos.

Los creyentes muslímicos si alguien ofende al Profeta o lo representare en imágenes se llevan la mano al cinto y sacan la cimitarra - recordemos el caso Rushdie o el de las caricaturas- y los españoles tirabamos antes – ya no- y a lo mejor nos trabámanos de navaja pues no en vano la Inmaculada era la patrona de la infantería y una imagen suya acompañaba al alférez portaestandarte de los Tercios. El propio Cid Campeador llevaba una talla de nuestra Señora en su cabalgadura. Tal devoción entre nosotros los que cantábamos con Berceo es algo ingénito desde que entonábamos los versos del “Eya velar aljama de los judíos…” en el siglo XIII que es cuando se expande por toda Europa la hiperdulía y ahora mismo estoy pensando en el pobre san Ignacio peregrino de Montserrat adonde iba con la pata a rastras y cerca de Zaragoza se encontró con un moro que empezó a soltar blasfemias y cosas horrendas de la Madre de Dios tachándola de puta del Espíritu Santo.

Fue tal el enojo que sintió Iñaqui , aquel navarrico de Loyola, ante tales improperios que no vio pasar de largo al morito blasfemo. Cuando se dio cuenta se echó la mano a la espada y fue a por él pero llegó a un empalme o encrucijada de caminos. El uno iba a Zaragoza, el otro a la Villa y Corte, el otro a Valencia y el otro a Montserrat. No sabiendo qué hacer rogó a Dios que le iluminase. Él quería vengar la afrenta como buen soldadito de la infantería que había sido. El honor. Ah el honor. Y no sabiendo por donde tomar la rienda se dijo en conclusión “para donde tire la mula”.

Y su humilde hacanea le llevó a Montserrat a hacer penitencia que era el camino opuesto por el que derrotaba el impertinente servidor de Alá. Así que para donde tire la mula me digo aunque también se me vienen a las memorias los versos de Francisco Quevedo otro pecador gran devoto de María: “no he de callar por más que por el dedo silencio avises o amenaces miedo(.

A lo que voy. Un señor desde estas mismas páginas publicó en firmas invitadas edición nº 302 del 13 del corriente inmaculada constitución: un artículo plagiado en el que vierte conceptos altamente derogatorio contra el depósito de nuestra fe cayendo en despropósito al comparar el dogma definido por Pío IX con nuestra Carta Magna. Lamentablemente este Martínez confunde el culo con las temporas y de paso hiere los sentimientos de los que profesamos la fe católica.

En uso del derecho de réplica yo le rogaría que se retracte, que se ponga las pilas, que no haga chacota de lo más sagrado, de la Patrona de la Infantería, de los Regulares y de los Legionarios Y de los Guardias Civiles que también la tienen por protectora aunque la honren bajo otra advocación. Y de todos aquellos españoles que aun albergamos un mínimo de decencia. ¿Pa donde tire la mula? A tanto no llego.

No somos san Iñaqui de Loyola por lo cual nos quedamos con ganas de hacerle zamparse al ínclito sus palabras de cobardía. Este sí que es un sinvergüenza y no yo.. Ya está bien. Algunos articulistas se meten con la Guardia Civil y luego hacen un simulacro de retractación y colocan en comentarios a un Negro que es su alter ego o él mismo y el honor de la Benemérita como el de la Guardia Civil está por encima de los pujos y antojos de un plumilla visionario y de una senescente fragilidad mental que causa asombro.

En mi deontología periodística mis maestros me enseñaron a sentirse siempre responsable de lo que uno afirma en un escrito. Stand by your words que decían en Fleet Street. O apechugar con las consecuencias de nuestras conclusiones No vale n lágrimas de cocodrilo ni unos cuantos negros que luego les ríen las gracias y le jalean los pedos al infractor. Al estilo del Negro y de doña Planchas y de todos aquellos intolerantes porque uno se siga sintiendo católico a redropelo y a contra corriente de la estándar laica de peceros pesebreros y peperos y así lo manifieste. Las recriminaciones de esta lianta y de algún que otro hijo de la gran Z me privaron de estar con ustedes en esta colaboración.

Son los hijos de la gran Z, los del pensamiento único y de lo políticamente correcto. En todos los años que llevo ejerciendo el periodismo especialmente durante el franquismo jamás me censuraron un artículo ni mucho menos borraron mi nombre. ¿De qué libertad de conciencia entonces me hablan estos “demócratas” de la cultura de la queja y clientes de las grandes superficies ahí me las den todas, pastueños y rebañiegos insolidarios mesnaderos de la derecha y siempre remando a favor de la corriente pues así estamos como estamos?

¿Es que no puedo en público defender mi fe? Que me injurien y calumnien a mí persona me importa nada. Soy poca cosa pero muy grande en aquello que me conforma y en Aquel que me conforta. Así que para donde tire la mula no. Exijo una explicación. La Madre de Dios fue concebida sin pecado original y hay les duele a algunas feministas que no conciben, ni valen para el oficio. Son machorras.

Y termino con una antífona del oficio de la Virgen que he entonado bastantes veces:

Imnmaculata fuiste virgo Sacrata. Da mihi virtuem contra hostes tuos.

Es posible que el tal Martínez no sepa latín. Le disculpo. Yo se lo enseño pero que me llame y, si lo desea, yo le traduzco la frase. El es un hostem, un enemigo de mi fe. Que nada tiene que ver con hostias aunque no excluyo que alguna pueda caer si sigue revolcándose en su propia mierda. Hasta ahí podíamos llegar, amigo. Uno tiene que ser lo suficiente macho para atenerse a los exabruptos que profieres por esa boquita o viertes por ese cálamo patihendido. Tú calvo que un día fuiste crestibermejo, no eres un hombre. Y que te las das de gracioso. No se juega con las cosas de comer, hizo de la Gran Z.

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