UVAS
PINTONAS
Están
las uvas pintonas al sol se poniente entre risas y laudes este 31 de julio día de
san Ignacio. A lo lejos suena la música callada de un aristón.
Y como existe gente para todo hay quienes le han dado a la manivela de los oráculos. No se acabó el mundo en el día señalado, y las uvas de mi parra me dicen que ya va bueno el verano; pronto, las vendimias.
Esto de escribir es una terrible enfermedad, los mensajes se meten en la botella y se tiran al mar de la red, que se lo lleven las olas que vienen y van. Soy por mi parte escéptico respecto al ser pero nunca con respecto al estar, mientras me fumo un puro canario de buena vitola.
El ángel anoche vino a visitarnos y bendijo a mi familia no sé por qué soy escéptico ya los sé no he sido ni buen marido ni buen amante ni buen padre ni buen esposo ni buen hermano; carezco de sentido practico pero yo, hadado por la maldición de la escritura, digo que no es verdad que todo lo malo me interesa y lo contrasto con la bondad y la belleza a la que aspiro, mientras en la vida no encuentro más que aburrimiento y monederos falsos.
Y como existe gente para todo hay quienes le han dado a la manivela de los oráculos. No se acabó el mundo en el día señalado, y las uvas de mi parra me dicen que ya va bueno el verano; pronto, las vendimias.
Esto de escribir es una terrible enfermedad, los mensajes se meten en la botella y se tiran al mar de la red, que se lo lleven las olas que vienen y van. Soy por mi parte escéptico respecto al ser pero nunca con respecto al estar, mientras me fumo un puro canario de buena vitola.
El ángel anoche vino a visitarnos y bendijo a mi familia no sé por qué soy escéptico ya los sé no he sido ni buen marido ni buen amante ni buen padre ni buen esposo ni buen hermano; carezco de sentido practico pero yo, hadado por la maldición de la escritura, digo que no es verdad que todo lo malo me interesa y lo contrasto con la bondad y la belleza a la que aspiro, mientras en la vida no encuentro más que aburrimiento y monederos falsos.
El
tiovivo de los impulsos mediáticos mete caña sin darnos cuenta de que saliéndonos
con la nuestra es posible que reguemos fuera del tiesto ¡Oh paradoja!
He
roto con lo de afuera y me encastillo en el adarve interior. Escucho música,
paseo por la corte, me siento en el bar de la estación a tomar un café cortado,
y siento profunda pena y hondo rubor por los emigrantes que no tienen trabajo y
por los muchos jóvenes que se suicidan. Son los que no van a las grandes
concentraciones papales una juventud deprimida y para el arrastre.
Tenemos
democracia y mucho blabla pero sin justicia social y una iglesia vacía con los
cuernos de gigante, grandes como los de un manso.
No
conviene acercarse porque el toro zaino tira derrotes y cornadas que son bendiciones
e indulgencias plenarias en polaco. La masa es terrible porque congrega idiotas
y, cuando brama la marabunta, las multitudes son incontrolables.
Don
Pancho tiene un ojo en el Gran Dictador y otro en la vanagloria y los dineros y
marcha por los campos en silla gestatoria en olor de multitudes, mientras un melacónlico
de mi barrio, que mira para la tele como embobado, le dice al pinche poniendo
sobre las barra los últimos céntimos que le quedan de la ayuda del
paro le grita:
—Niño
otra caña de cerveza y una de calamares.
—¿Tú
fuiste hoy a misa, chico?-, le pregunta el camarero.
—No. Yo rezo en casa
—Entonces
no sé por qué contemplas como alelado a ese hombre que trilla la parva en los
campos?
El
de la caña y la cerveza en el chiringuito se encoge de hombres como atrapado en
su docta ignorancia
Maduran
las uvas, el mundo sigue, pese a los terrores del milenario. Ese es mi gran
consuelo, ya no me fío de nadie. La vida sigue y Dios está oculto tras la nube, echándoles
una manita a los perdedores, a las almas ce cántaro sin trabajo.
¿Por
qué lo hace? Porque es bueno el Señor y en los días y las horas bajo el sol de
justicia es glorificado. Luego vienen esos sátrapas vestidos de blanco y la
joden hablando en Su nombre.
A
los que se las dan de profetas y tienen cara de monederos falsos no habrá que
hacerle demasiado caso porque no buscan la gloria de Dios sino el poder, el
orgullo y la fama por los siglos de los siglos amen.
Mañana
los malos para confusión y espanto del buenismo y la confusión que nos pervade
perpetrarán nuevos crímenes y atentados, y las aceras se llenarán de velas, flores y ositos
de peluche en las ciudades, mostrando con embeleso al mundo sus manos limpias
teñidas de sangre. Vanidad de vanidades y necedad de vanidades.
Me embarga, con todo y eso la complacencia del villano en su rincón, estoy alegre porque las
uvas de la parra colorean, pintonas.
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