ARCHIVOLOGÍA Y HUMANISMO
Antonio Parra Galindo
No se podrá nunca hablar de
memoria histórica a los archiveros porque los archivos son la memoria historia
los guardianes del inmenso patrimonio histórico español. Ellos son la memoria.
Cerca de siete años llevo trabajando en esa disciplina que ha conseguido sacar
lo mejor de mí hasta darme cuenta de que el archivero es un profesional de la
información. Algo vivo en el antes y en
el después en el hic et nunc. El aquí
y el ahora. Recomiendo a mis colegas que no pierdan la perspectiva. Que no se
entreguen a disputas bizantinas que no nos llevan a ninguna parte. La noble
institución del cuerpo de Archivos Bibliotecas y Museos es el más antiguo de la Administración
española antes que el Cuerpo Diplomático incluso. Surge en 1833 como una
reivindicación formulada por Jovellanos
años antes y que en 1794 visita Simancas
y lo encuentra en un estado deplorable con funcionarios mal pagados “que laboran con un horario de nueve a ocho
de la tarde y una hora de siesta de forman
callada y relevante”. Gracias a esta tarea anónima e ingrata a veces pero
eficaz se han conservado muchos viejos papeles y se los mantuvo a cobro de
guerras, revoluciones, incendios, traslados y en muchos casos la incuria
oficial porque en nuestra clase política se observaron atisbos extranjerizantes
que nos llevaron a creer que el verde de la cerca del vecino de al lado es más
verde que el de la nuestra como dicen los ingleses. Un francés, un inglés, un
alemán – por estos países pasó el rodillo de Cromwell con la desamortización monástica, el terror de Robespierre o la deletérea impasse de
dos guerras mundiales- tienen poco que enseñar en este campo a no ser el
patriotismo y el celo con que guardan su antigüedad. El paradigma debe ser
Italia que tiene un ministerio sólo para la conservación del patrimonio histórico
artístico o los norteamericanos. Usa es un país con poco más de un siglo de
historia. Allí la pluma con que firmó Washington la independencia o la silla
donde se sentaba Benjamín Franklin son para ellos Patrimonio de la
Humanidad. Sin embargo pocos países civilizados tienen que
enseñarnos nada en esta materia. En España se inventó el papel de Estado y la
burocracia en tiempos del Conde Duque. Olivares fue entre otras cosas el
creador de la Hacienda Pública.
Nadie nos ponga un pie delante. Es una tradición que arranca de la edad media
con los documentos plomados estampados en ellos la firma real con el sello y la
oblea y lacrados con balduque. Por ejemplo las cartas pueblas de Alfonso X.
Los conquistadores extremeños iban a América
seguidos por un fraile llevando la cruz alzada y un escribano o fiel de fechos, según la norma
astur-leonesa, para levantar acta y administrar justicia en nombre de la
corona. Por el fuero y por el huebo.
España sería irreconocible sin
esta inclinación por la pragmática (debían premática que otorgaba el Rey) y el
reconocimiento de la libertad de los individuos en sus cuerpos y en sus
haciendas. Español soy hasta la gola que siempre la libertad es española, decía
el gran Gracián.
Los archiveros según eso han conservado una
cierta independencia frente a las extravagancias y vaivenes de nuestra
azacaneada vida política. Gracias a ellos se ha conservado este peculio tan
singular. El archivo de Indias fue constituido como una replica a los criterios
de Fray Bartolomé de Las Casas. Si este rijoso dominico padre de lo que llaman
Leyenda Negra hubiera nacido en Inglaterra seguramente que habría acabado sus
días en la Torre
de Londres pero él entregó su alma a Dios o al diablo tan ricamente en la celda
de su convento de Valladolid.
Los franceses lo hubieran
guillotinado- menudos son- al grito de Viva la France. Las Casas tuvo suerte y
de paso les hizo a lis historiadores un gran favor. Pocos archivos del mundo
tan completos como el de la Casa
de la Contratación
o el Archivo de los Medina Sidonia cuya dueña acaba de fallecer hace poco. Se3
dice que son los mejores del mundo mundial.
En archivología todo está descubierto, nada es
nuevo para nosotros. Hace falta eso sí el toque humanismo y por humanismo ha de
entenderse comprensión, perdón, una cierta perplejidad bañada en escepticismo
antes las vueltas que da la vida. Nunca crispación o enfrentamiento.
Las nuevas profesiones que acceden a esta
profesión y a la de bibliotecarios les falta esa visión cosmografíca, creen que
van a descubrir el mediterráneo y amen de eso está la crispación de nuestros días
después de lo que yo llamo el Alzamiento Cibernético (escribí una novela al
respecto) y la ignorancia y la envidia que son amas de cría del odio. En son la
crispación. Adolecen de formación humanística. Pero eso no es culpa de
ellos/ellas sino de la educación en nuestra España que ha bajado en los últimos
lustros muchos enteros de calidad y comprensión. Ya se las pasará.
La juventud es una enfermedad que se cura con
el tiempo. Uno de las tareas más gratas y a la vez tristes que he tenido en los
últimos tiempos fue hacer el registro de un peluquero de señora de 73 años que
anda buscando a su padre desaparecido en combate o fusilado en una zanja del
norte de Palencia. Por encima de las ideas políticas la ética de un funcionario
es ayudar a sus semejantes. Es el dictamen humanístico del que provengo.
Eso es para mí la memoria histórica: casos
concretos no ideas generales ni saña vengativa sino un acto de justicia y un
reconocimiento en medio de mi pavor de las salvajadas que se cometieron en
aquel país por un bando y por otro. Amo a España en su paz cívica en la
tolerancia de sus fueros. Lo otro es crispación. Intolerancia. Lo que me parece
inadmisible es las señora de la limpieza puedan marcar los horarios en que está
abierto un archivo. Eso es volver a las andadas.
A la violencia y no a la lucha de
clases porque ya no existe afortunadamente pero sí a la lucha de géneros. En fin
veámonos todos en Alcalá. Claro que antes hay que pasar por la Vente Viveros donde
despabilaron a Pablillos. Me alegra terminar, si dios quiere, mis días
laborales, cerca de las aulas donde Quevedo estudió latín y aprendió a escribir
el mejor castellano.
Calma, colegas, no perdáis ni la compostura ni
la perspectiva. Todo se arregla ¿Vale?
miércoles, 17 de diciembre de
2008
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