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miércoles, 25 de diciembre de 2024

 PIO MOA Y LOS FRANQUISTAS DE LA HORA UINDECIMA


 

 

 

AQUÍ los de la Inter la local emisora que coloquia 24 horas al día sobre almorranas y como la salud es lo que importa usted sí que sabe tiene abiertos los micrófonos para atender llamadas de viejas preocupadas porque les ha salido un grano en la nariz que podría ser un cáncer. Los españoles del buen rollito a lo único que aspiran es a pasar de los cien años mientras don Pio Moa reparte incienso a la memoria del general. A los españoles les va la nostalgia de vivir en otra época aunque, vamos a ver, no queme usted señor Moa gallego de Vigo con nombre de papa y credenciales de haber pertenecido a banda armada, la pólvora en salvas. Franco estuvo bien cuando estuvo pero nos ha legado esta calamidad de país que es España que no hay por dónde cogerla. Puso en muchos corazones el incentivo del progreso puntual y fue centinela de occidente hasta que le relevaron la guardia y dejó a los españolitos con el culo al aire preocupados por su grano en la nariz, su tensión arterial y las charletas de la hora undécima de García Serrano. Franco inventó muchas cosas pero no inventó la seda artificial y aquí no hay más cera que la que arde.

La maquinaria de nuestro engranaje vital se desparrama entre la depresión y la euforia.

Pio Nono ya habló en su día de los peligros del capitalismo. Don Pio que bien le cuadra el nombre pues es un pobre hombre nada impío sigue por los derroteros trillados del Silabus.

Cubilitea, imponderable, y los resultados son estos dividendos apocalípticos. Entramos en plena crisis. España parece que siguiendo los pasos de los tiempos perdidos se ha convertido en cuna del capitalismo y solio pontificio del librecambio. La corrupción que hoy nos sofoca tuvo su origen en el franquismo.

El general con sus afanes nos metió en estos trafagones. Ya tenemos una democracia de corte occidental, que es adonde hemos ido a parar, conducidos por mano experta  del Heredero, al que colocó Franco. Error histórico, garrafal imperdonable desliz de don Paco. Ahí estuvo la raíz  del mal

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