EL BANCO SANTANDER QUIERE DESTRUIR A BANKIA
Posted: 24 Feb 2016 09:42 PM PST
Fui al banco de Santander la sombra (es alargada) de Botín aquel pasiego de aires paletos y desconfiado que hoy es el muerto más rico del cementerio y, azorado, y acezado por el blindaje mecánico de las maquinas cajoneras y las cámaras de seguridad, me pareció sugerir que Auschwitz es algo más que una metáfora de la realidad convergente. Casi una entera mañana de Dios me la pasé para hacer un pago y luego resulta que los dineros no llegaron. Mis editores me pusieron mala cara y entonces yo me dije tate, tate, folloncico, que aquí hay gato encerrado. Ya sé quién orquesta esta campaña tan fementida y desleal contra Bankia que ha sido mi banco y que funcionó siempre mejor que el del Botines, unos negreros palurdos sin clase y cuyos ancestros vendían aloje (limonada) por las calles de Sevilla. Se han arrimado a la banca Morga y ahora tratan de instalar en España un capitalismo feroz y salvaje. Dios nos coja confesados y nos libre de estos usureros. Con ellos España regresa a las covachas de Galdós.
Tienes que pulsar un botón, se abre una puerta de seguridad y te somete a un escrutinio de infrarrojos; pasan unos segundos de agobio en aquel cajón exprés.
Por fin un robot, después de hacerte mil preguntas sobre tu vida privada, si eres cliente o no del Santander, si se te empina, o todo te la trae floja, si dormiste bien, o has desayunado esta mañana, te franquea acceso. Sólo los bienaventurados acceden al paraíso a través las puertas blindadas. Entrar en una sucursal del Santander es como conseguir la garantía del abracadabra. “Atollite portas infernales”.
Un señor cajero muy atareado se nos aparece detrás de la ventanilla al fondo, no te puede atender inmediatamente, has de pulsar otros dos botones más, explicarle nuevamente a una computadora cual es el objeto de tu visita, si vas a pagar o a cobrar, si eres cliente asiduo de la entidad o vas de paso. El ordenador no se fía, te pide que introduzcas tu DNI en una ranura. "You are in candid camera, baby".
Te sientes escudriñado y te entra cierto complejo de culpa. Lo de las campanadas de Rato y las tarjetas negras no es más que la tapadera de una involución para alzarse con el santo y la limosna de los dineros patrios. Money. Money.
Al cabo de otros seis angustiosos segundos, el cerebro electrónico te da paso, al tiempo que a través de una máquina, que es como una lengua de gato haciendo burla, te escupe el boleto con un numerito tu turno. Miro y no salgo de mi asombro. Es el 666. El número de la Bestia y me digo a mí mismo ya es mala suerte esto de tener que bailar con la más fea.
Has de esperar todavía a que su señoría el empleado en manguitos acabe su conversación telefónica con el gran jefe:
▬Sí, señor, director
▬No, señor director. ¿Manda usted alguna cosa más, señor director?
La escena parece traducida de una novela de Kafka. Regresamos a los Concentración Lager en estado puro. El mundo que se nos viene encima tiene mucho en común con las duchas de Auschwitz. Y lo de la concentración bancaria con esa idea totalitaria tiene bastante que ver con eso. Vivir en un mundo sin libertad. Siempre bajo sospecha de una cámara de seguimiento suspicaz. Nos toman por malhechores.
Te sientas en una silla de culo duro y esperas media hora a que el kafkiano empleado haya terminado su charla, haces el pago de tu próximo libro y te vas, acordándote del pasiego que falleció hace año medio a causa de una sobredosis de bisagra, y de la madre que lo parió. He died on the job, a pie de obra dando el callo metiendo por el agujerito de la urna de turno la papeleta del disputado voto del señor Cayo.
Los del Santander están detrás de la crisis de Bankia. Son el espejo de la ambición y esparcen territorio. This is a cut throat business” que dicen en la City. Vamos, que se tiran a la yugular.
Han lanzado a las masas a la calle. Son los banqueros de Podemos, perro flautas y pichas bravas. Gentil maniobra para arramplar dineros. Todo para la banca. El señor Botín sigue manipulando sus espectros siniestros desde el Más Allá. ¿Y la hija? No es precisamente la protagonista del cuento de Blanca Nieves y los siete enanitos. Claro por eso estamos todos un poco perdidos en este bosque. Cabrón el padre. Puta la hija, y puta la manta que los cobija.
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