OBAMA Y EL PAPA PANCHO
Pues que quieren que les diga si mi fe mueve montañas. El Vaticano se ha convertido en el risum teneatis de las naciones por obra y gracia del Señor de los Anillos y este desdén se reflejaba en la carcajada amistosa de Obama que mira hacia el omnipotente presidente con irónica y mefistofélica sonrisa.
-Pancho, choca esa pala. Somos amigos
-Vengan esos cinco, señor Obama, aquí está uno para lo que haga falta. Vivan los dos poderes fácticos. Trono y altar otra vez.
Luego de la gran entrevista en la cumbre el papa Francisco se volvió a su oratorio y oyó una voz que decía:
-Apacienta mis ovejas.
-Che qué querés que os diga no más. ¿Eres Satanás o eres Jezucri...ito?
-Soy la voz que clama en el desierto.
-Pues no me digás caballadas, Señor.
-Apacienta mis corderos.
-Pero si todos son borregos no más. ¿Que querés que le haga? Comen hierba.
Y en diciendo esto el obispo de Roma se quedó dormido en su silla gestatoria. Jesucristo se volvió al cielo muy cabreado y meneando la cabeza le dijo a san Pedro que vigilaba la puerta desde su tronera:
-Con estos argentinos no hay quien pueda.
Entre los santos de la corte celestial estalló la gran carcajada cuando san Pedro dijo que hubiera sido más positivo que hubiesen nombrado a Dieguito Maradona por su sucesor porque a Bergoglio no había por donde cogerlo, el Espíritu Santo había metido la pata en su elección y hasta Cristo que no reía nunca esta vez soltó el trapo con ganas y abajo el papa Francisco dormía como un bendito después del ajetreo de la visita de Obama.
En sus labios se dibujaba una sonrisa que acaso fuera un rictus, el rictus de Mefistófeles. Un cardenal en la antecámara templaba gaitas. Se habían marchado los pibes de la prensa y la plaza de San Pedro quedó más vacía que la iglesia de mi pueblo. El presidente fuese y no hubo nada
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