La Asociación de Desaparecidos en Rusia enterraba al último repatriado de la División Azul. Sin ayudas ni subvenciones y trabajando con rusos y alemanes, ha colaborado en la exhumación de más de 2000 combatientes.
María Fidalgo Casares 07 de Enero de 2018 (15:16 h.)
Fue identificado por la placa que colgaba de su cuello. Hace menos de cuatro años aparecían sus restos en los olvidados vestigios de una antigua trinchera del frente de la Segunda Guerra Mundial. Caído en la legendaria Krasny Bohr, ese día junto a él, morían 1.500 españoles, tras sufrir heroicamente la embestida de más de 40.000 soviéticos.Llevaba 70 años muerto, yaciendo en suelo ruso ya sin que nada ni nadie le recordase. Pero esta semana, Antonio Villar Barranco volvía a casa.
Sus padres murieron con el dolor de la pérdida de su único hijo, desaparecido en la fría Rusia. Ningún familiar quedaba con vida. Antonio fue recogido y depositado en la iglesia católica de Pushkin, cerca de San Petersburgo, al cuidado de dos religiosos españoles. De ahí, emprendería el camino de vuelta, pasando por un convento toledano. Nadie le reclamaba, pero gracias a la labor de la Asociación de Desaparecidos en Rusia ( ADR) y el Ayuntamiento de su pueblo, ya descansa.
Se ofició una emotiva ceremonia religiosa en el propio cementerio de su villa natal antes de dar sepultura a su cuerpo. Aunque no le quedaba ningún pariente, no estuvo sólo, sino que un nutrido grupo de españoles venidos de Castilla y Andalucía miembros de la ADR, y algunos representantes del Ayuntamiento le acompañaron. También alguien muy especial, uno de los fundadores de la Asociación y el artífice de que sus restos y los de tantos otros estén volviendo a su patria.
Un sencillo ramo de rosas rojas y amarillas, junto a una placa con su nombre y el de sus padres que "no le olvidaron", homenajeaba al joven que dio su vida por sus ideales a miles de Kilómetros de su hogar.
Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR)
Sin subvenciones y escaso número de socios, la Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR) es una organización que intenta localizar y recuperar los cuerpos de los españoles que acudieron a partir de 1941 a luchar contra el comunismo al frente ruso, así como de los republicanos españoles que combatieron el nazismo en el Ejército Rojo. Su objetivo es la exhumación, identificación y sepultura digna de sus restos.
Hace varias décadas, los niños Fernando y Miguel Ángel Garrido, prometían a su abuela dar con el paradero de su tío, muerto en Rusia con 19 años. Tras la caída del Telón de Acero y formarse como abogados, comenzaron la búsqueda . Así se inició una extraordinaria aventura que cristalizaría en la Asociación de Desaparecidos en Rusia, que no tiene ánimo de lucro, no recibe subvenciones y ha colaborado en la exhumación de más de 2000 combatientes.
Una intensa labor que ha dado importantes resultados en Posad-otensky, Gornie Moriny, Mosky, Krasni Borj, y Novgorov. Hoy ya hay unos 2.500 españoles, la mayoría identificados, Como el título del gran lienzo de Augusto Ferrer- Dalmau " En Rusia están" a la espera de alguna reclamación para traerlos a España y se pueda iniciar el proceso de repatriación.
Colaboración internacional. Trabajo de campo e investigación
Junto a Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR) y de forma intermitente, trabajan otras dos asociaciones. La organización rusa Dolina, que organiza campamentos de verano para localizar a combatientes del ejército soviético caídos durante la Segunda Guerra Mundial y la alemana Volksbund, que tiene el mismo objetivo pero con caídos alemanes.
Hay que destacar también la ayuda de la empresa española Falcon High Tech encargada de manera desinteresada de los estudios técnicos sobre el terreno, trabajos que se realizan con drones para determinar áreas termografícas, con georadar y un sonar de barrido lateral para detectar las alteraciones geológicas compatibles con la existencia de restos humanos, Un durísimo trabajo sobre el terreno: ingentes superficies por rastrear, caminos helados sobre los que trabajan mano a mano el equipo internacional de rusos, alemanes y españoles con un único fin, encontrar y exhumar a sus desparecidos en la guerra
Junto al trabajo de campo, hay una exhaustiva labor de investigación en los archivos militares, libros parroquiales, registros civiles y todo documento que ayude a determinar la identidad de aquellos jóvenes combatientes. En los divisionarios a veces es muy difícil porque algunos mentían sobre la edad al no cumplir la mínima exigida, que era de 16 años, y otros viajaron con identidades falsas.
Los españoles que lucharon con el Ejército Rojo son más difíciles de localizar, porque están pertenecían a diferentes unidades militares y la dispersión geográfica es enormemente más amplia y muchos formaron allí sus familias. A pesar de ello, se han identificado más de seis decenas de enterramientos de estos españoles sobre cuya identificación, exhumación y repatriación han trabajado los miembros de la Asociación y recientemente uno de ellos, asturiano , también ha vuelto a casa.
Para agradecer la colaboración rusa, la Asociación también ha localizado una antigua estructura de un puente en fondo del río Bolchov, y los restos del santo del monasterio de Jurevo, pero su contribución más importante- pese a que Bono quisiera arrogarse el mérito- ha sido la devolución de la Cruz de Novgorov a su Catedral después de que los miembros de la División Azul la rescataran tras un bombardeo.
Los voluntarios que trabajan en la asociación destacan la camaradería a pie del terreno entre los países - anteriormente enfrentados- y sobre todo la gran empatía con el pueblo ruso, que se vuelca en ayudarles. Con viajes y estancias pagadas por ellos mismos,vuelven relatando anécdotas que conmueven el corazón como cruces arrancadas por el frío, y luego repuestas, tumbas conservadas en la clandestinidad y sobre todo emotivos testimonios de ancianos que todavía conservan canciones, palabras españolas y recuerdan con emoción que compartían los soldados compartían su rancho con los niños rusos y que, cada vez que abandonaban una población, relevados por los soldados alemanes, los despedían entre lágrimas. Especial mención merece el recuerdo a los sanitarios españoles que asistieron a civiles en los hospitales, suministraban medicinas a los médicos soviéticos y atendían a embarazadas y niños pequeños como quedó plasmado en el exitoso libro "Bajo el Fuego y Sobre el Hielo" de Poyato Galán, o en el reciente "Diario de Campaña de un Médico de Batallón de José Luis Cáceres"
Interés bibilográfico de la División Azul
La Segunda Guerra Mundial sigue siendo un campo que atrae a miles de lectores. En España acaba de publicarse "Huida del infierno La batalla de la bolsa de Cherkassy" de Muñoz Lorente, pero la División Azul se lleva la palma en producción bibliográfica:
Legión Española Voluntarios en Rusia de Pérez Rubio y Prieto Barrio, División Azul, estructura de una fuerza de combate"de Carlos Caballero, Legión Azul y Segunda Guerra Mundial de Xavier Moreno, Los Zapadores de la Divisón Azul de Díaz del Río o el ya clásico Soldados de Hierro de Francisco Torres entre otros, atestiguan este gran interés en el tema.
Vilipendiados por unos, aunque inmensos héroes para otros, la División Azul es la historia de unos hombres que fueron a luchar con coraje sobrehumano en el frente más letal de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el destino tergiversó su historia por haber compartido bando con un siniestro compañero de viaje. Pese a que se insista en lo contrario, la voluntad de los jóvenes no era ayudar a Hitler, sino participar de una acción bélica anticomunista. Fueron como batallón español y su humanitaria relación con los judíos es buena prueba.Y aunque no pudieron derrotar al comunismo, el tiempo sí demostraría que fue el totalitarismo más sangriento de la historia de la humanidad.
Auténticas historias de honor, sacrificio, entrega, coraje, camaradería y valor, como la que protagonizó Antonio, el soldado de hierro que, después de 70 años, al fin, volvía a casa.
Sus padres murieron con el dolor de la pérdida de su único hijo, desaparecido en la fría Rusia. Ningún familiar quedaba con vida. Antonio fue recogido y depositado en la iglesia católica de Pushkin, cerca de San Petersburgo, al cuidado de dos religiosos españoles. De ahí, emprendería el camino de vuelta, pasando por un convento toledano. Nadie le reclamaba, pero gracias a la labor de la Asociación de Desaparecidos en Rusia ( ADR) y el Ayuntamiento de su pueblo, ya descansa.
Se ofició una emotiva ceremonia religiosa en el propio cementerio de su villa natal antes de dar sepultura a su cuerpo. Aunque no le quedaba ningún pariente, no estuvo sólo, sino que un nutrido grupo de españoles venidos de Castilla y Andalucía miembros de la ADR, y algunos representantes del Ayuntamiento le acompañaron. También alguien muy especial, uno de los fundadores de la Asociación y el artífice de que sus restos y los de tantos otros estén volviendo a su patria.
Un sencillo ramo de rosas rojas y amarillas, junto a una placa con su nombre y el de sus padres que "no le olvidaron", homenajeaba al joven que dio su vida por sus ideales a miles de Kilómetros de su hogar.
Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR)
Sin subvenciones y escaso número de socios, la Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR) es una organización que intenta localizar y recuperar los cuerpos de los españoles que acudieron a partir de 1941 a luchar contra el comunismo al frente ruso, así como de los republicanos españoles que combatieron el nazismo en el Ejército Rojo. Su objetivo es la exhumación, identificación y sepultura digna de sus restos.
Hace varias décadas, los niños Fernando y Miguel Ángel Garrido, prometían a su abuela dar con el paradero de su tío, muerto en Rusia con 19 años. Tras la caída del Telón de Acero y formarse como abogados, comenzaron la búsqueda . Así se inició una extraordinaria aventura que cristalizaría en la Asociación de Desaparecidos en Rusia, que no tiene ánimo de lucro, no recibe subvenciones y ha colaborado en la exhumación de más de 2000 combatientes.
Una intensa labor que ha dado importantes resultados en Posad-otensky, Gornie Moriny, Mosky, Krasni Borj, y Novgorov. Hoy ya hay unos 2.500 españoles, la mayoría identificados, Como el título del gran lienzo de Augusto Ferrer- Dalmau " En Rusia están" a la espera de alguna reclamación para traerlos a España y se pueda iniciar el proceso de repatriación.
División azul. / RR SS
Colaboración internacional. Trabajo de campo e investigación
Junto a Asociación de Desaparecidos en Rusia (ADR) y de forma intermitente, trabajan otras dos asociaciones. La organización rusa Dolina, que organiza campamentos de verano para localizar a combatientes del ejército soviético caídos durante la Segunda Guerra Mundial y la alemana Volksbund, que tiene el mismo objetivo pero con caídos alemanes.
Hay que destacar también la ayuda de la empresa española Falcon High Tech encargada de manera desinteresada de los estudios técnicos sobre el terreno, trabajos que se realizan con drones para determinar áreas termografícas, con georadar y un sonar de barrido lateral para detectar las alteraciones geológicas compatibles con la existencia de restos humanos, Un durísimo trabajo sobre el terreno: ingentes superficies por rastrear, caminos helados sobre los que trabajan mano a mano el equipo internacional de rusos, alemanes y españoles con un único fin, encontrar y exhumar a sus desparecidos en la guerra
Junto al trabajo de campo, hay una exhaustiva labor de investigación en los archivos militares, libros parroquiales, registros civiles y todo documento que ayude a determinar la identidad de aquellos jóvenes combatientes. En los divisionarios a veces es muy difícil porque algunos mentían sobre la edad al no cumplir la mínima exigida, que era de 16 años, y otros viajaron con identidades falsas.
Los españoles que lucharon con el Ejército Rojo son más difíciles de localizar, porque están pertenecían a diferentes unidades militares y la dispersión geográfica es enormemente más amplia y muchos formaron allí sus familias. A pesar de ello, se han identificado más de seis decenas de enterramientos de estos españoles sobre cuya identificación, exhumación y repatriación han trabajado los miembros de la Asociación y recientemente uno de ellos, asturiano , también ha vuelto a casa.
Para agradecer la colaboración rusa, la Asociación también ha localizado una antigua estructura de un puente en fondo del río Bolchov, y los restos del santo del monasterio de Jurevo, pero su contribución más importante- pese a que Bono quisiera arrogarse el mérito- ha sido la devolución de la Cruz de Novgorov a su Catedral después de que los miembros de la División Azul la rescataran tras un bombardeo.
Los voluntarios que trabajan en la asociación destacan la camaradería a pie del terreno entre los países - anteriormente enfrentados- y sobre todo la gran empatía con el pueblo ruso, que se vuelca en ayudarles. Con viajes y estancias pagadas por ellos mismos,vuelven relatando anécdotas que conmueven el corazón como cruces arrancadas por el frío, y luego repuestas, tumbas conservadas en la clandestinidad y sobre todo emotivos testimonios de ancianos que todavía conservan canciones, palabras españolas y recuerdan con emoción que compartían los soldados compartían su rancho con los niños rusos y que, cada vez que abandonaban una población, relevados por los soldados alemanes, los despedían entre lágrimas. Especial mención merece el recuerdo a los sanitarios españoles que asistieron a civiles en los hospitales, suministraban medicinas a los médicos soviéticos y atendían a embarazadas y niños pequeños como quedó plasmado en el exitoso libro "Bajo el Fuego y Sobre el Hielo" de Poyato Galán, o en el reciente "Diario de Campaña de un Médico de Batallón de José Luis Cáceres"
Interés bibilográfico de la División Azul
La Segunda Guerra Mundial sigue siendo un campo que atrae a miles de lectores. En España acaba de publicarse "Huida del infierno La batalla de la bolsa de Cherkassy" de Muñoz Lorente, pero la División Azul se lleva la palma en producción bibliográfica:
Legión Española Voluntarios en Rusia de Pérez Rubio y Prieto Barrio, División Azul, estructura de una fuerza de combate"de Carlos Caballero, Legión Azul y Segunda Guerra Mundial de Xavier Moreno, Los Zapadores de la Divisón Azul de Díaz del Río o el ya clásico Soldados de Hierro de Francisco Torres entre otros, atestiguan este gran interés en el tema.
Vilipendiados por unos, aunque inmensos héroes para otros, la División Azul es la historia de unos hombres que fueron a luchar con coraje sobrehumano en el frente más letal de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el destino tergiversó su historia por haber compartido bando con un siniestro compañero de viaje. Pese a que se insista en lo contrario, la voluntad de los jóvenes no era ayudar a Hitler, sino participar de una acción bélica anticomunista. Fueron como batallón español y su humanitaria relación con los judíos es buena prueba.Y aunque no pudieron derrotar al comunismo, el tiempo sí demostraría que fue el totalitarismo más sangriento de la historia de la humanidad.
Y como explica Francisco Torres "aquellos jóvenes románticos españoles que se alistaron sin conocer las durísimas condiciones de la campaña, se fueron transformando para la posteridad en auténticos “Soldados de hierro” , formando la unidad del ejército español proporcionalmente, más condecorada de toda nuestra trayectoria militar y de la propia Segunda Guerra Mundial"
Auténticas historias de honor, sacrificio, entrega, coraje, camaradería y valor, como la que protagonizó Antonio, el soldado de hierro que, después de 70 años, al fin, volvía a casa.
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