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miércoles, 4 de enero de 2017


APORTELLADOS DE SACRAMENIA Y FUENTIDUEÑA


 

Aportillados eran los adelantados del rey, castellanos que pagaban Parias castelarias lo que les daba derecho a ser señores prevenidas en frontera con todo su ajuar. Para ser aportellado –este adjetivo define toda la reconquista con su entera mentalidad de combate- había que estar empadronado en una villa o ciudad, tener allí casa, corral o dehesa desde san Miguel hasta la santa trinidad, pagar la fonsadera o pecha de guerra y manejar espada, lanza y capillo, tener caballo. Hay que tener en cuenta que las armaduras eran entonces caras. Prerrequisito era el haber sido armado caballero y jurar lealtad al monarca. Los aportillados o aportillados podían administrar  justicia y recibían la cara de alcalde Es el principio vasallático otorgado en avenencia y de mutuo acuerdo (los godos no firmaban nada a no ser con la sangre y les bastaba la palabra empeñada) para cabalgar en algara contra el moro cuando la anúteba lo reclamase. Los caballeros eran mesnaderos bajo el pendón real. A tales aportillados se refiere el fuero de Peñafiel del cual ya hablamos otrora y que es uno de los más interesantes para los medievalistas. Don Claudio Sánchez Albornoz hace un estudio exhaustivo del mismo y lo clava. Es un fuero que fija los usos y costumbres de los sexmos ribereños del Duratón. Zona que había sido repoblada y don Claudio dice que el gran problema de la España del siglo X al XII fue la despoblación del Duero por gente de muy diferente origen. La integraban los gascones llegados de Francia siguiendo a los monjes repobladores del cister y de Cluny, vascos, satures, cantabros pero sobre todo casi en un 37 por ciento eran exaricos o cautivos agarenos que habían sido obligados a moverse hacia el norte tras las exitosas campañas en Al Andalus de Alfonso el emperador. Abrazaron seguramente a la fuerza la fe cristiana. Van a ser los primeros componentes de la fuerte raigambre mudéjar de esta zona que se irá desplazando hacia el Oeste por Cuellar, Arévalo, Peñafiel. Otros eran muladíes raíz mucho más antigua y asentada porque es obvio que no todos los mozarabes quisieron ser mártires hubo bastante chaqueteo y se sumaron al credo del Coram, o árabes descendientes de cristianos conversos al Islam también por obligación. Todo un variopinto melting pot. El Duero era la tierra de frontera. Tanto el como sus afluentes se encuentran salpicados de fortalezas y castillos. Los antiguos tumbos refieren que el dueño de estos señoríos el conde Ansurez de Monzón era un muladí: Ibn-el- Manssur  y Alfonso III de León en 912 dona la tierra de Cardaba cum edificiis a un tal Gonzalo Téllez para hacer cargo de esta zona de monasterios y de morabitos tanto musulmanes como cristianos  que vivían encuevados en simas que ese dan en abundancia por estos valles. El cenobio oriental va a ser sustituido por una fundación monástica del Cister. Esa va a ser la constante durante los siglos medios: el anacoretismo  bizantino visigótico va a a ser siendo sustituido poco a poco por una firma de vida en común y a la occidental. Eso desde un punto de vista religioso. Desde un ángulo económico los monasterios eran auténticos fundos de explotación agropecuaria

 

miércoles, 18 de junio de 2008

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