ANDRES LAGUNA DEFENSOR DE LAS TRES
CULTURAS ( Lanza, 13 de noviembre, 1994)
Viaje a turquía es la
novela principal del médico segoviano Andrés Laguna que no por poco conocida es
menos indicada para entrar en la problemática del siglo XVI amen de entrañar una
actualidad palpitante en grado de profecía. Los problemas abordados entonces
palpitan en la Europa y en la España de hoy: el misterio del surgimiento u
difícil convivencia de las tres religiones monoteístas con una historia por la
cual corre la sangre y que está plagada de suspicacias y de prejuicios. En el nombre de dios. Se dice que en
nombre de dios se han estado matando durante siglos. Esto es cierto sólo en
parte. Detrás de las diferencias teológicas subyace un conglomerado de
intereses creados de matiz económico. Pero hay sobre todo miedo al otro. Al que
es diferente. Al que reza de otra forma, no viste igual, coime diferente y
tiene otros hábitos o una pigmentación diversa de la piel. Viaje a Turquía está escrito en una prosa tersa amena y llena de
encanto. Rehuye de la retórica en la cual suelen incidir nuestros clásicos.
Resuma tolerancia y humanismo dentro de un retablo narrativo en el cual no
faltan ni la resignación ni la irreverencia de las gran novela picaresca. Traza
una panorámica en la cual los judios los moros y los cristianos viejos y nuevos
a veces se odian a veces se desprecian se man o se entienden bajo cuerda.
Constantinopla (Istambol para los sefardíes) siempre estuvo en el corazón de
España. Bizancio es el sincretismo de Mahoma de moisés y de Jesús de Nazaret y
un salpicón de razas y de culturas. El libro está escrito en plan gran
reportaje redactado sobre una prosa amena y nerviosa que refleja el mundo de
1557 y que parece haber sido escrito ayer. Cristóbal de Villalón pseudónimo bajo
el cual se oculta el humanista segoviano y médico del emperador Carlos v Andrés
laguna hace la relación circunstanciada de la vida de un galeote de su dieta de
su higiene precaria que no era óbice para que todos estuviésemos buen músculo. Tomaban bizcocho remojado con algún
refresco aceitanas y miel. Habla de lka hedentina y del olor a humanidad sudada
y sobada en los sollados malolientes y sudados
de los fayados o salas de maquina de las galeras donde se trajinaba a
golpe de rebenque. Los piojos las pulgas y la liendre estaban allá abajo. Era el mundo de galeras. Cada embarcación iba comandada por un patrón o
capitán y un cómitre un alguacil y un escribano 50 ballesteros y 20
arcabuceros. Todo ellos eran gente de cubierta. Abajo en la mazmorra estaba la
chusma 150 forzados bajo la mirada del arraez o capataz al que cumplía la
obligación de “arrear” el remo haciendo triscar la tralla o rebenque. A los
penados o bogavantes sentados en los
bancos de proa se les denomina proeles. A los de popa espalderes. Tras
ser apresada la escuadra del emperador consistente en 37 navíos y más de tres
mil cristianos entre marineros y gente de guerra el protagonista pedro de
urdemalas relata su odisea y nombra todos los puertos en los que atracan el
bajel g. Cárcel del turco: Estambul Patras Lepanto puerto león Gallipoli.
Llegados a su punto de destino los cautivos se convierten en esclavos del bajá.
A fuerza de ingenio simpatía y derroche de astucia y no pocas dotes de
simulación pedro de urdemalas logra abrirse camino y sobrevivir en la
Constantinopla de mediados del quinientos. La urbe fue tomada por los turcos en
1453. al principio los imanes fueron tolerantes con los cristianos que según
hace notar laguna en su obra es una religión superior y eso lo decía un
converso pero humanista aspiraba a un cristianismo evangélico. Dice que esta
religión resulta un verdadero grano de mostaza que crece y arraiga en fortaleza
en tiempos de persecución. Es la idea que repetiría después Nicolás Berdiaeff.
Es el misterio de la ortodoxia como mansa fuerza de choque contra el hervor de
las sectas que subsiguen a los furores luteranos y a todas las herejías habidas
y por haber. La idea de defensa de la ortodoxia fue puesta en orbita por un
judío como enseñanza moral para un catolicismo demasiado pagado de sí mismo.
Andrés Laguna constituye una de las grandes torres de la literatura castellana.
Era un converso insistimos nada tolerante y dogmático a diferencia de otros que
llevados de un futuro de tornachaquetas los arrepentidos los conversos en el
sentido peyorativo de la palabra que damos los españoles a aquellos que hacen
cursillos de cristiandad y se vuelven más papistas que el Papa o los que dejan
de fumar y se trastornan casi maniacos acérrimos contra el e3ncendedor y la
cajetilla. Lo dice una de las lumbreras de nuestro siglo de oro y cuya
personalidad me atrae cada vez más. Esa furibundia que alcanza el grado de
furibundia donde las ideas alcanzan un grado personal y no hay mas que entrar
en los chats de religión y en los foros de ateos sobre cuyas teclas y pantallas
se dibuja la nariz corva las espaldas cargadas de Torquermada. Pero ello forma
parte del misterio de la historia de España. Tanto laguna que fue profesor de
hebreo y de griego en la universidad de Alcalá de henares como Cervantes no se
cansaron de ridiculizar a los orates pero con la iglesia hemos topado sancho. A
causa de estos tornadizos la vida española de antemano siempre precaria a causa
de la envida y la emulación debió de volverse difícil. Menudearon las denuncias
al santo oficio. Se barrían herejes debajo de la alfombra se vigilaba las
costumbres sospechosas y los escritos y las palabras de los dómines eran
analizados con lupa. Laguna debió de pasarlo mal y volvió a sus hierbas y a su
cirugía. Castilla era un hervidero de fervorines mesiánicos. Las aguas del río
se había saludo un poco de madre al cabo de los movimientos comuneros y de las
germanías que tenían una raigambre social de denuncia contra los poderosos
nobles flamencos como Adriano de Utrecht pero eran de cuño religioso y una
maniobra de ida y vuelta que preconizaba el advenimiento de la reforma. En el
reino de valencia las germanías estaban impregnadas de una cargazón
revolucionaria inusitadas y en Castilla se empecinaban algunos exaltados
frailes en anunciar la llegada del fin del mundo. Al emperador lo consideraban
el anticristo. Cervantes trata de no entrar al trapo con la frase que citamos
más arriba. Pero el medico segoviano tanto en el Crotalón como en su viaje a
Turquía se muestra decididamente anticlerical. Y apunta una idea que luego
habría de remachar el padre isla en su Fray Gerundio con esta ironía que es una
verdadera perla: Necesitamos púlpitos de
acero en España que de otra forma los furibundos y malhadados clérigos todos lo
hacen pedazos a voces. Parécele que a porrazos han de defender la fe de cristo.
Feijoo trillaría en la misma parva poniendo en ridículo a los escolásticos con
un siempre las mismas voces las mismas disquisiciones los mismos razonamientos
en los paraninfos. Y esta postura de profunda religiosidad alegría de vivir y
deseos de poner enmienda a los errores de sus contemporáneos le vuelve
sospechoso de disidencias y es posible que el lazarillo de Tormes saliera de su
pluma. Estamos ante una de las mayores obras de las letras castellanas solo
parangonable con el Buscón y el quijote pero ¿Andrés Laguna? No quiso firmarlo.
Lógico. Los sabuesos del santo oficio andaban a la caza. En el estilo se
percibe la donosura y llaneza la campechanía de los segovianos y Laguna era
segoviano a machamartillo mucha sorna inteligente buen talante y donoso en el
decir y algo redicho.
Su viaje a Turquía no es sólo una interesante novela de
aventuras y un puntual tratado de geografía en un tiempo en que los
conocimientos de otros países eran mítico y la noción que se tenía de Bizancio
era como referente de los libros de caballerías. Por eso es de una solercia
literaria impresionante y magistral su descripción de las costumbres de los
monjes del Monte Athos con sus cinco cuaresmas, la vida cenobítica en cavernas
escarpados, el rechazo a la presencia de la mujer porque en los monasterios no
se admite la presencia de ningún animal hembra. Al propio tiempo indaga sobre
el alma humana y retrata la mentalidad de los españoles de su época. Tiene la
costumbre el español, observa, de olvidar de su patria, bendecir lo extranjero
y tratar mejor a los forasteros que a los indígenas, cuando repasa los
Pirineos. En las mismas seguimos y esta observación la hace un autor del siglo
XVI.
Torrezneros
La verdad es
que somos un poco torrezneros. Por sus páginas desfilan vizcaínos que ya por
esa sazón eran los mejores marinos de la escuadra “gente amiga del buen comer que habla mucho y atropelladamente opero que
es muy noble. Hablar atropelladamente. ¿No será esa una herencia vasca
adherida a nuestros genes?. La ponderación y una cierta ternura y compasión
ante los pecados ajenos son la mejor cura que propone el galeno segoviano a lo
males nacionales. Andrés Laguna no se calla un pelo y canta las verdades del
Barquero con ese desparpajo y la franqueza que caracteriza a los hombres de su
tierra. Viaje a Turquía fue escrito en 1558 el año de la muerte del Emperador.
Su autor combate el oscurantismo y la superstición. Era amigo de Erasmo y de
Luis vives y con las hierbas oficinales que conocía bien pues ya desde niño
salía a comerlas a la zona de Tejadilla y que maja con el mortero hace
autenticas maravillas. Las enfermedades más difíciles no se le resisten a sus
curas homeopáticas a base de centaura y escamonea una plantas que crecen en los
campos de Segovia. La escamonea le fue bien al cesar para su gota pero no tuvo
el remedio que éste le pedía para curar la impotencia. Carlos V según sus
cronistas acudió a la santería y fue a ver a una saludadora de Cabreros que
decía realizar maravillas con los desganados pero el emperador que quería tener
hijos y aunque la buena vidente le dijo que viviría treinta años y podría
engendrar más niños moriría al cabo de poco tiempo en una húmeda celda del
monasterio de Yuste. La medicina a Andrés Laguna le salvó la vida pues estando
cautivo en Constantinopla fue requerido por el sultán al que desembarazó de
unas fiebres y este en pago le otorgó la carta de la libertad. Curandero de su
honra el doctor regresa a España visitando Paris y los países bajos. El viaje
de vuelta no fue nada sencillo. En Grecia hubo de disfrazarse de monje y visita
una de las tebaidas más celebradas de la cristiandad: el monte Athos. Allí
recibe protección del idumeo y es el primer español que consigue poner el pie
en cada uno de los 22 monasterios que conforman esa laura. Son los “papas” o
“popes” los que le libran de otra persecución de los turcos.
Enjundiosas
son sus reflexiones sobre las diferencias entre la iglesia griega y latina pues
dice:
Ellos viven a la
evangélica. Sus iglesias son pequeñas y no tan fastuosas. No hay canonjías ni
prestameras o beneficios eclesiales y viven de lo que el pueblo quiera dar.
Siempre andan haciendo santiguadas y tocando la tierra con la frente y cantando
kyrie eleison. Y sus oficios son muy largos como nuestros maitines en
Nochebuena y dicen en todas las misas las oraciones que nosotros sólo decimos
en Viernes Santo[1].
Tienen cuatro cuaresmas y a la de la pascua de resurrección llaman gran pascua.
Es la mayor y mejor fiesta del mundo. Todos se besan unos a otros y se saludan
con la frase de Xristós anesti a lo que responde el otro: alithos anastasi (Cristo resucitó... verdaderamente ha resucitado”
La obra del inmortal galeno segoviano,
entomólogo y botánico aparte de un gran escritor corografico se puede codear
con los grandes de las letras castellanas pese a ser un autor poco conocido.
Todo un humanista por lo que su lectura se hace del todo recomendable. Los
tiempos de cambio que le tocó vivir son muy parecidos a los actuales. Este
hombre galaxia Guttemberg se convierte en un prometeo de la galaxia MacLuhan.
¿Qué hubiera sido si Laguna llega a
conocer Internet y Aprovechado sus inmensos recursos? El viaje a Turquía parece
haber sido redactado ayer mismo y haber salido calentito de las planchas que
entonces se decían tórculos. Sus libros son una buena pagina Web. El paso de
los siglos no las hizo perder nada de su primitiva frescura. Por su fascinación
ante lo nuevo y su tolerancia ante otras culturas su amor por la belleza y la
verdad y por el humor casticista que le caracteriza. Es el suyo el humor de los
sabios.
[1] Se refiere al Agios O Zeos, agios Isskrios, agios azanatos (
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal) o trisagio atanasiano que en
Occidente sólo se cantaba en la liturgia de Viernes Santo. Las observaciones de
Laguna no pueden ser más actuales.
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