AMILIBIA: EL AMIGO DE JACK NICHOLSON O EL DRAMA DE LA TRANSICIÓN
Antonio Parra
(Joder qué gran novela! (Virgen Santísima todo un novelón! J.M. Amilibia ha escrito uno de esos libros definitivos que marcan hito. Son trescientas páginas testimoniales que describen a toda una generación. Lo esperanzados, lo ingenuos, lo maravillosos y lo horribles que fuimos. Traza las lindes en los que se enmarca el drama que vivimos, los sueños que nos encendieron de luz el camino, las mujeres que amamos y desamamos, la profesión periodística que abrazamos, las cabronadas, egoísmos y pequeñas insidias personales y envidiejas, todo ese humo envenenado que hubo que tragar porque la vida de un periodista en su absorción total nunca puede ser un cuento de hadas y había que pegar el pisotón. Andábamos a la caza del scoop y esa exclusiva luego nos cazaría a nosotros. AEl amigo de Jack Nicholson@ es la historia de un Apisotón@, aquellas entrevistas con personalidades o famosos en los que se significaron siempre los de Pueblo que por una noticia mataban a su padre y que nos dejaban bocas a todos los de la profesión. José Luis Navas se marcó otra con el doctor Barnard aquel famoso cirujano de Ciudad del Cabo que operó el primer transplante de corazón. Para llegar a el primero el bueno de Navas tuvo que Aligarse@ a su secretaria, y luego viajar poco menos que de polizón en un avión que traía a Surafrica pescadores y recorrerse en cuarenta y ocho horas doce mil kilómetros todo un record para llegar el primero tres noches sin dormir el jet lag al carajo a los talleres de la calle Huertas con los clichés de su entrevista calentitos. O el Yale aquel divino cojo que se disfrazó de enfermero y le robó al Marqués de Villaverde los carretes de la primera operación de transplante de su propia bata blanca colgada de un perchero en los quirófanos de La Paz. El yerno de Franco por poco le afostia. La pela es la pela y la noticia la noticia y un scoop un scoop. Para ser primero en dar la noticia no había que tener escrúpulos ni miramientos familiares. En la guerra como en el amor y en el periodismo todo vale.
-Si me pegan un tiro en Vietnam- hizo saber hablando en alto y coram populo en la Redacción Yale una vez antes de marcharse a la guerra- que ese cabrón (se refería a Hermida) no escriba mi obituario. Hablará de él.
(Bien conocía al pión( Amilibia lo saca a relucir en este libro que es novela verité cpon trazas de pulp fiction, un canto lírico lleno de amor y perdón al desvanecido ayer pero sin dejarse nada en el tintero. No se trata de un ajuste de cuentas sino de contar las cosas como son y como fueron. años muy duros desde luego aunque miradas las cosas bajo el prisma de la nostalgia y por aquello de que todo tiempo pasado fue mejor nos parecieron fabulosos. Lobos de la misma camada, Amilia traza el pérfil a Ruli del Pozo también lo retrata Chusmari -no te enfades Raúl- desenmascarando su inveterado comunismo siempre con el poder y viva quien manda ditirambos a Ana Botella, piropos a Zapatero, pitillos en compañía de Carrillo, habanos con Felipe y el té con Solís, y lamerón con Fraga, al que hacía la pelota cuando estábamos en Londres y eso de que fue cabrero a lo Miguel Hernández es un farol. (Qué va! Una tía suya se lo dijo en carta a Emilio Romero: ALe mandamos al niño unos días a la majada con los zagales para que cambiara de aires@. La flexibilidad de vertebras hic et nunc fue ejercicio muy redituable en este país entre los escritores de circunstancias.
Cela que era el más listo se hizo presidente de la Sociedad de Amigos de Israel y lo dieron el Nobel pero Quevedo que para mí es la cumbre de las letras castellanas y un valiente no he de callar por más que silencio avises o amenaces miedo etc. cinco años a la sombra por unos versos dicen en la servilleta de Felipe IV, cinco años en una mazmorra de San Marcos, creo que es paradigma de ética e independencia del pensamiento y ejemplo a seguir y mucho más en medio de tanto veneno y tanta mierda como nos anega.
Amilibia pertenece a esta casta de escritores comprometidos con la condición humana, esa fauna, y con la belleza, que no escriben contra esto y aquello pero que tratan de reflejar la vida como es sin dejarse nada en el tintero y sin pelos en la lengua. Tiene el candor, la fortaleza, la ternura y esa oralidad que caracteriza al pueblo vasco. Vizcaino es el hierro que os encargo corto en palabras y en fechos largo decía Tirso. Baroja era así. Un tipo taciturno pero amigable. Se ponía a contar, sin embargo, historias y no paraba. Las novelas las narraba al desgaire sin un plan predeterminado y un poco adonde caiga la boina o la chapela. El ambiente que refleja El amigo de Jack Nicholson es como subirse abordo de una lancha y darse un paseo en barca por la ría de Nervión o en este caso el río revuelto de Madrid c. 1977 en adelante y bogar y bogar. Rema sin perder comba, piragüista. Ay marinerito arria la vela que está la mar tranquila y serena. Pero que va no hay mar panda delante de ti sino un galernazo de padre y muy señor mío. Y noches para destetar hijos de puta que uno trata de sobrellevar al apostadero de la barra del Gijón, un refugium peccatorum de todos nosotros y si no hubiera sido por Fonso el Cerillas el único que me hablaba yo me hubiera colgado ya de una farola de Recoletos. Ese aliento terral y maligno, una vaharada de viento solano ahíto de malos presagios, esas miradas embozadas cargadas de odio y de revancha, esas ráfagas de amenaza y de persecución en medio de la democracia y a gentes que no tuvimos arte ni parte pero debió de ser muy gorda la que prepararon aquellos cabrones del 36 pues nosotros los que quisimos ser decentes la hemos sufrido a efecto retardado en nuestras carnes y que pagamos con una suerte de muerte civil, si no con la vida pues no iba a ser cosa de montar otra vez paredones pues aquí resulta que los que fusilan son siempre los mismos pero nos metieron en el lazareto de apestados o en el apartadero de los sospechosos, es lo que me recuerda esta novela tan elocuente, tan entrañable y a veces tan cruda pues a lectores poco avisados que no vivieron aquella época que fue preludio de la que estamos viviendo les pueda parecer un panfleto, una mohatra, un libelo que se ha sacado de la manga Chusmari no apta para paladares delicados.
Que no la lean entonces los cursis pues la cursilería y la ramplonería que denuncia Almibilia constituye un poco la hola que nos invade y cursis son la mayor parte de los libros que se publican, los relatos que invaden las revistas de la entrepierna y el corazón en plan hedonista de hay que ver lo bueno que lo tengo, se ve pero no se toca pichas flojas y coños grandes enroscados a las arillas de la Gran Sierpe infernal.
Al que no le guste apechugar con la verdad, asumir su culpa y cargar con todas las responsabilidades que se joda. Quod scripsi, scripsi, clamó Pilatos. Esto va a hacer pupa en muchos mentideros y tratarán de olvidar la obra o apartarla. Pues a aquellos que andan en la pomada no le agrada que se les rechiste. o les recuerden ciertas cosas pero el libro ya digo no es un memorial de agravios sino el mural de la gran perdonanza. Mira, ese eras tú entonces. )Y aquel otro? Amilibia hace limpieza de recuerdos y de cajones y se encuentra una tarde la gran foto que le hizo Santiso a él y a Jack Nicholson -punto de arranque del argumento- bebiendo juntos como aparecen en la cubierta de la novela que ha sido por cierto muy bien editada por Ensenada de Ézaro Ediciones cartoné papel letra del cuerpo 12.5, amplio de márgenes en octavo mayor.
Para degustarla hay que tener buen paladar. Las palabras escritas como Dios manda no sólo son poder sino placer. Y poderoso y placentero este libro es. A él como al que esto escribe y a otros cuantos más, como Félix Ortega, uno de los más grandes periodistas y corresponsales en Nueva York que acabó sus días en el gabinete de prensa de Iberia, relegado, puteado, humillado y ofendido, oprimido pues esta sociedad que nos ha nacido del destape y la corrupción odia sobre todo la inteligencia y hay que hacerse pastueño y acomodaticio para sobrevivir, y que se murió de tristeza o de asco hace un par de años. Nadie le recuerda. Yo sí. Amilibia también aunque de una forma tácita o implícita.
Con su varita mágica ha hablado por todos nosotros y lo hace con la autoridad del que puede acreditarse como el número uno en los de mi generación. Queda también Jesús Torbado pero )dónde está Torbado? Y eso es muy agradecer. No ha habido campos de concentración cierto faltaría más en una democracia con un rey que no nos merecemos etc blabla (Cela me decepcionó otro que tal maravilloso escritor pero muy flexible de vértebras).
Ciertos son los toros. Se nos ha vigilado desde arriba poniéndonos incluso sabuesos de los servicios a los zancajos. Para después ir diciendo por ahí que eramos unos desequilibrados mentales afligidos de manía persecutoria, te mean en el colodro y hay que decir que llueve; te pinchaban el teléfono y decir que esos ruidos raros del auricular eran susurros de la línea cuando había un cabrón espiandote al otro lado del hilo. Galileo Galilei )juras que la tierra es cuadrada? Pues claro.
El CESID de Manglano retomó las malas costumbres del SIM chequista y los lebreles de Carrero eran hermanas de la Caridad al lado de lo que después ha venido. Tenías que hacerte pasar por borracho como en los tiempos de Stalin para hacerles creer que eras inofensivo. El doctor Goebbels y Beria por desgracia han tenido muchos émulos en estos tiempos míos. Pero ya sabíamos que esto era una democracia vigilada y Gibraltar un problema distinto y distante que dijo el Gran Ciprés que nos metió en la OTAN de rondón y luego la cosa no ha servido más que para desguazar el ejército y apuntarnos a todas las guerritas solidarias y demás. Una organización estratégica sobre el papel que ha quedado expediente de cupo toda vez que, caído el muro, se le privó de razón de ser aunque los rusos -y eso la diplopía de nuestros políticos no lo ha sabido ver y entender- sigan ahí.
No ha habido paredones pero al pasar algunas noches tristes por Fuencarral cabe los muros leprosos del colegio de los escolapios de San Antón donde estaba la checa después de echar la pota ante la misma verja del Banco de España como le ocurre al protagonista de esta novela he escuchado los gemidos de los que iban a fusilar.
-Fulanito de tal y tal - gritaba el carcelero un nombre rilando en un papel.
-Señor mío Jesucristo - contestaba entre sollozos el que estaba en capilla agarrotado de miedo y congoja en su instante final.
Estaba claro que era un inocente pero aquí pagan siempre justos por pecadores y fusilan siempre los mismos.
Sin embargo, los había echados pa alante que son los de mi condición y de Amilibia también. No nos rendimos ni entregaremos la cuchara ni aunque nos pasen por las armas un amanecer. No estoy de acuerdo con esa definición de winners and losers que tanto les gusta a los norteamericanos porque aquí hasta el rabo todo es toro y al freír será el reír. Todos somos ganadores y perdedores a la vez.
-Menganito de tal y cual.
-Chupándomela. (Cobardes, asesinos! Vosotros me la peláis a cuatro manos.
Luego se escuchaba un disparo. La alusión constante a esa mamada y al masturbador de pilas del Gran Delegado que nos puso a nuestra disposición es una de las técnicas narrativas sorprendentes de esta novela donde el sexo es un lugar común pero también un símbolo visto no desde el morbo sino desde un ángulo trágico cómico. Encuentro muchas influencias y recursos de Trópico de Cáncer de Henry Miller. También pulso cinematográfico y secuencias breves para que nunca decaiga el interés aunque a veces el hilván narrativo se pierde y aturulla pero es la época que nos ha tocado vivir y máxime que la historia está contada por un periodista y en clave periodística. Sé que Amilibia escribe sus libros a barrisco y de sopetón casi con la celeridad del rayo pues es un don que Dios le dio sin templar gaitas. Heroes de barro que para mí sigue siendo otra de sus grandes novelas la escribió de una sentada en quince días, un prodigio de inspiración que para dar con él tendríamos que remontarnos a Lope. Pero sin retóricas. Lo que escribe a Amilibia le sale del corazón. Es un escritor genuino. Escritor-verdad.
No hay que pedirle congruencia a la naturaleza. Está con Beckett, con Pinter, Tom Wolfe, otro gran mitómano y la nueva leva de la novelística anglosajona que se escribe al socaire o a redropelo de Hollywood. También me ha recordado esta brillante novela, sobre todo en el transcurso de las cien primeras páginas, el pulso creativo de la película de Pilar Miró Gary Cooper que estás en los cielos. Pero yo creo que Amilibia vuela más alto. Alguien voló sobre el nido del cuco y aquí basandose en una entrevista con una fotos del gran Santiso, otro de los grandes de aquel diario de la calle Huertas y cuyo archivo fotográfico puede ser uno de los mayores testimonios de aquella época, establece el punto de partida del argumento: un periodista relegado que abandona la profesión y monta un chiringuito. En su bar coloca una ampliación mural y los guiris japoneses acuden allí a que les explique su guía, Ikira, que habla como uno de Lavapiés, las secuencias de aquel encuentro con el divo y las incidencias de aquella noche para destetar hijos de puta y sus giras por el Madrid la nuit Bocaccio y los garitos de la Costa Fleming. No corran que ya no existe, nos advierte el autor. Todo aquello que se fue para no volver.
El retrato que hace de Jack Nicholson es fantástico y creíble. Un auténtico stud o garañón californiano con sonrisa de Mefistófeles, el gran donjuán que tenía que echar a las grupies de la cama en su mansión de Beverley Hills y que pachasco en el Madrid golfo no se come una rosa, al periodista le hace una pregunta )Aquí donde se folla? Y ahí tenemos al protagonista el bueno de Carlos Sancho corresponsal en Londres tentandose la ropa y palpándose los machos como los primeras espadas antes de decidirse a pasear a su amigo la estrella de la Warner Brothers y todo un león de la Metro por las barras americanas de la carretera de Barcelona. )Aquí donde se folla? Buena pregunta que resuena en todos los ámbitos - la técnica novelística creo que se llama anagnórisis y es un recurso de los novelistas de raza- y resonará mientras el mundo sea mundo y por mucho que Gallardón y doña Ana Botella y otros munícipes de estrecha bragueta pero de doble moral quieran ponerle puertas al Campo, hasta el Valle de Josafat. Es el Avoglio una donna@ de Fellini en la secuencia triunfal de una de sus películas. Un loco subido a la copa de un árbol pegando voces diciendo que quería una mujer amenazando con no bajar nunca si no se atendía a sus reclamaciones. El enfermero jefe del nosocomio trae una escalera y hace trepar por ella a una monja enana, coja y horrible, ahora verás y el tío se calma oye. Pues Jack Nicholson igual que uno de los pobres diablos que en Madrid, en Moscú o en Berlín y a los que los ingleses llaman johnies que se van de putas.
Aquélla noche de farras sella el principio de una gran amistad. El actor le envía a Carlos Sancho todos los años por Navidad recordandole no solamente aquella noche que se fueron de picos pardos a la Costa Flemming sino la otra en que unos gitanos en un tablao flamenco de Córdoba estuvieron a punto de pincharle con la poderosa pues Jack con unas copas de mas había cometido la temeridad de tocarle el culo a una bailaora, lo que entre la gitanería es un crimen de lesa majestad que se paga con la muerte porque a las gitanas les está vedado el amor libre y no pueden acostarse más que con su marido.
Contrasentidos de nuestra existencia. Amilibia que tiene el RH como Dios manda y los cojones en su sitio pues eso nunca les faltó a los vascos, excepto a esa peste etarra que mata por la espalda cosa que nunca harían los verdaderos vascos, tuvo que salir de naja de Bilbao, lo mismo que de Córdoba con su amigo Nicholson huyendo por pies de la cabritera de un gitano celoso. Los polimilis habían puesto precio a su cabeza a él que es vasco de quinta generación y vasco hasta las cachas en su manera de ser y de contar. En su compañía a uno le entran ganas de entonar un zortzico o cantar alguna canción carlista de las viejas como El alcalde Aguigorriaga el que sabía tocar el chistu tenía mucha ilustración y todo el mundo le dice que se llama Pantaleón. La cosa tiene tres pares de perendengues pero son contradicciones de nuestra época nada racional.
Emilio Romero lo acogió en su periódico donde llegó a ser con Raúl del Pozo, José Luis Navas, Homero Valencia, Hermida, Cancio, Julio Camarero, Pilar Narvión, El Butano más agarrao que un chotis y de los que nunca te pagaba un café por eso es millonario claro y otros una de las mejores plumas de aquel diario Pueblo de feliz memoria. Yale era otra de las firma galanas. Tenía buen bastón en el pleno sentido de la palabra. Para rematar las faenas como queda demostrado en esta novela donde le echa una mano un amigo por entonces no había Viagra pero se pegaban gatillazos un poco menos que ahora eramos más jóvenes y remata la faena donoso campeador.
El jodío cojo otro que tal. Yale no alcanzó nunca la categoría de caballero mutilado pues había peleado en la trinchera de los del rabito y no en el bando vencedor me parece y el Emilio que también llamábamos medio pulmón pues andaba de la caja cambios mal y algo escorado le dio un puesto en la plantilla. En aquellos tiempos del Gran Romero no hacía falta ejecutoria de hidalguía. No había rojos ni azules todos eramos un todo ni vencedores ni vencidos ni winners ni losers. Bastabacon escribir medianamente y tener buen olfato informativo..
Raza de conquistadores la noticia en el corazón aquellos prohombres pioneros de la información y acaso de la literatura porque han introducido una nueva manera de contar historias, adelantados de un mundo feliz [(qué ironía! Huxley tenía dos copas de mas cuando escribió A Brave New World] o poseídos por el morbo de la tinta impresa ese duende de las imprentas que ha envenenado nuestro organismo más que el tabaco hasta morir abrazados al tablero de nuestro ordenador ahora y antes a la AOlivetti@ que a veces emitía quejumbres de mujer en trance de parto o dulces melodías del escritor que se sienta a hacer un ajuste de cuentas con la vida. A veces sonaban como estruendo de ametralladora o andanadas de un paco. La queríamos como una novia. Johny cogió su fúsil. Y Santiso su cámara. Amilibia su ordenador. Suena el teléfono. No lo cojáis que puede ser una noticia y entonces las noticias eran verdaderas bombas. Algo inesperado, no como ahora donde todo se ve venir y donde Matías Prats repite catástrofes tremebundas y acontecimientos terribles que se escuchan como quien oye llover. Hemos perdido un poco la inocencia. Los telediarios se parecen día tras día como un garbanzo a otro garbanzo. No nos conmueven. Puede que se trate de una táctica del Gran Cofrade del Ojo que todo lo ve y la Oreja que todo lo escucha para dominación. Las masas se dominan por el miedo y aquí la gente está crispada sí pero amedrantada. Y no hay cojones.
El retrato de aquella época tal como la vivimos le ha salido guay. Mucho mejor que cuentame. Un friso perfecto pero lo que más me admira es la valentía de Amilibia para contar el trance por los que algunos de nosotros hubimos de pasar. Se te cerraban todas las puertas. Palmaditas en las espaldas. Oye )dónde escribes? )adónde estás? Un día de esto te llamo y comemos. Las editoriales te devolvían los originales con la misma retahíla de siempre: nos ha impresionado su novela pero sin discutir su gran valía sentimos mucho no poder incluirla en nuestro catálogo. Una vez estuve a punto de quemar las filacterias como ese judío de una de las novelas de Phillip Roth sobre el judío que llega a Nueva York ciudad pagana y le entran ganas de echar al fuego los libros santos y los paños de oración. Una mano lo contuvo. Los profetas no se suicidan pero mueren en el ecúleo o son crucificados también es verdad. O les meten un tiro o les dan una paliza o le follan a la parienta o le meten caña por todos los lados. )Que queréis más? )Darnos por culo? Hay que seguir adelante con la cruz a cuestas aguantando la marea o siete plantes de metralla en el cuerpo y avanzando como en la Legión.
La denuncia y el reto que se plantea en El Amigo de Jack Nicholson sigue ahí: somos supervivientes de un mundo aterriza como puedas de las Hermida Girls y de los Ansón Boys porque aquí no es sólo Polanco el malo de la película oiga. Creo que ha habido otros peores, los embozados de la Derechona terrible que como me decía a mí una vez Luis Fernández Villamea prefiere entregar un hijo a dar una finca. No es esa Derecha de Fuerza Nueva sino otra más subliminal, sutil, la que nos puso contra las cuerdas. Del agua mansa me libre Dios. Eran los de la palmadita en el hombro y el a ver cuando comemos oye que por la espalda decían pobre chico, está acabado, es un borracho. Para que te dieran un trabajo en un periódico dice Amilibia tenías que ser una tía cachas capaz de hacerle un francés al jefe y un griego al productor. O ser un barbilucio algo maricón. La mamada una agnición elíptica con la que se caracteriza al pobre Carlos Sancho, ex corresponsal en Londres, ex periodista, casi un ex hombre como diría Gorki. Hay que ser joven, apuesto, sin un adarme de grasa y a nosotros se nos insinuaba la panza y tener en lugar de cabeza un cohombro, escribir mal contando lo evidente para que te dieran la columna soñada o un cargo. Y yo añadiría el ser renegado de tus convicciones, abjurar de tus principios más sagrados. Horcas caudinas. Si eres un gilipollas te publicamos la novela. Si no a la puta calle. Tiempos de la mamada y la mamandurria. El signo de la Bestia. )Quién aplastará la cabeza de la Culebra? )Quién va a luchar contra el poderoso Dragón? Y Lara como un gran Buda alegando su condición de legionario y de vendedor de libros a domicilio amasó fortuna en la Transición.
Amilibia es rotundo y deletéreo contra todas estar lagartas que han copado el mundo de la información. Las reinas de las mañanas. El morbo. Lo banal, lo venusto y lo sicalíptico. AAntes teníamos la Clave de Balbín que era un coñazo pero por lo menos daba altura a esta profesión@. A Brave New World. Gran Hermano nos vigila. No puedes pensar por tu cuenta. No te es lícito. Sin embargo, aquel falangista al que fusilaron un amanecer, grito que yo escuchara y no era delírium tremens como me advirtió el Ruli con su Asonrisa de hiena@-le clavaste en una frase Chus- en un velador del Gijón pronunció una frase que se oyó como un clamor de combate.
-Chupándomela.
Es lo que dice siempre un español cuando se enfurece. Este grito es recurrente en la novela que trata de reflejar una época, la de la Gran Mamada. Sólo nos queda montar un chiringuito en Villaponte, como Carlitos Sancho o retirarse a un convento. El bar de Villaponte es el ABeatus Ille@ horaciano de qué descansada vida pero no piensen ustedes eso. Pueblo chico infierno grande. Aquí todo se sabe. Hasta los pedos que te tiras los escucha tu vecina. Nuestras vidas están en escaparate. Vivimos en una sociedad transparente y de cristal. En Villaponte que puede ser el Escorial, Villalba o cualquiera de las ciudades dormitorio del cinturón de Madrid conoce a Patricia una estrecha que resulta luego una cachonda mental. Le daba morbo tocarle la entrepierna al corresponsal y hacerle una paja por lo bajini. Luego llega a ser una gran actriz. Otro personaje femenino Sara, la hija de casa rica y niña de familia catalana, educada en colegio de monjas y de esas que elegían los buenos partidos y tasaban los novios con regla de cálculo, da en ninfómana. El protagonista encuentra a su mujer en la cama con su marido y para colmo la madre a la que tanto venerara Carlitos resulta que era una bollera y un día que va al cementerio a poner flores en la tumba de su madre se encuentra allí a la que había sido su pareja durante cuarenta años. En fin, el sexo es aquí un recurso alegórico, un punto de referencia casi humorístico con los que el autor trata el friso de su galería de caracteres.
Los turistas japoneses empiezan a llegar cámara en ristre y el amo del local Carlos Sancho a contar sus noches de farra con la Estrella de Hollywood. Jack Nicholson que estás en los cielos. Esto es el no va más. El juicio de valor, inapelable. Toda una novela llena de buenos gags como les gusta a los scriptwriters de las poderosas internacionales del cine y acción que se desarrolla con movilidad en flahback. Encuentro, sin embargo, poco logrado y tratado sólo al pasar la vida de Carlos en Londres pero su escapada a Hollywood donde Jack Nicholson pone a disposición de su amigo una gran suite en su palacio de Beverley Hills, un Rolls y una choferesa que le abanique lo encuentro mucho más real. La segunda parte sobre todo ha sido escrita con prisa o al menos es la impresión que me da. Pero ya digo las cien primeras páginas son impresionantes. Oiga aquí donde se folla. No hay policía. Latiguillos que suenan en toda la película porque leo y parece que estoy sumido en la butaca de un cine viendo una cinta maravillosa.
Con respecto a la cita sobre la cautela en materia sexual creo que lo que dijo don Camilo Alonso Vega fue: AMi querido amigo, si no puede ser casto sea cauto@. El contexto que se da es otro.
Por el escenario desfilan como por el teatro de un gran guiñol los grandes vaivodas del mundo de la información actual Polanco, Hermida, Cebrián pero Amilibia se guarda muy mucho de citar a Ansón que también es otro gran gurú del Establishment y un hombre muy poderoso cerca de la Casa Real. Lo comprendo es lógico. Con los garbanzos no se juega.
Otro detalle que me enternece y digno de resaltar es que dedica la novela a su mujer, Ketty Kaufmann, una gran profesional, bella mujer y la santa que le aguanta. Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer y si no hubiese sido por estas mujeres que han estado a nuestra vera en medio de tiempos tan difíciles no se lo que hubiera sido de nosotros. A mí sin mi María José y sin el Cerillas del Gijón me hubiera colgado de una farola de Recoletos. Umbral también venera a su mujer, España. Queridas, las otras son las ermitas. Vosotras, la catedral. En este caso creo que falla la creencia de que las mujeres no tienen bandera y orillan a los perdedores. Éstas no; todo unas heroínas manteniendose a nuestra vera cuando vinieron mal dadas. No creo que se pueda achacar a Amilibia de misoginia. Lo que denuncia él es el gran puterío que se ha montado durante la Transición. El puterío mental. No el físico `porque aquí cada uno estornuda como Dios le ayuda. Este puterío es mímico del culto al dinero y la gran crueldad, la violencia deshumanizada que nos circunda.
Considero que el feminismo torcaz y procaz es una forma de terrorismo psicológico que trata de capar al macho, desplazarlo del poder, quemar las naves, hacer harakiri, rendir culto a la muerte, lo mismo que el uranismo. )Qué creéis que a estos mamones les importa un comino la violencia de género que denuncian cada dos por tres? They thrive on it. Es el nido donde incuba la Serpiente.
Amilibia puso el dedo en la llaga. Gracias, hermano. Y a ti Ketty al año que viene en Jerusalén. Siempre fui amigo del pueblo elegido aunque nunca me las di de sionista. Israel, la tierra prometida, prefiero fundarlo en mi corazón. No en un espacio físico. Y Dios ayudará. Me llena de esperanza que se publiquen libros como El Amigo de Jack Nicholson aunque sea por editoriales minoritarias. Nunca puede ser más negro el cuervo que las alas reza un adagio ruso. Y siempre que llueve escampa decimos por aquí.
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