LA PATRIA NO ES UN ESPACIO FISICO. LA LLEVAMOS
EN EL INTERIOR
Termina el verano. Fue una recia canícula pero
nunca este díacono se sintió tan feliz, ufano de haber proclamado el evangelio
de la verdad frente al viento de aquilón, ese cierzo que a juicio de los
exegetas traerá al trote los caballos del apocalipsis y en esa demanda y procura
sigo. Hasta el final.
-Diakon prestupit- dice el oficiante en las
misas rusas solemnes (acércate, diacono)
Y éste responde:
-Stoi- aquí me
tienes.
Las verdad es que las turbulencias de
septiembre con la chulería del cabeza visible de la autonomía a muchos españoles
nos ha sumido en la indignación, el enojeno o la cólera. Creo que a pesar de
todo no podrán desorejarnos y seccionar la unidad española. Porque dejarán de
cobrar y de chupar esos exaltados cavernícolas. La patria, don Arturo, la
llevamos en el corazón. No es un espacio físico. Desde 1413 Cataluña y Castilla
y Portugal- esta luego se desgajó- caminarón juntas por la ruta de la historia.
Para consolarme leo en el autocar a Ramiro de Maeztu al que Carrilo mandó
fusilar en Paracuellos antes de culminar mi peregrinación y llegar a Compostela
la bella no la ves venir hasta que estás en ella.
La patria no es algo físico sino espiritual y
eso puede salvarnos de la debacle de la venganza catalana que está preparando
Artur Mas con su patulea de independentistas. No conseguirán matar al alma
española aunque la sofoquen.
Ganivet que también me entretiene con su
hermosa prosa con frases rotunas y su prosa esmaltada de cabujones de diamantes
profético (escribía bien el granadino y también fue un mártir de España aunque
no lo fusiló el odio de la checa sino el aburrimiento europeo)
anuncia:
- la verdad no hay que irla a buscar al
extranjero, está en España, que tuvo una cultura
perfecta.
Después de abrazar al Apóstol un paseo por la
ciudad acompañado de mi mujer y unos amigos: Plaza del Suso a los héroes del
batallón literario de 1808, los escolares de Compostela 1896, leo en una lápida.
Pórtico de la Gloria exaltación bíblica del árbol de getsé. El profeta Daniel
sonríe mientras un ministril toca el arpa. Haec est porta domini, Las jambas
nieladas de la Puerta del Perdón tienen algo de abracadabrante. No se abrirán
hasta dentro de nueve años.
Voy a
saludar mi viejo amigo don José María Díez Fernández, el deán, para felicitarle
por la recuperación del Códice. Fue la mejor noticia del verano. Pero se ha ido
a tomar las aguas a las Burgas de Orense. Un descanso merecido después de los
tártagos y la campaña de infundios que le han orquestado los periodistas
pesebreros
Vamos ahora camino de Portugal, los portugueses
siempre hablan de Aljubarrota y de que de Castilla les llegan malos vientos y peores casamientos, pero no comen tan sabroso como nosotros.
En Santiago
en un restoran que dicen Stopcar habíamos sabroseado el pote con grelos, un llacón con fabes y por coronación de postre el
arroz con leche que por aquí por el norte es plato de sibaritas. Nos comimos hasta
las raspias. Los lusitanos dignos, correctos, parecen tristes y ayunan más, beben vino embocado y se emborrachan como lis ingleses y luego cantan fados llenos de tristesa manuelina. De suyo siempre
fueron algo melancólicos. Esa saudade
lusitana nazca tal vez de la tristeza de la Cava de don Rodrigo por la pérdida de España. A Portugal sin España parece faltarle algo.
Confiemos que no les ocurra lo mismo a los catalanes secuaces de micer Mas el
cual tiene cara de dolor de estómago.Ya les contaré