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sábado, 5 de febrero de 2011

DE MEMOS, DE MONARCAS Y ESTAFERMOS EN LA HORA DEL CAPADOR

Ciclán




Bartolo tenía una flauta con un agujero solo y esta es la historia de un rey que tenía dos hijas, la tiró río abajo y dijo


-Carajo, carajo, carajo.


-Allá van leyes do quieren reyes, decíase.


-Y que lo digas. Por eso han hecho marqués a Vargas Llosa para que toque la flauta en Perú.


-Deben de ser por méritos de haberse puesto el mandilón.


-¿Qué grado?


-El 33.


-Tiempos corren de ciclanes y de ciclones. Que no son la misma cosa ¿Eh?


-No.


Hay situaciones límite cuando se produce una conjunción específica en las estrellas en que los gafes ciñen corona, empuñan cetro, visten manto de armiño pero como son malages hacen a los vasallos de sus reinos ir a la pata coja.


-Bien lo advertía la corazota popular cuando éramos niños y se esparcía la voz de que venía el rey por los corrillos, la gente achantaba la mui y creía que venía el mismo sacamantecas.


-Este empezó mal. Mató al hermano en un dudoso accidente cuando limpiaba la pistola. Le vimos aparecer por la puerta de palacio y todos empezamos a tocar madera temiendo el mal fario de los palomos cojos y de los cuervos secesionistas.


-Cenas y condes en Barcelona, venganzas catalanas y otra vez la campana de Huesca. Rey que dicen que reina pero no gobierna aunque borbonea cantidad. Le atraviesa el mal de ojo por la punta del mandil.


-Toquemos madera.


-Tiene la cara de memo


-Sonríe como un estafermo o la tarasca a la que llevan a hombros los chavales mañana del corpus.


Bueno va.


-Para unos es el Deseado y para otros el Halo mirífico


-Debe de ser porque anda mal de las cañerías.


Ciclán en español legítimo significa todo aquel que tiene un solo testículo y ahora ha venido Peñafiel a confirmarnos lo que todo suponíamos que Su Majestad no tiene un par, anda el hombre quebrado de compañones. Two is company-refiere un adagio inglés- and three is a crowd pero uno solo no es más que un corazón solitario. Unos dicen que se lo extirparon después de una cacería por un accidente y otros evalúan que el tema apunta hacia una orquitis cancerigena. Como quiera que fuere, el hecho es que los españoles nos hemos convertido en un pueblo monárquico y monorquídico. Ya se decía que uno de los hermanos Antón adolecía de la misma merma y por eso tenía voz de vicetiple. Ni entro ni salgo en el tema pero en este país andamos un poco a medias en todas las cosas. Puede que la enfermedad real sea un síntoma que padecen estos reinos con cinco millones de parados, Cataluña que quiere independizarse, los vascos iden de lienzo aunque quieren vivir a nuestra costa. Son los pecheros castellanos los que tienen que portar en andas el paso de las gabelas. Los arbitrios fiscales y el recaudador que nos exaciona y acojona hasta dejarnos con un huevo solo. En más de mil años de monarquía hispánica no hubo un reinado tan calamitoso. Un tiempo de ciclanes y de ciclones que superan el pavor de Carlos II el Hechizado y el propio Fernando VII. Sin embargo, dicen que una monarquía blindada. La Zarzuela ha amarrado una buena fortuna en los bancos suizos y le pasa lo que a muchas o gran parte de las instituciones españoles que mucho bombo y platillo pero sin competencias porque se ha vaciado el Estado para engordar a las autonómicas con el consiguiente peligro de duplicaciones del trabajo administrativo, se ha vendido el país, hemos pignorado una hijuela de siglos. Los miñones y los mozos de escuadra duplican a la policía nacional y a la guardia civil pero cobrando casi el doble que los sufridos hombres de la Benemérita y de la antigua policía armada.


España ha vuelto a los reinos de taifas que son la ruina del sistema e incentivo a toda esa sanies parasitaria de funcionarios locales, autonómicos, regionales que no pegan golpes. Y es que tener un rey ciclán puede ser determinante de tales cosas. El mal español es la macrocefalia: una cabeza muy grande: la monarquía, la clase política, los jornalistos y periodistos politiqueros, un ejercito que va a ejercer la filantropía a tierras lejanas y unas fuerzas aéreas- el otro día me avergonzaba casi de ser español- que se ufanaban a través de sus pilotos de los cazas F18 de haber machacado con sus bombas poblaciones yugoslavas. Aquí los bancos con el señor Botín a la cabeza hacen caja y acaban con las cajas y los montepíos. Una democracia real sería aquella en la cual el pueblo tendría voz y voto en los asuntos de gobierno pero aquí el pueblo no es más que un sufridor y un “pagano” manipulado por los trusts y consorcios del gran capitalismo que imperan a través de las cadenas mediáticas. Entretanto casi la mitad de nuestra población juvenil está en paro o tiene que marcharse a Alemania mientras los políticos nos dan charlas y los contertulios odiosos de las diferentes estaciones de radio o en los platós garlan y garlan.


Juan Carlos I de Borbón debiera hacerse cargo de a qué conducen las buenas relaciones de amistad o de servilismo para con los americanos. A ese Mubarak lo van a dar la patada como hicieron con otros mustafás. Está a punto de producirse una verdadera rebelión de las masas. Hay una juventud irredenta que pide paso. Bien es cierto que se la supo castrar políticamente pero el hambre y la necesidad mueven montañas y nadie puede asegurar que lo que acontece en Egipto o pueda ocurrir en Marruecos no se pueda producir en Madrid. Aquí se gobierna con un solo testículo desde luego y el personal aguanta lo que le echen. Este pueblo de estirpe comunera que se alzó contra el emperador y contra la Iglesia ahora parece resignado a su suerte de desaparecer como nación histórica, convertirse a escala global en una colonia estadounidense siempre que pague Alemania, claro está.


Nunca estuvo la tradicional altanería hispana, el sentido del honor, el derecho a opinar y a discutir tan por los suelos. Entre unos y otros han puesto el espíritu nacional en barbecho.


¿Qué ha pasado con lo español? ¿Dónde están sus poetas, sus escritores, sus grandes pensadores? El síndrome monorquídico mojó toda la pólvora echando a perder el semen de la escopeta nacional. Un rey ciclán y una turba de plebeyos que si les mandaran bajar los pantalones como en el cuento del Rey Arturo enseñarían sus vergüenzas tronzadas. Esto ha sido como la gran emasculación general. La monarquía, la pàrtitocracia, el tertulianismo, los rabulas pleitistas que proliferan por los juzgados a la búsqueda de litigios y querellas han acabado con el ser de este gran país.


Antes teníamos un par. Ahora muchos un huevo solo y hay muchos a los que le faltan los dos parientes del campo testicular. Finis hispaniae. La culpa la tuvo ese condenado ciclán. ¡Qué perillán!



sábado, 05 de febrero de 2011

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