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viernes, 16 de noviembre de 2012

¿HUELGA GENERAL? ESTO NI EWS HUELGA NI ES NA


La España callada

 

 

I love you Spain. Amo a la España que no grita ni se despepita, metida en el obrador silenciosa, humilde y sencilla, afable, cortés, católica y salesiana, a los pies de don Bosco y de María Auxiliadora. La España que se desentiende pero que entiende, esa nación a la que Unamuno usando el vocablo en su correcta interpretación filológica llamaba idiota (como singular, punto y aparte, carácter propio, y no en la semántica que posee de hombre estúpido).

 La huelga.

 Oviedo estaba vacío, parecía al Oviedo en el mediodía de un viernes santo antes de los oficios. Pocos piquetes, algunos vejetes que cruzan las luces de tráfico de la escandalera o barzonean por el Bombé [por sus losas paseaba Ripamilán y la Regenta, y el dogo de Palacio Valdés ladraba a los patos del parque de San Franciscos], te miran como si fueses un marciano o alguien que les recuerda a alguien que conocieron toda su vida. I love you, Spain.

Pocos comercios abiertos pero refresco la pestaña en una tienda religiosa de la c/ Magdalena donde se pueden encontrar tres de mis libros “SEMINARIO VACÍO” “REMEMEBER BRUNETE” “LLOVIENDO ROSAS”. Al fin los aceptan aunque me piden el aval de un distribuidor pero yo siempre fui por la vida así, escotero, un francotirador de la literatura, un free lance. No necesito distribuidor. I am larger than life; me distribuyo a mi mismo, me importa un carajo lo que piensen de mí mis enemigos: los de arriba, los de abajo, los de las izquierda y la derecha que son los más peligrosos, porque los colecciono de todos los palos de la baraja, de todos los colores y de todas las alturas.

Luego me paso bajando la costanilla de Marqués de Gaztañaga frente al Campillín por Valdés el mejor librero de lance de este viejo país pero nuevo y abierto al futuro que ha publicado los mejores libros del mundo y esos están en los plúteos de la tienda de José Manuel Valdés. Que han rebasado ya los mismos estantes y se apilan en liños junto a la puerta donde Isabel, la esposa de Valdés, cataloga y talla.

LA ESCENA DE ESTE MATRIMONIO ENTRAÑABLE QUE SIEMPRE ME RECIBIÓ CON LOS BRAZOS ABIERTOS ME RECUERDA LA COTIDIANEIDAD Y MONOTONÍA DE ALGUN CUADRO FLAMENCO O DE LOS PEQUEÑOS ALEMANES. ELLA SOBRE EL BASTIDOR HACIENDO ENCAJE DE BOLILLOS CON LAS ETIQUETAS DEL PACAJE. ÉL AL ORDENADOR SUBIENDO TÍTULOS A LA WEB DE IBERLIBRO.COM.

 No resisto a la tentación de un libro de mi ex camarada Ángel Alcázar de Velasco sobre Serrano Suñer. A Ángel le ocurría lo que a García Sánchís; que no escribían bien. Lo suyo era la oratoria y escribían peor que hablaban.

Pese a todo, A. De Velasco formula unas teorías que arrasan en la España actual al denunciar la fuerza de los sefarditas en este país que controlan los periódicos, medios de comunicación y radio. El cine, la moda, el aparato judicial, el publicitario, las inmobiliarias, los bancos, las cajas, los ministerios, la tesis y la antítesis, los perroflautas del 15M  y Botín con sus fajos de billetes made in Santander es su acólito, las juanitas de Intereconomía – esa dientazos que se ha puesto las lentillas- se desparraman por sus listas y su nóminas. Por un cabo y por otro controlan a los de la Ser y a los del ABC y la radio y la televisión pública les rinden pleitesía, lo que tú digas, lo que tú juzgues más preciso, buana, yo te acato, a tus piers yo me rindo. Mandan los de siempre utilizando los métodos autoritarios delñ régimen pasado. Allí estaba Fernando Onega, ese gallego que era editorialista del ARRIBA, un día tuvo la inteligencia, la desfachatez o la carea de decir que Galicia desde que vino hasta ella el apóstol en una barca de piedra era toda ella golpina y a le tienen ustedes a Fernandito rey de las mañanas repartiendo doctrina democrática a los pies de los caballos, quiero decir de una hermosa yegua doña Mariló, algo abierta de ancas pero con un pie torcido o es que a los mejor le aprietan los zapatos y ella va bien herrada de tacones; a este fenómeno le llaman en Sociología colaboración de contrarios.

Los capitostes de los sindicatos estan a su servicio. Son los libros que leemos, los pensamientos con que nos desayunamos. ¡Que listos, los cansinos! ¿Dominarán el mundo ellos o serán los chinos?

Los europeos tenemos miedo del “peligro amarillo”, pues los zabulones han estado yendo y viniendo, son de casa como aquel que dice, no nos creamos sus trolas y, si les falta la simbiosis del cristianismo perecerán, pero los chinos… um

 Ángel Alcázar de Velasco [1] coincidimos. Era algo torero pero más cornadas da el hambre. La conspiración orquestada contra España a través de las fuerzas oscuras la denuncio en mi Remember Brunete con una diferencia de matiz. El agit prop estaba dominado por los comunistas. Se hablaba del oro de Moscú a la sazón y Serrano Suñer pronunció la famosa frase:

-Rusia es cúlpale

En 2012 el conspirador ha cambiado de camisa y se ha vuelto ferozmente capitalista. Juan español que trata de vivir aparcado de la política, intentando defender casa, hacienda, familia, o su colocación, trata de ser el lego, el “idiota” al que se refiere don Miguel pero no se lo permiten.

 Ha de ser arrastrado por el torbellino. Si viviera en la actualidad don Ramón Serrano Suñer tendría que trastornar su invectiva:

-Washington, Londres, Berlín son culpables

El hombre de la calle asiste desolado a esta refriega y me recuerda un poco a aquellos pobres golpinos a los que embarcaban en trenes de ganado por lo visto a los KZ.

De ahí esa tristeza que se percibe en las calles de la querida Oviedo. De regreso a Madrid, formulo una oración al pasar por Santa Cristina de Lena:

-Christe adjuvanos,

Coronado el puerto de Pajares, me detengo como siempre en la vieja abadía de Arbás hoy cerrada, lo mismo que la ermita del Buen Suceso antes de llegar al Rabizo leonés. Madre del cielo, Virgen de la Esperanza, ruega por nosotros. En la radio del coche las diferentes emisoras cuentan la historia de la huelga cada una bajo un prisma diferente.

Lo que para la SER es un triunfo para la COPE, Punto Radio y otras de la derecha capitalista, un fracaso.

 Mieres, sin embargo, y toda la cuenca minera recuerda a un preventorio antituberculoso de aquellos de posguerra o un geriátrico por lo deshabitado y vacío, no gira ya la rueda de las bocaminas.

No es aquel Mieres que se alzó en armas el año 1934. Aquello sí que fue una huelga en toda la regla. No sin razón la derecha acusa a los gremios sindicales de ser instituciones anquilosabas y relicarios del pasado siglo.

Yo viví las grandes huelgas mineras de Inglaterra en el 72 cuando las TUC pusieron al gobierno Wilson y después al de Heath contra las cuerdas. Nadie se movía. No había servicios mínimos. Tuvo que salir el ejército para encargarse del transporte. Los esquiroles se jugaban la vida y aquí todo el mundo se mofa de los piquetes informativos. Una huelga general la haces o no la haces, amigo Menéndez. Estos líderes sindicales hispanos son unos curritos, fichan y están en nómina. Por eso sus strikes, sus zaboskayas no son más que un paripé, un reconocimiento de que el capitalismo ha ganado la partida.

 El poder el gran poder que se ha quitado la careta de marxismo leninismo, gasta cuello duro y pajarita (White collar) frente a los descamisados de antaño, los del mono azul sin corbata, el “blue collar” proletario

 ¿Dónde están aquellos Scanlon, Vic Feather, Jack Jones del movimiento Trade Union? Vino  Thatcher y caperucita roja se comió al lobo feroz.

 A las comisiones y a las ugetes de Menéndez y F. Tojo les aguarda el mismo camino. Y esto es una pena y al propio tiempo una usurpación de la utopía. Porque las grandes conquistas sociales en España se las deben nuestros ciudadanos a Franco y al movimiento falangista. Las izquierdas siempre estuvieron manejadas acá por señoritos.

El sistema de bienestar que tratan ahora de desmontar los neoliberales del capitalismo montaraz (ABC, COPE, Intereconomía, Onda Cero, la gran Banca) no es rojo sino azul.

 Pensaba yo en estos recuerdos y mentalmente fui rezando el rosario por mi España encanallada, engañada y emputecida por unos cuantos esbirros que gallean, amagan y no dan pero están tomando nuestras fichas; el papanatismo, la indolencia y la ignorancia del idiotismo iliota les cubre las espaldas. Como católico pienso que la verdad aunque perseguida y escarnecida nunca será vencida, empero, y eso me infunde esperanzas.

 Pero estas cosas hay que escribirlas, ponerlas negro sobre blanco haciendo una de las obras de misericordia: enseñar al que no sabe. Es una función de la que se inhiben los curas que pasan de refilón sin atreverse a tomar el toro por los cuernos en asuntos de tanto monte.

Me duele que la iglesia exterior haya renunciado a este menester altísimo pero la interior, la de mis amigos los libreros ovetenses, Valdés, la señora de la librería San Pablo, sigue operativa. A través de ellos se mueve la callada fuerza expansiva del Espiritu Santo. La gracia suple las mermas de muestra ruin naturaleza. Tres vivas por lo tanto, al Paráclito



[1] Ver la conversación difundida en este blog como entrevista

viernes, 9 de noviembre de 2012

PROFUNDIDADES Y MISTERIOS DEL ALMA RUSA


05/11/12

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dostoyevski es otra historia

para entender a dostoyeski debe el lector lanzarse a las profundidades del alma humana. Es diferente a los demás. Párrafo largo que se cine al venero interior, a los flujos de conciencia. Contradicciones y repeticiones pero, sobre todo, un gran poder de observación. Los hermanos karamazov constituyen un homenaje a la Psique de los griegos. Hasta el siglo xix no hay paisaje en la novela. Pues bien, el poderoso escritor ruso es un paisajista del mundo interior y al mismo tiempo un tratadista de la patología del ser humano sumido en las pasiones, atraído por el bien pero seducido al mismo tiempo por el mal. Su arte universal es valedero para el hombre de todos los tiempos y habitante de los más diversos países. Circulos que se cierran, caminos que se abren, sonidos, imagenes, sus personajes se someten subyugados a la fuerza del hado. Derrumbamientos, celos, asesinatos, envidias, la muerte, el asesinato, los complejos mal explicados y las manías del cerebro... todo eso es dostoyevski que zambulle su pluma en la vida irremediable restregandola en una eclosión de metáforas. Es frío y afilado como un tempano. Toda su obra se escribe a orillas del Neva donde en primavera con la rasputitsa1 bajan por elc embancamiento de la avenida Nevski bloques de hielo, fantasmas helados. El ritmo es frenético u exige en el lector un esfuerzo de concentración. Leyendo Crimen y Castigo yo he perdido muchas veces el huelgo pero tanto me atrajo su lectura que pasé noches enteras con el libro. Noches blancas. ¿por qué mataría Kolecnikov a la vieja? Hace buena novela negra pero Sherlock Holmes o el inspector poirot son entes superficiales que se abstienen de profundidar en todo el bagaje psicólogico de antecedentes penales y de traumas que le conducen a un malhechos a perpetrar la acción. En este escritor hay un mago de la palabra que la esgrime a la vez como aliento del diablo y susurro del cristo. Lázaro sal fuer. Redimete. Su `pensamiento profético está relacionado con la gran liturgia bizantina. Cuando rasguea su pluma sobre el papel se percibe como la salmodia de un monje que invoca al creador e impetra misericordia por la humanidad castigada. Resucita hombre del tiempo. Mira a lo alto. En muchos capitulos se lanza un responso penitencial y el texto discurre por vericuentos que recuerdan a los banquetes funerarios o convites feriales de la antigüedad eslava cuando se comían hojuelas y luego se esparcían sobre la tumba del muerto. Un rito de fecundidad desde la creencia de que todo lo que muere resucitará. Al grito de Getsemaní le seguirá un canto de resurrección. En los grandes maestros rusos parece aleterea la luz de la lamparilla votiva que alumbra los iconos.
1deshielo

viernes, 2 de noviembre de 2012

DE COMO QUISIERON CAPAR AL ESTEBANILLO


ESTEBANILLO Y LA LEYENDA NEGRA. II PARTE

 

Segundas partes nunca fueron buenas. No embargante lo cual este aserto falla en el Quijote lo mismo que en el Estebanillo González. Era pequeño y bufón. Viva la infantería española que se cubrió y valor en Flandes. Esta obra denuncia lo que la leyenda negra silencia entre bromas y veras y chacotas como por ejemplo el relato de su propia emasculación a la que fue condenado por violar a una criada. El pasaje ha sido borrado de las ediciones posteriores a la edición príncipe. La cosa debió de ocurrir en Bruselas. Era el castigo a este tipo de delitos que se acostumbraba en los viejos tercios.

 Cuando ya el matarife estaba preparado con los trastos de matar y el jifero se disponía a hacer carne en lo más reservado y valioso de su anatomía llega un mensajero del cardenal Infante – hermano bastardo de Felipe IV- con la papela. Del susto casi se muere nuestro personaje y de la alegría del indulto encuentra una taberna y se emborracha como de costumbre. Es uno de los pasajes más tersos, deliciosos y divertidos de nuestra literatura clásica. Y conserva una modernidad pungente y pinjante, nunca mejor dicho, que parece haber sido ayer mismo. Salió nuestro héroe de Capadocia, quisieron caparlo y no lo consiguieron por la gracia de Dios y prosigue sus travesuras y aventuras de las que al contrario de lo que acontece en otras novelas picarescas suele salir airoso.

Como vivandero de las tropas y entre la impedimenta y los bagajes, lo que hoy se denomina Logística, defiende las banderas del emperador. La guerra huele mal. A cadáver, a mierda de mulo, y a chamusquina por el incendio de las ciudades y no solía haber piedad para el vencido. Las villas eran saqueadas, las mujeres forzadas por la soldadesca. Pero hay en toda ella una vibración épica y hasta cierta generosidad. Estebanillo siempre las apaña, cruza con su regimiento el Rin varias veces. Su columna llega nada menos que a CRUZENAQUE (Kreuznach) en Prusia casi en la frontera rusa y cuenta cómo era la vida en Bruselas donde se situaba el cuartel general. El personal al atardecer se dejaba en la Cur que era como el Prado de Madrid.

 En Mansfeld monta un tenderete de tabaco y aguardiente donde gana de dinero pues los legionarios no miraban dispendios. Iba y venía con los convoyes portando sus menudencias y remediando las necesidades de la tropa, les vende botas y piales, ropa de campaña por lo general requisada a los holandeses a los que odia lo mismo  que a los judíos, siendo él de la misma raza por parte de padre y hablando hebreo a la perfección, pero no le duelen prendas. A los primeros llama gorgoteros porque al hablar parece que hacen gárgaras y a un hebreo en Viena que no le pagó una deuda lo tiene metido en un pozo de nieve que era una especie de nevera que tenían las casas aquel entonces para conservar la vianda. Se echa varias novias alemanas y las pone al punto. No le importa servir al oficio más viejo del mundo de macarra. En Maguncia tiene un duelo con un compañero por una trampa al juego de dados.

Y era tan poco escrupuloso con su mercancía que bautizaba la cerveza que expendía con el orín de los caballos y los parroquianos no notaban sedientos y bebidos como estaban estas bodas de Caná. Que no tienen vino, pues meales la jarra, no se van a dar cuenta.

Nos cuenta la victoria de las armas españolas frente a los franceses en Namur y al llegar a Lovaina se emborracha para no variar. Llegué a Lovaina, insigne universidad de Brabante y refrescándose la memoria de mis estudios pasados me entré en un escolástico tabernáculo adonde tomando un calepino de tragos, en poco espacio, pensando hablar romance, hablaba un latín que ni yo mismo lo entendía. Sus aventuras etílicas siguen en SCHENKE isla del Rin que tomaron los tercios y al bufoncillo hasta el nombre de la ciudad le agrada pues Schenke en alemán significa taberna. Allí siguiendo al grueso de la caballería española se gana el favor de un capitán al que le arrima las mozas, le limpia las botas y el correaje. Era don Pedro de Montemayor.

 En Mastrique entró al grito de Viva España y muera Holanda pero en la famosa plaza de los Nederlands cae prisionero del ejercito del DUQUE DE BULLON. Salva el pellejo en un canje de prisioneros. Al leer esta obra, uno no puede menos de mirar para el CUADRO DE LAS LANZAS en la rendición de Breda, hoy Brest, una victoria para las armas españolas.

 En esta panorámica de un campo de batalla se espeja[i] el ambiente caballeresco de aquellas guerras de religión que el protagonista cree que financiaban los banqueros judíos de Amsterdam. Hay una relación circunstanciada de los campos de batalla y la zona de operaciones mucho más circunspecta y humorística de la que traza la leyenda negra. Ya sabemos lo que decían las madres de NORDLINGEN para asustar a los niños. No decían que viene el coco. Decían que viene el Duque de ALBA. El Esteban, a lo que estamos, sigue a lo suyo que es la supervivencia del enemigo en el campo de batalla y de sus jefes que lo arrestan por inquieto y revoltoso al corneta, machacante, ranchero, vivandero y provisor, mozo de mulas y pincerna del general al que le bebe el mejor vino poniendo en la copa otro de inferior calidad. Es un soldado profesional que sin grandes alharacas defiende su bandera aunque del propio estandarte hace befa diciendo que era un trapo colorado. Si viviera ahora mismo hasta se limpiaría el trasero con la señera catalana, esa que cuando la ve Arturo Mas y sus comilitones parece que les da un telele y entran en trance.

 En Ruppelmunda se echa novia, una DAMA DE DAME. Con esta moza todo el escuadrón tiene esposa aunque sea por un cuarto de hora y el dulce meneito. No sale muy mal parado el amor cortés de esta furibunda diatriba contra la mujer, que rezuma misoginia. En un par de párrafos pone en berlina a las Frigilis, a las Tisbes, las Elisas, los Heros y Dafnes de los sonetos.

 No existen Lucrecias ni Porcias en la vida real. La fuerza de la sangre es la fuerza del semen y de los dineros con estas damas de toldo y arandela que llamaban en el Prado y en Flandes eran soldaderas y en la legión hasta no mucho cantineras[ii].

Su poca discreción y temple arisco con las señoras pues nuestro bufón debía de seguir la técnica de aquí te pillo aquí te mato le va a costar una condena a EMASCULACIÓN que el sentiría más que la propia muerte en Ruppelmunda.

Se trata de uno de los pasajes más escabrosos, aunque nada morboso, y más divertidos de todos nuestros clásicos. Con cuanta resignación, un mar de lágrimas los ojos y dando por perdidas sus mejores prendas, aunque reconociendo su delito va a caminar hacia la toza de un capador de gorrinos con más angustia que si fueran las escaleras del patíbulo.

Al otro día vendría el sastre de cortar trajes. Era un castigo muy frecuente en palacio pues los enanos y bufones aparentemente inofensivos se convertían en favoritos de las damas con gran furor y celotipia de sus correspondientes esposos. Es posible que don Francesillo el pequeñete que aparece en las Meninas hubiera sido despojado de sus atributos por orden del rey[iii] sin embargo, Estebanillo volvió a tener la suerte de cara pues se salva en el último instante cuando el albeitar preparaba los instrumentos para infligir tan horrible suplicio. Atroz pero frecuente en la edad media. A los ladrones se les cortaba la mano, una costumbre prescrita en el Corán. Y a los violadores y abusadores de niños, chas...

 



[i]El duque de Espínola embutido en su loriga y gorguera repujada recibe las llaves del gobernador francés de la plaza
[ii]Aficioneme a una doncella y dama de dame, labradora en el aseo y cortesana en guardar ausencias. Tenía pocos años y muchas astucias. Tenía todo su dote y el ajuar a cuestas, el testamento en la uña... puse los ojos en la tal polla y pareciome estar en edad de poner huevos.  Le di un día un pellizco tan apretado como el amor que le tenía y ella me pagó la lisonja con una coz tan desigual que su adamadura que malos años para la briosa yegua. Y como es de pollinos hacer el amor a coz y bocado no extrañé el son de la castañeta. LIBRO II, cap 8º
iii yo le supliqué al gran bailío que no lo hiciera... pues no quería ser guardadamas en casa de un príncipe o privado de un sultán... porque al no ser justo a mí se me salía el alma por la boca porque Dios mandó a nuestro primeros padres la multiplicación y que me caparan a mí siendo mozo iba contra las leyes de naturaleza.
[iii]Felipe iii mandó castrar a Alcocerico truhán de corte y hombre de placer. La operación se llevó a cabo en Valladolid a tenor con un texto que aparece en la Miscelanea de Zapata. Los enanos estaban bien dotados y eran incansables un poco por la ley de compensaciones de la naturaleza

martes, 30 de octubre de 2012

VALLADOLID CIEN AÑOS por JOAQUIN DIAZ. RECOMIENDO ESTE LIBRO,visitar la página de la libreria Alcaraván en la Villa del Libro


VALLADOLID 2

 

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En cierta ocasión que visité la Ciudad del Pisuerga tuve la curiosidad de visitas la casa donde habitó uno de los eximios maestros de preceptiva literaria, don Narciso Alonso Cortés. Los que estudiamos humanidades en los 50 nos empollamos su Historia de la Literatura Castellana en papel malo y fotografías de daguerrotipo. Dios mío, muchos recuerdos. Vivía en Nuñez de Arce 34 el académico, el más eximio erudito de las letras hispánicas en los últimos dos siglos. Bajo su guía empezamos a conocer y a amar a los clásicos. Discípulos suyos fueron Gerardo Diego, Alarcos Llorac el ovetense a los que ningunearon sus paisanos a causa de su peculiar opinión sobre el bable y los bablistas (dijo una verdad como un tempo, pues no se puede resucitar una obra muerta) López Anglada, Juan RAMÓN Jimenez, los Machado. Detrás tenía un huerto y una higuera y un lema en latín que decía messor indefessus (segador sin fatiga. Era un latinista de primer orden desde sus tiempos de seminario. Tuvo por maestro nada menos a a don Raimundo de Miguel. Colgó los hábitos en teología pero la pasión por la tradición de aquella iglesia universal, su liturgia, su lengua, permaneció hasta el final de sus días. Murió sin ser demasiado reconocido y casi abandonado. Ay si hablasen las piedras de Nuñez de Arce 34, aquella puerta de piedra arco de medio punto enguichada de barrotes, aquel jardín, aquella higuera y aquella biblioteca de casi cincuenta mil volúmenes pignorada en casi tu totalidad. En cuan poco tienen los españoles de ahora las cosas grandes de su patria, qué poco

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inclinados a los deleites espirituales de la especulación, la lectura, la charla en un café a media tarde.

En el Diario Libertad me publicaban a mis mis primeras crónicas desde Londres. Luego la piqueta deletera y rencoroso de los que no olvidaron a Onésimo Redondo, su eximio colaborador, obligó a echar el cierre. Siempre se atuvo al carácter revolucionario de su fundador. El Norte de Castilla, por contra, y que los admiradores de Delibes ideológicamente fue siempre más acomodaticio y funcional. Cuando vino la transición Manu Leguineche se colocaron la medalla de haber sido el periódico de la oposición al franquismo. Pertenece a la familia de los Alba y su línea editorial de ideas conservadoras, burgués y liberal coincide con el talante de la ciudad de comerciantes, industriales y terratenientes de medio pelo. Valladolid siempre tuvo un aire francés. Algunos de los edificios con sus mansardas en lo alto y los pinos tejados cubiertos de pizarra recuerda un poco a París.

Joaquín DÍaz en este libro sobre su ciudad ha hecho un exhaustivo alarde de dotes documentalistas y muestra las pulsiones de la urbe que cuya historia conoce bien. Valladolid tiene un talante artesano y manual muy tradicionalista donde los zapateros celebran la fiestas de San Crispin, los sastres a san Homobono y los toreros a san Pedro Regalado un cura converso que es a su vez patrono local. Fue ápice de la Contrarreforma, lugar de muchos curas y frailes: los del Babero del Colegio La Salle, los agustinos filipinos, los jesuitas. También de militares: academia de Caballería, regimiento de San Quintín etc. apunta otra peculiaridad, la de las amas secas o nodrizas, exuberantes matronas venidas de Asturias y Cantabria para formar parte del séquito de la servidumbre de familias acomodadas. Cien años en la vida de una ciudad más de ocho veces centenaria no son nada pero la labor realizada por el autor ha sido tan importante como valiosísima y eficaz y, al parecer, por muy poca paga. Nunca estuvo la cultura española en tal devaluación.

Llegó la peste y la pasta -enhoramala- de los vivalavirgen y vivanderos de la Mala Causa y en manos de cuatro mandarines arbitrarios e incultos que procuran que la buena antorcha se meta bajo el celemín, mientras ellos nos deslumbran y ocupan cacho, publican, son agasajados por toda esa patulea de la Mediática pánfila. Con decir que dieron el premio nacional de periodismo a un tal Juan Cruz-en Londres loo llamaban el tuercebotas canario y del polisario-, ya está todo dicho.

He aquí, sin embargo, algo que merece la pena: un libro para el recuerdo, un buen manual de historia local que hace las delicias de un empedernido lector. Cuando abro sus páginas en este otoño de crisis y apago la caja tolondra, mientras el personal se entretiene jugando al apocalipsis con el huracán de NY. La Gran Manzana donde viví el apagón del 77, ay aquel verano de pesadilla, me pareció un pueblón de Kansas City habitado por paletos mientras en Valladolid viven hidalgos.

Voy poco últimamente pero los paseantes de la calle Santiago, Umbral lo decía, eran un poco pijos, siendo él, asimismo, Dios le haya perdonado, envarado y distante con quien le convenía pero, en fin, cada una de las ciudades de Castilla la Vieja tiene una personalidad distinta. En Pinciana, patria de Zorrilla aun  se detecta el orgullo de la que fue urbe y corte hasta el tercer Felipe. Allí fue bautizado el Rey  Prudente, murió Cervantes y toda la ciudad respira un aire entre castrense y místico, orgullo de casta. En León son cazurros y comen conejo. Los de Segovia, judíos. Ávila, augusta, la de los santos y los cantos, buena gente conversa pero no tienen vino. Zamora, la bien cercada por un lado la cerca el Duero y por otra Peñatajada, es larga y no se recorre en una hora; de punta a cabo, diez kilómetros. Yo creía que no llegaba nunca a la procesión un Viernes Santo.

En Burgos viven los altivos. Salamanca docta, circuncisa e imperial donde aun retajan a los niños. Soria, lejana y ensimismada rinde culto a san Saturio y a san Mamerto, es la Mamel alemana bien aireada por el Moncayo. Palencia, gente de pro y los de Logroño, coño, y para de contar, pues Castilla la Vieja [uno aprendió geografía por el plan antiguo antes de que se impusiera esa arbitrariedad territorial de las Autonosuyas] es variada y múltiple y cada villorrio, cada majada tiene una forma distinta de enfrentarse a la vida. Perro viejo al mear alza la patita, que no nos vengan con historias, pero la lectura de este libro me ha servido de acicate para remozar antiguas vivencias.

Porque Valladolid es el meridiano por el que pasa toda la historia de esta nación una y múltiple. Allí se fraguó su unidad. Visito el antiguo convento jerónimo del Prado del que fue prior fray Hernando de Talavera, confesor de la reina santa, el alfaquí celestial, que se convirtió en penal, lo mismo que san Miguel de los Reyes en Valencia. Ese fue el trágico destino, tras la Desamortización, de muchos monasterios.

 Cisneros que le sucedió en el cargo utilizó métodos más contundentes para convertir a los moros de Granada  y no la blandura de fray Hernando, un converso- sus hermanas vivieron a la sombra de la cárcel cordobesa del Santo Oficio - que fue el primero en decir la misa en romance con lecturas en árabe en la catedral granadsina, adenelanandose cinco siglos al Vaticano II en lo de las vernáculas pero esto ocurre en las mejores familias sobre todo viniendo, sin saber adonde vamos, de donde venimos(de las tres culturas y religiones), como demuestra el último párrafo del epilogo de VALLADOLID CIEN AÑOS, inmerso en la tolerancia y la bondad de la que es capaz un alma castellana:”Valladolid ha sido lugar de paso, aldea y corte, incómodo muladar y ciudad elegante, mercado y templo, bastión y villa abierta,Corte y asiento gremial, inspiración y desesperación, crisol y fuego fatuo, noche de sábado y mañana de domingo... todo eso y mucho más ha sido y sigue siendo esta ciudad que se retuerce sobre sí misma como una interrogante y que, como los hidalgos de antaño, conoce sus antecedentes pero no puede recurrir a ellos. Habla entre comillas y piensa en silencio, dejando la voz para quienes recorren sus calles como las antiguas esguevas, ora mansas ora violentas”

Chapó. No se puede definir de forma más elegante lo que es la esencia de una ciudad. Gracias, Joaquín y que vivas cien años por tu elegancia, solercia y bondad, todo un lujo para nosotros castellanos. Biendicho sea el Dío  .

30/10/12

 

 


lunes, 29 de octubre de 2012

JOAQUIN DIAZ... JUSTUS UT PALMA FLOREBIT

ESTUDIO SOBRE LA VIDA Y LA OBRA DE NUESTRO MENENDEZ PIDAL Y NUEVO MIGUEL DELIBES CASTELLANO




Primera parte




Debe de ser como consecuencia de la plegaria que dirigimos mis hermanos de luz y de sangre acompañantes de los pasos de la semana mayor cuando en el seminario invocando al Espiritu Santo entonando en la Fuencisla el Veni Creator, he tenido un felicísimo otoño, sin visitas a los tabernáculos pues émulo y pecador fui siguiendo los pasos de don Francisco de Quevedo, sublime Cojo[1](¿mataste a Erifos?... lo tengo derrotado… uy no te fíes) la persecución ha cejado, veremos cuanto dura, que a muchos les dejo bocas, ineluctable e incontrovertible, con mis argumentos, tanto literarios como políticos de la situación que atravesamos en este pobre país que antes se llamaba España. El obispo sigue sin dar respuesta a las proposiciones de este diácono, pero Dios nos hace caso. La gracia divina no va por arriba, circula por extraños conductos subterráneos. Por eso parece que su Rostro se oculta. Está ahí y no lo vemos. Pues eso.


Camino del septentrión, [yo siempre fui buscando la estrella polar, luz y guía no me desampares, Santa María], a la altura de San Cebrián de Mazotes en la A6 me desvié para ver la iglesia mozárabe reliquia del gran arte cristiano visigótico del siglo X, fundada por monjes cordobeses, de la que se hacía lenguas el profesor Azcarate. Lo mozárabe se ha puesto de moda porque la morisma, de la que vinieron huyendo aquellos benditos frailes visigodos con las reliquias de sus mártires al hombro ha vuelto a la carga. ¿Nos invaden o es que los dejamos? De cualquier forma parezco escuchar el planto de don Rodrigo en la cava. El primer violín ataca las notas en clave de sol de un guay de mi España. Aparentemente la situación, mutatis mutandis, se parece un poco a la de aquellos reinados de los últimos godos: Witiza y Wamba dados a la intriga y a la holganza, aquejados de eso que denominaban morbo visigótico, léase envidia. Y ya se sabe: la mula de Wamba que ni come ni bebe ni jode ni caga pero siempre anda. Bueno dejemos a Jeremías en un ladillo con sus improperios y al pueblo en manos de sus políticos con sus lamentos.


No tuvimos suerte en nuestro intento de ver esta joya. Un veterano estaba a la puerta con su nieto en brazos, un niño muy rico y sonriente que me recordaba a mi Diego, bajo el dintel de una puerta de cuarterón, me informó que la iglesia sólo puede verse a la hora de misa.


-¿A qué hora es?


-Los domingos a las doce y eso si el cura viene.


-Ah, pues tiene usted un niño muy majo, abuelo. Que le veamos en la mili.


-Eso ya no se estila.


-Hombre, es un decir


-Pues de hoy en un año y usted que lo vea.


Por aquí tierra de Mojados y de La Espina la gente es dura y fuerte como sus casas de adobe que mira que resisten pero amable e hidalga. Es esa reciedumbre que se manifiesta en la parquedad de los gestos y del lenguaje. En otras zonas son más parlanchines pero menos leales. La tristeza y el recelo se notan ahora con la crisis en cualquier parte de España vayas donde vayas, aunque en san Cebrián no nos ocurrió lo que a Joaquín y a su equipo en Puebla de Sanabria que quisieron acantearlos tomándolos por periodistas.


Así que con las mismas por una carretera de cárcavas entre encinares y algún que otro tractor que pasa –la semencera viene buena con estas lluvias que han caído por san Frutos y hay bandadas de tordos que emprenden vuelo hacia el sur- me cambio de valle, subiendo la cuesta que va a dar al páramo de Torozos y dejando a la izquierda a una verdadera catedral románica en el campo, santa María de la anunciada en el antemural de la antigua villa de los arevacos que a Roma le costó dios y ayuda conquistarla (Oronia también se asoma a un castro sobre la vaguada) ne acerco hasta Urueña la villa del Libro. Adonde voy y vengo con frecuencia. Cargo las pilas porque lugares así son el frumento espiritual de mi alma partida en tantos cachos.


Me saludan los merlones de una muralla bien conservada, el torreón de una iglesia adusta que carece de atrio pero tiene antojana a imitación de los templos rurales asturianos. Pese a lo inclemente de la mañana está desembarcando del autobús un grupo de turistas de la tercera edad. Pasean por los corros[2], se hacen fotos bajo el arco ojival de la muralla que a mi me recuerdo a Micklegate o puerta de san Miguel en York, visitan el museo etnológico o el centro paleográfico de Alcuino, aquel amanuense de Carlomagno, nacido en Eboracum[3], la patria inglesa de santa Helena, que enseñó a escribir a los monjes de medio Europa en caligrafía rúnica, compran algo de vino y queso y se largan.


Libro y vino son buenos compañeros del hombre. Un libro y un amigo quiero yo en mis lares, libro viejo que leer, viño anejo que beber, leña seca que quemar, amigo antiguo con el que conversar hacen la plena felicidad del justo y, si es al amor de la lumbre y con un jarrillo de clarete de Rueda a mano, mejor que mejor.


La lectura alarga la vida y el vino la alegra. Converso con mi amigo Jesús el librero de lance que regenta la bookshop más antigua, la de Alcaravan con veinte años tras el anaquel, y mucha experiencia entre sus barbas, catalogando, tallando volúmenes, poniendo etiquetas y registrando plúteos donde duerme la sabiduría del mundo.


Ya es pena que tan abnegado y sacrificado oficio (estos libreros de lance son la mejor compañía del escritor que siempre va buscando su arrimo encontrando en ellos comprensión, tolerancia y un poco de conversación, claro que no todos, porque también en este rebaño bala alguna que otra oveja negra) no esté tan valorado y mucho menos pagado como debiera. Los libreros portan la llama del fuego sagrado; son como San Cristóbal que cargan con los sueños, con las pesadillas, los pecados, injusticias y también virtudes del mundo, sobre sus recios lomos porque sin libro volveremos al Neardenthal, al encefalograma plano que es lo que parece que pretenden los demiurgos de la imagen.
He aquí el cordero de Dios. Ecce agnus dei qui tollis percata mundi… padre, perdónalos, quieren quemar todos los libros como dicen que hicieron los nazis, quieren por lo visto borrar la memoria, porque hay cláusulas que no les favorecen. Son un poco tramposos y algo nazis estos askenazis ¿sabes?


Prohibido soñar. ¿Por qué? Felipe Roth el flamante P. de Asturias de las Letras (esos premios principescos están algo devaluados, nadie habla de ellos en la prensa internacional y son una especie de calderilla en forma de Nobel español sin prestigio y que cuestan un ojo de la cara, demasiado bien pagados, un despilfarro sobre el pescuezo del contribuyente, nos mean y dicen que llueve y se lo dan siempre a los judíos) que ha tenido la descortesía de no estar en Oviedo, dice que, si pudiera, que apostataría de la literatura. Menudo panorama. Pero él cobra, publica, recibe laureles y honores y a los demás que nos zurzan.


Nos pone el tal Roth de vuelta y media desde las páginas del NYT y aquí van y le galardonan con unos milloncejos. ¿Cómo se come eso? El famoso rotativo neoyorquino no puede ver a España ni en pintura. Nos advera de muertos de hambre porque andamos revolviendo el cubo de basura y además secunda la independencia de Cataluña.


-Ceferino, ¿tú como lo ves?


-No digo nada; que son unos jodios impresentables.


-Chist, punto en boca ya lo sabes. Del rey y de la inquisición chitón, que me chivo a Gallardón.


-Eso sí que es morrocotudo.


Estaba algo triste, afligido por los fantasmas que se lían a despotricar, a lanzar porvidas y juramentos dentro de mi cabeza que parece un cajón de sastre pero guarda cierto rigor, a la vista de cuantos despropósitos nos rodean e indignan como por ejemplo esa ministra del Paro, a su cargo la cartera de Trabajo, una andaluza a la que llaman caracuadrá y un consejo de ministros presididos por Rajoy que parece la orquesta del Titanic. Posan muy sonrientes y repeinados delante de la cámara. Por delante risas pero por detrás debe de haber un navajeo feroz que menudas cuchilladas. Todos tan modositos que parecen una terna de los doctrinos pero atame esa mosca por el rabo. Es su máxima en la vida: paso de buey, diente de lobo, y hacerse el bobo.


Eso sí; todos se pegan por salir en la foto mientras Gallardón, el más peligroso, nos ha subido las tasas judiciales, pleitos tengas y los ganes, que en esta republica coronada te empapelan por menos de nada. Y de paso el señor ministro de Gracia y Justicia ha dictado un ukase que nos devuelve a los españoles a los tiempos de los quemaderos y de los autos de fe, ahora son para combatir heterodoxias democráticas pero qué más tiene, tanto monta, monta tanto.
Son los mismos galgos con otros collares. Los personajes de la inmortal obra de Delibes, el Hereje, vuelven a caminar por nuestros caminos perseguidos por los corchetes de lo políticamente correcto. Ahí va eso. Pintémoslo de verde. Es la vesse, el pedo del diablo que ya anunciara Villon.


Si abres la boca o escribes algo, puedes acabar en la cárcel y en la ruina porque las minutas del rábula las ha puesto por las nubes Gallardón, subiendolas casi un setenta por ciento, y a nuestras humildes posaderas de cara al paredón. Volvemos a ser carne de horca y de presidio los españoles.


En medio de tales cavilaciones y malos barruntos, la hospitalidad de Jesús el librero y su buen trato me sacan de mis amarguras porque yo me lamento de la dureza de esta profesión en este tiempo. Como los escritores intentamos robarles el fuego sagrado a los dioses, estos se vengan de nosotros. No sé si seremos malquistos o dejados de la mano divina. Deus meus, Deus meus, ut quíd dereliquisti mihi[4], el grito que lanzó Nuestro Señor en el Calvario es el mismo que ahora nosotros damos muchos escritores y libreros españoles. Aquí siempre se tuvo un gran respeto a la letra muerta y al libro en reverencia pero han llegado los nuevos bárbaros del norte con sus caballos bajo cuyos cascos no volverá a crecer la hierba aplastándonos las cabezas.


Sin embargo quienes emborronamos papel somos un elenco correoso y no nos rendimos fácilmente. Cruzaremos el vado con una cuchillo entre los dientes como ha dicho Juanqui y confiando en la ayuda del Todopoderoso.


Cervantes acabó de palanganero en una mancebía de Valladolid, a Zorrilla lo tuvieron que enterrar de caridad y al pobre Tomás Salvador el mejor novelista en los últimos decenios murió en la miseria, Quevedo sufrió un largo cautiverio y sus deudos le robaron lo poco que tenía, según me entero por mi comunicante.


Para consolarme me regala un librito de Joaquín Díaz, EL ASFALTO Y EL BALAGO, que ha sido un verdadero hallazgo y que desconocía. Se trata de un opúsculo con una colección de cuentos y de artículos, muy sucinto y que prende en el lector por su sutileza, concisión y exactitud, eso que llaman los alemanes acribia, el punto exacto, con referencias personales de recopilador de esa gran literatura oral que produjo Castilla y sus andanzas por los Ancares, por Sanabria y Tierra de Campos.


En sus paginas resplandece el gran escritor que es y lo buen prosista castellano Joaquín. A imitación de los hombres universales del renacimiento es capaz de tocar todos los instrumentos musicales, compositor sinfónico (sus obras de una gran impronta religiosa hacen pensar en Tomás Luis de Vitoria, el precentor o primer chantre de varias catedrales españolas del XVI) filólogo y matemático. Cuenta chistes como nadie. Es bondadoso y noble. No tiene envidia ni resentimiento ni la cólera que nos domina a otros y nos vuelve peligrosos desde las teclas de un portátil.


En Urueña y en Castilla a nadie oí murmurar sobre su persona, todos le quieren bien. En esta obrita en la que narra alguna de sus experiencia personales y su visión sobre la vida y las gentes y la época que nos ha tocado vivir a los que rezábamos el confiteor y cantábamos el perdona a tu pueblo o el amante Jesús mío y hoy nos cuesta trabajo ir a misa los domingos porque la liturgia al vulgarizarse ha perdido ese carácter mágico de misterios órficos y de vida del más allá que constituía su médula espinar; ahora nos hicimos laicos y todo nos da igual.


Aquí se manifiesta de cuerpo entero pero su bondad no le permite derramar acíbar determinándose hacia parámetros científicos pues es también sociólogo[5] y no reparte caña como hago yo, que soy un par de años más viejo pero de la misma generación del 68. Suaviter in modo y con esa ponderación tan vallisoletana introduce sin embargo la lanceta en las carnes doloridas de nuestra comunidad pero sin buscar soluciones ni meterse a redentorista. Dando una versión objetiva de la realidad. La música de Joaquín Díaz nos hizo gozar en la juventud y ahora su pluma en la madurez nos obliga a pensar dentro de un marco de esperanza y de compasión hacia el género humano del que se aparta para vivir en plenitud su yo y su realidad. El ruido le asusta como también las corbatas. Viaja casi siempre en autobús por no gustarle demasiado conducir, según creo.


El libro que me regaló Alcaraván y que leí en un par de horas al llegar a casa sin acusar el cansancio del viaje es uno de esos textos fundamentales que le obligan a uno reconciliarse con la vida y decir hay que ver lo bien que está escrito esto y esta situación… pues no se me había ocurrido. Es galardón del genio contemplar en las cosas lo que está oculto al común. Sus páginas son puro deleite espiritual y me traen a los ojos el tamo de aquellas trojes, de aquellas eras donde ya no trillaré nunca ya ni reverdecerán alguna vez más. Hay que mover el balago, chiquitos (beldar, segar, acarrear, remecer y remeter) y también menear el tango[6].


Significa trabajar y es antónimo de echarse al surco. Bálago de los yeros y balago del trigo y del centeno que segábamos de madrugada.


Y Joaquín, tan laborioso, menea el balago con destreza trayendo a la memoria palabras olvidadas que hoy duermen en los calepinos de nuestra mocedad y no son más que una cendrada en el cenicero del olvido. En algunas partes el tamo se conocía con el nombre de cisco y era la atmosfera de los pueblos por antonomasia. El balago era saludable, picaba un poco cuando se metía entre las albarcas o los fondillos pero tenía un olor muy saludable y natural emanado de las barbecheras y rastrojos. Por el contrario el asfalto es nocivo y pernicioso. Dicen que es agente cancerigenos por la brea y el alquitrán, por el humo de los tubos de escape, por el ruido que levantan al deslizarse sobre él el tráfico rodado.


Miguel Delibes fue el último vate de aquella sociedad que dejó de existir en poco más de dos generaciones con la emigración masiva del agro a la urbe. Algunos antes de tomar el coche de línea iban al pajar y se metían un puñado de hierba en el bolso de la chaqueta como talismán. Las espigas de aquella última cosecha que segamos antes de vender las tierras a los agiotistas o la llave de la casa del pueblo que cerramos nos acompañarán de por vida.


Él parte del mismo supuesto de abandono del medio rústico y del fin de una civilización pero con diferencias de matiz. Cada uno de los dos artistas tiene su propia personalidad. Don Miguel fue de la generación de la guerra y Don Joaquín es de la del 68, la que tuvo que pelear con los grises, la que se hizo contestataria e iba escucharle sus recitales, únicos e irrepetibles, que daba en los campos de la Universitaria. Música Folk. Tan española, cantares de siempre, y que sería arrasada, ay, con la debacle del pop (los Rolling Stones, los Beatles, los Bee Gees, The Mamas en the Papas que degeneraron a ese desmadre cacofónico en que viven los hijos y nietos de todo aquel desmadre) y nuestro mocerío- aquello fue toda involución de viejos valores- se puso a cantar en inglés. Joaquín Díaz hizo mutis por el foro. No quería que le comparasen con Raphael. Prefirió dedicarse a la investigación y gracias a esta labor musicológica el arte de la palabra estará en deuda con él para siempre: la recuperación del romancero castellano, las viejas tonadas sefarditas, coplas para la siega, cantos de la parida, seguidillas para ir de ronda, y luego el elenco de motivos religiosos que es inmenso. El hidalgo de Urueña nos enseñó a amar a España y a escucharla tal y como sonaba en las tabernas, en las jotas y rondallas, en misa, en el cementerio, en las bodas y convites, en la bodega, en la guerra y en el amor.


Otro aspecto que le diferencia con el autor del camino es la impronta religiosa. La generación que hizo la guerra se manifestó un tanto agnóstica con ese agnosticismo de los que estudiaron en tiempos de la republica, nosotros los del 68 estudiamos desde el parvulario al bachillerato con los curas y en ese ambiente que ha dado en llamarse Nacional Catolicismo que hoy algunos detestan pero que tuvo cosas muy positivas y que falta ahora. Joaquín Díaz fue seise o niño de coro en la catedral de Valladolid, creo, vivió en todo su esplendor los ritos semana santeros en su Zamora natal[7], asistió a los entierros de antiguamente donde se cantaba aquellas pavorosas Tremendas[8], vio las procesiones cuando los soldados de la escolta de los pasos desfilaban al son de los tambores con el tubo del fusil boca abajo en señal de duelo, se había muerto Cristo, y se aprendió el confiteor en latín para ayudad a misa. Eso deja huella, marca carácter aunque hoy sea solo parte del folklore.


De los relatos que incluye EL ASFALTO Y EL BÁLAGO hay uno que impresionará al lector cuando refiere la pesadilla que tuvo en Roma donde fue huésped del P. Federico Sopeña[9] pues nos hace pensar en Edgar Alan Poe y en otros autores de literatura fantástica por su fuerza. Lo alojaron en una habitación de cuyas paredes colgaba una reproducción del retrato del papa Inocencio X el cual por la pericia de Velázquez mira para el contemplador con una mirada tremenda, casi asesina. Esta mirada le desasosegó y no pudo pegar ojo en toda la noche y hasta sintió que alguien llamaba a la puerta. Abrió y no era nadie. Había recibido la visita de un fantasma. La impronta de lo mágico vuelve a repetirse con su visita al pozo Airón o Laguna Negra en Soria. También realiza el autor un verdadero tour de force de conocimientos antropológicos o filológicos como en Buenas pécoras al hilo del paso de un cordel de la mesta por Tordesillas. Nosotros- comenta-utilizamos muchas palabras para no decir nada: en profundidad, en tiempo real, ecosistema, cañadas, desertización. Sin embargo, los pastores que bajan y suben sus rebaños aguas arriba del Duero hablan un idioma más preciso: varas, leguas, reteles, manseras… allá va el mastín con su carlanca y el morueco destacando por la cornamenta de carnero padre y gran alzada. Los rebaños de la mesta se desplazan al paso de una mujer hilando y su vida trajinante tenía poco de bucólica y nada de las ternezas con que los apoda la novela pastoril o las églogas de Garcilaso. Cuando llegaban a un pueblo, las mujeres rememorando el rapto de las sabinas, huían o se ocultaban pues tal era el apetito sexual de los gañanes desmadejados por meses enteros de continencia en la majada.


El sentido del humor castellano que se parece poco al ferrete coruñés o a la zumba de los asturianos y para nada al humor inglés se nos muestra en el Brazo de Matías…con que en esto oigo un chasquido detrás de mí y la mula que se me espanta… cago en tal. Matías el manco cuenta a los niños cómo una muta lobuna y concretamente una loba con una boca como una cueva de grande y negra le enganchó el brazo y se lo llevó, pero quia. Matías perdió su brazo de otra forma menos heroica. Era un buhonero que cuando llegaba a una venta siempre decía lo mismo: dos huevos fritos para mí y a la mula no le eches algarrobas que viene cenada. Uno de los posaderos se dio cuenta de que Matías le robaba y una vez que el ladrón estaba con las manos en la mesa o en la artesa mejor dicho soltó de repente la tapa del arcón dejándole sin medio brazo.


Otro detalle en la iglesia hasta el siglo XII con la reforma cluniacense no había instrumentos- el único que se permitía era el de la carraca de viernes santo día en que tampoco se podían tocar la campana. La mejor guitarra, el mejor adufe era la voz humana, costumbre al que siguen aferrándose los griegos sin detrimento de su esplendor litúrgico que se atiene a estos orígenes milenarios. Y así nos lo cuenta Joaquín que de esto sabe un rato pues ha resucitado la zampoña, el rabel, la vihuela, los crótalos, el bombardino y los sabe tocar…. El rabel que ha de ser fino ha de ser de verde pino, la vihuela de culebra y el collar de mula negra, canta en una de sus composiciones.


Sin ser misógino ni misoneista es amante de la soledad sonora, aquella que cantara fray Luis de León en sus estrofas a la música de Salinas y a la vida apartada. En un mundo de ruidos y con el altavoz a toda mecha vivimos alienados. Pero los nuevos inventos (el móvil, televisión interactiva, tabletas, wasaps) han incidido en un aumento de la incomunicación y del aislamiento. Algún tales recursos, ojalá, sean aprovechados en beneficio de la cultura. Por el momento son un incentivo al desconcierto, el resquemor, la ignorancia y la pornografía con la que nos lavan el coco los amos y mercachifles de estos trebejos cibernéticos, cada uno con su pin y su consola.




continuará




[1] Góngora se mofaba dél por su afición al vinazo
[2] en Urueña las calles se llaman corros
[3] este lugar se trae un aire con la urbe inglesa a la vera del río Ouse
[4] señor mío y dios mío por qué me abandonaste, fue el grito que profirió el Salvador en la cruz poco antes de expirar
[5] se recomienda visitar el Museo de los pueblos de Urueña la Villa del libro
[6] tango era el palo del juego del chito acostumbrado en tierra de Segovia
[7] aunque nació en Zamora su familia procede de la montaña asturiana lindando con León
[8] dies irae dies illa, secuencia del oficio de difuntos
[9] el padre Sopeña fue un cura que decía misa para