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lunes, 6 de mayo de 2024

 

UNA EXPLICACIÓN A LA PASCUA CRISTIANA Y SUS CONEXIONES CON LA DIVINIDAD ANTIGUA

 





















ANASTASIME



Por antonio parra-galindo

 

Llega la pascua llega la flor y la naturaleza se pierde en cantos de dichas y flores, trinan de madrugada los ruiseñores y han vuelto las golondrinas.  Anastasime era la palabra griega con que se designaba en el viejo cristianismo la resurrección por una mala interpretación del vocablo que aprendo de mis lecturas teológicas que en realidad en oriente era “straurosime” que en Rusia da strajom miedo y stradania o semana de pasión.

 La voz de Internet proyecta los cantos del oficio divino en el que un diacono con voz espesa y como salido de las mismas cajas de los vientos recita las letanías de la pasión y reza por todos (por los caminantes, por los que navegan, por los que se esfuerzan ante el arado o ante el volante, por las mujeres publicas, por las madres, por los santos y por los pecadores por los gobernantes y gobernados por los que sufran y por los que gozan para todos ellos la gracia y el don) y el hesicasmos hace que el mantra repetitivo, auténtica llamada de los siglos, nos  haga  olvidarnos de las miserias presentes (el arte y la religión son para eso)

 Pero una religión sin carisma y sin música a palo seco no es más que un santo triste o un triste santo. Para entrar en el paraíso uno ha de dejar entre renglones a sí mismo y perderse en los arrabales de la melodía que es oración.

 Luego otro diacono de más delgada voz invoca a la Virgen María “bogoroditsa Dieva Maria” la doncella llena de gracia o entona la epístola y al poco el templo con la voz de los coros en peso irrumpe con la gran plegaria del Otse Nash (padre nuestro que estás) y el eco es como un cañonazo en las bóvedas del Sabaoth, siento una calma beatifica dentro de mi corazón, una reconciliación con el mundo y con lo que ha sido mi vida, me afligen mis pecados y el viejo diacono que aun perdura en mi prorrumpe en el aleluya magnifico del Akathistos.

 Nos prosternamos ante la Madre de los Tristes la Señora del consuelo.  Lloran alegres los iconos y las lamparillas del altar de la Virgen parecen sometidas a un huracán de gracia que se mece igual que los trigales en la brisa de la tarde con la llegada del Espíritu.  Spiritus ubi vult spirat.  Y esta soplando por los bits y por los bytes de la Red.  Gracias a ese judío profético las alabanzas a Cristo se esparcen por todos los cuadrantes por el milagro de la cibernética.  Gates lo veo y no hago sino pensar en José de Arimatea.

 Él es el fautor de este Pentecostés que vivimos más allá de las gordas bibliocastas que nos incriminan e insultan y diciendo que no sabemos escribir. ¡Ay esos foros de Dios cuanta tristeza!

 Enchúfate a la red, muchacha, y verás pasar el viento que sopla.

No te quedes en tu poltrona de misa de doce.  Y más allá de las procacidades que han hecho de este soporte un vehículo de contactos.  Lo sexual es  parte de nuestro barro. 

Anastiseme.  Anastasía.  Anastasis.  Resurrección pero todos unos y otros decimos Pascua que es una palabra judía es la Fase de los escriturita.  Phasis.  Tránsito.  Está pasando el Señor.  Es lo que significa pascua de las flores. Y pasa veloz cual la vida misma.

  Lo que procurará muy pronto nuestra analepsia o fortalecimiento de nuestras pobres fuerzas.  Cristo es un reconstituido para los creyentes y para los ateos para los que analizan y lo interpretan. Dejad que se desahoguen los ateístas.  Muchacha enchúfate a la red.  Está pasando el Señor.  Pass over.  Es si se quiere una anábasis o movimiento de crecimiento interior.  Y todo esto tiene que ver con un personaje importante en la mitología griega que acoplan o adaptan a su manera los cristianos más o menos crédulos pero no hemos surgido por generación espontánea y el movimiento cristiano surgido en Israel ciertamente pero de un judío helenista  de la tribu de David que se rodeó de griegos y era el griego el idioma que se habló durante la pasión.  Griego y en arameo.

 Porque los soldados romanos no hablaban latín por mucho que os sorprenda. 

Así que venimos todos un poco de Grecia y de Platón y de Venus Anadiomena que es precisamente la imagen que proyecto aquí y que es otro sinónimo de resurrección y de vida.  La vida saltó a la ribera cuando una hermosa hembra cruzó la línea que separa el agua y la arena en una playa de Chipre.  La mujer que fue un parto de las olas.  Anadiomena olímpico.  El triunfo de la fuerza y la potencia engendradora.

  Claro que a estas alturas muchos los pobres adolecen de la anafrodisia y tienen que acudir a las famosas pastillas azules que son del mismo color de Venus y es que los pobres abusaron de su pertenencia.  Baco o Dionisio el dios de la catarsis la divinidad de la engañifa eufórica les llevó por malos pasos y ahora no pueden honrar a Venus.  Ya adoraron lo suyo a Dionisio los muy lechuzos y borrachuzos y Anadiomena no perdona.

 Es una divinidad cruel que festejaban los griegos en aquellas fiestas anakeyas y luego en las saturnales los romanos, esto es la catarsis, la mudanza interior.  Somos una mixtión del ágape o amor griego y de superstición pagana y de prejuicios a causa de los malos hábitos adquiridos pero los dioses perdonan, estan lejanos repantigados en sus anacrisias o lechos conyugales del olimpo tumbados a la bartola en lo alto de la cumbre. 

Sale el sol de Cristo Zeus el verdadero salvador de la humanidad y como dijo San Pablo otro gran fustigador de mitologías y combate a Platón  y los pedisecuos del vicio a veces nefando pues los atenienses pensaban que las mujeres no tenían alma y de los suyos que no sabían ni siquiera que hubiera Espíritu Santo. Abandonemos la carcasa del hombre viejo y ciñámonos de la vestidura blanca del sol de Cristo.  Amanezca pues.

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