Russian state TV shows map of potential US nuclear targets
New hypersonic missiles could hit targets including Pentagon in under five minutes, it claims
Reuters in Moscow
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Russian state television has broadcast a map of the US showing military facilities Moscow would target in the event of a nuclear strike, in a report that was unusual even by its own bellicose standards.
The targets included the Pentagon and the presidential retreat in Camp David, Maryland. A hypersonic missile Russia is developing would be able to hit them in less than five minutes, it said.
Last week, Vladimir Putin said Moscow was militarily ready for a “Cuban missile-style” crisis if the US wanted one.
With tensions rising over Russian fears that the US might deploy intermediate-range nuclear missiles in Europe as a cold war-era arms-control treaty unravels, Putin has said Russia would be forced to respond by placing hypersonic nuclear missiles on submarines near US waters.
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The US said it had no immediate plans to deploy such missiles in Europe and dismissed Putin’s warnings as disingenuous propaganda. It does not currently have ground-based intermediate-range nuclear missiles that it could place in Europe.
Putin has said Russia does not want a new arms race, but he has dialled up his military rhetoric.
Some analysts have seen his approach as a tactic to try to re-engage the US in talks about the strategic balance between the two powers, which Moscow has long pushed for, with mixed results.
In the Sunday evening broadcast, Dmitry Kiselyov, the presenter of Russia’s main weekly TV news programme, Vesti Nedeli, showed a map of the US and identified several targets he said Moscow would want to hit in the event of a nuclear war.
The targets, which Kiselyov described as US presidential or military command centres, also included Fort Ritchie, a military training centre in Maryland closed in 1998, McClellan air force base in California, which closed in 2001, and Jim Creek, a naval communications base in Washington state.
Kiselyov, who is close to the Kremlin, said the Tsirkon hypersonic missile that Russia was developing could reach their targets in less than five minutes if launched from Russian submarines.
Hypersonic flight is generally taken to mean travelling through the atmosphere at more than five times the speed of sound.
“For now, we’re not threatening anyone, but if such a deployment takes place, our response will be instant,” he said.
Kiselyov is one of the main conduits of state television’s strongly anti-American tone, once saying Moscow could turn the US into radioactive ash.
Asked to comment on Kiselyov’s report, the Kremlin said on Monday it did not interfere in state TV’s editorial policy
La ministra Carmen Calvo y el cardenal Pietro Parolin durante una reunión.
El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha escrito una carta a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en la que reitera que el Vaticano “no se opone a la exhumación” de Francisco Franco, dijo un portavoz vaticano.
El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, explicó que “Parolin ha enviado una carta a la vicepresidenta del Gobierno español en la que reitera la posición de la Iglesia, es decir, que no se opone a la exhumación de los restos de Francisco Franco”.
En la carta, Parolin es rotundo en su apoyo a la exhumación, y es la segunda vez que lo deja por escrito, pero esta vez con una mención expresa a los benedictinos que controlan la abadía y que serán forzados por la propia Iglesia a obedecer al Gobierno. “Deseo reiterar lo que señalé a vuestra excelencia durante nuestra reunión en el Vaticano, el pasado 29 de octubre, es decir que la Iglesia no se opone a la exhumación de los restos mortales del general Franco, si la autoridad competente así lo dispone. A la comunidad benedictina de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos fue recordado y se seguirá recordando su deber cívico de observar plenamente el ordenamiento y de respetar a las autoridades civiles”, señala Parolin en un texto enviado el 14 de febrero como respuesta a otra que le había transmitido la vicepresidenta el 18 de enero transmitiendo su inquietud por la oposición del abad Cantera a la exhumación.
Manifiesto por Franco de AD
Iglesias de Barcelona en llamas (1936)
Como es sabido, el Frente Popular fue esencialmente una alianza de separatistas, totalitarios y golpistas, con fuertes rivalidades y odios internos, manifiestos en represalias, torturas y asesinatos entre ellos, cosa que se trata de olvidar, borrando arbitrariamente parte significativa de la realidad histórica. No obstante esos odios, había al menos una cosa en la que estaban todos de acuerdo: la Iglesia católica debía ser aniquilada y erradicada del presente y en lo posible del pasado de España.
Quema de conventos durante la II república.
En consecuencia, el Frente Popular organizó durante la guerra civil y aún antes, el exterminio, menudo con sadismo extremado, del clero y de muchas personas distinguidas por su catolicismo, la destrucción sistemática de templos, a menudo de gran mérito artístico, monasterios de poso histórico, bibliotecas valiosísimas y hasta cruces de los cementerios. Se trató, técnicamente, de un genocidio. Esa labor fue acompañada del saqueo de bienes y tesoros artísticos, utilizados luego para asegurar un exilio bien llevadero a los dirigentes. En esa tarea participaron todos los partidos, unos con más intensidad que otros, y alguno encubriendo o justificando la persecución ante el exterior. Una persecución que acarreó un grave descrédito al Frente Popular en los países democráticos, incluso en aquellos tradicionalmente hostiles al catolicismo, donde la mayor parte de la opinión pública la vio como la explosión de barbarie que sin duda fue.
Uno de los cientos de casos de cristianofobia durante la II república.
La razón de esa política que, mirada en retrospectiva, deja una impresión de alucinamiento, estribaba y estriba en la noción ideológica de que la Iglesia era la causante de un atraso español muy exagerado por la propaganda de esos partidos; y de todos los males sociales concebibles. Por tanto su influjo debía ser sustituido por el de unas ideologías que traerían al país, o a algunas de sus regiones separadas, una brillante ilustración, libertad y prosperidad. De hecho se trataba de ideologías importadas y vulgarizadas al nivel de simples consignas, que no solo originaban odio a la Iglesia, sino entre esas mismas ideologías. Quizá fue ello lo que llevó al escritor liberal Gregorio Marañón, uno de “los padres espirituales de la república”, a tacharlas acremente de “estupidez y canallería”. No hará falta extenderse sobre las realidades que han generado en varios países europeos.
Quema de iglesias durante la Segunda República
Pero cualquiera sea la opinión sobre la Iglesia o las ideologías hostiles a ella, el hecho histórico evidente es que el cristianismo constituye la base y raíz de la cultura tanto española como europea, habiendo generado una acumulación simplemente gigantesca de arte, ciencia y pensamiento manifiesta en la obra de miles de escritores, arquitectos, pintores, pensadores o científicos. Este mero hecho exige, tanto para creyentes como para no creyentes, una actitud de esencial respeto, cualquiera sea su criterio sobre la relación actual entre religión y política. La experiencia prueba que la pérdida de ese respeto conduce directamente a la barbarie, como ocurrió en España.
Militantes socialistas profanan una iglesia durante la II República.
Republicanos profanando símbolos católicos y restos humanos de combatientes del bando nacional.
Pues bien, los católicos, y los no católicos que admitimos de estas evidencias, tenemos la absoluta obligación moral y política de reconocer la importancia histórica de Francisco Franco en el salvamento de la Iglesia y de la cultura cristiana. Esta obligación corresponde en primer lugar al papa, los obispos y otras jerarquías eclesiásticas. Y por tanto, debemos denunciar y oponernos con energía a los planes del actual gobierno de ultrajar los restos de aquel gran personaje histórico. No deben admitirse en modo alguno sus pretensiones de encubrir con la bandera de la democracia unos designios radicalmente antidemocráticos, provocadores de odios que nos retrotraen precisamente a aquellos tiempos de barbarie.
“SEMINARIO
VACÍO”
VERSUS “TRANVÍA
A LA MALVARROSA”
De
que Manolo Vicent es un buen escritor, un novelista
adecuado y un columnista brillante todos somos contestes al igual que
el periódico en el que publica, dejando al lado sus manipulaciones
sectarias y otros alardes como el de las secciones literarias deJuan
Cruz y de Jacinto Antón- otro de SP que no sé
si seguirá llevando aquellas gafas negras y aquella sonrisa
siniestra de conejo que no ocultaba su admiración por los nazis
siendo el caso de que ahora ve cruces gamadas hasta debajo del
felpudo- pero el furibundo ataque que hace el insigne prosista
valenciano al que le fastidiaba bastante que le comprasen por su
voluntad de estilo con Gabriel Miró preciosista y
que se sentaba como un buda en el Café Gijón. A su
tertulia yo me arrimé alguna vez. Sabía que no era bien recibido.
Me habían puesto los socialistas en la lista negra y Vicent lo es lo
mismo que toda aquella cuadrilla, todos venidos del TEU,
de los órganos culturales deFalange de la Sección
Femenina o de los conventos y tirocinios. Casta de
rebotados.Agora lo veredes, dijo Agrajes. En su
columna Cuervos del pasado domingo que lleva esta
entradilla; los católicos deben enfrentarse a dos clases de
misterios: los que se derivan de la teología propiamente dicha y los
que anidan en el Vaticano. Creo que mi admirado colega en este
panfleto que titula Cuervos vuelve por donde solía
el gran Blasco Ibáñez, su paisano, uno de los mayores escritores,
aunque harto contreras e incomprendido. Debe de
darlo la Huerta. Valencia es una de las regiones de España más
católicas y anticlericales. Y no hay más que darse un garbeo por la
bella geografía de Levante para toparse de manos a bocas con
iglesias enormes, catedrales sin comparación y tradiciones como el
Misterio de Elche. Fue tierra de encomiendas y de Templarios. Para
empaparse de esa catolicidad ambiente hay que ir a Peñiscola y
visitar el castillo del Papa Luna siempre a la sombra de los Borja
una de esas familias que fueron báculo del papado. Un amigo
mío que me hizo la merced de leer Mi seminario vacío: los
pecados mortales de la Iglesia me ha escrito diciendo que
encuentra en mi libro muchos puntos de contacto entre mi libro
y Tranvía a la Malvarrosa de Manolo. Para mí es un
elogio. Al fin y al cabo somos gente de la misma generación la del
68 que vino marcada por una educación ferozmente religiosa de la
cual no nos podremos despojar, pero lo que yo traté de intentar fue
poner en berlina los malos hábitos de aquel cristianismo gazmoño,
entrando a saco contra los cambios operados desde el Concilio
preservando toda la Economía de la Salvación y glorificando el
Dogma y la toda la Teología. Se nos quiso hacer ver que nuestra
religión era un problema de bragueta y eso es un abuso. Sin embargo
la Fe es cauce y norma de vida, doctrina soteriológica que convierte
a la SRI en una sociedad perfecta. En ella no obstante hay
imperfecciones. El pecado es cosa de hombres y los eclesiásticos no
son ángeles. Tienen que caminar por entre el barro. Negar al
Espíritu Santo como pretende Vicent no sólo es una herejía sino
una infamia. En conclusión, creo que el Vaticano como elemento
aglutinador- en España hubo grandes obispos como Cisneros, Gil de
albornoz o el complutense Carrillo que se pasaban las premáticas y
los breves pontificios por el forro- se nos he hecho muy vulnerable
en medio de una sociedad global y democrática donde el poder se
encuentra tan corrompido. Siempre el poder corrompe pero el poder
absoluto mucho más. Debieran suprimirse las conferencias episcopales
y a cambio retomar la soberanía de las diócesis. Bajo mi punto de
vista los ortodoxos con su autocefalia y sus sínodos lo han sabido
hacer mucho mejor evitando que se perdiera un adarme del rico acervo
litúrgico o cundieran gritas en el depósito de la Fe. ¿La
supresión del latín ha sido beneficiosa para la universalidad de la
Iglesia? El cristianismo es tradición, epacta, libros, símbolos,
ritual y en cuanto tal una aproximación al caudal órfico y esa sed
de belleza y de que siente la humanidad desde el hontanar de los
tiempos. Una religión para ser más eficaz no ha de entenderse ni
explicarse- ya la explicaron los hermeneutas y apologetas de la
Patrística. Y esta sombra de lo misterioso le viene bien al hombre
de hoy. En Estados Unidos lo están pidiendo a gritos y es una
de las causas por las cuales la Ortodoxia suma adeptos mientras
nuestros templos europeos se quedan sin parroquias. La supresión del
celibato y los curas casados acercarían más a Cristo al pueblo.
Tampoco se puede entender el catolicismo sin la noción de culpa y de
purificación. Todos somos pecadores y los siete sacramentos como las
Doce Fiestas nos redimen de la desesperación, el desencanto, la
rutina de nuestro materialismo, dejemos que nuestros ojos miren más
a lo alto, demos a nuestra vida una noción trascendente. Esto no es
nada fácil, claro. Con algún obispo de los que he hablado me ha
dicho que le impresionaba mi tesis sotto voce, claro es, porque entre
los ordinarios existe un miedo cerval al Vaticano. No. Mi
anticlericalismo no es ateo como el de Vicent. Acaso estuve
disparando perdigones contra un elefante o poniendo piedrecillas en
las cáligas de algún romano pontífice de los últimos tiempos de
impulsos demoledores y totalitarios. Lo que me parece y así lo he
dicho alto y claro un error histórico que puede mandar a la Iglesia
a las catacumbas es la sustitución del Shoah por la Resurrección.
He tenido arrestos cuando no se atrevía a decirlo. Gracia Noriega un
colega asturiano me tildó de loco y se negó a comentar el texto.
Miedo al ladrillo de roma. Pánico al poder de las Logias. Otro de un
colectivo me dijo que con la publicación de este libro
literariamente me he suicidado. Soy un “no person” y otro ataque
que más me dolió: “ no te pueden ni ver, estás en la lista
negra” pero alguién tenía que poner el cascabel al gato. La
iglesia jerárquica nada tiene con ver con la del pueblo y las buenas
gentes que sufren y suspiran por Cristo todos los días. Ni la prensa
católica ni los católicos de toda la vida se atrevieron a
formularse las preguntas que yo me hago en mi libro: las Gracia y el
Pecado son dos paellas. Nunca llegarán a juntarse. Un consuelo para
la audacia de este escribidor el dictamen evangélico: Estaré
con vosotros hasta el fin de los tiempos. Si hay alguna
coincidencia en mi libro “Con tranvía a la Malvarrosa” debe de
ser de matiz. Ya lo creo
Lo confieso. Me cansa la política. Hace tiempo que perdí el interés en ver qué es lo siguiente que va a pasar. Me resulta algo parecido a la típica serie de televisión cansina que nunca acaba y que ya no sabe por dónde tirar de tantos palos de ciego que ha dado. Otro capítulo más. Y otro. Lo peor es que esto no para y nadie sabe qué rumbo va a tomar. Puede pasar de todo.
Yo diría que mi desgana hacia el asunto es algo generalizado que se va extendiendo sin freno. Como una plaga. Lo palpo a mi alrededor. Muchos ya ni mencionan el nuevo capítulo político entre los temas a tratar en el ascensor, ni en una reunión de amigos, ni ante la barra de un bar. Resulta que pasa bastante desapercibido en el día a día del común de los mortales. Y no es de extrañar. La política sigue a años luz de los verdaderos intereses de los ciudadanos.
Contaba por aquí hace unos meses que me parecía que el Gobierno de Sánchez podía resultar interesante, que podía hacer cosas buenas, llevarnos a mejorar. Llegaba como un soplo de aire fresco ente tanto descontento y desesperanza. Pero me doy cuenta, una vez más, de que la esperanza es lo último que se pierde. El ser humano es así, tiende a la necedad y a empecinarse en que algunas cosas pueden mejorar a pesar de todo.
Ha sido tan fugaz que yo casi ni me he dado cuenta del paso de Sánchez por la presidencia del Gobierno. No me ha dado tiempo a conectar. Lo que me queda es la trifulca generalizada que emponzoña a la política desde siempre. Los dimes y diretes entre unos y los otros.
Decía Charles Chaplin que «mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos, parece una comedia». Algo así pasa con el panorama político, que nos lo tomamos demasiado en serio y, si lo miramos con un poco de perspectiva, resulta ridículo. Es el circo de la política.
La crisis institucional que vive España continúa y ahora tenemos otro encuentro cita con las urnas. El 28 de abril puede ser una cita transcendente. O no. Quién sabe. Creo que poco más nos queda por ver, pero seguro que algo hay. Podemos seguir echando cuentas de posibles pactos y alianzas. O pensar que todo es mentira.
Paracuellos; guerra civil: Las siete fosas de los fusilados en Paracuellos que narran la matanza – Julio Martín Alarcon (@Julio_M_Alarcon) / El Mundo
La primera, el 7 de noviembre de 1936, en arroyo San José, que cruzaba entonces la carretera de Madrid-Belvis
Las siete fosas de los fusilados en Paracuellos que narran la matanza
El cementerio de los Mártires de Paracuellos se erigió sobre las fosas originales y refleja la sangrienta operación de ejecuciones arbitrarias en masa durante la Guerra Civil
Entre el 7 de noviembre y el 3 de diciembre de 1936, unos 2.500 presos en Madrid, sospechosos de ser simpatizantes de los militares rebeldes, fueron asesinados
La antigua carretera de Madrid a Belvis ya no existe. Pero un tramo maldito de la historia de España, unos 500 metros desde el pinar hasta el cruce con arroyo de San José y el cerro de San Miguel, que remacha ahora la ladera con una gran cruz blanca en la tierra, se preserva casi intacto. Evoca el horror que vivieron los que iban a ser “evacuados” a Valencia, como les dijeron sus asesinos, cuando les sacaron de las cárceles de Madrid con el pretexto de un traslado. Por ella transitaron, y se detuvieron, los camiones y autobuses repletos de los que fueron apresados en Madrid por las fuerzas de la República desde el golpe del 18 de julio de 1936. Eran sospechosos de ser simpatizantes, “quintacolumnistas” de los militares rebeldes. Su destino eran los fusiles y las fosas. Todo ocurrió entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre, con algunas interrupciones, pero con un calculado programa de ejecución en masa que se cobró unas 2.500 víctimas.
Lo que queda de la carretera es apenas una franja de tierra que retrotrae a la que fue la mayor tragedia de la Historia de España: la Guerra Civil, que se cebó de muertes y asesinatos indiscriminados en ambos bandos. En Paracuellos nunca se exhumaron los cadáveres. Así, entre los muros y vallas que delimitan lo que constituye ahora el ‘Camposanto de los Mártires de Paracuellos’, ha quedado encerrado, como una cápsula del tiempo, una de las más cruentas matanzas: lo que no era un cementerio sino una carretera, lo que eran pinares y no los rectángulos que ahora delimitan los lugares donde se apilaron los cuerpos.
Primero, en la depresión del terreno del arroyo que cruzaba la carretera, y cuando no pudo albergar más cadáveres, en las sucesivas zanjas abiertas por los mismos vecinos de la localidad de Paracuellos del Jarama, obligados a cavarlas por los miembros de la Dirección General de Seguridad de la Junta de Defensa de Madrid .
Las primeras zanjas
Paracuellos no es un cementerio corriente, se erigió una capilla y hay cruces y lápidas, incluso nombres y fechas como es normal en un camposanto. Pero son simbólicas, las lápidas y nombres que allí pusieron los familiares están guiadas por el lugar y la fecha, que corresponde según las listas y cronología de los asesinatos que se pudo reconstruir al final de la guerra. En el orden correcto, el lugar cuenta su propia y terrible historia. La primera fosa está al final de la avenida que se inicia en la actual entrada principal, termina en el borde de la carretera con el arroyo de San José y corresponde a los asesinados la mañana del 7 de noviembre de 1936, la Fosa 1. Allí fueron fusilados los primeros evacuados durante la madrugada de las cárceles de San Anton y Porlier, unos 89 presos, la mayoría militares.
Originalmente, debían haber sido los presos de la cárcel Modelo, la más numerosa y la que estaba más cerca del avance de las tropas nacionales en Madrid, en el actual Ministerio del Ejército del Aire en Moncloa, pero tardaron en seleccionar de las deficientes listas de la cárcel. Se llevó a las víctimas en autobuses de línea, escoltadas por camiones y vehículos motorizados con milicianos dentro. Se detuvieron en el grupo de pinos, que aún hoy rodean el pequeño tramo de la carretera fantasma, les hicieron bajar en grupos de 10 a 25, atados de dos en dos y caminar hasta el cerro de San Miguel, en el borde del arroyo de San José, donde les dispararon grupos de milicianos. La siguiente saca sería esa misma tarde, esta vez sí, de la cárcel Modelo.
El historiador Julius Ruiz señala en su obra El Terror Rojo cómo la maquinaria de ejecución, aunque planificada, carecía de una logística precisa: cuando llegaron los presos de la mucho más numerosa cárcel Modelo aún no había dado tiempo a enterrar a los anteriormente fusilados: una aterradora escena que vivieron los nuevos “evacuados” antes de ser ejecutados. Los vecinos de Paracuellos se habían marchado sin que hubieran podido terminar de enterrar a los de la mañana. Una vez fusilados se abrió una segunda zanja unos metros más adelante, más cerca del grupo de pinos de la carretera, en el lado izquierdo, para evitar que al llegar sucesivamente contemplaran el macabro espectáculo de los asesinados la mañana anterior. Es la fosa número 2.
Demasiados cadáveres
Casi enfrente está la Fosa 7, a la derecha de la carretera. Es la última en numeración porque los que están allí enterrados no fueron fusilados en Paracuellos y son los únicos cadáveres que se exhumaron tras la Guerra Civil. Pertenecen, sin embargo, a la siguiente saca, la del día 8 de las cárceles Modelo y Porlier. Como el macabro escenario de arroyo de San José seguía sin resolverse pese a que todo el pueblo estaba cavando zanjas y enterrando los cuerpos del día 7, las autoridades de la DGS decidieron desviar a los “evacuados” a otro lugar, dada la imposibilidad en ese momento de tapar los restos. Se escogió otro lugar, cerca del Soto de la Aldovea en Torrejón de Ardoz, de fácil acceso desde Madrid, donde se conocía una acequia en desuso de más de 150 metros de longitud que pareció ideal para solucionar el problema.
Unos 400 presos fueron fusilados allí el día 8. Paradójicamente, fueron las autoridades franquistas las que reunieron al finalizar la guerra lo que los responsables de seguridad de la Junta de Defensa de Madrid no consiguieron. Sus restos fueron exhumados en diciembre de 1939, de los que sólo se pudo identificar a unos pocos, y trasladarlos al lugar donde yacían el resto de las víctimas de la operación de Paracuellos.
Se consideró temporal, el plan, ya en 1943, era el de trasladar a todos los “Mártires de Paracuellos” como se bautizó a los allí asesinados, al Valle de los Caídos cuando éste estuviera terminado. Sin embargo, en junio de 1939 se había constituido ya la Asociación de los Mártires de Paracuellos y Torrejón de Ardoz y los familiares se opusieron siempre a un eventual traslado. La asociación sigue siendo aún hoy la que preserva el camposanto que mantiene cerrado sin un permiso previo para visitarlo.
Al lado de la número 7, también pegada a la carretera, está la tercera fosa que se usó en Paracuellos. Los vecinos habían estado enterrando cuerpos todo el día 8 y habían abierto otras cuatro zanjas más. Corresponde a otra saca de la cárcel de Porlier del día siguiente.
El Ángel Rojo
Un poco más lejos de la infausta carretera están las números 4, 5, y 6, al otro lado del arroyo seco de San José y cerca de la entrada al cementerio. Alejadas en el espacio y el tiempo. Las sacas y los asesinatos se interrumpieron entre el día 9 y el 27. Aunque los miembros de la Consejería de Orden Público actuaban en el mayor secreto posible, “cubriendo la responsabilidad”, la realidad es que las matanzas no pasaron desapercibidas.
El cónsul de Noruega Félix Schlayer supo de las evacuaciones de presos inexistentes a Valencia y exigió aclaraciones a las autoridades de Madrid, políticos republicanos como José Giral y Manuel de Irujo exigieron respuestas también alarmados ante la situación. Hubo además un cierto eco internacional.
El más determinado a acabar con las matanzas fue, sin embargo, el anarquista Melchor Rodríguez, que sería tildado más tarde como el Ángel Rojo por la prensa franquista. Melchor intervino ante el ministro de Justicia para hacerse cargo de las prisiones y fue nombrado delegado especial de la Dirección General de Prisiones. Bajo su protección las sacas cesaron, pero no por mucho tiempo.
El anarquista fue nuevamente destituido el día 12 por considerar que había sido nombrado sin el beneplácito del Gobierno y la Dirección General de Seguridad, dependiente del Consejo de Orden Público que dirigía Santiago Carrillo se hizo de nuevo con la situación, reanudando los fusilamientos. La cárcel Modelo había sido cerrada y sus presos trasladados a San Antón, Porlier y Ventas. De ellas salieron las víctimas del 27 al 30 de noviembre que fueron fusiladas y enterradas en las fosas 4 y 5. La última se realizó el día 3 desde Porlier. Fosa 6.
La matanza de Paracuellos, que acabó con la vida de unos 2.500 víctimas fue quizás el operativo más sistemático de ejecución en masa durante la Guerra Civil. La tragedia, por desgracia, no se limitó a al mapa del terror que dibuja la carretera de Belvis. Se sumaron otras tantas como la de Badajoz , perpetrada por las tropas nacionales en la que fueron fusilados unos 2.000 milicianos en la plaza de toros, o las otras sacas que se produjeron antes de Paracuellos en las cárceles de Madrid con destino a Aravaca y Alcalá de Henares. El capítulo más bochornoso de la historia de España aún se cerraría con la terrible represión por parte de los vencedores franquistas en los años inmediatos de posguerra.