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domingo, 16 de marzo de 2025

 TIRANT LO BLANC Y EL QUIJOTE DONDE EL CATALÁN Y EL CASTELLANO SE FUNDEN EN UN ABRAZO (I)

 

CREO ser un caballero andante, defensor de las causas perdidas. Salgo al campo para guardar doncellas, me bato por el pan y a justicia y lucho contra los molinos de viento. Nunca me di por vencido. Cuando otros capitulaban seguía enhiesta la bandera de los pobres y afligidos en mi pabellón. Claro que por las mismas me mantearon, me molieron a palos, conocí el filo de las navajas de las tabernas. 

Por malandanza acabé detenido una noche en OVIEDO por la policía franquista por andar a palos con un cura que me quitó una novia. 

Conozco el olor a mugre y a desesperación de las comisarías, pero nunca fui a la cárcel. Soy un caballero andante. ¿Dónde fui armado caballero? ¿Quién me juramentó en esa milicia esotérica velando las armas en aquella noche celestial y recibiendo el toque de varas del gran maestre? Nunca lo podré decir. Mas, baste saber que lo quijotesco forma parte del carácter español. Lo cual se refleja en la genial novela de cervantes don Quijote de la Mancha. Cabalgamos sí pero a trompicones buscando la ínsula barataria, la fuente de la eterna juventud que nos llevó a América, en pugna con los molinos de viento de tantas contrariedades (esos tres pares de perendengues que tiene la vida) a resguardo del yelmo de Mambrino y enarbolando la adarga hidalga de don Alonso Quijano el Bueno y la “tizona” del Cid. 

Me consuela ahora saber que llevaba razón cuando alcé mi voz contra los despropósitos del sicario Zelenski y los fulminantes ataques rusófilos de nuestros mandarines mediáticos, contra viento y marea. 

Los hechos acaban de darme la razón Putin:  ganó la guerra.

sábado, 15 de marzo de 2025

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