No verteré una sola lágrima si se produce la secesión catalana; las fuerzas oscuras en colusión con la ignorancia e indiferencia de unos medios de comunicación tóxicos nos llevaron a esta colisión. Causa amargura aceptar este sacrilegio, esta felonía, en la cual han colaborado la castuza politica, la corona e incluso el Vaticano: se acabó España, "finis Hispaniae" pero es un asunto que se veía venir. Deja vu. He sufrido mucho durante estos años aunque tengo que declarar que por mis venas corre sangre hebrea pero debe de ser de un color muy diferente al que mueve las arterias de estos sátrapas. Fui puesto en la lista negra del periodismo español. Todas las editoriales me cerraron sus puertas. Padecí una sorda y sórdida persecución en mi trabajo, fui suspendido de sueldo y empleo, se me relegó, se me escupió, se me calumnió, por descubrir la ayuda que Franco dispensó a los hebreos durante la guerra mundial, lo que arroja ciertas reserva sobre el dogma del Shoah y todo por decir la verdad y obrar segun mi conciencia de patriota español.
La independencia de Cataluña sería el colofón de una serie de errores cometido por la España de las autonomías: con este crimen de lesa patria alcanzamos el cabo de la calle. Se trata de una venganza sionista.
Los judíos, en cuyo mórbido corazón crecen los enconos de la hispanofobia (alguien les llamó raza de viboras, son el pueblo maldito, no pueden vivir en paz con nadie), se afanan por acabar con España que fue emporio del cristianismo.
Los políticos no lo quieren decir pero Mas, Puchemont, el Tuerto Junqueras, la señoita Cuervo, el otro y la otra, son los hombres de paja que agita en el gran guiñol la mano negra de la raza maldita. Ahora bien cabe una advertencia: España es un pueblo que nunca se les dio bien a los judíos. No hay peor cuña que la de la misma manera. En realidad, sin espacios para la libertad, extranjero en mi país, las autonomías han destruido a España. Ellos tienen sus propios periódicos, sus gurus, sus cronistas que cuentan a su modo la visión de la realidad. España ha dejado de ser un pueblo libre controlado por los judios. Que Dios se lo demante y que el Altísimo Adonai les pida cuentas
La independencia de Cataluña sería el colofón de una serie de errores cometido por la España de las autonomías: con este crimen de lesa patria alcanzamos el cabo de la calle. Se trata de una venganza sionista.
Los judíos, en cuyo mórbido corazón crecen los enconos de la hispanofobia (alguien les llamó raza de viboras, son el pueblo maldito, no pueden vivir en paz con nadie), se afanan por acabar con España que fue emporio del cristianismo.
Los políticos no lo quieren decir pero Mas, Puchemont, el Tuerto Junqueras, la señoita Cuervo, el otro y la otra, son los hombres de paja que agita en el gran guiñol la mano negra de la raza maldita. Ahora bien cabe una advertencia: España es un pueblo que nunca se les dio bien a los judíos. No hay peor cuña que la de la misma manera. En realidad, sin espacios para la libertad, extranjero en mi país, las autonomías han destruido a España. Ellos tienen sus propios periódicos, sus gurus, sus cronistas que cuentan a su modo la visión de la realidad. España ha dejado de ser un pueblo libre controlado por los judios. Que Dios se lo demante y que el Altísimo Adonai les pida cuentas
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