El cardenal Darío Castrillón Hoyos uno de los
papables en conclaves pasados fue suspendido a divinis y arrojado de su oficina
en el Vaticano, según informa el Jewish Chronicle, tras una fuerte
discusión en la cual el pontífice le mandó callar al cardenal colombiano, el
primero en alertar a la curia de que la sustitución del dogma del Holocausto por
el de la Redención. Otros tres monseñores que trabajaban en el dicasterio para
la Propagación de la Fe fueron suspendidos. ¿Explica dicha defenestración el
cansancio papal y sus deseos de retirarse a un monasterio? En cualquier caso la
abdicación de Ratzinger parece obedecer a motivos más profundos de los que se ha
venido aireando en nuestros periódicos tan reñidos con la verdad y tan amigos de
la propaganda. Castrillón se fue angustiado a su país hispanoamericano y su
despedida ha creado un mar de fondo sin precedentes en la Curia donde se percibe
el sindrome de la iglesia vacía, el afan por reconquistar la batalla perdida de
la comunicación que dominan los judíos, un punto en el cual son preeminentes los
enemigos de Cristo, la pederastia, la decadencia de la vida monacal, la
insumisión de los clérigos, la falta de vocaciones al sacerdote y otros muchos
males. Sin embargo, tuvo agallas para defender a un obispo francés que trató de
evitar fuese a la cárcel uno de los curas de su diócesis acusado de abusos
sexuales a feligresas, en un gesto pleno de heroismo y de caridad cristiana al
lema de aborrece el pecado y compadece al pecador.
Personalmente con nuestros libros y nuestros posts, en
vista de todo ello, nos sentimos orgullosos de haber denunciado estas mermas a
riesgo de que se nos tome por locos pero es la terrible y crruda realidad de una
iglesia en desbandada. El Vaticano II ha sido un fracaso. Esperemos que el
Espiritu Santo inspire a los electores para que contemos con un papa orante,
santo, manso, que viaje menos y desdeñe los honores del mundo. Hacen falta
curas. Nosotros lanzamos el guante y nuestro reto sigue en pie. Estamos en la
misma disyuntiva que en los tiempos napoleónicos con un Pio VI, que por agradar
al corso ganó la sede a riesgo de perder la fe. Le sucedió Pio VII el cual "per
ganare la fede a perdutto la sede" y murió en prisión. Así que seguimos en las
mismas. Roma va a tener que purgar sus pecados
No hay comentarios:
Publicar un comentario