Translate

viernes, 22 de junio de 2012

un dominico que bautizó a los judíos de media Europa


VICENTE FERRER OTRO PROGONISTA DE  LA UNIDAD HISPANA.

Antonio Parra

Comenzaba todos sus sermones con un benvolguda bona gent. Dicen que era taumaturgo y se le atribuyeron proezas maravillosas como una vez que paró el sol en Salamanca para que su audiencia de más de cincuenta mil almas pudiera escuchar su sermón de varias horas, resucitaba muertos y mandaba a los montes que se trasladaran de un lado a otro de la cordillera para hacer vado y que pudiera pasar su hacanea, una reverenda mula cargada de libros y de misales pero estos detalles del gran dramaturgo que fuera lumbrera de la SRI al alborear de la decimoquinta centuria no constan en los papeles por este servidor consultados. Son muy copiosas en cambio las minutas, repositorios, cartas regias y comunicaciones personales que se guardan en el Archivo de la Corona de Aragón todas ellas en latín, castellano, lemosín  y en valenciano. Al buen santo los milagros se le suponen igual que a los soldados el valor

Este dominico tuvo una actividad incesante y prodigiosa y fue un político de primera categoría y aposentador de concordias en medio del marasmo general que sacude a Europa tras la Peste Negra de 1348, las revueltas sociales que determinan el asalto a las aljamas hebreas en diversos puntos de la península (Burgos, Gerona, Tarragona, Tarrasa, Alcoy) determinado por el incremento del agio y el préstamo usurario que hace que aumente el resentimiento contra los banqueros y prestamistas. Los rabinos apelaron a la autoridad de los reyes de Castilla, Aragón y Navarra. Esta fórmula del directo patronato regio propuesta por Ferrer para la grey elegida evitaría no pocas matanzas aunque algunas como la de Burgos a finales del siglo XIV fueron inevitables.

El resentimiento antisemita se propaga como una bola de fuego en las grandes urbes del continente europeo sobre todo en Praga y en Bohemia donde surgen los lideres de la rebelión husista. Inglaterra expulso a los judíos. Chaucer escribe sus cuentos de Canterbury una soflama contra la alta jerarquía dominada por el oro de los cambistas de Drury Lane. Este malestar social va a culminar los primeros síntomas de la constatación protestante. Se propugna un cristianismo interior de vuelta a los orígenes evangélicos enemigo de la pompa y del culto externo. La guinda a todos estos desmanes es el llamado Cisma de Occidente. La iglesia Católica era bicéfala con dos papas, uno en Roma y otro en Aviñón, Benedicto XIII el  Papa Luna, amigo personal y coterráneo del propio dominico y al que consigue convencer para que abandone la tiara en manos de  Clemente VII, el legítimo. Mientras los hebreos perseguidos se resguardaban bajo el ancho vuelo de su manto y el escapulario de Santo Domingo de Guzmán. No se les perseguía por su etnia sino por lo de siempre: cuestión de dineros.

El proceso no fue fácil habida cuenta de que Pedro de Luna se mantuvo en sus trece como buen aragonés. Si bien se mira son muchos los puntos de contacto que hay entre aquella época y ésta en determinadas partes al revés pero bajo otros aspectos muy semejantes. Los disturbios que acaban de producirse en París me recuerdan a los levantamientos populares en Barcelona o en el call de Gerona. Todos por el mismo motivo. Intervino con sus prédicas Vicente Ferrer y fueron infinidad los judíos que de grado abrazaron la fe cristiana y recibieron las aguas del bautismo. Ojo se han encendido los gálibos de alarma. Estos tumultos sociales todos sabemos como empiezan pero no cómo terminarán. Las turbas puedan acabar pegando fuego a las sinagogas. Dinero llama a dinero y los que sembraron viento recogerán tempestades. Ya está aquí el huracán. En los barbechos por donde pasó el sembrador furtivo de cizaña están floreciendo amapolas negras. A mí me parece que el reino de la mentira no es sólido y no podrá durar  eternamente. Echo de menos la llamada del bueno de Vicente Ferrer agitándose mucho en sus melifluas súplicas bajo el tornavoz del pulpito y agitando gravemente las mangas de su hábito de dominico que era de boca ancha.

-Bona gent.

¿Adónde se fueron las multitudes ¿ ¿Quién disgregó al redil?  ¿Por donde se esparcieron los rebaños? Fervor nacionalista de los exaltados del terruño y en lugar de los consuelos divinos escucho esa voz aguardentosa del amo del Tripartito o ese glabro antipático de carta difícil que nos llama a los castellanos malos cristianos siendo él un retajado. Dirán,  don Durán Durán, Caín, Caín qué hiciste de la sangre de Abel tu hermano? ¿Dónde quedó el pendón de San Jordi de los Moncada? Han desparramado por el suelo como si se tratase de flechas rotas de la aljaba  esparcidas por el suelo las barras del escudo de Aragón. Claro que entonces no se andaban con chiquitas y por una disquisición teológica al obispo de Huesca lo degollaron.

 Entre otras cosas estos mindundis en su clastomanía profanan los fueros, atentan contra la historia y ponen los papeles boca abajo llevados solamente por un instinto asesino de venganzas catalanas. Cristianos nunca podránlo ser. Huele a conjura y a guerra carlista. Uno ha dado en los papeles donde se encuentra la clave. Hablan como renegados y a mí me parece que esto va a tener mala compostura. Es volver a las andadas.  De remate va a ser verdad lo que dijo Metternick de que cuando una civilización está en peligro sólo pueden salvarla un pelotón de soldados.

Pero sobre   todo es el gran artífice este monje del espíritu de consenso que iluminó la mente de los compromisarios de Caspe para que se allanaran las asperezas dentro del reino de Aragón y se fomentase un acercamiento con la corona de Castilla. En cierto modo el santo valenciano fue el iniciador de la unidad nacional que se plasmaría luego en aquella cancioncilla que se entonaba en el tiempo de los Reyes Católicos: Barras de Aragón que en Castilla son. En sus brillantes intervenciones ante aquella asamblea logra persuadir al concurso de que aragoneses, castellanos, catalanes y valencianos tienen un mismo ideal y se afanan por conseguir un mismo objetivo: el imperio de la cristiandad y el dominio de la cruz. Unos al grito de Santiago cierra España y otros al de San Jordi nos val. Cataluña y Castilla significan lo mismo: castillos en lontananza. Castles in Spain y un castillo te fraguara. Ambas se hicieron en la brega contra el islam. El triunfo de la religión por divisa. Decir esto hoy, empero, provoca  el rasgar de vestiduras.

Entristece pensar que al cabo de seis siglos de aquella magna asamblea en Caspe haya intereses oscuros muy buidos y difíciles de señalar pues Satanás no quiere enseñar la pata y él es por excelencia el separador aunque todo parece indicar que las trayectorias de esta línea de fuerza que acaso tengan su origen en la ergástula cargada de miasmas y de aire fétido de la Cava de don Julián todo este andamiaje de la unidad se haya venido abajo. Jugamos un poco los españoles con las cartas marcadas. Adiós Madrid. Han llenado el lago de la Casa campo de submarinos. Estas fuerzas están empeñadas en lo que parece ser una hábil maniobra de tenaza pues los tomos que no enseñan la pata ni quieren decirnos a que juegan controlan la tesis y la antitesis, el programa y el contraprograma y mientras los parlamentos debaten, ellos se dedican a seguir trayendo gente. Por treinta monedas. La sonrisa por delante y pro detrás la daga. Siempre fue así. Esa es su táctica desde que con el dinero del deicidio se compraron los campos de Haceldama. Campos de la sangre. Y la sangre llama a la sangre. Política de guante blanco. En la superficie aparente clama pero desciendes un poco al pozo y ahí tendrás la pira de cadáveres. Ese es el sentido de las treinta monedas que compraron el campo de la sangre.

El objetivo es acabar con la cristiandad y los conspiradores van en tal demanda en esta hora de contubernios, de consignas y de palabras al oído con que todos contra todos y en el río revuelto se hace partija de España. En realidad el movimiento de flujo discontinuo empezó hace una generación pero es ahora cuando los españoles y mira que se lo advertimos y hasta nos crucificaron por eso se llevan las manos a la cabeza. Creo a pesar de todo  que los manijeros del Gran Diseño están obrando precipitadamente y con harto azoramiento. Se han quedado parados el alma helada ante el resplandor de los fuegos que se avecinan.

 Pero desde su pulpito glorioso en lo alto de la historia Vicente valenciano acérrimo y aragonés de pro sigue proclamando Hola amigos míos. ¿Qué tal bona gent? Se le cansó el brazo de tanto bautizar judíos. Y él probablemente fuera de la estirpe sagrada de David revalidando el dicho castellano de un guindo siempre en tu heredad y un judío en tu ciudad.

 Puede que también se la tengan jurada precisamente por eso. La benvolguda bona gent. Ay Señor, Señor, que gente lleva mi carro. Tres putas y un boticario. Buena gentecilla nos manda el rey aunque con estos bueyes tengamos que ir a arar.

Vicente murió en Vannes en 1419 este gran apóstol de la unidad, valedor de los judíos en un momento difícil, propugnador de la causa de  Fernando de Antequera en el Compromiso de Caspe. Su figura gigantesca llena todo el siglo XIV español y me volveré a referir a él en otro artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario