SEGOVIA SIEMPRE FUE MÁS MORA QUE JUDÍA. CARTA ABIERTA AL DIRECTOR DEL ADELANTADO DE SEGOVIA JESÚS MARTINEZ CALLE
Villafranca 15 septiembre 2011
Muy señor mío:
El viernes pasado en el restaurante el Claustro me cupo el honor de presentar mi novela Seminario vacío: los pecados mortales de la iglesia del que dará cuenta seguramente el diario de su digna dirección. Polémicas al margen, creo que el libro es un canto a Segovia la que desapareció con los cambios litúrgicos acaecidos y se esboza un posible esquema de recuperación para lo futuro: una iglesia más viva, más cerca del pueblo, con clérigos casados tal vez, una recuperación de la tradición que en la sede de San Hieroteo tiene un trazado hispano-visigótico y mozárabe obra de largos siglos de convivencia con las otras dos religiones del libro aunque sin renunciar nunca jamás a la verdad de Jesucristo. Pero los encastillamientos son malos. La verdad es que a raíz de mis años en Nueva York a mí siempre me preocupó el tema judío y en incontables escritos, artículos y reportajes traté de escudriñar la gran influencia hebrea. Sitios como la judería vieja del Arco del Socorro donde nací y que tanto impresiona a los israelíes por su buena conservación. Ello fue mérito de los alcaldes segovianos y de la Dirección General de Bellas Artes institución del anterior régimen hoy fenecida. Yo tambien he escrito un libro realista y nada propagandístico que se titula Franco y Sefarad ¿un amor secreto? El asunto es para muchos hoy tabú pero en ese texto presenté pruebas y conclusiones (el origen sefardí de la familia Franco; su ayuda a los hebreos perseguidos en la Europa del Este que respondió a una iniciativa oficial no privada de los embajadores destacados en naciones bajo la esfera alemana; y la importancia que tuvo la comunidad judía en ciudades españoles como Segovia, Tudela, Hervás, Bejar, Toledo, Córdoba etc, sin embargo, a partir del siglo XIII acontece una conversión en masa de miembros de esta comunidad que determinó la forma del catolicismo español, muchos de los conversos, gente de letras y leyes abrazaron la vida religiosa) es un hecho incontrovertible. No cabe marcha atrás. La historia avanza rápidamente y no se pueden retroceder las agujas del reloj a 1410 o a 1492. esta idea ha sido refrendada por historiadores tan eminentes como Poliakov o Netanyahu. Ciertamente las relaciones de los judíos y los criptojudíos con el cristianismo de suyo fueron problemáticas. Habría que observarla desde la distancia aunque siendo nuestro país un pueblo singularmente pendular puede ocurrir lo de siempre delante de los curas con el incensario o detrás de ellos con el vergajo. Eso ocurre tambien con los hijos de Moisés, de los que hemos heredado su vehemencia, su tenacidad y su alto nivel intelectual que busca la excelencia. De la demonización de los judíos se ha pasado a una divinización. Es lógico. Tienen mucho poder. Hoy desde América el lobby israelita gobierna el mundo. Esto lo critico en mis libros. Este apasionamiento nos puede inducir a errores como decir que la famosa adafina que asimilaron los de la diáspora de los romanos es hebrea. Nuestra olla podrida, nuestro cocido con garbanzos y el tocino estaban registrados en las recetas de los banquetes de Lúculo. Los judíos sustituyeron el cerdo o “sus” de las legiones romanas por berenjenas y la vaca carne llamada trufa o “kosher”. Tambien me preocupa la descristianización creciente y el odio a Jesús predicado por los talmúdicos durante generaciones. Eso para mí sacar las cosas de quicio y así lo expreso en mi libro. La impronta judía siendo poderosa no es tan perceptible pese a quien pese en Segovia como la de los musulmanes. Ellos eran los que trabajaban, los albañiles, los huertanos, los alarifes y alfayates, los agricultores.
Por ejemplo, el esgrafiado que ostenta el enlucido de muchos edificios segovianos se debe a maestros que practicaban la religión de Alá y enterraban a sus muertos en el osario o macabar orientados por la quibla que miraba a la Mecca. La mayor parte de las iglesias románicas de la ciudad erigidas con ladrillo visto fueron obra suya. Eran los currantes. En el siglo XII después de la batalla de Jaén Alfonso VII el Emperador repobló nuestros sexmos con estos peones andaluces primero como esclavos pero que se amoldaron a nuestros pueblos y fueron manumitidos o libertos. ¿Qué herencia nos dejaron? Algunos rasgos étnicos como la tez morena, la piel curtida, los ojos negros. En mi pueblo de Fuentesoto en mi infancia las mujeres iban tapadas con un almaizar que les cubría el rostro y las sayas les llegaban hasta los pies. La fundación de Segovia es celta por la toponimia sego. Luego vino Roma, un sacerdote de Júpiter con el arúspice auscultaron el vuelo de las aves, comprobaron la calidad del aire y la pureza de las aguas y se procedió a la “nuncupatio” pronunciamiento o conjuro sobre la piedra basal. Ellos nos legaron el acueducto y la primera muralla que protegía a la ciudadela construida con un trazado en línea recta: el cardus mirando al norte y el decumano o décimo porque los campamentos romanos contaban de diez cuadras o manzanas orientación al Este. En el centro estaba el foro. Esto puede observarse por ejemplo en Complutum (Alcalá) o en León. Almanzor aparte de derribar el acueducto le dio a la ciudad una estructura árabe que posee varios núcleos o harat. Se levanta una medina, surge una mezquita, otra medina y otra mezquita. Segovia estaba estructurada en catorce barrios o en catorce harat. En el arrabal de San Lorenzo y en San Millán las torres de sus respectivas iglesias tienen toda la pinta de haber sido antes minaretes. Han desaparecido los “haman” o baños públicos y también las madrazas pero Almanzor dio una estructura árabe a la muralla romana a base de cubos o de torres albarranas con sus respectivos adarves (darb) ante el foso. Las mezquitas fueron transformadas en iglesias con la Reconquista. Debió de haber diez o doce. De sinagogas se computan dos. Una cerca de las escalerillas de San Roque y otra en el convento del Corpus. Eran sin embargo edificios mucho más simples y menos suntuosos que las mezquitas. Que duda cabe que para un cristiano como yo causa cierto desasosiego pensar que San Millán donde fue bautizado el que se suscribe sea devuelto a sus antiguos moradores para culto islámico o que se entronice en el convento del Corpus el menorah o candelabro de los siete brazos. Antes muerta que sencilla como dice el cantar. En parte sería volver a las andadas y uno ha leído don Claudio Sánchez Albornoz el cual no se anda con zarandajas en punto a panfilias. Aquellos ocho siglos no fueron un tiempo de besos y abrazos sino de guerra sin cuartel, crudérrima lucha. Con todo hubo periodos de avenencia y de cierto sosiego siempre que no aparecieran por el sur el alfanje fundamentalista almohade y almorávide. Cuando tocaba a arrebato la trompeta de la algarada y venía la aceifa o la razzia esgrimiendo la Media Luna. El antisemitismo entre nosotros siempre se refiere más a los judíos que eran los poderosos, los que sabían, los que tenían el dinero, lo prestaban en usura y solían tener vara alta entre la realeza que los protegía. Su expulsión tuvo un origen económico. Tal vez las envidias pero quedan poco testimonios acerca de cuantos fueron al exilio. La única referencia es la del cura de los Palacios. A los moros se los ha mirado con más benevolencia. La proscripción de los moriscos no llega hasta 1609 y tiene un carácter militar aparte de religioso. Las acechanzas de los piratas berberiscos levantinos. Los islamistas gente aguerrida se sublevaron y el resultado fue la guerra de las Alpujarras. Ahora han regresado. Ya están aquí todos. Suum cuique dice el adagio latino. O lo que es lo mismo juntos pero no revueltos. Ojalá este tenso y difícil nivel de convivencia alcanzado entre los tres credos se mantenga aunque no deja de ser un hecho inquietante para un cristiano. Si vuelven a hacerse fuertes los moros los católicos que no deseemos la aljamía tendremos que hacernos mozarabes y tal vez huir hacia el norte. ¿Será verdad que la historia no se repite, señor director? Vale
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