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martes, 14 de junio de 2011

LAS CAMPANAS DE SAN DANIEL




Han vuelto después de casi noventa años las campanas a San Danilov, al monasterio más viejo de la Horda de Oro, todo un cordón místico de oraciones, de paz y silencio, que guardaba como un glacis defensivo a la ciudad de Moscú y que fueron desacralizados y convertidos en pajares, en almacenes o fábricas durante los tiempos del ateísmo bolchevique.

Habían sido pignoradas o vendidas por cuatro perras a los norteamericanos y se guardaban en un belfry o campanario de la universidad de Harvard, más como un exvoto de guerra que un religioso símbolo.

Los tratos para su compra duraron toda una década. Entre las autoridades norteamericanas y el Santo Sínodo. Los americanos se han quedado con una réplica de los bronces. Y han hecho un buien negocio por haber vendido al cien por cien del precio que pagaron a un marchante judío.

El otro día en una emociónate liturgia fueron bendecidas y consagradas por Su Beatitud el patriarca Alejo. Las campanas, al igual que los neófitos, desde los primeros tiempos del cristianismo, se bautizan y se sacan de pila por un padrino. Una de ellas se llamará Olga. Otra, Tatiana y otra, Xenia. ¡Qué nombres más hermosos! ¡Qué nombres más rusos!

Una de las palabras más hermosas y que mejor suenan en esta bella y eufónica lengua es la palabra kolokoli(campanas). Hasta parece que suenan y llaman a misa. Bolean. Repican. ¿No es esto un milagro? Sí. Eto chudá.

La madre abadesa, sor Alexia, no cabía de gozo y amenizó los aires de la mañana con un concierto de campanas en toda la regla alegrando la campiña otoñal y esparciendo las noticias tristes que llegan del “Cherno More” (Mar Negro) o la terrible tragedia del avión que se estrelló sobre la vertical de Perm.

¿Y eso qué habrá sido: accidente o sabotaje? Ya hablábamos ayer de las apocalípticas amenazas que han sonado en boca de una irresponsable candidata a la vicepresidencia USA y del “palo de la Palin”. Esta señora desconoce el fuerte tirón que está encontrando en el pueblo norteamericano el cristianismo ortodoxo, harto de tanto tele-predicador embustero e histrónico, y que busca al Cristo genuino. Ese que da paz. Ese que perdona y que sólo lo va a encontrar en la Ortodoxia.

Cabe recordar que el cristianismo fue llevado a los Estados Unidos quizá antes que por los franciscanos españoles por los popes rusos que establecieron misiones en Alaska, Vancouver y Oregón.

Sin embargo, para reconcomio de los rusófobos de la hora undécima las campanas de San Daniel ya han vuelto a su sitio, el lugar de donde no debieron jamás salir, si los bolcheviques, enemigos de la religión, no las hubieran fundido.

Y yo que soy rusófilo me alegro por la noticia y me entristezco hasta la muerte por la catástrofe aérea de Perm mientras lanzo aviso a los navegantes de que mucho ojo pues Rusia sigue en el punto de mira de las fuerzas oscuras y de sus lacayos mediáticas.

Recordemos el hundimiento del Kursk por estas fechas hace unos veranos o el asalto a aquella escuela en la que no hubo superviviente o el acto terrorista contra aquel teatro moscovita. Son zarpazos de la Bestia encolerizada y contrariada en sus designios.

Sin embargo, como ya va dicho, Rusia es fuerte estratégicamente y cuenta con el respaldo de toda una milicia celeste como el tañido de las campanas de San Danilov o las oraciones de esos monjes que cantan la salmodia desde una abadía de los Urales y a los que yo escucho salmodiar el oficio divino a través de Internet.

Tres horas de pie. Nocturno inacabable en que se escucha la melopea de un precentor o chantre que debe de ser un diácono jovencito. Oran por todos en un ruso elegante y preciso.

Por los vivos. Por los muertos. Por la paz del mundo. Por los que han sucumbido en la última guerra del Caúcaso. Por los enfermos. Los que no tienen paz, por los que no tienen pan, por los caminantes y peregrinos, emigrantes y por todos aquellos que no encuentran refugio en sus letanías de la misericordia tan imponentes en toda la liturgia oriental y todas cantadas en un dialogo melódico entre el oficiante y el coro.

En sus labios, los salmos de Israel. Haber encontrado Radio Blago Live Radio en la red ha sido para mí no sólo un descubrimiento sino un verdadero milagro. Eto chydá. Es un milagro.

La melopea es tan bellísima como incansable. Mi corazón rebosa de esperanzas. Las campanas han vuelto al campanario de San Daniel mientras su tejado abandonan las cigüeñas a esta hora ya camino del Sur.

También veíamos al patriarca prosternado a los pies de la imagen de la Virgen. La Madre de Dios. La Madre de todos, lo sabemos, ama a Rusia. Me lo cuentan las campanas de San Danilov que han vuelto a repicar y llaman a misa. Hemos ganado una batalla. Los enemigos de la Fe queden confundidos.

martes, 14 de junio de 2011

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