TARASCA DE CORPUS Y VUELVEN LOS DEMONIOS AL JARDIN
Antonio Parra
Clarín creo que titula uno de sus cuentos El Diablo en semana santa cuya temática hace referencia a esa paradójica coexistencia del bien y el mal puerta por puerta. A mí me parece, sin embargo, que junio es el mes del demonio. Largos años de experiencia lo avalan porque de sus tretas y de sus mañas algo sabemos todos aquellos que no sé si por elección, por deformación profesional o por condena, hemos sido signados en la lucha contra la Bestia. Bajo las alas de arcángel san Miguel nos acogemos. El divino Signifero al grito de “Quis sicut deus” opugnó a Luzbel. Hubo una batalla enorme en el cielo etc. Ese es uno de los ejes de marcha temáticos del Libro del Apocalipsis. No es ninguna broma.
Las tarascas del Corpus, la nit del foc y los ritos sanjuaneros obedecen a una cita anual que tiene la humanidad con sus demonios familiares y sus espectros. Son de origen pagano sincretista y la iglesia trató de reformarlos a golpes de hisopo de agua bendita combinado todo ello con exorcismos. La tarasca – gumia y arpía- una mujer de rostro malvado epitomiza todo el mal, el odio y la muerte que existen en la tierra. Es el símbolo de la serpiente. Va detrás de la custodia de Jesús Sacramentado pero no se priva de nada. Le hace momos a la hostia santa, derriba las píxides haciendo que de repente sople durante la procesión un viento huracanado, hace que un pájaro excremente sobre los ricos bordados del gorjal de diacono o la capa pluvial del preste o se introduce en el interior de los incensarios haciendo que en lugar a olíbano huela a cuerno quemado o a azufre.
Por eso los monaguillos tienen la obligación de mostrarle siempre que enrede la cruz procesional. Esa era una de las misiones de la cruz alzada que abre carrera en todas las marchas devotas: espantar al maligno. Si no se sujeta, duro con ella, hay que emprenderla a escobazos. De ahí los palos y golpes secos que desentonan en medio de los cantos melifluos y la dulzura de las calles empavesadas de espliego y romero al paso de la carroza.
De una manera simbólica conjura acechanzas de los malos espíritus en las fiestas de la Minerva y del Cuerpo de Cristo lo que los franceses denominaban la FEDE Dieu y que coinciden con las noches sanjuaneros. Está claro que se trata de ritos de purificación de origen muy ancestral pues el Antiguo – este es otro de los nombres del demonio, aparte del Cálido y de diablo o separador – es tan viejo como el mismo mundo.
Es precisamente junio en el hemisferio occidental, el mes de la plenitud y la granazón cuando los días son más largos y las noches cortas y sorprendentemente hermosas cuando él echa la zarpa. Los que tenemos una sensibilidad especial, acaso sinestesia, para detectar mociones especiales no sólo en el alma de los hombres sino también en las profundidades telúricas que a veces emergen a la superficie, podría corroborar esta presencia del mal. San Pablo ya nos lo advierte con palabras que se han unido al enquiridión o formulario de ordenación de diáconos: “no es dado poderes contra la sangre y la carne sino contra los espíritus que vuelan por el aire y saltan desde lo profundo de las olas”.
Dicen que a veces reina sobre los cuatro elementos y por eso mismo son tan frecuentes en todas las religiones los ritos de purificación del aire, el suelo, el fuego y el agua.
Por lo que se refiere a los católicos, estas fuerzas invisibles se vuelven operativas es incluso pugnaces al acercarse la fiesta de Pentecostés y hasta podríamos asignarle un ciclo que va desde la Trinidad hasta el Día de san Pedro. Los fieles por eso mismo invocan al Divino Paráclito – Veni Sancte Spiritus et emite lucis tuae radium; Veni Páter Pauperum, Veni, Dator Munerum, etc.- para que envíe los Siete dones. Pero la efusión de tales carismas no es algo que se otorgue gratis. Es entonces cuando el diablo más se resiste y lucha a brazo partido. El enemigo inveterado de la humanidad por estos días parece que ni da paz a la mano ni descanse.
Y lo que les voy a relatar creo que sirve para demostrarlo. Ya les conté que en el lugar donde resido tuvo lugar en 1937 una de las más cruentas batallas de nuestra guerra civil y precisamente donde se alzan las casas cayeron muchos hombres de uno y otro bando. Al cimentar se han encontrado vainas de ametralladoras, obuses, cintas y cierres de seguridad de bombas de mano Lafitte. Pues bien, detrás de los adosados acotamos un pequeño jardín. Esta parcela ha dado incontables litigios entre el vecindario que nunca se ponen de acuerdo y hasta llegaron a las manos pues es costumbre muy española esto de los pleitos de linderos, por demarcaciones y fitos.
Tomando una iniciativa que me costó no pocos disgustos y para evitar que aquí se formase una comunidad de vecinos que hay que echarse a temblar y a la que siempre temimos como la bicha de cerrar el jardín y que cada cual cogiese la pequeña porción adlátere a su patio trasero. Bueno no saben las amenazas, malas palabras, malos gestos, etc. Con decirles que a causa de esto no nos hablamos. Esta experiencia me ha puesto en antecedentes e incluso prevenido de lo que representa la codicia y la insolidaridad humana. Pero creo que en gran parte de las ciudades y pueblos de España pasa otro tanto por estas cuestiones de lindes. Somos u reino dividida condenado a perecer.
Después de cerrarlo con el permiso del Ayuntamiento claro está queda un pequeño pasillo en el que yo había plantado algunos árboles, un cerezo, un almendro, un plátano ornamental, pero un día por junio del año pasado, que es un mes en el cual aquí comienzan siempre las chapuzas, y con amenazas inclusas tratando de sembrar divisiones entre mi mujer yo me reclamó ese pasillo. Bueno, lo consentí, pero en la parte de delante queda todavía un cornijal mínimo de unos ocho metros cuadrados. En uno de los árboles coloqué un icono de la virgen María para que la intercesora de la humanidad mitigase aquellas discordias. Bueno este chopo donde estaba a el plato mariano hubo de ser descuajado.
Yo creía que se acababa ahí el asunto y aquí paz y después gloria pero el vecino a veces dando fuertes y cuando yo sabe que estoy a la escucha se despacha a su gusto con insultos a la Virgen. El otro día se pavoneaba de esta manera:
-Se me ha aparecido la Virgen María y me ha dicho que el cornijal es nuestro.
Risas y enormes risotadas. Y a renglón seguido oigo que llama por teléfono y dice con voces estentóreas:
-Oye que me traigas las armas.
¿Es que me va a pegar dos tiros? No tendré más remedio que denunciarle a la guardia civil.
Como es militar retirado, tiene licencia pero en vez de ir a defender a España, como cumple y bojar el Estrecho, se dedica a vivir de las rentas y amenazar a pacíficos ciudadanos. Su jardín es el mayor de toda la urbanización Mide 180 metros cuadrados. Es casi un campo de fútbol. Sin embargo, le ha echado el ojo al cornijal donde hace quince o veinte años y con el permiso municipal planté yo dos acacias, un níspero y un castaño de indias. El milico quiere agrandar su jardín y no parará en barras hasta que lo consiga. Se trata de un verdadero nazi con toda la barba, pues sus tácticas me hacen pensar en el Anschluss hitleriano. Dicen que es almirante. Yo con todos mis respetos hacia su persona, me parece que este hombre no merece llevar la guerrera que llevaron con tanto honor hasta entintarla con su sangre un Fernando Villamil, un Concas, un Topete, un Eulate, un Cervera. Me causa tristeza que un alto oficial de la armada se dedique con cargo a los presupuestos del estado y con dinero del contribuyente a la especulación inmobiliaria.
Esta chulería y jactancia me hace pensar en los militares golpistas argentinos. Pero lo que más me enerva son esas befas a la Virgen María a sabiendas de que yo soy gran devoto de Nuestra Señora y me he acogido bajo su mando en mis luchas contra la tarasca. Cierto cuando esta voz habla en la toldilla de su jardín que semeja un barco de asueto parece que la tierra se estremece y por su voz de cíclope se avienta el humo de los fuegos fatuos. Tantos que murieron por España para que este bestia parda de malas pulgas y que parece un cavador gallego en vez de un oficial de nuestro glorioso ejercito se aprovechen y dedique a su vida a los porcentajes, tenga la hija, funcionaria de Defensa en baja por depresión, y cobrando unos dineros que pagamos todos los contribuyentes. Este individuo es un caso.
Para conjurar los peligros imploro el socorro maternal y entono las estrofas del Akathistos pero hasta mi cuarto paredaño con la propiedad arrebatada y la mota de privacidad que perdí llega el estruendo de los balonazos de los niños de la casa que utilizan el hastial y el trozo de terreno que yo les cedí – conminado por coacciones y amenazas de un militarote que me iba a pegar dos tiros- para jugar al frontón. Todos queremos más. Y está visto que no se conforman. Sin embargo, la Tarasca no tiene poderes contra la el Divino Signifero. Pobre hombre, lo que más me apenan no son insultos contra mí sino las blasfemias contra la Virgen María. Es lamentable que un marino se mofe de su patrona. Pero ojo que esta quiebra de la convivencia entre españoles cabalgando el potro de su egoísmo y dando espuela a la ambición viene a ser un signo apocalíptico de esa Derechona insolidaria y egoísta, pepera, vacía en todos los sentidos. Y mi pobre pegujal que yo sembré y al que tengo cariño aunque no mida más de dos palmos pero que el vecino quiere agregar a sus 180 metros cuadrados el símbolo de esa otra España – la mía – para lo cual los ideales valen más que el dinero de corruptos funcionarios de derechas de toda vida y espadones prevaricadores.
La avaricia rompe el saco. Cuando le oigo fanfarronear y dar voces desde su puesto de mando, pienso que los pobres soldaditos que dieron con sus huesos en este lugar se revuelven en sus tumbas. Los muertos de la batalla de Brunete quieren pelea. Hay demonios en el jardín.
09/06/05
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