ESPAÑA EN PECADO MORTAL
La desesperanza o falta de confianza en el Señor de los señores, rey de reyes y Nación de naciones es uno de los grandes pecados que afligen a España. Por aquí le dan a la guija, a la superchería, en cada hogar tiene un trono el diablo con mando a distancias.
La otrora defensora de la fe, martillo de herejes donde si le faltabas el respeto al papa te cortaban la cabeza se ha convertido en un blasfemadero. La católica nación madre de la hispanidad sumida en un bipartidismo estéril y en un perpetuo blaba se ha transformada en paladín del anticatolicismo donde toda aberración tiene asiento y toda liviandad. Creo que aquí se peca fuertemente y continuo contra el primer precepto del decálogo Amarás a Dios sobre toda las cosas y lo que tenemos es idolatría, dioses de plexiglas, una iglesia de pacotilla que tiene miedo por respetos humanos a alzar el estandarte de la verdad. España bajo las garras del diablo ha caído en la apostasía. Aquí donde se quemaban herejes, se rinde culto al diablo. La única ciudad del mundo donde Satanás tiene una estatua es Madrid y eso marca.
El señor del mundo se ha apoderado de las ondas hertzianas. No se puede mirar la televisión sin que llegue hasta ti el mensaje de la furia asesina del Cállidus. El odio, la guerra, el derramamiento de sangre y la propaganda de las democracias occidentales que imparte la consigna de a por ellos en las entradillas de los informativos contraviene la ley divina y en los de entretenimiento desde esta bitácora ya lo hemos dicho, se da pábulo a la mariconería, el hedonismo, el adulterio, la vida fácil y las imágenes de Apolo y Venus anteceden sin solución de continuidad a niños famélicos en Nicaragua o poblados africanos sin agua y enfermos de sida, todo en un tandem y en totum revolutum. Me gustaría saber quien es el que controla las emisiones pero los dedos ocultos mueven este mando a distancia universal. Se llama Belcebú.
Pero hay un programa que me encocora por lo blasfemo y es el de un tal Jordi con la cara de piña y aires de suficiencia que saca a una bruja inglesa que habla ante las cámaras con los difuntos sobre todo los famosos. La cantante Karina por ejemplo contactaba con su padre. Tuve que apagar el receptor porque vino hacia mí un tufo diabólico y percibí la llamada de azufre a agraves de este tintín que va traduciendo las palabras de la witch que parlotea en cockney. Esta londinense que anteriormente tenía una tienda de videncia en Picadilly ha encontrado una mina a través de TELECINCO que la paga un dineral por sus adivinaciones explotando la vana credulidad- así lo definen los moralistas- la magia negra con sus mesas rotativas y el vaso que cambia de lugar, el mesmerismo, la retortas, alquitaras, cucuruchos, el manto estrellado, el capuz de los arúspices, los auspicios que saben lo que va a pasar por el vuelo o las entrañas de los pájaros, la oniromancia. Brujas, brujas, brujas en aquelarre, brujas de Puenteperín, lunes y martes miércoles tres, pásate la carta por la chepa a ver si te tocan las quinielas, ponle perejil a san pancracio, los espiritistas. Todo ello arte diabólica. No se puede tentar a dios. La España laica se ha vuelto ateo pero es asimismo temiblemente supersticiosa. Nadie puede hablar con los difuntos sin la intervención divina y Dios no trasgredí sus propias reglas. Sólo don Juan Tenorio en el Burlador de Sevilla pero eso es fábula, película, tongo, que es lo que hace ese tal Jordi con esa pinta de macarra y de corruptor de menores en sus programas con la saludadora de marras. Cabe recordar que en Inglaterra hasta hace poco quemaban a las brujas o las cortaban la cabeza en la torre de Londres. De allá que todas las brujas inglesas se vengan aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario