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sábado, 20 de abril de 2013

RAFAEL ALBERTI

ALBERTI. SE EQUIVOCÓ LA PALOMA…SE EQUIVOCABA


Con cuatro mulillas tordas y un caballo delantera y la carretera toda para ti, carretero, ¿qué más quieres? Versos de Alberti que jalonaron mi adolescencia porque el gaditano protagoniza al poeta adolescente. Era una de las firmas más leídas y estudiadas en los colegios, institutos, academias y noviciados de aquellos bachilleratos de los 50 a los sesenta; acabaríamos hasta el cogote de romanceros gitanos y del juanramoniano no la toqueis más que así es la rosa junto con el Soria fría Soria pura cabeza de Extremadura machadiano. Puro idealismo. Pura utopía.

Los vencedores fueron mucho más generosos con los vencidos que los que se autodenominan democratas/autocratas para los cuales todo lo que se produjo antes de 1975 no existe, se desprecia y se ignora. Es una bonita forma de hacer que España pase a la historia. Se equivocó la paloma… se equivocaba. Esta bellísima copla de Alberti fue el buque insignia de nuestra generación del 68 que fue perenne protesta. Y, pensándolo bien, teníamos ciertas concomitancias con la del 27 estando dos dictadores de por medio. La suya desembocó en la guerra civil. La nuestra en el juancarlismo debelador y putañero. ¡Qué decepción cuando supimos que la democracia era esto!

Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte fue al sur. Creyó que el mar era el cielo… que la noche la mañana… se equivocaba. Alberti nuestro poeta de referencia nuestro poeta torero que bebe en las fuentes más puras del romancero el del talle juncal se transformó en aquel gordo abacial que hablaba con acento italiano cuando se arremolinaban en su entorno las muchachas en flor en las aulas del Ateneo. ¡Cuanta decepción conocer que la gran poesía acaba en eso! Arboleda perdida de rabonas y de furor masturbatorio de muchachos en flor mirando a la bahía. Todos los caminos de Andalucía van a dar al puerto de Santa María y mueren en las aguas del Guadalete donde se entonó por primera vez el canto por la pérdida de España. Por allí se invocó el nombre de la traición y surgió magnífica y terrible la mitra del obispo Opas. Es la cuna del cante jondo y del toreo. Voy a Sanlucar por atún y por ver al Duque . El pueblo mejor de España tiene nombre de carabela.

Luego se quejan los rogelios de haber sido postergados por el franquismo. Los niños de la posguerra nos educamos en el espíritu de la reconciliación y quedamos empapados de Machado, García Lorca y el propio Alberti. Y hasta las orejas. No teníamos poetas nacionales y a los que había se los desdeñó o relegó sin contemplaciones y siguen en el armario. Este ostracismo intelectual un fenómeno que sólo se da en España no ha dejado de sorprenderme. Ostracismo viene de ostra en honor a los griegos que cuando querían mandar al exilio a un ciudadano echaban una ostra o la concha de un caracol en el puchero comicial.

Pero en Alberti como en Federico creo que es más el ruido que las nueces. El arte nos viene enredado en las marañas de la política. A Juan Ramón que es una aguja de marear cultos sobrevalorado y ultra dimensionado por la crítica hay pocos que lo entiendan. Mora todavía en su azotea de la poesía pura, sus versos como dentro de una burbuja El mayor vate de la generación del 27 resonancias del romancero y de Gil Vicente fue Gerardo Diego superando al de Moguer y al portuense pero como pertenece al segundo cupo ha de guardar el turno del escalafón siendo mejor poeta, más músico y no tan buen pintor como Alberti. Creo que éste nunca dejó de ser aquel mal estudiante del colegio de san Luis Gonzaga del Puerto de Santa María que se fumaba las clases, nunca se le dio bien la gramática y a vueltas con el diccionario e incluso con la prosodia y la sintaxis su literatura se resiente. Más de su gusto eran la aritmética y la matemática.

En el fondo le ocurrió lo que a muchos de los educandos por los padres de la Compañía (los hubo buenos y regulares) que aquello marcó carácter. Ese entusiasmo, esa flexibilidad, esa inclinación por la excelencia es un poso de esa educación jesuítica lo mismo que la intolerancia, la protervia y presunción de esos antiguos alumnos que van por la vida creyéndose superiores. En sus versos, en las oscilaciones de su carrera política- Alberti nunca fue comunista- en las rotundidades de su vida amorosa, cortejó a las mujeres más galanas de su tiempo, y eligió por compañera a una miliciana con maneras de reina, María Teresa León, una rubia burgalesa casada con un militar que se fugó con el del Puerto de Santa María, se yergue la teoría de las dos banderas ignacianas. Fue acaso un buen versificador pero su arte tenía mucho de propagandista. Yo me quedo con el poeta puro que volvió al alimón con Lorca en órbita el romancero al Alberti revolucionario y de consigna.

Alberti sin embargo es mucho Alberti y hay en su obra mucha arboleda perdida. Le cupo la suerte de haber nacido en uno de los lugares más guapos de España dunas medanos y arenas brisas del Atlántico. Lo conocí una tarde en el Ateneo en los años 80 rodeado de mujeres el pelo blanco y una melena doctoral aires de canónigo de Toledo el mirar displicente, algo amargo y resentido. Moriría a los dos años al cabo de una caída por un absurdo accidente en las calles de Madrid la ciudad que no le gustaba pero que le hizo famoso y rico un potentado al uso de los intelectuales de izquierdas que nunca fueron a la guerra aunque cantasen al Quinto Regimiento. En la historia española siempre se encuentra uno con esta clase de personajes que pertenecen a la casta de los privilegiados.

Su poesía tiene la diafanidad y fuerza embriagadora de la uva de los majuelos de Jerez. Es de alta graduación etílica. Tiene un sabor coquinero a sol y a copla. Es cante jondo. Un aura dionisiaca como los atardeceres portuenses, cuando el sol del ocaso dora las garitas del penal de Santa Catalina que guarda el secreto de tantas desdichas, compulsa los versos de Alberti, un elegido de los dioses poeta para una guerra voz triunfante en el exilio.

En un viaje que hice al Puerto al final de un verano creo que empecé a entender mejor al autor de marinero en tierra al vagar por las calles empedradas de casas blancas encerradas, de destartaladas iglesias. Vi entrar y salir por la portería de la casa de la compañía al padre Coloma luciendo una impresionante calva de patricio romano peyéndose a carcajada viva durante el quiete y avanzando en zapatillas. Olía a vino y al caer de la tarde me crucé con las sombras indecisas y titubeantes de los borrachos que se santiguaban torpemente al tocar avemarías. Nunca en ninguna otra parte del mundo salvo por Londres vi tanto pimple por las esquinas pero los borrachos del Puerto son los más dignos y solemnes del mundo.

San Cucufate el abogado de nuestras pítimas con san Fermin y san Cojoncio intercesores ambos por nuestras curdas ante el Altísimo nos daba su bendición al grito de Dios perdonará y perdonará eternamente a los borrachos.

En la plaza de toros coloquiaban unos maletillas. Pasó una monja vieja vestida de blanco y la luna se asomaba por el vano del balcón de una casa señorial en ruinas. El Puerto de Santa María es una ciudad blanca tirada a cordel transversal y en línea recta, antesala de América. Las ciudades de la América hispana la tomaron como modelo en sus casas de planta baja el portón de la puerta carretera los guardacantones y bordillos y los ventanales con reja y arriba la galería que en Asturias se llama corredoria.

Me pareció la población honda y misteriosa desparramada hacia el mar mitad cuartel, mitad convento y mitad bodega. No pude resistir al embeleso dionisíaco. El fino me tumbó y de esa manera entendí mejor el arte embriagante de Alberti que fue corredor de vinos. Allí el Terry pega y es un zumo eucarístico porque sin el vino no se puede entender la religión que profesamos. Ni se puede entender a España y mucho menos a Andalucía. Sangre de Cristo hontanar del señorío. En el Puerto yo tuve algo así de la mano de Rafael Alberti como una visión de España como una hoguera, como una casa encendida.

jueves, 11 de abril de 2013

el alcalde de Cudillero victima de una calumnia

En defensa del alcalde de Cudillero




Este país es un país de buenos alcaldes y de malos políticos y es el caso de ese pueblo asturiano a la vera del cantábrico antes un paraíso pero que se ha convertido en un infierno. No sé como empezar a escribir esta historia kafkaiana. A francisco Fernández o quico como todos lo conocemos le pedía la fiscalía no sé si catorce años de cárcel y una multa de catorce mil euros y todo por un chiringuito supuestamente mal colocado y en la cual el primer municipe pixueto un hombre eficaz y bondades no intervino pero resulta que había un guindilla o sargento de municipales que tenía ojeriza a quico porque le había suspendido de empleo y sueldo que le acusó ante los tribunales de cohecho, prevaricación, peculado, estelionato y todos esos delitos conectados con la función pública que se enumeran en el código penal y que yo resumiría en una frase odio tribal, mohatras. España se dio a los picapleitos y a las querellas. Los abogados tienen la voz cantante y la clase política se ha blindado tras ellos y de los periodistas y tertulianos a sueldo. Las penas que solicita la fiscalía para el alcalde de Cudillero me consternan y sonrojo. Todo el mundo le quiere, la gente sencilla, ha hecho mucho por el pueblo, construyó una autopista causando la menor merma medioambiental, adecentó caminos y calellas, ha sido un alcalde de la gente que viene de la justicia social como militante del PSOE. Todas estas trifulcas leguleyas me recuerdan una novela de armando palacio Valdés el cuarto poder que vivió en Cudillero el pueblecito costero que le inspiró su mejor novela José. Yo me siento avergonzado y perplejo pero sé algo de la persecución que aflige estos días al alcalde de Cudillero con el que me solidarizo y soy victima de esos rábulas que ha puesto en orbita de actualidad el alcalde de Injusticia j.m Ruiz Gallardón que cuenta con el apoyo de toda la masonería. A mí me han empapelado por algo que no hice. Se me imputa el delito de denuncia falsa cuando en un chiringuito me coparon copas por valor de 50 euros que yo no consumí. Pero estas cosas en la España de la tiranía que se autodenomina democracia se encuentran a la orden del día. Los políticos y tertuliaros se arropan en una policía que no es nada democrática. Medra la arbitrariedad, los de abajo pagan los desacatos y chulerías de los de arriba. Esto no nos puede llevar a buen lugar, puede acabar en una guerra civil. Como les digo, el paraíso asturiano no es tan paraíso, el personal anda muy dividido. Medran los egoísmos en detrimento de la antigua simpatía, también en Asturias la gente va a lo suyo y te pueden empapelar o pegar un tiro por un mojón, por un cipo, por una linde. Ya quedan pocos paraísos. Lamentablemente, Quico un buen alcalde es victima de insidias y calumnias de la derechaza papera y su tancredismo. Rajoy no vale para estar al frente de un país tan importante como este. Por su culpa las cosas andan revueltas. Sería aconsejable que dimita.

lunes, 8 de abril de 2013

CERVANTES Y ASTURIAS

DACA LA COLA, ASTURIANO. CERVANTES MÁGICO




Depresiones primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en la cámara oculta del cerebro duélete todo y no aciertas a rebullir. Le ocurría a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos mil palabras al día. Pushkin se quedaba tieso en su diván delante de su ventana miraba caer la nieve de Petrogrado Nabokov jugaba a la ruleta rusa. Ah la beige d´autrefois de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde se derritieron aquellos copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del destino se llevó los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz de enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este mundo de frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto… para nada… hecho puntual… la crisis, las tertulias radiofónicas, etc.) se aborrece la novedad, nadie puede ir por lo libre y la escritura se ha convertido en ejercicio fútil. Entonces acecha el peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la botella para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza. Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán amigo mío. Echa a la espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y lo que fue ya no es.

Encuentro con suelo y cura en la relectura de Cervantes. Releyendo la ilustre fregona se me viene a la memoria una frase de mi infancia asturiano daca la cola daca la cola asturiana. En el catón que aprendí a leer y en la clase de gramática venía este cuento que el padre Sanabria aquel claretiano bondadoso que vigilaba nuestros juegos cuando organizábamos partidos de futbol con dos equipos el de los gurriatos y Galápagos y nos sacaba a la pizarra y declamar para que perdiésemos el miedo escénico enseñándonos a hablar en publico y a leer en voz alta venía este enternecedor cuento. La palabra Asturias se me quedó grabada en el alma.

Se trata de una historia de tahúres donde nada es lo que parece como en la vida misma. La trama se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella Constanza que servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada sino la hija fornecina de un conde burgalés y de un aguador Lope asturiano que no era el tal mozo de dar cebada que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la Ciudad Imperial cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de botijos pues unos crían la fama y otros aportan el agua sino nada menos que don Tomás de Avendaño hijo de un hidalgo montañés de las Asturias de Santillana. Cervantes juega al equívoco en esta fábula que tiene todas las trazas de las comedias de enredo del teatro del siglo de oro. Todas con happy end. Se deshacen los malentendidos y la fábula acaba bien. El autor del Quijote era un hombre optimista y consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre trajinantes, mesones, posadas, mancebías y ambiente del hampa puesto que en medio de sus muchos oficios parece ser que ocupó el cargo de trainel o escudero de un cohen del más famoso prostíbulo de Valladolid.

Es un cuento de tramposos. Unos aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar llamado Huerta del Rey se están jugando un burro a la taba. Las puestas eran tan importantes de hasta cien reales que no parecía que eran perailes sino arcedianos. El aguador en pocos envites desplumó a sus contrincantes. El perdidizo



continuará

ASTURIAS Y CERVANTES

DACA LA COLA, ASTURIANO. CERVANTES MÁGICO




Depresiones primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en la cámara oculta del cerebro duélete todo y no aciertas a rebullir. Le ocurría a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos mil palabras al día. Pushkin se quedaba tieso en su diván delante de su ventana miraba caer la nieve de Petrogrado Nabokov jugaba a la ruleta rusa. Ah la beige d´autrefois de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde se derritieron aquellos copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del destino se llevó los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz de enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este mundo de frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto… para nada… hecho puntual… la crisis, las tertulias radiofónicas, etc.) se aborrece la novedad, nadie puede ir por lo libre y la escritura se ha convertido en ejercicio fútil. Entonces acecha el peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la botella para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza. Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán amigo mío. Echa a la espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y lo que fue ya no es.

Encuentro con suelo y cura en la relectura de Cervantes. Releyendo la ilustre fregona se me viene a la memoria una frase de mi infancia asturiano daca la cola daca la cola asturiana. En el catón que aprendí a leer y en la clase de gramática venía este cuento que el padre Sanabria aquel claretiano bondadoso que vigilaba nuestros juegos cuando organizábamos partidos de futbol con dos equipos el de los gurriatos y Galápagos y nos sacaba a la pizarra y declamar para que perdiésemos el miedo escénico enseñándonos a hablar en publico y a leer en voz alta venía este enternecedor cuento. La palabra Asturias se me quedó grabada en el alma.

Se trata de una historia de tahúres donde nada es lo que parece como en la vida misma. La trama se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella Constanza que servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada sino la hija fornecina de un conde burgalés y de un aguador Lope asturiano que no era el tal mozo de dar cebada que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la Ciudad Imperial cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de botijos pues unos crían la fama y otros aportan el agua sino nada menos que don Tomás de Avendaño hijo de un hidalgo montañés de las Asturias de Santillana. Cervantes juega al equívoco en esta fábula que tiene todas las trazas de las comedias de enredo del teatro del siglo de oro. Todas con happy end. Se deshacen los malentendidos y la fábula acaba bien. El autor del Quijote era un hombre optimista y consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre trajinantes, mesones, posadas, mancebías y ambiente del hampa puesto que en medio de sus muchos oficios parece ser que ocupó el cargo de trainel o escudero de un cohen del más famoso prostíbulo de Valladolid.

Es un cuento de tramposos. Unos aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar llamado Huerta del Rey se están jugando un burro a la taba. Las puestas eran tan importantes de hasta cien reales que no parecía que eran perailes sino arcedianos. El aguador en pocos envites desplumó a sus contrincantes. El perdidizo



continuará

miércoles, 20 de marzo de 2013

el papa francisco y el culto josefino

PRECONIZACIÓN DEL PAPA ARGENTINO… ¡MACANUDO!


"A machote o de refez me sale el nardo de san José"... De niño cantábamos este ejercicio y por enero empezaba el oficio de los siete domingos, padre putativo de Cristo. Le crecía la vara de nardo y dudó... y eso que tenía por esposo a la Virgen María y ¿qué será de nosotros que no tenemos esa suerte?
Sin embargo, ahí está siempre el casto José, uno de los grandes santos intercesores y padre de la Iglesia con su vara llevando de la mano al divino Niño con sus barbas, el manto pardo y un aire celestialita de escayola. Vara florida.

Las iglesias jesuíticas en sus muchos altares laterales siempre le dedicaban una capilla. No hay que olvidar que el culto josefino que es privativo de la iglesia católica y sobre todo la española fue promovido por los jesuitas y el papa Bergoglio ha querido ser preconizado o entronizado (los argentinos dicen asunto) en el día de su fiesta. Todo un detalle.
Hoy mientras miraba la ceremonia por tv, me venía el recuerdo de los siete famosos domingos que oficiábamos en el seminario antaño. Suenan en mi memoria las estrofas de un canto perdido... Apóstol de la Iglesia, prestános tu favor... a la lucha marchamos ardiente el corazón.
El casto José patrono de una buena muerte. Orla de su manto artesano era aquella jaculatoria: Jesús José y maría asistidme en mi intima agonía.

Algunas estatuas lo representan atenazando un escoplo y un serrucho y santa Teresa, (bien se conoce que sus confesores eran jesuitas), le tenía una muy cara devoción al carpintero de Nazaret. Que no había gracia que este santo le negara por su intercesión y más de tres conventos por ella fundadas se llamaron carmelos de San José. Vida oculta del taller del bendito ebanista, pues. “Y estaba sujeto a ellos y crecía en santidad y sabiduría”, nos dice el Evangelio de Mateo.

Los evangelios apenas lo nominan un par de veces. En el culto oriental apenas se le da realce. Los anglicanos lo suprimen. El marido de la Virgen inscrito en el catálogo de los santos a lo primero de la iglesia es entronizado por los conversos españoles partir del s. XVI.
Es el santo judío por excelencia la vera efigie de la santidad escalada en el anonimato que encarna la laboriosidad de la raza y la castidad u honestidad típica de los justos de Israel.

¡Oh divino patrón de hombres que sufren las dentelladas del feminismo radical cuando se desmiembran las familias y se atenta contra la virilidad mediante el aborto y la mariconería, así como la destrucción del patriarcado o de la autoridad del cabeza de familia que es un dogma para los rabinos ortodoxos, sénos propicios a los varones perseguidos y preteridos de esta España gobernada y desinfornada por anticristos. En tí ansiamos protección los que llevamos vida amarga porque hoy más que nunca la palabra padre es un vocablo devaluado! El Día del Padre no es más que una fiesta comercial.

Francisco I es un papa viril, macanudo, boludo, che, argentino y jesuita y bien se echó de ver en su preconización pontificia ayer. Al final de la ceremonia se fue derechito hacia el altar de la Madona y entonó el Salve Regina. El nardo josefino figura en el escudo de su pontificado.

Los jesuitas avanzaron por el camino de la historia defendiendo la primacía del papado de la mano de San José y de la Virgen. Su alusión a la ternura al perdón y este desasimiento y desdén por la pompa y las cosas del mundo es propio de los hijos de San Ignacio del cual decían que tenía al fin de sus día las mejillas horadadas por las lágrimas de tanto rezar. De tanto llorar. Lloraba dicen que por sus pecados y lloraba de misericordia cuando escuchaba el nombre de Jesús. Un santo sorprendente que pasa por áspero y antipático. Y es que su reforma (casi seis años de probatura que pocos superaban; la supresión del coro y la vida conventual; el cuarto voto y la supresión del hábito y la cogulla; su actuación frente a los herejes en Inglaterra que les hizo maestros del disimulo y el espionaje y ese fin que justifica los medios que adoptaron como fórmula política) les valió la enemiga y envidia de otras órdenes religiosas. Fueron disueltos por Clemente XIV en 1774.

Esta hipocresía o el titulo peyorativo que tiene en español la palabra jesuita esgrimida como insulto puede haber estado justificado en algunos casos pero el padre Merino y el padre Heras que yo conocí en el seminario de Comillas estaban relacionados con esa ternura y compasión misericordiosa de San Ignacio llorando sus penas ocultas a lágrima viva y escribiendo esos abstrusos Ejercicios plagados de concordancias vizcaínas, donde se funden la dureza y la ternura del alma vascongada amante de Jesús, más que con la doblez y enmascaramiento o malicia de esos personajes que uno aprecia en novelas como AMDG de Pérez de Ayala.
Jesuita bueno, jesuita malo. Hombre rico, hombre pobre. Así es la vida.

El papa Francisco ayer se nos mostró con esa vara de nardo del espiritu de la Orden en la que profesó. Humildad. Obediencia. Simpatía pero también correosidad. A los guardias de Corps de la Iglesia Romana resulta difícil manejarlos. Espiritualmente son como rocas. Rocas de Israel.
Nadie espere de él un espiritualismo ñoño. Su estilo de vida es no frills (nada de alharacas ni floripondios), los padres de la Compañía siempre fueron a su aire. Macanudo, pues.
Sin embargo, en la misa pontifical de ayer tan sencilla eché de menos la antigua pompa. Por ejemplo aquel turiferario que iba delante de la comitiva portando un trozo de estopa encendida cuando la procesión ingresaba en la cripta de san Pedro, avisándole sobre la fugacidad de las cosas humanas.

-Pater sancte, sic transit gloria mundi

Claro que como jesuita bien lo sabe él que hizo norma en su profesión de desapego a honores y a los riquezas (los jesuitas tenían una norma que les impedía ser ordenados obispos) con la fórmula del en tanto en cuanto y el uno en el cielo y otro en el suelo del Padre Laínez aquel prepósito soriano también de origen converso que era un púa, que siempre estaba viéndolas venir.

Por lo demás, estoy muy orgulloso de mí mismo. Por haber sido jesuita sin profesar pero el JHS fue para mí norma, remando contra corriente y marea y a la agachadiza, un comportamiento ignaciano propulsor de la vida oculta y por haber lanzado a lo largo de estos humildes blogs una serie de fórmulas de reforma que han cristalizado en la elección de Francisco I.
Una de tres; o yo estuve muy fino, o tengo gentes que me siguen en el Vaticano, o mi inspiración circulaba en sintonía con los soplos del Espíritu.
No me duelen prendas en decirlo aunque también columbro nubarrones. Tiempos recios apremian. A Francisco lo perseguirán. Es el signo de la cruz emblema de la Compañía. Así que habrá que estar prevenidos. En horas de tribulación no hacer mudanza. Otro sublime consejo del querido san Ignacio.

lunes, 18 de marzo de 2013

666 ORO HUGO WAST Y EL PAPA ARGENTINO SE SUSTANCIAS UNA PROFECÍAS


ORO=666 Bergoglio y la comunidad judía bonaerense. Hugo Wast

 

Los que fuimos formados jesuitas a machamartillo llevamos tatuado en el alma el anagrama JHS (Jesús Salvador de los Hombres) no creo que el Papa Francisco haya abrazado el judaísmo aunque haya sido uno de los mejores amigos y valedores de la comunidad hebrea bonaerense, la más importante después de Nueva York. Antes lo fue Varsovia y hoy es Londres, Marsella, Paris y Frankfurt. Todos estos kahal son dependientes del neoyorquino que es como si dijésemos el Vaticano hebreo. Releo a Hugo Wast uno de los grandes escritores argentinos en el que casi aprendí a leer. De adolescente compraba todos sus libros y recuerdo uno “Alegre” un Bildungroman, pura literatura de iniciación y me ocurrió lo que a san Ignacio, cuando convalecía en Pamplona de la herida que lo dejó cojo, con los grandes santos que se cruzaron en su camino leyendo la Vita Christi del Cartujano… Si ellos pudieron, también podré yo. Y lo que soñaba yo de catorce años era escribir como el bueno de don Hugo que no se llamaba Hugo sino Gustavo Martínez Zubiría.

Vocación de Escritor dos tomos es uno de los más antiguos de mi librería. Estampé mi nombre y lugar y fecha Comillas 4 de marzo de 1960. Ya ha llovido. Sesenta y tres años. Desde entonces no paré de emborronar papel. Aquel bondadoso argentino de origen vasco que hoy está descatalogado y aborrecido tasellado con la cruz amarilla de antisemita es sin embargo un escritor profético. Muy por encima  está de Borges a mi juicio pero en el garbo y el estro de los grandes escritores que dio al mundo el Mar del Plata. Oro=666.

Tres letras, tres guarismos. Cosas muy fuertes que a cualquier mindundis como al bueno de Eduardo García Serrano le harán rasgarse las vestiduras.

A mí me parecen asuntos muy de hoy. Llenar sus vidas de lujo con los préstamos que nosotros les damos. Dominemos los parlamentos. La prensa, la ONU, las radios y las televisores. Les quebraremos la cerviz les arrancaremos todos sus dientes. Raza de esclavos. Cosas muy fuertes pero fuerte y duro es el Talmud con sus 613 mandamientos que para los hijos de Israel son más importantes que la propia Biblia y que el Torá.

Europa se estremece con las noticias del corralito de Chipre y eufemismos como la palabra rescate que significa la bancarrota. Cosas muy fuertes. Bergoglio sin embargo es un sacerdote de Cristo y un jesuita y es muy difícil que se rinda un jesuita y estos queridos hebreos nuestros hermanos mayores operan con la corrupción y el pecado de los cristianos tan paganizados, tan proclives a la vidorra y todo lo relacionado con las cosas del vientre pero desdeñan la acción de la gracia y del Espíritu Santo que precede a todo el oro de los banqueros. Un uno por ciento de la población del mundo controlaba el 50 por ciento de la riqueza mundial. Eso era en los años 40.

En la actualidad la cifra creo que haya subido en su favor. Pero ¿Y el Espiritu del Verbo que se hizo Carne? Esa es la única baza que podemos jugar los atolondrados goy, los guiris, los adoradores de un falso Mesías (eso dicen) que murió en el palo. Las normas del Kahal son terribles.

Persiguen a los enemigos del pueblo elegido en cualquier parte, en cualquier nación, darán con él aunque se esconda debajo de unas piedras. Y esa puede ser la razón por la cual se ha desencadenado la gran persecución contra algunos bautizados. ¿Nos esperan las horcas caudinas del martirio o que rayen nuestros nombres del libro de la vida? En cualquier caso habría que entonar el himno de los Jóvenes ante el horno de Nabucodonosor. Adsum y morir perdonando a nuestros enemigos a los que nos maldicen y persiguen. Sin embargo el papa Francisco es correoso como jesuita y como argentino, ché.

No se doblegará tan fácilmente.

Su elección ha sido acogida favorablemente por todos los hombres de buena voluntad. Es un sacerdote sencillo y del bien al estilo de Don Bosco y de Teresita de Lisieux dos enormes cumbres de la santidad que ha producido la SRI. Que la Virgen lo proteja. Oro=666. Ahora vivimos una luna de miel pero cuando las fuerzas oscuras encuentren que en Bergoglio no está el Papa hecho a su medida proseguirán los ataques.  Estamos ante un obispo de Dios, un sacerdote profético. Y también Rabí como nuestro Maestro Jesús quería llamarse.

Mientras tanto, recomendamos a los creyentes que lean a este simpático autor argentino. Hugo Wast es un combinado entre Kafka y Robinson Crusoe. Para mí una de las excelsas cumbres de la literatura castellana. Pasarán el cielo y la tierra pero mis palabras no pasarán

CUARESMA RUSA. DÍA DEL PERDÓN

 

Ya pasó la  m o l i n i t s a (carnaval) y hoy primer domingo de cuaresma (por el calendario juliano) da inicio la temporada del Gran Ayuno  (V e l i k i   P o s t). hermosa tradición. En los templos de la Rusia Mayor. En Siberia. En la Rusia Menor o Bielorrusa se encenderán las lámparas del iconostasio y los fieles se pedirán perdón unos a otros. En la vieja edad media se hacía confesión pública de los pecados. Antes de huir al desierto. A los cuarenta días de nuestra cuaresma cristiana en el Este añaden un novenario. Son 49 días of fasting. Perdonadnos nuestros pecados. Prostite mné. Perdona a todas y a todos. Attende. Domine et miserere quia peccavimus Tibi. Vistámonos de saco, cubramos nuestros cabellos de ceniza. No tengas en cuenta nuestros pecados, Gran Dios. En estas cuatro semanas y media antes de la Pascua suelo dejar apagada mi cachimba pero esta vez no sé si tendré fuerzas. Que Dios se apiade y el diablo en la botella no nos tiente. Cristo Jesús presente en mi vida pecadora arcosolio de la historia. En espera de tu Segunda Venida caminando en medio de un mundo extraño. Cantan las monjas el oficio muy largo y lo sigo a través de Internet. Mi religión se ha vuelto interactiva y mientras huyo de Roma me parece que más me acerco al rostro del Señor que nos librará de la culpa Luego hablarán del papel de la mujer en la Iglesia. Los rusos han resuelto el tema de manera más sencilla, estas monjitas cantan bien el oficio y leen la epístola. Nada de revanchas ni reivindicaciones. Contra Roma se alzan las voces del anticristo. El papa Francisco al que hoy preconizan creo que nos ha puesto en el buen camino. Ha traído en su sonrisa un aire de profecía. Por lo demás estoy roto. Bajo el peso de mis pecados apenas respiro

sábado, 16 de marzo de 2013


Paulo IV el papa Caraffa intentó reducir la curia y dar parte de los dineros de san Pedro a los pobres

 

Parto hacia el Escorial tarde nevada the cherry trees in blossom que el viento de la gracia renueve la savia del justo y desde el pretil del estanque me sumo en la contemplación de las mil ventanas del monasterio escurialense un enigma volcado sobre trébedes. A Felipe II le salió un grano en aquel napolitano que subió al trono de san pedro con el nombre de Paulo IV. Malaquías lo marca con el epigrama de fidei petrus pero en esta fe que es lo que significa en la bella lengua toscana el apellido Caraffa hubo sus más y sus menos. Corría el año 1555 cuando fue preconizado hasta su muerte un cuatrienio más tarde y analizados los hechos históricos para no perturbar mi ánimo ni masturbarme mentalmente me abrazo al consejo de la docta ignorancia porque todo conocimiento allega dolor excepto para los hasidicos que se pasan la vida estudiando la Torá.

 Preferiría pecador de mí escuchar la voz de aquel personaje del Nombre de la Rosa un fraile donado un lego el hermano Salvatore que entre los estertores de la agonía como un crucificado exclama sólo sé que no sé nada. Ai nou nating. Las dos mil ventanas del Escorial óculos de la magia conductos que llevan la luz adentro esas interioridades misteriosas del alma de todo español que nos conducen al estanque del enigma donde nadan peces de colores, son testigos impávidos de la indignación que prende en mi ánimo: al Papa Caraffa lo asesinaron con un pócima, cosa habitual illo tempore. No ganaba ni para pincernas ni para copero.

Estamos hablando de los años inmediatos al Concilio de Trento. Él había ordenado cerrar todas las sinagogas de Roma. Fueron a por él y su propio confesor un franciscano español estuvo implicado en la conjura. La mayor parte de los curas y frailes establecidos en la Ciudad Eterna presentaban un origen converso. Roma magnánima y munificente brindabales asilo. El odio y la leyenda negra hacia España y sus monarcas es una deriva de que el catolicismo hispano no es trigo limpio y presenta notables adherencias vinientes paradójicamente de aquellas dos religiones contra las que luchó durante siglos: el candelabro y la media luna. ¿Será verdad que somos un poco semitas? Los españoles portamos a regañadientes ese complejo de Estrellas amarillas con el que nos designan por envidia las demás naciones europeas excepto Rusia e Italia.

Se ve la sierra blanca y pura sierra nevada desde este balcón en el extremo de la provincia de Madrid al que me asomo. Perfiles del paisaje de una orografía que en sus pliegues y retales muestra las cúspides del dogma y yo sólo sé que no sé nada. “I know nothing” como el hereje que murió en el palo.

¿Dónde te escondes Maestro de Justicia? Oh, Señor, por qué callas. ¿No te compadeces de mis sufrimientos y avatares? Me escupen. Mi cara se muestra coram populo cubierta de chorretones de sangre. Pilatos me saca a vistas, compadecido, ante el populacho y la chusma irreverente y contumaz que nunca se aplaca. Ecce homo. Llevo muchas horas de mi vida de plantón sobre las losas del Lithostrotos coronado del manto de púrpura de los locos, la corona de pinchos de cambronera en la cabeza la caña a modo de cetro de escarnio maneado, herido y un malvado que pregunta desde los micrófonos <>. Passio Domini Nostri Jesucristi…

 Los salivazos de mis sayones marcan mis mejillas. Sólo sé que no sé nada. Dios mío no tardes. Nicolás de Cusa predicaba la docta ignorancia pero también padeció cárceles y destierros. Ante mi mirada se levanta la giba sublime del monte de las Machotas.

 De Cusa volvió a Roma después de haber sido legado papal en Constantinopla año 1460 y su fe debió de sufrir un vuelco a la vista de las siete Colinas y sus corrupciones, dejó de creer en las potestades de las llaves primadas. Obispo de Roma tú no eres más que un primero entre iguales. Le costó la cabeza. Paulo IV odiaba a los españoles y a los judíos. Fue este pontífice el que motejó a nuestro Rey Prudente de “demonio meridiano”, buscó alianza con el Francés pero los soldados de la liga galo-pontificia tuvieron que vérselas con el Duque de Alba en Pavía algunos años después del Saco de Roma en 1526. Los lansquenetes imperiales no cobraban sus pagas y entraron en la urbe como elefantes en una cacharrería.

Paulo IV quiso resarcirse de aquélla no bien había terminado el concilio de Trento y estableció la Inquisición. Estrellas amarillas circulaban por la Vía Apia y muchas mañanas las aguas del Tiber arrastraban los cadáveres de los ahorcados la noche anterior.

Hace ya algunos años peregriné a la Tumba de San Pedro como tantos y tantos de m is predecesores que iban en mulas paseras cargados de libros y rebosantes los artales de esperanzas y de bulas. Yo viajé en compañía de un monseñor en un cómodo avión de Alitalia. Mi acompañante que reía jocundo, lucía una cruz pectoral ornando su gran barriga que valía una millonada y que no renunció a los dos copazos de vermú cuando pasó ofreciendo bebidas la azafata:

-Roma doma, mi querido joven.

-Sí camino de Roma marcha tanto el cojo como el sano- repuse.

Roma no me domó pero experimenté esa sensación de atracción y rechazo unidos, al igual que  otras grandes urbes de la civilización. A la vista del Capitolio me dieron ganas de decir . Madre del amor hermoso. La loba que amamanta. Ubre nutricia. Ubertas. Libertas. Divinitas. Latinitas, urbs. Rómulo y Remo colgados de la teta capitolina. No se parece a ninguna de las ciudades que he vivido. Londres me sedujo de mozo. En Paris me hubiera gustado vivir. Nueva York causó una sensación de paletismo y de cursilería, un lugar cargado de energía pero horrible para vivir y ese papanatismo paleto lo está copiando Madrid que antes era una ciudad habitable. Ya no. En su afán de cosmopolitismo se está convirtiendo en Kansas City. Pronto será  Las Vegas. A Roma yo iba en busca de los papas y sólo me encontré emperadores y circo mucho circo. Esa teatralidad milenaria que aguanta el Coliseo no lo posee ningún otro monumento de la tierra con excepción del acueducto de Segovia.

En aquellos tiempos de los sesenta era una ciudad abierta donde las muchachas eran llevadas en Vespa por sus novios y los tenderos parlanchines accionaban constantemente las manos para indicarte una dirección. Podrías encontrarte a Marcelo Mastroiani tomando un combinado en compañía de Sofía Loren y de Verna Lisi en cualquier terraza de la Vía Venetto. Yo vi allá en Roma do es la santidad que todos al dinero hacían humildad. Para los españoles era la gran corte de apelación, la última instancia de los litigios porque el catolicismo romano siempre ha sido tolerante y allí se absuelven los mayores pecados y se escuchan sin pestañear las más profundas quejas pero todo cuesta dinero. Claro está. En punto a mujeres ya se sabe su gran tradición liberal. Alberto Moravia en su novela “Roma Putana” no desmerece a Delicado Baeza en su “Lozana andaluza”. Es la ciudad más santa y más pecadora del mundo. Cifra y compendio de todo lo humano.

Visité la tumba de san Pedro pero también la de su sucesor Paulo IV que quiso reformar la curia y quería parte de los dineros de San Pedro para los pobres. Los usureros y cambistas en el atrio de San Juan de Letrán con la ayuda de algunos monseñores pusieron el grito en el firmamento. El crujir de dientes y los desgarros de los manteos se escuchaban hasta en el Coliseo. Regresé a España un tanto disminuida. Seguía creyendo en Cristo y entoné una Salva en Santa María la Mayor altar sagrado de la mariología pero dejé de creer en el aparato. La complacencia con las cosas mundanas y los halagos al poderoso implican una renuncia al Evangelio. Estaba yo entonces muy influido por los ejercicios ignacianos sobre las dos banderas. Los que seguimos la Celestial siempre hemos navegado contra corriente. Justo es que nos encontremos deprimidos. Pero la depresión, la tristeza, la incomprensión forman parte del lote que recibimos al cambiar al rey temporal por el Cristo eterno. La religión del Galileo la verdad es que es incómoda porque lucha no sólo contra los poderes fácticos sino también le hace un corte de manga a las disposiciones del orden natural. Nosotros no esperamos cal Mesías como los hebreos ni creemos con el sarraceno en el gran imperio de goces materiales en esta vida y en la otra. Nuestro camino lleva a la puerta estrecha.

 Al pobre Caraffa lo habían sambenitado después de muerto que se supone envenenado por una triaca de eléboro que pusieron en su copa de vino colocando a los pies de su sepultura con los mármoles semidestrozados porque destruyeron su estatua los romanos y luego quisieron quemarlo a él en efigie este letrero:

Hic jacet Caraffa

Supernnis invissus et imis

Styx animam

Tellus putrido cadaver habet

miércoles, 13 de marzo de 2013

FRANCISCO I UN PAPA QUE HABLA ESPAÑOL POR PRIMERA VEZ DESDE LOS BORGIAS


      Francisco I un papa humilde y orante (acertamos)

 

Todas las apuestas de la gran coerción mediática han fallado. Es difícil leer el lenguaje del Espiritu Santo que habla por signos proféticos. En nuestra modestia creemos que no fallamos en los augurios. Hablábamos de un monje y los jesuitas aunque no recién el Oficio en el coro son auténticos monjes, soldados de Cristo, lansquenetes de la catolicidad. Jorge Mario Bergoglio no viene del Este sino de la hispanidad. Este bonaerense hijo de un humilde ferroviario hincha del San Lorenzo de Almagro vocación tardía que entró en el noviciado a los 21 años y al que yo conocí en una visita que hicieron los del Máximo de Alcalá al seminario de Segovia para conocer una de las primeras casas de la Compañía fundada por el segundo prepósito de San Ignacio. El padre Laínez el verano del 59- no recuerdo su rostro sólo su acento porteño-, es un hombre humilde que enseñó literatura aficionado a Borges y a otros escritores de las lengua castellana le falta un pulmón y no da la imagen de jesuita arrogante sino de padre humilde de esos que profesaban el quinto voto ignaciano de obediencia al papa y la obediencia de cadáver al superior.

Pasó parte del tirocinio o prueba en el gran colegio de Alcalá y eso imprime carácter. Yo también fui alumno de los jesuitas en Comillas y allí conocí dos clases de religiosos de esta religión: el padre Eguillor del que no guardo buen recuerdo y en el lado extremo el padre Heras, el arandino que era un santo, mi prefecto.

Por causa de Eguillor he guardado ciertas reservas a los jesuitas que no oculté. Sin embargo, el padre Bargoglio creo que pertenecía al segundo ocupo, al de buenazo del padre Heras. Parece menos jesuita que franciscano. Será un pontificado de volver a las raíces a las cosas sencillas en medio de una iglesia en cambio. Su defensa de los pobres y de los marginados, sus sermones contra la prostitución y el comercio humano, la nueva esclavitud moderna, su aborrecimiento del matrimonio igualitario (homosexual, que se chinche el marrano de Gallardón que lo cohonesta) lo que no fue óbice que como defensor de la vida no haya denegado la comunión a homosexuales declarados y confesos y ha bautizado a niños de madres solteras.

Eso puede ser una gran revolución que confundirá a muchos de nuestros políticos corruptos y de obispos como Rouco que no han dicho ni mu frente a los gatuperios del PP o del PSOE. En la casta o castuza mediática española su elección ha caído como un jarro de agua fría. El ser humano está por encima de los cánones y disquisiciones leguleyas.

 Esperaban a un norteamericano o a un Scola que suifuiera la tradición de papas italianos. Presencié la elección en compañía de mi hija pequeña que se marcha a unos ejercicios. Los dos nos abrazamos llenos de júbilo como aconteció en todos los conclaves que me tocó vivir y se escapó de mis labios un ad majorem dei gloriam que es el lema papal de San Ignacio. Para mayor gloria de Dios.

Los enemigos de la fe se quedaron bocas. Todas sus previsiones fallaron en medio de este mundo empecatdo y rencoroso que nos rodea.

No es la venganza y el rencor lo que caracteriza al mensaje de Cristo sino la misericordia y el perdón. Por primera vez desde Alejandro VI tenemos un papa que hable español. Bueno el famoso Borgia hablaba en valenciano pero se consideraba español como su pariente san Francisco de Borgia el Duque de Gandía que se metió a jesuita después de destapar el ataúd de la emperatriz Isabel la más bella mujer de Europa en Granada.

Sic transit gloria mundi. Espero que a Francisco I no le ocurra otro tanto como a su antecesor Juan Pablo I el papa de la sonrisa que fue asesinado por la curia. Ese es otro temor que albergo en medio de la alegría de esta hora miércoles, 13 de marzo de 2013. Que la Virgen de Luján le defienda y guie en su pontificado

martes, 12 de marzo de 2013

lunes, 11 de marzo de 2013

SI ELIGEN A UN NORTEAMERICANO LA SRI KAPUTT. MIS OPCIONES SON BOUTROS RAI PATRIARCA DE EGIPTO Y MONSEÑOR VINGTROIS EL PRIMADO FRANCÉS

Veía yo TVE esta noche y Antonio Casado un ex comunista sorprendió a la tertulia diciendo que espera

jueves, 7 de marzo de 2013


Seis Papas de mi tiempo

 

El camarlengo con gesto catedralicio ordenará a un pertiguero que dé tres golpes con el báculo en el suelo. Un coro entona el salmo Atollite portas. Dirá luego:

-Extra omnes [todos fuera].

 Los batientes de las puertas nieladas de la capilla sixtina  con su clavazón de bronce se cerrarán en medio de un silencioso estrépito bajo los frescos pintados por Miguel Ángel describiendo el fin del mundo. Extra omnes. Esta frase forma parte del ritual. 

Un chambelán echará la llave por fuera y los centinelas de la guardia noble se cuadrarán de plantón ante la puerta todo lo que dure el conclave. Para esta tarea es tradición elegir a un suizo gigantesco. Tras la cruz papal alzada regresará por las aleas de la basílica la procesión de arzobispos y obispos con sus mantos color cereza, los seminaristas con roquete  blanco  y luego los representantes del claro regular.

Los chantres entonarán entre nubes de incienso el Ven Espiritu Criador o el De profundis. Esta escena que me impresionó desde niño con todo el rigor y majestad que suele darle la liturgia vaticana seis veces tantos cuantos papas conocí. ¿Cuántos me quedarán?

¡Dios mío sigo clavado en mi cruz! Años y años a pie de obra sufriendo y llorando, escribiendo y borrando en lucha perenne contra el dragón.

De vez en cuando la espuma profética que sueltan las olas en la ribera de este mar arbolado  me salpica y hoy, orgulloso, tengo que confesar que ayer el papa viejito y dimisionario que se ha retirado a Castelgandolfo luego de rezar la corona a la Virgen acompañado de su fámulo por los jardines le confesó a un periodista alemán que es necesario que suba a la sede apostólica un monje y a ser posible de rito oriental.

Nosotros aventuramos ya en una crónica anterior- las ideas circulan por la red como centellas- la posibilidad de que sea un sirio. El primer patriarca de la iglesia constituyó su sede en Alepo hoy machacada por la guerra donde se produjo la conversión de Saulo el celote fundador del cristianismo trasládala luego a Roma venciendo la resistencia de San Pedro que quería una iglesia únicamente para judíos en Jerusalén.

San Pablo el apóstol de los gentiles abrió la puerta a los circuncisos. Según mis cábalas que coinciden con las cábalas de san Malaquías en las cuales yo no creía y ahora empiezo a creer el sucesor de Ratzinger puede ser un monje melquita o malabar, o un copto. La luz de renovación o profecía está viniendo del Este.

Una personalidad idónea sería el patriarca Cirilo de todas las rusias cuya iglesia está en efervescencia y no ha tenido problemas con el mahometismo. ¿Resucitará la figura del cardenal Tisserant el francés educado en Armenia impulsor de los puentes entre las comunidades del este y del oeste? ¿Bajo el palio del altar de la confesión resonarán las plegarias en árabe, en griego o en ruso en chino?

¿Volverá a ser Roma el cenáculo pentecostal que sea tierra de acogida para los hombres de todas las tierras de todas las variantes políticas ex pluribus unum y no ya meramente un banco sujete a los vaivenes y dimes y diretes de las veleidades terrenas donde todas las corruptelas tengan su asiento? ¿Volverá la colina vaticana a ser el círculo de los mártires puerta de entrada a las catacumbas de san Calixto o el circo de fieras y gladiadores en cuya cúspide construyó Augusto? Con un regreso a las esencias evangélicas sin demasiados cánones y con poca curia Roma volverá por donde solía Vg.: a sus esencias evangélicas.

Ahora para escarnio de sus enemigos que disparan dardos envenenados contra la cúpula y sonrojo y tristeza de los que amamos el catolicismo es un circo, un campo de Agramante de trifulcas poco edificantes para el creyente.

Dejemos, sin embargo, que sople el Espíritu; él arrasará.

La abdicación de Benedicto XVI me sorprendió en mi mastaba laborando en mis libros entre sueños subrayados y volutas de mi cachimba.

Solía asistir por el satélite a sus audiencias de los miércoles. Se le veía cansado y como ausente. Saludaba rutinariamente a los grupos de peregrinos que gritaban: bene…de..to… benedetto.

Su voz se había vuelto demasiada opaca y apenas se le entendía. Cambié, pues, de canal porque el espectáculo de aquellas audiencias que mostraban a un anciano cansado y a unos monseñores muy engominados sotanas abotonadas de rojo y puños blancos con gemelos de oro que presentaban a los distintos grupos de peregrinos de forma solemne y marcial me aburría. Sin embargo el 12 de febrero cuando sorprendente anunció su dimisión  yo era telespectador de una emisora polaca. Algo vale saber latín  y escuché algo como “relinquo” y sedem apostolicam. ¡Caspita! No podía creerlo. Desde 1415 desde un papa que se llamaba Celestino y al que dedica Papini uno de sus más conspicuos textos no ocurría una renuncia al Poder de las Llaves. A este obispo de Roma van dedicadas por Juan Papini Las Cartas del Papa Celestino. Luego eché mano del ensayo que hace un quinquenio redacté sobre las famosas profecías de san Malaquías que todo el mundo daba por apócrifas pero que se refería al Papa alemán que pontificaría bajo los atributos de rama de oliva y que abandonaría Roma a causa de las corruptelas de la curia.

Es el penúltimo; sólo queda uno. El obispo irlandés acertó a mi juicio cuando se refería al predecesor Wojtyla como la labore solis y que en la lista del papado fungió como un astro espectacular. Juan Pablo II fue una especie de Napoleón o de Rey Sol que parecía decir: el estado soy yo, la iglesia soy yo.

Creo que Benedicto trató de enmendar los trabajos del sol tendiéndole una rama de olivo a los mahometanos, a los hebreos, a los anglicanos e incluso a los budistas. Mostró su buena voluntad dialogante a los largo del septenio que duró su mandato.

Al cardenal Ratzinger yo le había escuchado muchas mañanas decir la misa en latín  por la radio Vaticana. Es la lengua de la iglesia que trató de restaurar pero en la Curia y en el clero no le hicieron mucho caso. La herencia napoleónica que recibió pesaba mucho y yo estaba a pie de obra aquélla tarde de primavera de hace siete años cuando fue designado. Se le presentó como un continuador de la obra del polaco pero el Papa alemán era mucho más intelectual, menos histriónico, tímido y con una voz apagada.

Fue uno de los padres conciliares más significados del Vaticano II. Su fracaso en la sede apostólica puede haber sido un indicio que todas aquellas reformas incoadas hace sesenta años se han venido abajo y sumieron a la grey en la desorientación pero Benedicto XVI tiene maneras de santo, se parece algo a Pio X el papa Sarto y con su ejemplo de retirarse a un monasterio y a la vida de oración ha insinuado el camino a seguir marcando la ruta del recogimiento, la despolitización, la enseñanza, la evangelización, resolver la morbosa problemática sexual de buena parte del clero. Que han convertido a Roma en una ONG y que los prelados católicos no cesan de hablar de condones, de píldoras contraceptivas  del método ogino y toda esa casuística que abarrota los muchos artículos del Canónico; me parece una afrenta a las enseñanzas  del Salvador y rendirse al empuje de los lujuriosos y a todas aquellos que tienen una noción farisaica del catolicismo. Se trata no más que de un retirada táctica. Ratzinger no ha izado bandera blanda. Roma no se rinde.

El diablo ataca. La masonería se desgañita. Los medios han colocado su artillería gruesa a corta distancia de los muros de la Basílica de San Pedro.

Su reinado ha coincido en una cierta normalización de mi vida. Con él me jubilé y sigo escribiendo y aunque no voy a misa los domingos rezo casi diario el breviario y leo la misa del día según el antiguo rito cuyas oraciones y lecturas son para mí una fuente de inspiración y consuelo. Yo no he dejado de ser cura. En estos tiempos de carestía espiritual y de frigidez cuando parece que Dios se oculta me he seguido acercando al Cristo Ortodoxo y cantando la sabatina griega a solas en la soledad de mi celda. Quiero decir el Akazistos. María mater ecclesiae. La mujer calzada de luna y vestida de sol reluciente aplastará la cabeza del dragón.

Quizás estas décadas pertenezcan al último capítulo del Apocalipsis. Se cierra la historia pero ni el propio Jesucristo sabía el día ni la hora del juicio universal. Sólo lo sabe el Padre celeste. Es una garantía para este ambiente laico y anticristiano que se respira en el mundo. La gracia que transforma al hombre llevándole por los caminos del progreso iluminándole en sus yerros actúa de forma imperceptible e incoercible. Muchos no la ven pero continua operativa. El cristo ruso cuando lo descubrí redescubrí tambien mi fe.

Grabados en la película de mi memoria se hayan los primeros conclaves. Cuando fue elegido Juan XXIII viví la experiencia de una tarde brumosa con viento del sur en mi amada ciudad de Segovia. Olía a manzanas y a uvas.

Los latinos unos jugaban al fútbol cerca de los lavaderos romanos, una alberca con sillares tallados y engarzados a flor como los del acueducto junto a la tapia del postigo del Consuelo que tenían dos mil años. Dos corpulentas acacias servían de portería.

Mientras, otros estrellaban la pelota al juego del frontón contra el hastial del Teatro Cervantes. Aquella tarde se había suspendido la función de tarde en señal de duelo por Pio XII

Al viejo moral rey de aquella huerta plantado en 1595 cuando se construyó la casa del compañía se le caían las hojas. Los menos deportistas que eran la mayor parte hacían corrillos u cruzaban apuestas sobre quien sería el próximo Papa.

Pió XII había abandonado este mundo un mes antes entre el llanto de sor Pascualina la patética de Beethoven y el canto triste de su canario que a pocos días de fallecer el pontífice tambien se murió. Sus funerales que vimos por el NODO fueron impresionantes.

Y los del Mayor[1] organizaron una porra para determinar la identidad del cardenal elegido.

Fue un conclave largo y aquella mañana recién acabados por nosotros los ejercicios espirituales en vísperas de san Frutos la chimenea del Vaticano exhaló humo negro.

Todos estábamos excitados y expectantes aguardando el escrutinio vespertino. Se barajaban nombres como Tedesquini, Cigoniani, Siri, Dellaqua, Tardini o Agañanian un armenio al que se había visto entrar en el conclave, según nos contaba don Cipriano Calderón, corresponsal en Roma del diario YA, luciendo el cónico  “ k l o b u k” y la panagia de los popes pues pertenecía al rito oriental.

El único que acertó la quiniela al pleno fue nuestro rector quien por corazonada o por aviso de los cielos (era un santo varón  don Julián García Hernando) daba por ganador al patriarca de Venecia el cardenal Roncalli. Era un obispo gordo de aspecto campechano y paternal con una facha poco papable. Era la antitesis del hierático y majestuoso Pacelli. Austero distante amigo de los diccionarios y calepinos que era capaz de parar las máquinas de la imprenta de L´Oservattore Romano si el linotipista se había comido una coma en la impresión de alguno de sus discursos.

De pronto la campana del seminario empezó a golpear con insistencia. Al minuto se pusieron en marcha las de la Torre de la Aceitera que reglamentaba nuestras vidas y vigilaba nuestros actos y con ella todas las campanas de iglesias y conventos de Segovia que eran unos cuantos. Todos empezamos a abrazarnos. Yo recuerdo que empecé a saltar y a pegar brincos.

Perdí una sandalia. Me hice un siete en el guardapolvo al salir corriendo y engancharme al picaporte de la puerta de acceso al patio… Roncalli… Roncalli. La voz del padre Topete que retransmitía el final del conclave del año 58 por la radio Vaticano y que escuchábamos por la megafonía interior y exterior… Habemus Papam. El nombre del elegido sonaba raro y profético. Juan XXIII. Había habido un antipapa con ese mismo nombre cuando el cisma de Aviñón y él seguía la racha de la legalidad. Fuit homo missus a Deo cujus nomem erat Johannes.

Nos dirigimos a la capilla a cantar el Tedeum. Venía el Papa bueno procedente de una aldea italiana que se llamaba Sottoilmonte. Luego se descubriría que no era tan bueno como dijeron.

Trajo el aggiornamiento la puesta a punto de la iglesia. El Concilio. Si Pio XII le había cortado la cola o capa magna a los obispos un par de metros, Roncalli reformó la clerical indumentaria despojando a las monjas de sus tocas y a los frailes de su cogulla. Los curas se quitaron la sotana, cundían los párrocos ye-ye y hasta los obispos se pusieron de calle dejándole el distintivo del alzacuellos. Los seminarios quedaron vacíos. Sobrevino la gran desbandada. ¿Aires nuevos? Con Pablo VI se profundizaron las reformas pero el adusto Montini se quejaba de que había entrado en los templos el tufo de Satanás.

El conclave del 63 a raíz de la muerte de leucemia del “Papa bueno” lo recuerdo con menos  viveza.

Era hacia últimos de junio. Yo acababa de colgar los hábitos y se me planteaba la incógnita de mi futuro. Había dejado de ir a misa pero todavía los templos de Madrid se llenaban cada domingo. El concilio había traído la esperanza de una iglesia más abierta a los problemas del mundo, más participativa con un tremendo influjo en la sociedad española durante los últimos años del franquismo.

Yo me hacía una pregunta: ¿por qué el judaísmo una religión que empecé a estudiar o el islamismo no alteró ni una iota de sus preceptos de su tradición para aclimatarse a una sociedad laica y secular y la Iglesia se desvive para agradar y por parecer bien a sus enemigos?

La pregunta sigue en el aire. Tanto cambio del continente vació el contenido.

A la muerte de Pablo VI me encontraba en Nueva York. A través de nuestro familiar televisor de muchas pulgadas y por la NBC en la voz maravillosa de Walter Cronkite asistimos a la elección del Papa Luciani. Cuatro semanas más tarde volvió a tocar a clamor El “campanone” de la basílica de San Pedro. Juan Pablo I acababa de fallecer en circunstancias misteriosas dijeron que de un infarto pero hoy siguen quedando dudas a tal extremo.

También era por el otoño y aquel año hubo un verano y un otoño muy calurosos. La designación del polaco Wojtyla llenó a los americanos de curiosidad y de expectación. Se organizaron rogativas en la catedral de San Patricio. Recuerdo un titular del New York Post que informaba de que Juan Pablo II había estado casado o por lo menos había tenido novia. Chuté esa noticia a Madrid pero la crónica fue a la papelera. ¿Un papa no célibe? ¡Qué cosas dices!

Nuestra sociedad española era a la sazón todavía muy pudibunda. El pontífice polaco armó el taco en su visita al Yankee Stadium. Yo fui a verle  a Harlem. Más que un papa me pareció un buen relaciones públicas y un gran actor. Demasiado pagado de sí mismo. Demasiado político. Su largo pontificado que tiene dos aspectos el ascendente y el declinante lo he analizado por menudo a lo largo de mis artículos porque seguí muy de cerca su gestión.

Ha sido el papa de nuestra vida uno de los pontificados más largos y controvertidos de la historia de la Iglesia. Llenaba las plazas, convocaba las multitudes pero luego que se iba el gran papa viajero, que viviría a golpe del avión, dando la vuelta al mundo setenta veces, los templos quedaban vacíos.

Sus mentores le saludaron como la figura que hizo caer el muro de Berlín y sus detractores encuentran en su gestión no pocos fallos, contradicciones, culto a la personalidad, Cesaropapismo mediático. Fue el papa del poder, el amigo de los norteamericanos. Su sucesor Raztzinger y que fue el protegido del polaco en la Curia trató de impulsar el alma del cuerpo místico pero se ha encontrado con una herencia difícil legada por su sucesor. Tal vez por ello haya huido a Canosa. Seis pontífices en poco más de medio siglo en que el mundo tecnológicamente ha avanzado más que a lo largo de mil quinientos años: la demografía, la comunicación digital, los avances en medicina, la era atómica, los vuelos interplanetarios, el hambre en el mundo, la demografía, el laicismo, el holocausto, la descristianización, la corrupción, la irreligiosidad de las masas que siguen pidiendo pan y circo, una juventud que vive alejada de Dios, los separatismo, el poder agareno, la unipolaridad, el feminismo, el poder gay, la inculturación, el rock, la destrucción del medio ambienté, la autoridad paterna por los suelos, la lucha de géneros en sustitución de la guerra de clases-la serpiente marxista ha variado la piel abrazando el capitalismo de núcleo duro- el consumismo, la cruz inversa, el imperio del maligno, las guerras localizadas en un sector determinado del planeta, el armamentismo, la violencia, el terrorismo, el espionaje, la angustia e insignificancia del individuo acorralado por los poderes fácticos.

A todos esos retos habrá de enfrentarse, cuando  lo preconicen, el sucesor del papa alemán que sin fuerzas suficientes y ante la gran crisis que atraviesa la iglesia ha preferido hacer mutis por el foro insinuando en tal gesto de renuncia a las llaves de San Pedro cuál puede ser el camino de la salvación: la plegaria, la humildad, el silencio, el regreso a la Tebaida, la vuelta al anacoretismo desdeñando los halagos terrenales

 

 

  Los cardenales electores en fila de dos en fondo se dirigirán al altar de la confesión coreando las estrofas del Veni Creator un himno el más poderoso y milagroso porque es un conjuro. Que descienda el espiritu santo a renovar la faz de la tierra.  Comenzado el conclave, después de las votaciones, sus Eminencias se sientan cerca de una  larga mesa de debajo de un solio bajo  a modo de visera  y comienzan a deliberar.

Acto seguido, las votaciones; si hubiere disenso que es lo más frecuente porque de pocos conclaves ha salido un papa al primer escrutinio, encendida la estufa, fumata negra. Cuando las papeletas- en la antigüedad eran habas blancas o negras- superan la mayoría simple, papam habemus y mágnum gaudium nuntio vobis. Fumata blanca. Papam habemus. El baldaquín del candidato elegido queda enhiesto mientras se abaten los de los demás cardenales al tirar de una cuerda.

Boleará El campanone[2] a  gloria. Lo primero que le pregunta el camarlengo dirigiéndose a él con el apelativo de Santidad es con qué  nombre querrá reinar?  El nuevo obispo de Roma y patriarca de Occidente dejará de llamarse por el nombre  que tenía en el siglo para ser Pío, Calixto, Alejandro, León, Bonifacio o Benedicto seguido del numeral cardinal romano. Estos últimos fueron los preferidos después del de Juan el más frecuente.

Ninguno ha querido llamarse Pedro por respeto al fundador de la dinastía aunque se baraja la posibilidad de que el próximo Papa a tenor con ciertas profecías se incline por el de Pedro Romano. Mala cosa. Será una señal de que se avecina el fin de los tiempos. No adelantemos, sin embargo, acontecimientos. 

 

De momento, todos, fuera tras la orden del camarlengo, pontífice en funciones, sede vacante, quedan desiertas las galerías del palacio de Letrán. No se ve ni a un triste monsigniori por el patio de San Dámaso. Todos fuera, extra omnes, dejadlos solos, como los grandes espadas en las corridas de toros; Hay que poner en suerte al mihura, el toro y la suerte, el toro y la muerte ateniéndose al canon del gran ritual y de una excelsa parafernalia.

La iglesia es un coso o hipódromo por donde corren los corceles de la santidad y de vez en cuando asoman los orejones asinarios las mulas diabólicas. Convoca al bien y al mal.

Detrás de la cruz está el diablo. En el albero brillan los rehiletes de los banderilleros y primeros espadas de la catolicidad con sus capas magnas de muaré casi seis metros de cola hasta que se los mandó cortar Pío XII, los manteletes de seda y los gorros de piel de conejo que antes eran de armiño, las cruces pectorales que valen medio millón de liras y el gallero o petaso arzobispal con barboquejo bordado en oro. Vistosa procesión y una larga fila de ancianos que se atienen a los cánones de una solemne pompa con cientos de años de antigüedad.

Cualquier  creyente a la vista de tal boato y teniendo en cuenta los orígenes del fundador que nació en un pesebre  murió desnudo en el tormento se escandalizaría pero cabe recordar que esta fastuosidad que tanto ha maravillado a los anglosajones (Bruce Marshall, Morris West y otros muchos que utilizan el Vaticano como epicentro de sus thrillers) que la iglesia es cristiana  y es pagana en cuanto heredera de los emperadores.

Nadie como los italianos para representar la tramoya del cesaropapismo. Lo bordan.

Los picadores afilan la garrocha. Seguirá intramuros el navajeo entre las diferentes facciones en lucha por el poder aunque viene a decírsenos que por las altas techumbres de la Capilla Sixtina revolotea la Paloma del Espíritu Santo.

Es un aleteo que nunca se ve pero a fin de cuentas fe es creer en lo que no vimos. Los cardenales italianos los más hábiles, los más astutos, los más artistas para la componenda, han constituido el más numeroso grupo. Sixto V fijó la cifra de 70 pero al conclave de estos idus de marzo asistirán 115.

¿Fallarán las previsiones esta vez de que después de dos papas extranjeros uno polaco y tudesco optarán por lo más seguro? ¿Se cumplirá el apotegma de que el que entra Papa en el Conclave sale cardenal? El vaticano es la cuna del maquiavelismo y del sigilo.

Con harta frecuencia pocos son los humanos que consiguen penetrar en sus secretos sellados al mundo exterior con llave como son las deliberaciones que designan al nuevo pontífice o los fondos de la Biblioteca Vaticana con más de cinco millones de documentos que se archivan desde el año 238 y donde se guarda la historia de la humanidad de dos milenios. Todos se registra, todo se conserva, nada se pierde.

Es un laberinto. Incluso los más disertos vaticanologos suelen fallar al formular sus previsiones.

¿Enigmas, o verdadera intervención del Espíritu Santo?  Cuesta creer que la Tercera Persona de la Santa Trinidad baje desde la cúpula y sople el apellido a sus eminencias reverendísimas de quien deberá ser elegido.

Lo que sí sabemos es que hay un cierto resquemor de los padres electores a la abrasiva presión mediática que pueden acabar con  el invento. Bajo tales premisas nos atrevemos a augurar que el próximo que sea preconizado volverá a ser un recluso del tercer piso de palacio custodiado por un fornido guardia suizo esgrimiendo su enorme adarga y el kolbach siguiendo las pautas del dimisionario Ratzinger que se retira a un monasterio al igual que Bonifacio VIII. Los Papas vienen y van.

No hay que preocuparse demasiado por el individuo. Lo importante en este caso es el colectivo pero sigamos con el conclave. 

El himno a la Virgen Madre y Protectora de la Iglesia Alma Redemptoris mater resuena bajo las cúpulas. Todo igual que hace diez siglos. Empieza el sínodo cardenalicio. Los padres conciliares se encierran con el toro del futuro. Dios y los hombres juegan al escondite. Las augustas posaderas de sus eminencias reverendísimas se sentarán sobre las misericordias del coro pontifical diseñadas por Bruneleschi.

Empezará el escrutinio. ¿Cuál será el dosel de entre los padres conscriptos que no se cierre? 

Hay algo que me llama poderosamente la atención desde niño y es la impavidez y austeridad del rito romano. No hace ninguna concesión al sentimentalismo Otros como el ambrosiano, el canon Crisóstomo el de san Basilio el maronita y el mozárabe son más expansivos. Los papas vienen y van. El ciclo vital se consuma. Son designados ad vitam por sufragio colegial costumbre heredada de los cesares.

Eran los summí pontífices arúspices que auscultaban los designios del destino a través de signos tan sospechosos como el vuelo de las cornejas o el graznido de los gansos capitolinos. Puentes  eran los pontífices de conexión entre las divinidades olímpicas y los simples mortales.

Pontifex quiere decir viaducto o administrador dela jurisprudencia divina cargo adjunto al emperador que gobernaba la terrena.

Sin las reminiscencias constantinianas quedaría la iglesia reducida a muy poca cosa, dejaría de ser  una religión mistérica. Ahí reside su tremenda fuerza

Extra omnes. Fuera todos. Cuando muere un papa su anillo es machacado por un orfebre, un gesto impresionante simbolizando de que su poder ha fenecido.  Vendrá otro. Y la cadena no queda interrumpida. Los cardenales capitulares hacen las veces de los antiguos arcontes. Los conclaves a la vez mundanos y divinos no dejan de ser un espectáculo misterioso que despierta la curiosidad de creyentes y no creyentes, de paganos y católicos. La iglesia superará su crisis pues así está escrito: las fuerzas infernales no prevalecerán. A decir verdad por el momento no lo parece. Pero el cambio no tardará en llegar portado en el pico de esa Paloma Blanca que se pasea por la cúpula de la Sixtina admirada de los frescos de Miguel Ángel.

Extra omnes.

 

 

 



[1] Seminario Mayor constituido por los filósofos y los teólogos
[2] la campana gorda de San Pedro