En defensa del alcalde de Cudillero
Este país es un país de buenos alcaldes y de malos políticos y es el caso de ese pueblo asturiano a la vera del cantábrico antes un paraíso pero que se ha convertido en un infierno. No sé como empezar a escribir esta historia kafkaiana. A francisco Fernández o quico como todos lo conocemos le pedía la fiscalía no sé si catorce años de cárcel y una multa de catorce mil euros y todo por un chiringuito supuestamente mal colocado y en la cual el primer municipe pixueto un hombre eficaz y bondades no intervino pero resulta que había un guindilla o sargento de municipales que tenía ojeriza a quico porque le había suspendido de empleo y sueldo que le acusó ante los tribunales de cohecho, prevaricación, peculado, estelionato y todos esos delitos conectados con la función pública que se enumeran en el código penal y que yo resumiría en una frase odio tribal, mohatras. España se dio a los picapleitos y a las querellas. Los abogados tienen la voz cantante y la clase política se ha blindado tras ellos y de los periodistas y tertulianos a sueldo. Las penas que solicita la fiscalía para el alcalde de Cudillero me consternan y sonrojo. Todo el mundo le quiere, la gente sencilla, ha hecho mucho por el pueblo, construyó una autopista causando la menor merma medioambiental, adecentó caminos y calellas, ha sido un alcalde de la gente que viene de la justicia social como militante del PSOE. Todas estas trifulcas leguleyas me recuerdan una novela de armando palacio Valdés el cuarto poder que vivió en Cudillero el pueblecito costero que le inspiró su mejor novela José. Yo me siento avergonzado y perplejo pero sé algo de la persecución que aflige estos días al alcalde de Cudillero con el que me solidarizo y soy victima de esos rábulas que ha puesto en orbita de actualidad el alcalde de Injusticia j.m Ruiz Gallardón que cuenta con el apoyo de toda la masonería. A mí me han empapelado por algo que no hice. Se me imputa el delito de denuncia falsa cuando en un chiringuito me coparon copas por valor de 50 euros que yo no consumí. Pero estas cosas en la España de la tiranía que se autodenomina democracia se encuentran a la orden del día. Los políticos y tertuliaros se arropan en una policía que no es nada democrática. Medra la arbitrariedad, los de abajo pagan los desacatos y chulerías de los de arriba. Esto no nos puede llevar a buen lugar, puede acabar en una guerra civil. Como les digo, el paraíso asturiano no es tan paraíso, el personal anda muy dividido. Medran los egoísmos en detrimento de la antigua simpatía, también en Asturias la gente va a lo suyo y te pueden empapelar o pegar un tiro por un mojón, por un cipo, por una linde. Ya quedan pocos paraísos. Lamentablemente, Quico un buen alcalde es victima de insidias y calumnias de la derechaza papera y su tancredismo. Rajoy no vale para estar al frente de un país tan importante como este. Por su culpa las cosas andan revueltas. Sería aconsejable que dimita.
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