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miércoles, 28 de septiembre de 2011

españa es un puticlú

..CONSUETA VILESCUNT

La rutina envilece, reza un antiguo aforismo latino y vivimos acostumbrados a una normalidad de hechos consumados en la que se advierten atisbos de psicología satánica caracterizada por la mentira, el fariseísmo de los mendas que mandan e informan engañando al pueblo. Ya sabemos que el padre de la mentira es el diablo. De ello subsigue el afán homicida. Todo lo que tiene que ver con el asesinato – el aborto por ejemplo y las guerras que engordan el ego del gran jefe, Afganistán, Irak, cada día de dios montañas de cadáveres, la violencia de género que parece atizar doña Bibi desde su ministerio de Igualdades Desiguales, y ahora parece que se prepara otra guerrita en el Cono Sur a costa de Colombia, y su presidente que quiere invadir Venezuela para derrocar a Hugo Chávez- ocupa las primeras páginas del New York Times y es cabecera de la CNN. A Moloch le engorda la sangre. Y lo de los toros en Cataluña mejor no hablar. Ha sido un ejercicio de hipocresía a gran escala. Ahí en los conatos separatistas puede encontrarse el germen de otra guerra carlista. Vamos que los españoles hemos tenido que aguantar mecha subidos a la noria del cara picada ese don Jordi hurgador de la mierda democráticamente capitalista y democrática que genera ese ex jardinero con cara de bestia, el suave Montilla y el caganet Pujol que está a todas las horas a los españoles de buena voluntad haciéndonos un calvo con sus proclamas independentistas. Aquí se puede montar un Belén y recordarles a esas bestias del Parlament que suprimen las corridas pero dan su visto bueno a lo de los toros embolados de las salvajes fiestas de pueblo porque a su decir eso de martirizar erales es muy catalán pues que le pongan teas ardiendo en sus cuernos a Jorge Puchol Al jardinero y a toda su cuadrilla de montillas, de guindillas con don Luis Foix el ponderado y diserto corresponsal de la Vanguardia con el que tuve yo algún rifirrafe en London. Todos esos fulanos merecen llevar candelabros incandescentes en su testuz en toda su arbolada cornamenta. A veces a la civilización la salva tan sólo un pelotón de soldados. Cierto consueta vilescunt. Y estamos hartos y cansados de tanta mentira y manipulación en nombre de la Constitución y las libertades. El diablo es mentiroso porque es homicida y es homicida porque es deicida. Lucifer quiso matar a Dios y estos quieren cargarse a España. Lo ultimo que me indigna es un artículo aparecido en el cultural del abecé. Glosa un libro publicado por un tal Villanueva que enseña en una universidad americana español y dice una blasfemia: que Cervantes era morisco. Don Miguel debe de estar revolviéndose en su tumba ante semejantes pujos de maurofilia. El que perdió la mano en Lepanto a la que calificara la ocasión más grande que vieran los siglos, y estuviera cinco años en un campo de concentración de Argel, rescatado gracias a la paciencia de un alfaqueque cristiano que se quedó preso en su lugar el buen mercedario arevalense fray Juan Gil y el que escribiera "ribaldo eres amor en crueldad el turco no se alcanza" y el que motejara de cerriles e intolerantes- con un moro de por medio nunca se podrá hacer gavilla porque quieren imponer a su dios mediante la espada (lean por favor la Gitanilla, los Trabajos de Persiles, el Licenciado Vidriera y allí podrán empaparse de ese sentido del humor y esa tolerancia cristiana que el autor del Quijote sólo compartirá con los rusos, los cuales confirman esa observación cervantina: Aguantar a los muslines pero juntos nunca revueltos)ahora resulta que fue un heraldo de Zapatero y su descangayado dialogo de las civilizaciones. Este pensamiento más que enfurecerme me entristece, comprobando que para estos historiadores, estos políticos y estos escribidores jornalistos todo vale, hasta la tergiversación de la verdad, hacerle zalemas a Mahoma, cantar sus lilailas, bendecir la espada que nos degollará, todo con tal de escupir contra la cruz. Hablan de la España que pudo ser y no fue como si la historia fuera una novela por entregas del Reverte, o de la bandera tridentina que empuñó el emperador de Castilla en defensa de la cristiandad- un papel asumido como búsqueda del idealismo en perpetuo choque con la realidad que es el asunto sobre el que giran las hazañas del desventurado caballero de la triste figura. El ínclito autor que sale en defensa la islamofilia de nuestro primer literato al que califica poco menos que de aljamiado se llama Francisco Márquez Villanueva and he teaches in Harvard. Pues yo le digo con todos sus jodidos títulos y sus puñeteros masteres de esas universidades norteamericanas que no valen para otra cosa que para papel higiénico con que se limpia sus cazcarrias el Tío Sam, y a sus jodios morros que es un jodío bolo. Copia a Américo Castro, ese renegado de la historia de España, que ha esparcido el veneno de la nueva leyenda negra. Ha sido don Américo peor que don Opas y peor que Las Casas. Los tres eran de la misma raza. Es una verdadera calamidad nacional que, al contrario, los libros de don Claudio Sánchez Albornoz estén descatalogados. Pero don Claudio fue todo un señor, republicano, consecuente con sus ideas, que jamás aduló a los nefastos borbones, y estos unos perfectos malsines. Yo no sé si serán galgos o serán podencos pero muerden y sacan tajada. En estos autores se enseña que la Reconquista fue una partida de parchís con mucho besuqueo, sin aceifas, sin razzia, sin cosechas enteras quemadas y pueblos enteros pasados a cuchillo, y no una aguerrida y contumaz batalla de una guerra de exterminio que se prolongó durante ocho siglos, como demuestra el autor abulense en sus libros.

Y venció la Cruz a la Media Luna. El hecho es irrefragable. No se le puede dar la vuelta por mucho tesón que en ello pongan los tenaces revisionistas. La cosa no tiene vuelta de hoja pero estos postulantes de la anti-España, prácticos en la mentira y profesos en un odio africano contra ella por ser símbolo de aquel al que crucificaron (luego le cargaron el mochuelo a Pilatos pero la voz de crucifícale partió del sanedrín)y como dijeron caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos de ahí su pasión deicida que no esconde la manipulación de los textos bíblicos y su aguerrida enemiga que sienten hacia la SRI a la que pretenden dominar, o tal vez dominen ya porque ningún Papa desde el pobre Caraffa ha tenido redaños suficientes como para llamarles a capitulo porque controlan el oro de la Santa Sede. El problema de todo esto es que la civilización la tendrá que salvar un pelotón de soldados, una centuria de triarios o de jinetes de la Legio VII, de la Victrix, de la Fulminatriz o de la propia Legión Tebana que fue la primera que colocó el Crismón eucarístico en su lábaro. Y han sido innumerables los que han muerto por esa bandera o marcaron a sangre y fuego la insignia en el pecho. No habrá capitulación o "deditio". Las legiones romanas no solían hacer prisioneros. Fue una costumbre instituido por los generales de Vespasiano que arrasaron Jerusalén. El cerco costó millón y medio de vidas. Desde entonces andan errantes por el mundo sin una patria fija los viejos adoradores de la serpiente, contumaces en su ofidiolatría y empeñados en la destrucción de las otras razas, de la corrupción de las religiones, y rebeldes contra Dios . Consueta vilescunt y con esto ya está todo dicho.

Y ahora en corroboración de lo dicho y para denunciar la manipulación de la historia nuestra y en desagravio del Manco de Lepanto al que insultan estos pedisecuos de don Americo el judaizante inserto estas acotaciones cervantinas dentro de una artículo mío de hace alguno tiempo. Vean los aljamiados lo que pensaba de moros e islamistas: eran usureros, falaces –Ricote, el morisco se disfraza de peregrino para regresar al Toboso, guardan a sus mujeres que paren como conejas, son incontrovertibles y desdeñan al cristianismo al que consideran un credo inferior al de Mahoma y muy cercano al paganismo. A la vista de estas prueba el libro sobre los moros y los turcos en Cervantes del ínclito Villanueva no tiene donde tenerse en pie ni donde caerse muerto. Pero esta gentuza ya digo, como controlan los torculos de todo lo que se publica, pues son herederos de los padres de la Jewish Inquisition, dan la vuelta a la historia. They twist the arguments, a la inglesa. Si Márquez Villanueva atraca a Cervantes Suárez Fernández, otro judío, entra a saco con la figura del caudillo Franco cuya fundación ha presidido para más coña. "Consueta vilescunt". Pero ya los conocemos desde hace bastantes siglos.

Estamos en Pravia, cuna de las Españas. Por aquí también hay moros en la costa. Sopla el Nordeste que es un aire traidor, el que trajo la peste a Asturias, seca las calas, pone mustios los geranios, incuba melancolías y pulmonías y es hiel que se te mete en la piel. Las calles del pueblo están vacías. El amanuense y su mujer entran un momento a rezar una salve en la colegiata. Luego se retratan al pie de la estatua del Rey Silo, padre de la monarquía. Buscan en la tarde desapacible la de Mauregato al que tambien subieron al palenque pero la estatua de Mauregato no ha sido construida. En la de su padre hay un jeroglífico descubierto en la piedra basal. Este abracadabra es un vademécum para los iniciados en el enigma de la historia de España. Propedéutica iniciatica de los que fu es y será. Mauregato no aparece. No es más que un nombre en la larga lista de los reyes godos que el amanuense y su señora aprendieron en el colegio. Mauregato el moro. Ya hay moros en la costa. Una niñas con velo griñón y zaragüelles, típica vestimenta morisca, juegan en el parque de las manzanas. Los otros compañeros de juego les miran como con prevención y ellas hacen rancho aparte. no quieren españolizarse. Visten a su modo, hablan en árabe. Esto nos garantiza el hecho de que si los españoles desconocemos nuestra propia historia ellos se la saben de memoria y estan empezando a repoblar los lugares emblemáticos. Pravia fue el epicentro de la reconquista. El alárabe es testarudo y no da jamás su brazo a torcer. Don Saga y su mujer la Conce, al venir para Asturias, en atravesando el Escorial se cruzaron con una mora cubierta de los pies a la cabeza en ropa talar la cara tapada con una gurka que miró a los viajeros de forma insolente y desafiante. Los ojos negros de la morisca nos fulminaron como dos centellas disparadas desde el antifaz.

-Mira esa, Conce. Con ella los fabricantes de minifaldas darían en quiebra. Jesús que pudores

-A lo mejor al moro le gusta, chico.

La berberisca siguió su camino empujando el cochecito donde viajaba un niño y otros dos churumbeles acogiéndose de sus sayas. Total tres. Una buienalechigada que entre todos no sumarían los ocho de su edad

-La verdad es que paren como conejas y no parece que se adapten a nuestras costumbres-dijo la Aðsanta@ð del amanuense.

Pravia. El Escorial y en Medina (todas las medinas las de Castilla y Andalucía) ha aumentado la población musulmana de forma preocupante. Estos saben muy bien lo que hacen. Se sienten orgullosos de su pasado- en 1609 se cumple el centenario de su expulsión por Felipe III pero no lo digamos muy alto- y han iniciado su propia reconquista. Cervantes conocía bien al moro, pechero del pachá turco, buen soldado de Lepanto, se pasó su juventud al remo bregando contra el arraez de Constantinopla. Turcos, moriscos y corsarios ingleses son los grandes enemigos de España. Esto dice en el pasaje del Quijote en el que Sancho se encuentra con Ricote el tendero morisco de su lugar al que no reconoce pues ha entrado encubierto en España y viaja disfrazado de peregrino a Compostela:

AðOh cuantas y cuales cosas te pudiera decir, Cipión amigo, de esta morisca canalla, si no temiera darlas fin en dos semanas! ... por maravillas se hallará entre tantos uno que crea que crea derechamente en la ley cristiana. Todo su intento es ACUÑAR Y GUARDAR DINERO ACUÑADO y para conseguirlo trabajan y no comen. Entrando un real en su poder lo condenan a cárcel perpetua y a oscuridad eterna, de manera que, ganando siempre y gastando nunca, llegan y amontonan la mayor parte del dinero que hay en España. Ellos son su hucha, su polillas y sus picazas y sus comadrejas. Todo lo allegan. Todo lo esconden. Considérese que ellos son muchos y que cada día ganan y esconden poco o mucho y que una calentura lenta acaba con la vida como la de un tabardillo, y como van creciendo, se van aumentando los escondederos, que crecen y han de crecer en infinito, como la experiencia muestra. Entre ellos no hay castidad ni entran en religión ellos ni ellas: todos se casan, todos se multiplican, porque el vivir sobriamente aumenta la causa de su generación. No los consume la guerra ni el ejercicio que demasiadamente los trabaje. Róbennos a pie quedo y con el fruto de nuestras propias heredades, que nos revenden, se hacen ricos, dejándonos a nosotros pobres. No tienen criados porque todos lo son de sí mismos. No gastan con sus hijos en los estudios porque su ciencia no es otra que robarnos y ésta fácilmente . De los doce hijos de Jacob que he oído decir que entraron en Egipto cuando les sacó Moysén de aquel cautiverio, salieron seiscientos mil varones sin niños y sin mujeres; de ahí se podrá lo que multiplicarán las de estos, que, sin comparación, son en mayor número... pero celadores prudentísimos tiene nuestra república que considerando que España cría y tiene en su seno tantas víboras como moriscos, ayudados de Dios, hallarán a tanto daño cierta y presta solución.@ð



Cervantes, clarividente, no puede estar más atinado a vislumbrar un problema que sigue siendo tan de hoy. ,la superpoblación, dada la salacidad de los varones y el recato con que guardan a sus legítimas para ellos no hay modernidad las ponen el velo y la pata quebrada y en casa les ha hecho crecer y ,multiplicarse cuando por estos pagos tanto se habla del aborto. Los israelíes lo padecen en sus propias carnes en la franja de Gaza y aunque hemos criticado la acción llevada a cabo por el gobierno hebreo las pasadas navidades no hay que dejar de reconocer sin justificar la desproporción del uso de su fuerza que ese problema ya lo apuntaba nuestro querido don Miguel. donde planta Mahoma su pezuña no vuelve a crecer la hierba y se multiplican como ratas. El moro no se integra, ni cambia ni se reforma ni se bautiza sencillamente porque consideran que su religión es mejor y ellos se sienten superiores a nosotros. Nos crecen los enanos y estamos criando víboras. Víboras moriscas que decía Cervantes. Y lo mismo pensaba de los judíos a los que confunde en este pasaje.

lunes, 26 de septiembre de 2011

labriego de segovia

MI MEJOR FOTOGRAFÍA




Antonio Parra



Los monjes rusos cantan el Akathistos en esta mañana tibia y soleada de enero, San Antón. Soledoso estoy. Tiro de archivo y este invento maravilloso de un judío norteamericano, Guillermito Puertas, ha dado la oportunidad a los escritores que escriben con tesón pero a los que con un tesón no menos sospechoso se les cierran las puertas de las editoriales. Gracias. Willy Gates, tú llevas el fuego sagrado y la magia del verdadero Israel. La chispa que enciende el mundo: la palabra. A la palabra agregaste la imagen. En ti se consuman los dones del Espíritu Santo en el Cenáculo y ello nos convierte en antorchas vivientes nuestras almas. Por él. Con él. Y gracias a él, cuelgo esta diapositiva en la Red de Redes que ha cambiado el mundo

Esta fotografía está tomada en Fuentesoto (Segovia) el año 1976. Aparece a la puerta un hidalgo castellano, Pedro Delgado, con su mujer la Vicente. Al fondo aparece cose en una silla baja de anea la hija que no se casó: Pili y detrás la puerta solemne de cuarterón al fin de la corraliza o lo que llamábamos la portada. En Pedro con su cara alongad, la voz clara y los ojos algo pitañosos, con su boina, que se sienta igual que un rey, veo la efigie de mi abuelo Benjamín. Eran primos carnales.

Esta instantánea me recuerda mi infancia: una época cuando iba por los botijos de agua a la fuente grande, los olores aquellos olores de las pobedas autentico perfume al pasar por la huerta donde estaba el manzanal del médico, los del berral, los de la pobeda y el olor del gallinero y del bardal, calor humano. Largas tardes de trilla bajo el resistero de agosto y los fríos de las heladas mañanas de enero cuando jugábamos al Zorro pico zaino en el callejón. Aquí está, o infancia representado en la sonrisa triste de este castellano que labró la tierra con coraje y que nunca salió de pobre.

Recuerdo que mi abuelo Benjamín me reñía el pobre porque, amigo que me era yo de su hijo Vicente Delegado que por cierto ahora es millonario y se lo ha ganado trabajando en la construcción – es la mejor herencia que pudo legar este hombre de Fuentesoto a sus hijos: la laboriosidad, la hombría de bien, a sus descendientes- me hacía el roncero e iba a su casa a que me dieran de merendar, lo que llamábamos “tomar pan”.

-Son pobres- decía el abuelo - ¿A qué tienes que ir tú a casa de nadie?

A los ocho años no se comprende bien lo que significaban estas cosas pero yo no me separaba ni a sol ni a sombra de mi amigo Vicente que andaba con las albarcas y conocía el nombre de todas las flores del campo y todos los árboles y me enseñaba muchas cosas que después no he conseguido aprender en los libros. Para mí Vicente era una especie de dios. Gracias a su protección no me sacudían estopa los chicos del pueblo que eran algo brutos y a mí me tenían por forastero y no me admitían en ninguna cuadrilla.

La merienda consistía en una rebanada de pan que la Vicenta sacaba del arca y un casco de cebolla. ¡Qué bien sabía aquel pan! Manjar de dioses.

La casa estaba frente por frente de la de mi abuelo al otro lado de un arroyo de aguas bravas y las carretera por donde pasaba el coche de línea y a mí me impresionaban aquellas puertas carreteras de pino envejecido talladas a flor con una azuela y el picaporte que era un furaco de roble. No encajaba del todo bien y debiera de tener sus doscientos años. Era de las primeras del pueblo cuando el pueblo por orden de Carlos III y pasados los baticores de la Reconquista fue edificado en aquel barranco. Antes estaba situado en lo alto de un cerro pelado. La iglesia que debió de ser de tiempo muzárabe con algo de románico y de gótico se convirtió en cementerio. Un cementerio a la que le escoltaba una olma milenaria aunque abajo en el soto había otra que era mucha más vieja bimilenaria y a lo mejor coetánea de Virgilio y de las legiones romanas que también debieron de acampar en Fuentesoto cabe a la fuente en el roquedal a la que nadie conoció secarse. Salía un raudal impresionante en la que llenábamos los cantaros y los botijos. Los cantaros o hidrias eran cosa de mujeres. A los chicos nos estaba reservado el derecho de implar el botijo. El agua hacía gluglú y era como estar delante de un cristal. Abajo los cantos rodados parecían perlas. Las mozas solían entretenerse más de lo conveniente con sus novios y en el pueblo se decía cuando se veía a un mozo y una moza juntos cerca de la fuente “esos ya hablan” para significar que habían formalizado las relaciones de un eventual noviazgo.

Al Tío Pedro Delgado le tengo grabado en mi memoria siempre camino de misa el pobre andando con dificultad camino de misa ayudado de dos cachavas. El reuma hacía estragos en aquel barranco insano y húmedo. No sé cómo pudimos sobrevivir a aquellos años de hambre, de dificultades y carestías económicas de posguerra. Como era pobre sus pantalones de pana los lucía como los escaques de un tablero de dama un remiendo de un color y otro de otro y el tapabocas o bufandas con el que se guarecía de los cierzos malignos en aquel valle de tantas corrientes – el clima era rigidísimo- muy zurcido por la Vicenta que era hacendosa y todo lo apañaba.

Era muy creyente como mi abuelo Benjamín de una fe vieja y rancia. Además de primos eran amigos y se sentaban en un banco de madera nueva que parecía un arca al lado de la sacristía detrás del Tío Bernardo y el Tío Gregorín los mayores, los ancianos del pueblo. El Tío Bernardo fue alcalde. Nunca he visto envejecer a la gente en medio de tanto respeto y dignidad. ¡Ay aquel cristianismo sólido simple sin demasiadas alharacas de aquellos años! Fe de los ancestros muzárabes.

Fuentesoto era vigilado por la presencia de la muerte. Aquella torre del viejo cementerio románico presidiendo la vida comunal no se nos despintaba jamás. Ahí tenemos que ir. Ahí acabamos todos. En ese cementerio del que he escrito bastante pues es una joya arquitectónica y en el que en los años 60 descubrí cruces templarias. Fuentesoto estaba en el limes o frontera. Se fraguó en la lucha contra la morisma. Cuando acabamos con los sarracenos nos seguimos haciendo la guerra los españoles contra nosotros mismos. ¡A ver qué vida!

En este rostro de Pedro Delgado añoro el tiempo que se fue cuando la vida era más sencillas, no había tantos egoísmos ni envidias. Pobre y cristiano viejo. Como yo he querido siempre ser pero hidalgo. Una hidalguía que ha fenecido en la vieja Castilla que “face los homes y los gasta”. Lo dice el poema del Mío Cid. Y en este rostro apergaminado del Tío Pedro está escrita un poco nuestra historia. Recia. Hecha de sufrimientos y de austeridad y de fríos cierzos a los que se combatía con el tapabocas. Y ardores de agosto en la obrada o en la trilla que aliviábamos con agua fresca del botijo y el vino del barril que nunca faltara. En casa de mi abuelo que era labrador rico este elemento no faltaba y algunas veces le mandaba con mi amigo Vicente y conmigo un jarrillo de vino de la cosecha y a veces hasta una cántara.

-¡Pobres!-decía el Tío Benjamín- El caudal no les alcanza.

Mi abuelo Benjamín cuando iba a las tierras se metía al coleto dos y hasta tres botellas. No le hacía daño. Nunca lo vi borracho. Y es que aquel vino que yo he buscado por muchas tabernas del mundo sin encontrarlo, daba fuerzas. Era verdadera sangre de Cristo. Vino autentico de la ribera. Un Vega Sicilia siempre a nuestra disposición. Aunque pobres éramos ricos.



Jueves, 17 de enero de 2008



benedicto xvi peregrina a canossa

CONTRA EL CELIBATO Y EL ESCÁNDALO

Una nueva peregrinación a Canosa. El Papa viaja a Alemania y en Erfurt patria de Lutero se reúne con el gran imán y el gran rabino, abraza al obispo protestante. Ah Lutero un fraile genial que en su crítica al papado en sus 99 tesis hincadas a las puertas nieladas de la catedral de Wittemberg la “clavó” pero estaba poseído del diablo. Su rebelión hizo correr la sangre por los campos de batallas de Europa en absurdas guerras de religión. Era verdad: la primacía del obispo de Roma era un convencionalismo y como tal no está en los Santos Evangelios. Obedeció a las exigencias políticas de Carlomagno fundador del Sacro Imperio. San Juan de Letrán era una corte pagana donde pululaban cardenales simoníacos y de donde venían los bulderos a predicar las Indulgencias. Con dinero podía comprarse vida eterna. Roma nido de efebos y de meretrices. Este agustino imbuido de esa soberbia típica de los eclesiástico, ese corazón de piedra ante las miserias humanas, llevaba razón en el fondo. Erró en las formas. Desnudó los altares y obnubilado por las epístolas de San Pablo quiso reformar la Iglesia a palo seco. Nuda Escritura. No sabía que el depósito de la fe es obra de la tradición, de los cantos, de la belleza, de la arquitectura, de los misales, de las epactas y de los ornamentos.

CATALINA BORA

 Sin misterio no hay religión. Creía que Dios era alemán y al introducir la lengua vernácula en el ritual el protestantismo ganó eficiencia pero perdió universalidad. Hoy arde en el infierno en compañía de Catalina Bora la monja a la que amó y otros heresiarcas: Calvino, Zwinglio, Enrique VIII. Alemania otra vez. Los españoles mandamos nuestros tercios a Flandes y con nuestra sangre bajo el cetro y la espada de Cesar efundimos con generosidad nuestra sangre para defender al papa de las rapacidades del elector de Sajonia y aquellos malditos frailes. Pero Lutero puso el dedo en la llaga. Su orgullo le obnubiló, desconocía que había otra Iglesia legitima heredera de los apóstoles que cantaba los kyries en Constantinopla y el turco la degolló. El heresiarca de Erfurt fue demasiado lejos. Hoy esa Iglesia que está viva en Rusia, en el Este y en todo oriente medio puede ser la salvación de una Roma que acusa el pavor de la deserción, de los seminarios vacíos, las feligresías que menguan y de los jóvenes alejados de la Iglesia, aparte de los escándalos sexuales que vamos a tratar aquí y que abordo en mi libro “Seminario vacío: los pecados mortales de la Iglesia”. Creo que la primera autoridad del catolicismo me está dando la razón.
 La solución no está en la infalibilidad papal, el dogmatismo, sino la vuelta al episcopado, la dirección colegiada, la renovación litúrgica y un acto de contrición. Volver a la sencillez y grandeza del Credo Niceo. Nuestro símbolo de la fe. Suprimir las conferencias episcopales y resucitar el concilio o los sinodales magistral fórmula de administración jurídico que los ortodoxos conservan al igual que la liturgia en todo su esplendor y de símbolos sacramentales. Un regreso al protestantismo o la vuelta a la sinagoga que han preconizado los dos últimos obispos de Roma puede ser un germen de destrucción ocasionada por la macrocefalia (una cabeza muy grande y un cuerpo pequeñito y menguante) y es que la Iglesia romana se ha politizado en demasía. Ama demasiado el poder desde el culto a la personalidad, del rebozo mediático y el afán de dineros.

CORRUPTELAS

 Nunca habla de Jesucristo este pontífice, aunque en sus discursos de vez en cuando suelta caer la palabra dios. ¿Es el bueno de Benedicto 16 un panteísta? Tampoco ni una mera alusión ni de pasada a los escándalos- en Alemania fueron una plaga ocasiónate de la gran desbandada precisamente cuando Ratzinger era arzobispo de Colonia- de los delitos sexuales:Corrupción de menores, homofilia ni al celibato eclesial que es la asignatura pendiente del clero romano. Que estigmatizaron a mucha gente, dejaron tarados de por vida a no pocos seminaristas y monaguillos, sembraron el dolor y la tristeza en infinidad de familias y fueron circunstancia desencadenante de adulterios y de gestaciones interrumpidas por parte de los clérigos y sus coimas. La jerarquía a este respecto barrió debajo de la alfombra y utilizó la táctica del ocultamiento y del “hush up”. Cuando el cura tenía un lío con una feligresa, sodomizaba al sacristán o le bajaba las bragas en la sacristía a una monja el obispo sencillamente se limitaba a mandar al interfecto a otra parroquia. La soberbia, la hipocresía y la carencia de sentimientos y de escrúpulos, la poca delicadeza, han sido los pecados mortales de esta poderosa Iglesia tan poco acorde con las normas evangélicas. Por eso su fundador alternaba con publicanos y pecadores y detestaba a los piadosos a los que decían Señor, Señor y habló claro y tajante: “es más difícil que un rico entre en el Reino que un camello con dos jorobas pase por el ojo de una aguja”.

JERARCAS

De espaldas al Calvario los jerarcas siempre estuvieron de parte del Gran Poder. Al menos, en la edad media en muchas diócesis del Sacro Imperio se reclamaba a los curas un “impuesto de putas”. Todos los curas tenían moza y la famosa ama de llaves cumplía las funciones de mujer del párroco sin tener necesidad de pasar por la vicaria. Juan Ruiz arcipreste de Hita estuvo once años a la sombra en el penal eclesiástico de San Torcaz por alzarse contra la imposición celibataria que incoara un pontífice de Aviñon. “Monseñor, nos quita las buenas para que nos vayamos con las malas” le escribió a su obispo.
“Ay de vosotros, escribas y fariseos, que miráis la paja en el ojo ajeno y no veis la viga en el vuestro”. Todos recordamos aquel chiste que se contaba en las fiestas de los pueblos. Llegó un obispo en visita pastoral e inspeccionando la casa rectoral donde vivía el arcipreste de aquel lugar no vio más que una cama grande de matrimonio. ¿ Cómo es eso, Dionisio que aquí hay únicamente un lecho para dos? Inquirió el prelado y don Dionisio con todo su candor le dijo: “No se preocupe su Ilustrísima. Ponemos una tabla entre medias de separación”. “¿Y qué hacen cuando viene la tentación?”. “Pues quitamos la tabla. No hay problema”.
 Hubertus Mynarek un cura alemán secularizado cuenta en su libro “eros y clero” la gran desbandada que se produjo en toda Europa después del concilio. Unos 400000 sacerdotes colgaron los hábitos. La causa principal, que la mayor parte no pudo atenerse a las leyes de la continencia. El celibato-declara Mynarek- contradice la ley natural. Engendrar, procrear  obedece al código genético de las hormonas del hombre pecador.  Pero la continencia impuesta a los sacerdotes-funcionarios es artificial. Una estipulación disciplinaria convencional. Concretamente el canon 2368 del Iuris Canonici.
Jesucristo nunca habló del sexo. Sólo condenó el pecado de escándalo y dijo que el que abandona al padre, a la madre o a la esposa para seguirle ganaría un puesto en el reino de los cielos.
Castrarse por amor a Cristo y en busca de la perfección es una virtud heroica asequible a muy pocos. El premio de los que abrazando la utopía andan a la procura del ideal. Sin embargo, la naturaleza humana siempre lastrará el peso de la carne. Únicamente suele llegar en la edad provecta. De ahí la sabia disposición de la primitiva de ordenar presbíteros a hombres de alguna edad. Es lo que significa “presbíteros” (ancianos) alguien que está más allá del circulo de las pasiones. Sólo se puede servir al altar con un corazón puro cuando haya pasado el ardor genésico. Por eso propongo en mi libro que aquellos seminaristas de entonces pero imbuidos de la juventud del salmo “Ad Deum qui laetificat juventutem meam” pudieran disfrutar de una alegre “vejentud”. Sería una manera de devolverles la dignidad y la honra que les arrebataron.

NO LO HAN QUERIDO RECONOCER

 La iglesia católica moderna no ha querido reconocerlo. Por lo que un voto de continencia a los 22 años en un varón normal representa muchos peligros. En el caso de los invertidos el sacerdocio siempre constituyó un paraguas bajo el que se esconden homofílicos, paidófilos, escribe Mynarek. Según este sacerdote alemán secularizado, el confesionario por desgracia no es el tribunal de la penitencia sino un rincón morboso donde se cuchichean asquerosidades y una garita desde la cual ciertos confesores han caído en el abominable pecado de la solicitación de sus confesadas. Conocí al penitenciario de una antigua colegiata española cuyas inquisiciones a sus penitentes sobre todo mujeres bordeaban la delectación morbosa. Porque decía que no se peca en el mismo grado contra el sexto mandamiento si tu novio te besa a rosca. La gravedad de materia depende de los centímetros de lengua que el ardoroso amante introduzca en la boca de su prójima y no es lo mismo un coito que se realiza quitándose el sostén y el camisón o el acto se realiza a pelo. Aquel confesor se sabía al dedillo el derecho canónigo pero sus procacidades asustaban a muchas de sus pupilas. Para evitar el asqueroso morbo que ofenden a la dignidad de una mujer no sería mala cosa que el sacramento de la confesión fuese administrado por diaconisas que sólo podrían absolver a mujeres. De la misma manera que un policía masculino no cachea a una presunta delincuente, tarea que suele realizarse por policías del genero femenino así grandes males ocasionados en el confesionario podrían evitarse si los varones “descargan el saco” con sacerdotes y las mujeres con diaconizas. Ese cajón ha servido no pocas veces en lugar de solicitación y del reclinatorio a la cama. Los curas polacos para los que el celibato nunca representó gran problema ya que en aquel país muchas señoras tienen a gala acostarse con un sacerdote y darle un hijo aunque sea bastardo había tres palabras que orientaban la vida de un párroco koreck (el tapón de la botella) woreck (los dineros del cepillo) y rozporek (mujeres y sexo).

TRAUMAS

Estas deficiencias en la orientación sexual y psicológica desencadenarían verdaderos traumas en el alma de los que se educaron en colegios religiosos o seminarios: complejos de culpa, hipertrofia, inseguridades de todo tipo, una espiritualidad ñoña a fuer de ridícula, borracheras místicas –no pocos de aquellos ex no pudieron superarlos y se dieron al alcohol- neurosis eclesiógenas emanadas de la formación recibida en el que la desviación del instinto generó válvulas de sustitución, señala Mynarek.
Las heridas dejaron una cicatriz indeleble. Y todo por esa obsesión sexual que fue el caldo de cultivo de la mariconería en estos institutos de formación religiosa. Un espacio cerrado con muchos adolescentes a los que les explotan las neuronas y sus torrentes sanguíneos son un mar de testosterona al faltar la hembra sienten la atracción efébica. Es un hecho natural e insoslayable. En la iglesia antigua, dice el autor, se desconocían tales aberraciones que son endémicas en la iglesia actual. Y es que los cánones referentes al celibato nunca se incoaron hasta el Concilio de Trento y aún así la norma fue trasgredida abondo por muchos cleritos. De la masturbación y el onanismo mejor no hablar.

SINEISACTENTUM
 En la iglesia primitiva, la hispano visigótica, la merovingia y la irlandesa los sacerdotes no eran solteros y hasta los monjes del desierto  para aplacar el ardor de los sentidos, para no volverse locos y dejar la vida eremita practicaban una especie de amor platónico el sineisactentum que consistía en permitir que una mujer les visitase en la cueva siendo su compañera espiritual. San Jerónimo por ejemplo vivía con una amiga. San Frutos se santificó en la Pedriza segoviana en compañía de su hijo Valentin y su esposa Engracia. Hasta la fundación de Montecasino y la llegada de los benedictinos en toda la cristiandad los monasterios eran mixtos. Ocurrió en los cenobios asturianos y de las Batuecas de rito hispano mozárabe como en Liébana, Prámaro en San Martín de Luiña, San Martín de Oscos, Pravia y todos los del “asturianum conventum”. Y se mantienen aun hoy en Rusia que mantiene comunidades de orantes bastante florecientes y algunas son mixtas. Y es que el cristianismo no es o no debe ser un asunto de enaguas o de problemas de bragueta. Ahora bien en sus prevenciones antifeministas – a la mujer no se la empezó a dar importancia hasta el Renacimiento, los judíos y los griegos decían que la mujer carecía de alma- acuñado en la máxima escolástica mulieri non est credendum, la Iglesia egoísta y sabiamente se curó en salud y se libró de no pocos pleitos al alejarlas del altar.
 San Pablo el fundador de todo esto mandaba callarlas en la sinagoga, Taceat mulier en synagoga. Hablaba entonces el apóstol como un hebreo helenizante.
¡Ay Eva! Por ti entró el pecado en el mundo y ahí tenemos al padre Danielou eminente teólogo que sufrió un infarto el año 1974 cuando subía las escaleras de una casa de cita en el barrio de Pigalle. O al papa León IX que murió “on the job” como dicen los ingleses. Casados o solteros la cosa no tiene enmienda. Sólo nos salvará el amor. El amor de Cristo. Eso es lo único importante.  En esta tesis que le llevó a la justificación por la fe Lutero tampoco andaba muy descaminado de la verdad. Ojalá hubiese sido italiano en vez de  un alemanote de genio diabólico

benedicto xvi peregrina a canossa

CONTRA EL CELIBATO Y EL ESCÁNDALO

Una nueva peregrinación a Canosa. El Papa viaja a Alemania y en Erfurt patria de Lutero se reúne con el gran imán y el gran rabino, abraza al obispo protestante. Ah Lutero un fraile genial que en su crítica al papado en sus 99 tesis hincadas a las puertas nieladas de la catedral de Wittemberg la “clavó” pero estaba poseído del diablo. Su rebelión hizo correr la sangre por los campos de batallas de Europa en absurdas guerras de religión. Era verdad: la primacía del obispo de Roma era un convencionalismo y como tal no está en los Santos Evangelios. Obedeció a las exigencias políticas de Carlomagno fundador del Sacro Imperio. San Juan de Letrán era una corte pagana donde pululaban cardenales simoníacos y de donde venían los bulderos a predicar las Indulgencias. Con dinero podía comprarse vida eterna. Roma nido de efebos y de meretrices. Este agustino imbuido de esa soberbia típica de los eclesiástico, ese corazón de piedra ante las miserias humanas, llevaba razón en el fondo. Erró en las formas. Desnudó los altares y obnubilado por las epístolas de San Pablo quiso reformar la Iglesia a palo seco. Nuda Escritura. No sabía que el depósito de la fe es obra de la tradición, de los cantos, de la belleza, de la arquitectura, de los misales, de las epactas y de los ornamentos.

CATALINA BORA

 Sin misterio no hay religión. Creía que Dios era alemán y al introducir la lengua vernácula en el ritual el protestantismo ganó eficiencia pero perdió universalidad. Hoy arde en el infierno en compañía de Catalina Bora la monja a la que amó y otros heresiarcas: Calvino, Zwinglio, Enrique VIII. Alemania otra vez. Los españoles mandamos nuestros tercios a Flandes y con nuestra sangre bajo el cetro y la espada de Cesar efundimos con generosidad nuestra sangre para defender al papa de las rapacidades del elector de Sajonia y aquellos malditos frailes. Pero Lutero puso el dedo en la llaga. Su orgullo le obnubiló, desconocía que había otra Iglesia legitima heredera de los apóstoles que cantaba los kyries en Constantinopla y el turco la degolló. El heresiarca de Erfurt fue demasiado lejos. Hoy esa Iglesia que está viva en Rusia, en el Este y en todo oriente medio puede ser la salvación de una Roma que acusa el pavor de la deserción, de los seminarios vacíos, las feligresías que menguan y de los jóvenes alejados de la Iglesia, aparte de los escándalos sexuales que vamos a tratar aquí y que abordo en mi libro “Seminario vacío: los pecados mortales de la Iglesia”. Creo que la primera autoridad del catolicismo me está dando la razón.
 La solución no está en la infalibilidad papal, el dogmatismo, sino la vuelta al episcopado, la dirección colegiada, la renovación litúrgica y un acto de contrición. Volver a la sencillez y grandeza del Credo Niceo. Nuestro símbolo de la fe. Suprimir las conferencias episcopales y resucitar el concilio o los sinodales magistral fórmula de administración jurídico que los ortodoxos conservan al igual que la liturgia en todo su esplendor y de símbolos sacramentales. Un regreso al protestantismo o la vuelta a la sinagoga que han preconizado los dos últimos obispos de Roma puede ser un germen de destrucción ocasionada por la macrocefalia (una cabeza muy grande y un cuerpo pequeñito y menguante) y es que la Iglesia romana se ha politizado en demasía. Ama demasiado el poder desde el culto a la personalidad, del rebozo mediático y el afán de dineros.

CORRUPTELAS

 Nunca habla de Jesucristo este pontífice, aunque en sus discursos de vez en cuando suelta caer la palabra dios. ¿Es el bueno de Benedicto 16 un panteísta? Tampoco ni una mera alusión ni de pasada a los escándalos- en Alemania fueron una plaga ocasiónate de la gran desbandada precisamente cuando Ratzinger era arzobispo de Colonia- de los delitos sexuales:Corrupción de menores, homofilia ni al celibato eclesial que es la asignatura pendiente del clero romano. Que estigmatizaron a mucha gente, dejaron tarados de por vida a no pocos seminaristas y monaguillos, sembraron el dolor y la tristeza en infinidad de familias y fueron circunstancia desencadenante de adulterios y de gestaciones interrumpidas por parte de los clérigos y sus coimas. La jerarquía a este respecto barrió debajo de la alfombra y utilizó la táctica del ocultamiento y del “hush up”. Cuando el cura tenía un lío con una feligresa, sodomizaba al sacristán o le bajaba las bragas en la sacristía a una monja el obispo sencillamente se limitaba a mandar al interfecto a otra parroquia. La soberbia, la hipocresía y la carencia de sentimientos y de escrúpulos, la poca delicadeza, han sido los pecados mortales de esta poderosa Iglesia tan poco acorde con las normas evangélicas. Por eso su fundador alternaba con publicanos y pecadores y detestaba a los piadosos a los que decían Señor, Señor y habló claro y tajante: “es más difícil que un rico entre en el Reino que un camello con dos jorobas pase por el ojo de una aguja”.

JERARCAS

De espaldas al Calvario los jerarcas siempre estuvieron de parte del Gran Poder. Al menos, en la edad media en muchas diócesis del Sacro Imperio se reclamaba a los curas un “impuesto de putas”. Todos los curas tenían moza y la famosa ama de llaves cumplía las funciones de mujer del párroco sin tener necesidad de pasar por la vicaria. Juan Ruiz arcipreste de Hita estuvo once años a la sombra en el penal eclesiástico de San Torcaz por alzarse contra la imposición celibataria que incoara un pontífice de Aviñon. “Monseñor, nos quita las buenas para que nos vayamos con las malas” le escribió a su obispo.
“Ay de vosotros, escribas y fariseos, que miráis la paja en el ojo ajeno y no veis la viga en el vuestro”. Todos recordamos aquel chiste que se contaba en las fiestas de los pueblos. Llegó un obispo en visita pastoral e inspeccionando la casa rectoral donde vivía el arcipreste de aquel lugar no vio más que una cama grande de matrimonio. ¿ Cómo es eso, Dionisio que aquí hay únicamente un lecho para dos? Inquirió el prelado y don Dionisio con todo su candor le dijo: “No se preocupe su Ilustrísima. Ponemos una tabla entre medias de separación”. “¿Y qué hacen cuando viene la tentación?”. “Pues quitamos la tabla. No hay problema”.
 Hubertus Mynarek un cura alemán secularizado cuenta en su libro “eros y clero” la gran desbandada que se produjo en toda Europa después del concilio. Unos 400000 sacerdotes colgaron los hábitos. La causa principal, que la mayor parte no pudo atenerse a las leyes de la continencia. El celibato-declara Mynarek- contradice la ley natural. Engendrar, procrear  obedece al código genético de las hormonas del hombre pecador.  Pero la continencia impuesta a los sacerdotes-funcionarios es artificial. Una estipulación disciplinaria convencional. Concretamente el canon 2368 del Iuris Canonici.
Jesucristo nunca habló del sexo. Sólo condenó el pecado de escándalo y dijo que el que abandona al padre, a la madre o a la esposa para seguirle ganaría un puesto en el reino de los cielos.
Castrarse por amor a Cristo y en busca de la perfección es una virtud heroica asequible a muy pocos. El premio de los que abrazando la utopía andan a la procura del ideal. Sin embargo, la naturaleza humana siempre lastrará el peso de la carne. Únicamente suele llegar en la edad provecta. De ahí la sabia disposición de la primitiva de ordenar presbíteros a hombres de alguna edad. Es lo que significa “presbíteros” (ancianos) alguien que está más allá del circulo de las pasiones. Sólo se puede servir al altar con un corazón puro cuando haya pasado el ardor genésico. Por eso propongo en mi libro que aquellos seminaristas de entonces pero imbuidos de la juventud del salmo “Ad Deum qui laetificat juventutem meam” pudieran disfrutar de una alegre “vejentud”. Sería una manera de devolverles la dignidad y la honra que les arrebataron.

NO LO HAN QUERIDO RECONOCER

 La iglesia católica moderna no ha querido reconocerlo. Por lo que un voto de continencia a los 22 años en un varón normal representa muchos peligros. En el caso de los invertidos el sacerdocio siempre constituyó un paraguas bajo el que se esconden homofílicos, paidófilos, escribe Mynarek. Según este sacerdote alemán secularizado, el confesionario por desgracia no es el tribunal de la penitencia sino un rincón morboso donde se cuchichean asquerosidades y una garita desde la cual ciertos confesores han caído en el abominable pecado de la solicitación de sus confesadas. Conocí al penitenciario de una antigua colegiata española cuyas inquisiciones a sus penitentes sobre todo mujeres bordeaban la delectación morbosa. Porque decía que no se peca en el mismo grado contra el sexto mandamiento si tu novio te besa a rosca. La gravedad de materia depende de los centímetros de lengua que el ardoroso amante introduzca en la boca de su prójima y no es lo mismo un coito que se realiza quitándose el sostén y el camisón o el acto se realiza a pelo. Aquel confesor se sabía al dedillo el derecho canónigo pero sus procacidades asustaban a muchas de sus pupilas. Para evitar el asqueroso morbo que ofenden a la dignidad de una mujer no sería mala cosa que el sacramento de la confesión fuese administrado por diaconisas que sólo podrían absolver a mujeres. De la misma manera que un policía masculino no cachea a una presunta delincuente, tarea que suele realizarse por policías del genero femenino así grandes males ocasionados en el confesionario podrían evitarse si los varones “descargan el saco” con sacerdotes y las mujeres con diaconizas. Ese cajón ha servido no pocas veces en lugar de solicitación y del reclinatorio a la cama. Los curas polacos para los que el celibato nunca representó gran problema ya que en aquel país muchas señoras tienen a gala acostarse con un sacerdote y darle un hijo aunque sea bastardo había tres palabras que orientaban la vida de un párroco koreck (el tapón de la botella) woreck (los dineros del cepillo) y rozporek (mujeres y sexo).

TRAUMAS

Estas deficiencias en la orientación sexual y psicológica desencadenarían verdaderos traumas en el alma de los que se educaron en colegios religiosos o seminarios: complejos de culpa, hipertrofia, inseguridades de todo tipo, una espiritualidad ñoña a fuer de ridícula, borracheras místicas –no pocos de aquellos ex no pudieron superarlos y se dieron al alcohol- neurosis eclesiógenas emanadas de la formación recibida en el que la desviación del instinto generó válvulas de sustitución, señala Mynarek.
Las heridas dejaron una cicatriz indeleble. Y todo por esa obsesión sexual que fue el caldo de cultivo de la mariconería en estos institutos de formación religiosa. Un espacio cerrado con muchos adolescentes a los que les explotan las neuronas y sus torrentes sanguíneos son un mar de testosterona al faltar la hembra sienten la atracción efébica. Es un hecho natural e insoslayable. En la iglesia antigua, dice el autor, se desconocían tales aberraciones que son endémicas en la iglesia actual. Y es que los cánones referentes al celibato nunca se incoaron hasta el Concilio de Trento y aún así la norma fue trasgredida abondo por muchos cleritos. De la masturbación y el onanismo mejor no hablar.

SINEISACTENTUM
 En la iglesia primitiva, la hispano visigótica, la merovingia y la irlandesa los sacerdotes no eran solteros y hasta los monjes del desierto  para aplacar el ardor de los sentidos, para no volverse locos y dejar la vida eremita practicaban una especie de amor platónico el sineisactentum que consistía en permitir que una mujer les visitase en la cueva siendo su compañera espiritual. San Jerónimo por ejemplo vivía con una amiga. San Frutos se santificó en la Pedriza segoviana en compañía de su hijo Valentin y su esposa Engracia. Hasta la fundación de Montecasino y la llegada de los benedictinos en toda la cristiandad los monasterios eran mixtos. Ocurrió en los cenobios asturianos y de las Batuecas de rito hispano mozárabe como en Liébana, Prámaro en San Martín de Luiña, San Martín de Oscos, Pravia y todos los del “asturianum conventum”. Y se mantienen aun hoy en Rusia que mantiene comunidades de orantes bastante florecientes y algunas son mixtas. Y es que el cristianismo no es o no debe ser un asunto de enaguas o de problemas de bragueta. Ahora bien en sus prevenciones antifeministas – a la mujer no se la empezó a dar importancia hasta el Renacimiento, los judíos y los griegos decían que la mujer carecía de alma- acuñado en la máxima escolástica mulieri non est credendum, la Iglesia egoísta y sabiamente se curó en salud y se libró de no pocos pleitos al alejarlas del altar.
 San Pablo el fundador de todo esto mandaba callarlas en la sinagoga, Taceat mulier en synagoga. Hablaba entonces el apóstol como un hebreo helenizante.
¡Ay Eva! Por ti entró el pecado en el mundo y ahí tenemos al padre Danielou eminente teólogo que sufrió un infarto el año 1974 cuando subía las escaleras de una casa de cita en el barrio de Pigalle. O al papa León IX que murió “on the job” como dicen los ingleses. Casados o solteros la cosa no tiene enmienda. Sólo nos salvará el amor. El amor de Cristo. Eso es lo único importante.  En esta tesis que le llevó a la justificación por la fe Lutero tampoco andaba muy descaminado de la verdad. Ojalá hubiese sido italiano en vez de  un alemanote de genio diabólico

benedicto xvi peregrina a canossa

CONTRA EL CELIBATO Y EL ESCÁNDALO

Una nueva peregrinación a Canosa. El Papa viaja a Alemania y en Erfurt patria de Lutero se reúne con el gran imán y el gran rabino, abraza al obispo protestante. Ah Lutero un fraile genial que en su crítica al papado en sus 99 tesis hincadas a las puertas nieladas de la catedral de Wittemberg la “clavó” pero estaba poseído del diablo. Su rebelión hizo correr la sangre por los campos de batallas de Europa en absurdas guerras de religión. Era verdad: la primacía del obispo de Roma era un convencionalismo y como tal no está en los Santos Evangelios. Obedeció a las exigencias políticas de Carlomagno fundador del Sacro Imperio. San Juan de Letrán era una corte pagana donde pululaban cardenales simoníacos y de donde venían los bulderos a predicar las Indulgencias. Con dinero podía comprarse vida eterna. Roma nido de efebos y de meretrices. Este agustino imbuido de esa soberbia típica de los eclesiástico, ese corazón de piedra ante las miserias humanas, llevaba razón en el fondo. Erró en las formas. Desnudó los altares y obnubilado por las epístolas de San Pablo quiso reformar la Iglesia a palo seco. Nuda Escritura. No sabía que el depósito de la fe es obra de la tradición, de los cantos, de la belleza, de la arquitectura, de los misales, de las epactas y de los ornamentos.

CATALINA BORA

 Sin misterio no hay religión. Creía que Dios era alemán y al introducir la lengua vernácula en el ritual el protestantismo ganó eficiencia pero perdió universalidad. Hoy arde en el infierno en compañía de Catalina Bora la monja a la que amó y otros heresiarcas: Calvino, Zwinglio, Enrique VIII. Alemania otra vez. Los españoles mandamos nuestros tercios a Flandes y con nuestra sangre bajo el cetro y la espada de Cesar efundimos con generosidad nuestra sangre para defender al papa de las rapacidades del elector de Sajonia y aquellos malditos frailes. Pero Lutero puso el dedo en la llaga. Su orgullo le obnubiló, desconocía que había otra Iglesia legitima heredera de los apóstoles que cantaba los kyries en Constantinopla y el turco la degolló. El heresiarca de Erfurt fue demasiado lejos. Hoy esa Iglesia que está viva en Rusia, en el Este y en todo oriente medio puede ser la salvación de una Roma que acusa el pavor de la deserción, de los seminarios vacíos, las feligresías que menguan y de los jóvenes alejados de la Iglesia, aparte de los escándalos sexuales que vamos a tratar aquí y que abordo en mi libro “Seminario vacío: los pecados mortales de la Iglesia”. Creo que la primera autoridad del catolicismo me está dando la razón.
 La solución no está en la infalibilidad papal, el dogmatismo, sino la vuelta al episcopado, la dirección colegiada, la renovación litúrgica y un acto de contrición. Volver a la sencillez y grandeza del Credo Niceo. Nuestro símbolo de la fe. Suprimir las conferencias episcopales y resucitar el concilio o los sinodales magistral fórmula de administración jurídico que los ortodoxos conservan al igual que la liturgia en todo su esplendor y de símbolos sacramentales. Un regreso al protestantismo o la vuelta a la sinagoga que han preconizado los dos últimos obispos de Roma puede ser un germen de destrucción ocasionada por la macrocefalia (una cabeza muy grande y un cuerpo pequeñito y menguante) y es que la Iglesia romana se ha politizado en demasía. Ama demasiado el poder desde el culto a la personalidad, del rebozo mediático y el afán de dineros.

CORRUPTELAS

 Nunca habla de Jesucristo este pontífice, aunque en sus discursos de vez en cuando suelta caer la palabra dios. ¿Es el bueno de Benedicto 16 un panteísta? Tampoco ni una mera alusión ni de pasada a los escándalos- en Alemania fueron una plaga ocasiónate de la gran desbandada precisamente cuando Ratzinger era arzobispo de Colonia- de los delitos sexuales:Corrupción de menores, homofilia ni al celibato eclesial que es la asignatura pendiente del clero romano. Que estigmatizaron a mucha gente, dejaron tarados de por vida a no pocos seminaristas y monaguillos, sembraron el dolor y la tristeza en infinidad de familias y fueron circunstancia desencadenante de adulterios y de gestaciones interrumpidas por parte de los clérigos y sus coimas. La jerarquía a este respecto barrió debajo de la alfombra y utilizó la táctica del ocultamiento y del “hush up”. Cuando el cura tenía un lío con una feligresa, sodomizaba al sacristán o le bajaba las bragas en la sacristía a una monja el obispo sencillamente se limitaba a mandar al interfecto a otra parroquia. La soberbia, la hipocresía y la carencia de sentimientos y de escrúpulos, la poca delicadeza, han sido los pecados mortales de esta poderosa Iglesia tan poco acorde con las normas evangélicas. Por eso su fundador alternaba con publicanos y pecadores y detestaba a los piadosos a los que decían Señor, Señor y habló claro y tajante: “es más difícil que un rico entre en el Reino que un camello con dos jorobas pase por el ojo de una aguja”.

JERARCAS

De espaldas al Calvario los jerarcas siempre estuvieron de parte del Gran Poder. Al menos, en la edad media en muchas diócesis del Sacro Imperio se reclamaba a los curas un “impuesto de putas”. Todos los curas tenían moza y la famosa ama de llaves cumplía las funciones de mujer del párroco sin tener necesidad de pasar por la vicaria. Juan Ruiz arcipreste de Hita estuvo once años a la sombra en el penal eclesiástico de San Torcaz por alzarse contra la imposición celibataria que incoara un pontífice de Aviñon. “Monseñor, nos quita las buenas para que nos vayamos con las malas” le escribió a su obispo.
“Ay de vosotros, escribas y fariseos, que miráis la paja en el ojo ajeno y no veis la viga en el vuestro”. Todos recordamos aquel chiste que se contaba en las fiestas de los pueblos. Llegó un obispo en visita pastoral e inspeccionando la casa rectoral donde vivía el arcipreste de aquel lugar no vio más que una cama grande de matrimonio. ¿ Cómo es eso, Dionisio que aquí hay únicamente un lecho para dos? Inquirió el prelado y don Dionisio con todo su candor le dijo: “No se preocupe su Ilustrísima. Ponemos una tabla entre medias de separación”. “¿Y qué hacen cuando viene la tentación?”. “Pues quitamos la tabla. No hay problema”.
 Hubertus Mynarek un cura alemán secularizado cuenta en su libro “eros y clero” la gran desbandada que se produjo en toda Europa después del concilio. Unos 400000 sacerdotes colgaron los hábitos. La causa principal, que la mayor parte no pudo atenerse a las leyes de la continencia. El celibato-declara Mynarek- contradice la ley natural. Engendrar, procrear  obedece al código genético de las hormonas del hombre pecador.  Pero la continencia impuesta a los sacerdotes-funcionarios es artificial. Una estipulación disciplinaria convencional. Concretamente el canon 2368 del Iuris Canonici.
Jesucristo nunca habló del sexo. Sólo condenó el pecado de escándalo y dijo que el que abandona al padre, a la madre o a la esposa para seguirle ganaría un puesto en el reino de los cielos.
Castrarse por amor a Cristo y en busca de la perfección es una virtud heroica asequible a muy pocos. El premio de los que abrazando la utopía andan a la procura del ideal. Sin embargo, la naturaleza humana siempre lastrará el peso de la carne. Únicamente suele llegar en la edad provecta. De ahí la sabia disposición de la primitiva de ordenar presbíteros a hombres de alguna edad. Es lo que significa “presbíteros” (ancianos) alguien que está más allá del circulo de las pasiones. Sólo se puede servir al altar con un corazón puro cuando haya pasado el ardor genésico. Por eso propongo en mi libro que aquellos seminaristas de entonces pero imbuidos de la juventud del salmo “Ad Deum qui laetificat juventutem meam” pudieran disfrutar de una alegre “vejentud”. Sería una manera de devolverles la dignidad y la honra que les arrebataron.

NO LO HAN QUERIDO RECONOCER

 La iglesia católica moderna no ha querido reconocerlo. Por lo que un voto de continencia a los 22 años en un varón normal representa muchos peligros. En el caso de los invertidos el sacerdocio siempre constituyó un paraguas bajo el que se esconden homofílicos, paidófilos, escribe Mynarek. Según este sacerdote alemán secularizado, el confesionario por desgracia no es el tribunal de la penitencia sino un rincón morboso donde se cuchichean asquerosidades y una garita desde la cual ciertos confesores han caído en el abominable pecado de la solicitación de sus confesadas. Conocí al penitenciario de una antigua colegiata española cuyas inquisiciones a sus penitentes sobre todo mujeres bordeaban la delectación morbosa. Porque decía que no se peca en el mismo grado contra el sexto mandamiento si tu novio te besa a rosca. La gravedad de materia depende de los centímetros de lengua que el ardoroso amante introduzca en la boca de su prójima y no es lo mismo un coito que se realiza quitándose el sostén y el camisón o el acto se realiza a pelo. Aquel confesor se sabía al dedillo el derecho canónigo pero sus procacidades asustaban a muchas de sus pupilas. Para evitar el asqueroso morbo que ofenden a la dignidad de una mujer no sería mala cosa que el sacramento de la confesión fuese administrado por diaconisas que sólo podrían absolver a mujeres. De la misma manera que un policía masculino no cachea a una presunta delincuente, tarea que suele realizarse por policías del genero femenino así grandes males ocasionados en el confesionario podrían evitarse si los varones “descargan el saco” con sacerdotes y las mujeres con diaconizas. Ese cajón ha servido no pocas veces en lugar de solicitación y del reclinatorio a la cama. Los curas polacos para los que el celibato nunca representó gran problema ya que en aquel país muchas señoras tienen a gala acostarse con un sacerdote y darle un hijo aunque sea bastardo había tres palabras que orientaban la vida de un párroco koreck (el tapón de la botella) woreck (los dineros del cepillo) y rozporek (mujeres y sexo).

TRAUMAS

Estas deficiencias en la orientación sexual y psicológica desencadenarían verdaderos traumas en el alma de los que se educaron en colegios religiosos o seminarios: complejos de culpa, hipertrofia, inseguridades de todo tipo, una espiritualidad ñoña a fuer de ridícula, borracheras místicas –no pocos de aquellos ex no pudieron superarlos y se dieron al alcohol- neurosis eclesiógenas emanadas de la formación recibida en el que la desviación del instinto generó válvulas de sustitución, señala Mynarek.
Las heridas dejaron una cicatriz indeleble. Y todo por esa obsesión sexual que fue el caldo de cultivo de la mariconería en estos institutos de formación religiosa. Un espacio cerrado con muchos adolescentes a los que les explotan las neuronas y sus torrentes sanguíneos son un mar de testosterona al faltar la hembra sienten la atracción efébica. Es un hecho natural e insoslayable. En la iglesia antigua, dice el autor, se desconocían tales aberraciones que son endémicas en la iglesia actual. Y es que los cánones referentes al celibato nunca se incoaron hasta el Concilio de Trento y aún así la norma fue trasgredida abondo por muchos cleritos. De la masturbación y el onanismo mejor no hablar.

SINEISACTENTUM
 En la iglesia primitiva, la hispano visigótica, la merovingia y la irlandesa los sacerdotes no eran solteros y hasta los monjes del desierto  para aplacar el ardor de los sentidos, para no volverse locos y dejar la vida eremita practicaban una especie de amor platónico el sineisactentum que consistía en permitir que una mujer les visitase en la cueva siendo su compañera espiritual. San Jerónimo por ejemplo vivía con una amiga. San Frutos se santificó en la Pedriza segoviana en compañía de su hijo Valentin y su esposa Engracia. Hasta la fundación de Montecasino y la llegada de los benedictinos en toda la cristiandad los monasterios eran mixtos. Ocurrió en los cenobios asturianos y de las Batuecas de rito hispano mozárabe como en Liébana, Prámaro en San Martín de Luiña, San Martín de Oscos, Pravia y todos los del “asturianum conventum”. Y se mantienen aun hoy en Rusia que mantiene comunidades de orantes bastante florecientes y algunas son mixtas. Y es que el cristianismo no es o no debe ser un asunto de enaguas o de problemas de bragueta. Ahora bien en sus prevenciones antifeministas – a la mujer no se la empezó a dar importancia hasta el Renacimiento, los judíos y los griegos decían que la mujer carecía de alma- acuñado en la máxima escolástica mulieri non est credendum, la Iglesia egoísta y sabiamente se curó en salud y se libró de no pocos pleitos al alejarlas del altar.
 San Pablo el fundador de todo esto mandaba callarlas en la sinagoga, Taceat mulier en synagoga. Hablaba entonces el apóstol como un hebreo helenizante.
¡Ay Eva! Por ti entró el pecado en el mundo y ahí tenemos al padre Danielou eminente teólogo que sufrió un infarto el año 1974 cuando subía las escaleras de una casa de cita en el barrio de Pigalle. O al papa León IX que murió “on the job” como dicen los ingleses. Casados o solteros la cosa no tiene enmienda. Sólo nos salvará el amor. El amor de Cristo. Eso es lo único importante.  En esta tesis que le llevó a la justificación por la fe Lutero tampoco andaba muy descaminado de la verdad. Ojalá hubiese sido italiano en vez de  un alemanote de genio diabólico

benedicto xvi peregrina a canossa

CONTRA EL CELIBATO Y EL ESCÁNDALO

Una nueva peregrinación a Canosa. El Papa viaja a Alemania y en Erfurt patria de Lutero se reúne con el gran imán y el gran rabino, abraza al obispo protestante. Ah Lutero un fraile genial que en su crítica al papado en sus 99 tesis hincadas a las puertas nieladas de la catedral de Wittemberg la “clavó” pero estaba poseído del diablo. Su rebelión hizo correr la sangre por los campos de batallas de Europa en absurdas guerras de religión. Era verdad: la primacía del obispo de Roma era un convencionalismo y como tal no está en los Santos Evangelios. Obedeció a las exigencias políticas de Carlomagno fundador del Sacro Imperio. San Juan de Letrán era una corte pagana donde pululaban cardenales simoníacos y de donde venían los bulderos a predicar las Indulgencias. Con dinero podía comprarse vida eterna. Roma nido de efebos y de meretrices. Este agustino imbuido de esa soberbia típica de los eclesiástico, ese corazón de piedra ante las miserias humanas, llevaba razón en el fondo. Erró en las formas. Desnudó los altares y obnubilado por las epístolas de San Pablo quiso reformar la Iglesia a palo seco. Nuda Escritura. No sabía que el depósito de la fe es obra de la tradición, de los cantos, de la belleza, de la arquitectura, de los misales, de las epactas y de los ornamentos.

CATALINA BORA

 Sin misterio no hay religión. Creía que Dios era alemán y al introducir la lengua vernácula en el ritual el protestantismo ganó eficiencia pero perdió universalidad. Hoy arde en el infierno en compañía de Catalina Bora la monja a la que amó y otros heresiarcas: Calvino, Zwinglio, Enrique VIII. Alemania otra vez. Los españoles mandamos nuestros tercios a Flandes y con nuestra sangre bajo el cetro y la espada de Cesar efundimos con generosidad nuestra sangre para defender al papa de las rapacidades del elector de Sajonia y aquellos malditos frailes. Pero Lutero puso el dedo en la llaga. Su orgullo le obnubiló, desconocía que había otra Iglesia legitima heredera de los apóstoles que cantaba los kyries en Constantinopla y el turco la degolló. El heresiarca de Erfurt fue demasiado lejos. Hoy esa Iglesia que está viva en Rusia, en el Este y en todo oriente medio puede ser la salvación de una Roma que acusa el pavor de la deserción, de los seminarios vacíos, las feligresías que menguan y de los jóvenes alejados de la Iglesia, aparte de los escándalos sexuales que vamos a tratar aquí y que abordo en mi libro “Seminario vacío: los pecados mortales de la Iglesia”. Creo que la primera autoridad del catolicismo me está dando la razón.
 La solución no está en la infalibilidad papal, el dogmatismo, sino la vuelta al episcopado, la dirección colegiada, la renovación litúrgica y un acto de contrición. Volver a la sencillez y grandeza del Credo Niceo. Nuestro símbolo de la fe. Suprimir las conferencias episcopales y resucitar el concilio o los sinodales magistral fórmula de administración jurídico que los ortodoxos conservan al igual que la liturgia en todo su esplendor y de símbolos sacramentales. Un regreso al protestantismo o la vuelta a la sinagoga que han preconizado los dos últimos obispos de Roma puede ser un germen de destrucción ocasionada por la macrocefalia (una cabeza muy grande y un cuerpo pequeñito y menguante) y es que la Iglesia romana se ha politizado en demasía. Ama demasiado el poder desde el culto a la personalidad, del rebozo mediático y el afán de dineros.

CORRUPTELAS

 Nunca habla de Jesucristo este pontífice, aunque en sus discursos de vez en cuando suelta caer la palabra dios. ¿Es el bueno de Benedicto 16 un panteísta? Tampoco ni una mera alusión ni de pasada a los escándalos- en Alemania fueron una plaga ocasiónate de la gran desbandada precisamente cuando Ratzinger era arzobispo de Colonia- de los delitos sexuales:Corrupción de menores, homofilia ni al celibato eclesial que es la asignatura pendiente del clero romano. Que estigmatizaron a mucha gente, dejaron tarados de por vida a no pocos seminaristas y monaguillos, sembraron el dolor y la tristeza en infinidad de familias y fueron circunstancia desencadenante de adulterios y de gestaciones interrumpidas por parte de los clérigos y sus coimas. La jerarquía a este respecto barrió debajo de la alfombra y utilizó la táctica del ocultamiento y del “hush up”. Cuando el cura tenía un lío con una feligresa, sodomizaba al sacristán o le bajaba las bragas en la sacristía a una monja el obispo sencillamente se limitaba a mandar al interfecto a otra parroquia. La soberbia, la hipocresía y la carencia de sentimientos y de escrúpulos, la poca delicadeza, han sido los pecados mortales de esta poderosa Iglesia tan poco acorde con las normas evangélicas. Por eso su fundador alternaba con publicanos y pecadores y detestaba a los piadosos a los que decían Señor, Señor y habló claro y tajante: “es más difícil que un rico entre en el Reino que un camello con dos jorobas pase por el ojo de una aguja”.

JERARCAS

De espaldas al Calvario los jerarcas siempre estuvieron de parte del Gran Poder. Al menos, en la edad media en muchas diócesis del Sacro Imperio se reclamaba a los curas un “impuesto de putas”. Todos los curas tenían moza y la famosa ama de llaves cumplía las funciones de mujer del párroco sin tener necesidad de pasar por la vicaria. Juan Ruiz arcipreste de Hita estuvo once años a la sombra en el penal eclesiástico de San Torcaz por alzarse contra la imposición celibataria que incoara un pontífice de Aviñon. “Monseñor, nos quita las buenas para que nos vayamos con las malas” le escribió a su obispo.
“Ay de vosotros, escribas y fariseos, que miráis la paja en el ojo ajeno y no veis la viga en el vuestro”. Todos recordamos aquel chiste que se contaba en las fiestas de los pueblos. Llegó un obispo en visita pastoral e inspeccionando la casa rectoral donde vivía el arcipreste de aquel lugar no vio más que una cama grande de matrimonio. ¿ Cómo es eso, Dionisio que aquí hay únicamente un lecho para dos? Inquirió el prelado y don Dionisio con todo su candor le dijo: “No se preocupe su Ilustrísima. Ponemos una tabla entre medias de separación”. “¿Y qué hacen cuando viene la tentación?”. “Pues quitamos la tabla. No hay problema”.
 Hubertus Mynarek un cura alemán secularizado cuenta en su libro “eros y clero” la gran desbandada que se produjo en toda Europa después del concilio. Unos 400000 sacerdotes colgaron los hábitos. La causa principal, que la mayor parte no pudo atenerse a las leyes de la continencia. El celibato-declara Mynarek- contradice la ley natural. Engendrar, procrear  obedece al código genético de las hormonas del hombre pecador.  Pero la continencia impuesta a los sacerdotes-funcionarios es artificial. Una estipulación disciplinaria convencional. Concretamente el canon 2368 del Iuris Canonici.
Jesucristo nunca habló del sexo. Sólo condenó el pecado de escándalo y dijo que el que abandona al padre, a la madre o a la esposa para seguirle ganaría un puesto en el reino de los cielos.
Castrarse por amor a Cristo y en busca de la perfección es una virtud heroica asequible a muy pocos. El premio de los que abrazando la utopía andan a la procura del ideal. Sin embargo, la naturaleza humana siempre lastrará el peso de la carne. Únicamente suele llegar en la edad provecta. De ahí la sabia disposición de la primitiva de ordenar presbíteros a hombres de alguna edad. Es lo que significa “presbíteros” (ancianos) alguien que está más allá del circulo de las pasiones. Sólo se puede servir al altar con un corazón puro cuando haya pasado el ardor genésico. Por eso propongo en mi libro que aquellos seminaristas de entonces pero imbuidos de la juventud del salmo “Ad Deum qui laetificat juventutem meam” pudieran disfrutar de una alegre “vejentud”. Sería una manera de devolverles la dignidad y la honra que les arrebataron.

NO LO HAN QUERIDO RECONOCER

 La iglesia católica moderna no ha querido reconocerlo. Por lo que un voto de continencia a los 22 años en un varón normal representa muchos peligros. En el caso de los invertidos el sacerdocio siempre constituyó un paraguas bajo el que se esconden homofílicos, paidófilos, escribe Mynarek. Según este sacerdote alemán secularizado, el confesionario por desgracia no es el tribunal de la penitencia sino un rincón morboso donde se cuchichean asquerosidades y una garita desde la cual ciertos confesores han caído en el abominable pecado de la solicitación de sus confesadas. Conocí al penitenciario de una antigua colegiata española cuyas inquisiciones a sus penitentes sobre todo mujeres bordeaban la delectación morbosa. Porque decía que no se peca en el mismo grado contra el sexto mandamiento si tu novio te besa a rosca. La gravedad de materia depende de los centímetros de lengua que el ardoroso amante introduzca en la boca de su prójima y no es lo mismo un coito que se realiza quitándose el sostén y el camisón o el acto se realiza a pelo. Aquel confesor se sabía al dedillo el derecho canónigo pero sus procacidades asustaban a muchas de sus pupilas. Para evitar el asqueroso morbo que ofenden a la dignidad de una mujer no sería mala cosa que el sacramento de la confesión fuese administrado por diaconisas que sólo podrían absolver a mujeres. De la misma manera que un policía masculino no cachea a una presunta delincuente, tarea que suele realizarse por policías del genero femenino así grandes males ocasionados en el confesionario podrían evitarse si los varones “descargan el saco” con sacerdotes y las mujeres con diaconizas. Ese cajón ha servido no pocas veces en lugar de solicitación y del reclinatorio a la cama. Los curas polacos para los que el celibato nunca representó gran problema ya que en aquel país muchas señoras tienen a gala acostarse con un sacerdote y darle un hijo aunque sea bastardo había tres palabras que orientaban la vida de un párroco koreck (el tapón de la botella) woreck (los dineros del cepillo) y rozporek (mujeres y sexo).

TRAUMAS

Estas deficiencias en la orientación sexual y psicológica desencadenarían verdaderos traumas en el alma de los que se educaron en colegios religiosos o seminarios: complejos de culpa, hipertrofia, inseguridades de todo tipo, una espiritualidad ñoña a fuer de ridícula, borracheras místicas –no pocos de aquellos ex no pudieron superarlos y se dieron al alcohol- neurosis eclesiógenas emanadas de la formación recibida en el que la desviación del instinto generó válvulas de sustitución, señala Mynarek.
Las heridas dejaron una cicatriz indeleble. Y todo por esa obsesión sexual que fue el caldo de cultivo de la mariconería en estos institutos de formación religiosa. Un espacio cerrado con muchos adolescentes a los que les explotan las neuronas y sus torrentes sanguíneos son un mar de testosterona al faltar la hembra sienten la atracción efébica. Es un hecho natural e insoslayable. En la iglesia antigua, dice el autor, se desconocían tales aberraciones que son endémicas en la iglesia actual. Y es que los cánones referentes al celibato nunca se incoaron hasta el Concilio de Trento y aún así la norma fue trasgredida abondo por muchos cleritos. De la masturbación y el onanismo mejor no hablar.

SINEISACTENTUM
 En la iglesia primitiva, la hispano visigótica, la merovingia y la irlandesa los sacerdotes no eran solteros y hasta los monjes del desierto  para aplacar el ardor de los sentidos, para no volverse locos y dejar la vida eremita practicaban una especie de amor platónico el sineisactentum que consistía en permitir que una mujer les visitase en la cueva siendo su compañera espiritual. San Jerónimo por ejemplo vivía con una amiga. San Frutos se santificó en la Pedriza segoviana en compañía de su hijo Valentin y su esposa Engracia. Hasta la fundación de Montecasino y la llegada de los benedictinos en toda la cristiandad los monasterios eran mixtos. Ocurrió en los cenobios asturianos y de las Batuecas de rito hispano mozárabe como en Liébana, Prámaro en San Martín de Luiña, San Martín de Oscos, Pravia y todos los del “asturianum conventum”. Y se mantienen aun hoy en Rusia que mantiene comunidades de orantes bastante florecientes y algunas son mixtas. Y es que el cristianismo no es o no debe ser un asunto de enaguas o de problemas de bragueta. Ahora bien en sus prevenciones antifeministas – a la mujer no se la empezó a dar importancia hasta el Renacimiento, los judíos y los griegos decían que la mujer carecía de alma- acuñado en la máxima escolástica mulieri non est credendum, la Iglesia egoísta y sabiamente se curó en salud y se libró de no pocos pleitos al alejarlas del altar.
 San Pablo el fundador de todo esto mandaba callarlas en la sinagoga, Taceat mulier en synagoga. Hablaba entonces el apóstol como un hebreo helenizante.
¡Ay Eva! Por ti entró el pecado en el mundo y ahí tenemos al padre Danielou eminente teólogo que sufrió un infarto el año 1974 cuando subía las escaleras de una casa de cita en el barrio de Pigalle. O al papa León IX que murió “on the job” como dicen los ingleses. Casados o solteros la cosa no tiene enmienda. Sólo nos salvará el amor. El amor de Cristo. Eso es lo único importante.  En esta tesis que le llevó a la justificación por la fe Lutero tampoco andaba muy descaminado de la verdad. Ojalá hubiese sido italiano en vez de  un alemanote de genio diabólico

domingo, 18 de septiembre de 2011

Radio Cristiandad. vATICANO MACHACA LEFEVRISTAS CON MUY POCA CARIDAD

RADIO CRISTIANDAD LA SOLEDAD DE LA PROFECÍA




Recibo un correo de esta emisora en el que pondera la cultura y buen dominio del lenguaje de mis posts. Gracias, amigos.

Uno no está acostumbrado a las dulzuras de la zanahoria. Más bien a los quebrantos del garrote. A la soledad, al ostracismo interior, a este silencio de los profetas que esparcen voces por el desierto. Esa incomprensión, esa sordina en que nos tienen y el mutismo en que nos inmergen y nos mandan al destierro es el peor de los garrotes.

En el blog de Radio cristiandad leo un hermoso sermón sobre la incomprensión en que que mantuvo el pueblo de Israel a sus profetas. A Jeremías le sacaron los ojos. A Isaías lo dilapidaron y a Elías lo derrocaron por un precipicio. Quisieron los ángeles bajar en su ayuda y se lo llevaron al cielo en compañía de su diácono Eliseo de donde vendrá al final de los tiempos.

Sin embargo, y con todos mis respetos para con estos hermanos que se esfuerzan por esparcir la nueva buena y extender el reinado de Cristo un cristo que asusta y al que parecen odiar los globales pero que está ahí y permanecerá en la historia, alfa y omega de todos los ciclos, puerta de entrada y salida del devenir humano, y que han sufrido persecución por la justicia a golpe de anatemas vaticanos y de respices por decir la verdad: el Concilio Vaticano II por buenas que fueran sus intenciones ha llevado a la SRI a un auto-holocausto del depósito de la fe, el dogma anda por los suelos, los fieles se alejan de los sacramentos, no soy un lefrevista. Desde luego, hay que volver al latín y a una liturgia que en mi país, España, encuentra un acervo de tradiciones mayores.

La fe no entra por los ojos ni por la inteligencia sino por el oído – fides ex auditu- y por el corazón. La iglesia tiene que volver a la magia de lo inefable. A la eucaristía que es misterica y nos lleva a comprender el dogma de la trinidad. En occidente nos ha ganado la partida la verborrea y muchos no han sabido entender algo muy simple: nuestra religión se basa en el amor, la caridad, el culto a la belleza que le viene de la tradición. Por eso nos eleva.

Y no la toquéis más que así es la rosa, decía una gran poeta por estos pagos. Todo lo demás se nos dará por añadidura. Peccavimus. Somos pecadores.

Pero los pecados mayores se ocultan en la gran prevaricación y apostasía general de la jerarquía cuya denuncia a los que hemos sentido la llamada nos cuesta el descrédito, el muro de silencio que contornea nuestras vidas cuando no el linchamiento moral por parte de aquellos que creíamos que estaban con nosotros.

No obstante lo cual me siento orgulloso de haber dado a la estampa “Seminario Vacío”. Es un canto de amor a la iglesia y una critica y una pequeña obra de arte, según me dijo un amigo. Suerte, hermanos de la Hermandad de San Pío. Xristós vaskriese. Cristo ha resucitado de entre los muertos. Estará con nosotros. Nunca lo olvidéis.

viernes, 16 de septiembre de 2011

LOS BELLOS PECADOS MORTALES DE JUAN PABLO II

WOJTYLA PADRE DE VARIOS HIJOS NATURALES?

Leo en un periódico checo una noticia que me ha impresionado aunque no me sorprende: Juan Pablo II recién proclamado beato a toda prisa (un shotgun marriage  la vaticana, un lobby importante quiso subirlo a las altares a toda prisa) FUE PAPÁ DOS O TRES VECES y Papa una. El New York Post lo recuerdo como si fuese ahora mismo la tarde en que terminó el conclave de 1978 sacó un número especial en el que se afirmaba que Carlos Wojtyla estuvo casado y que al fallecer su mujer fue aplastado por un camión ruso, sobrevivió al accidente y decidió entrar en el seminario como vocación tardía. Se dedicaba al teatro y era un joven apuesto que caía bien a las mujeres. Las polacas católicas a machamartillo pero muchas se muestran muy orgullosas de haber dormido con un cura. Allá el clero tiene mucho sex appeal o mucho poder, lo que es igual. Los biografos y hagiógrafos pasan como de puntillas sobre este periodo de la infancia y la juventud del que habría de alcanzar el cardenalato, la tiara y que acaba de ser proclamado beato. Una canonización política a todas luces en la que ni entramos ni salimos pero deja en evidencia algunos planteamientos eclesiales sobre el celibato sacerdotal y las cuestiones sexuales tabúes en la jerarquía. La iglesia observa un doble rasero. Sus jerarcas se enrocan en la hipocresía y defienden la soltería de sus ministros. Se han producido grandes cambios en la SRI menos ese, según denuncio yo en mi libro “Seminario vacío: los pecados mortales de la iglesia” y el no reconocer a los hijos es un pecado gordísimo pero los penitenciarios hacen la vista gorda. Han sido muchos años de luchas y de escándalos. La doctrina fue fijada por primera en el concilio toledano de Elvira en el siglo V y vuelve a salir a la palestra en los sucesivos concilios lateranenses que celebró la curia romana en el siglo XII pero pocos la cumplían. Los obispos alemanes aprobaron una alcabala muy simpática al respecto. El tributo de la barragana clerical. Todos aquellos sacerdotes que se amancebaban con una o con dos habían de pagar al obispo un canon anual. Engordaron las rentas episcopales. El dominio de la concupiscencia suele llegar con la edad. Por eso en la iglesia apostólica sólo se permitía el acceso al altar a los presbíteros (es lo que quiere decir en griego presbítero, el veterano, el hombre de más edad) y es la idea que rebota por las páginas de mi novela. A los veintidós años la observancia de la continencia puede llevar al tarado mental o al obseso sexual. Hay algunos que ven en el celibato un beneficio a sabiendas del atractivo sexual que causan las sotanas entre las mujeres. Y si sólo fueran mujeres pase, porque la pederastia y el abuso de los efebos ha constituido una lacra de la iglesia católica. En los cabildos catedralicios las escolanías durante largo tiempo se escondió la lascivia de algunos tonsurados inclinados a la cáscara amarga. Ahora resulta que el anterior pontífice tuvo sus líos de faldas. Era un apuesto galán de cine. Tales devaneos no fueron óbice para que lo beatificaran por la vía rápida. La hipocresía y la soberbia son los pecados mortales de la Iglesia. Dios le haya perdonado. Claro que sería mucho pedir. Además la santidad no es un problema de bragueta sino de compromiso con la buena nueva pero que lo digan. Que lo reconozcan joder.

jueves, 15 de septiembre de 2011

MI LIBRO CAUSA FUROR. SEGOVIA, DESPIERTA

SEGOVIA SIEMPRE FUE MÁS MORA QUE JUDÍA. CARTA ABIERTA AL DIRECTOR DEL ADELANTADO DE SEGOVIA JESÚS MARTINEZ CALLE

Villafranca 15 septiembre 2011

Muy señor mío:
El viernes pasado en el restaurante el Claustro me cupo el honor de presentar mi novela Seminario vacío: los pecados mortales de la iglesia del que dará cuenta seguramente el diario de su digna dirección. Polémicas al margen, creo que el libro es un canto a Segovia la que desapareció con los cambios litúrgicos acaecidos y se esboza un posible esquema de recuperación para lo futuro: una iglesia más viva, más cerca del pueblo, con clérigos casados tal vez, una recuperación de la tradición que en la sede de San Hieroteo tiene un trazado hispano-visigótico y mozárabe obra de largos siglos de convivencia con las otras dos religiones del libro aunque sin renunciar nunca jamás a la verdad de Jesucristo. Pero los encastillamientos son malos. La verdad es que a raíz de mis años en Nueva York a mí siempre me preocupó el tema judío y en incontables escritos, artículos y reportajes traté de escudriñar la gran influencia hebrea. Sitios como la judería vieja del Arco del Socorro donde nací y que tanto impresiona a los israelíes por su buena conservación. Ello fue mérito de los alcaldes segovianos y de la Dirección General de Bellas Artes institución del anterior régimen hoy fenecida. Yo tambien he escrito un libro realista y nada propagandístico que se titula Franco y Sefarad ¿un amor secreto? El asunto es para muchos hoy tabú pero en ese texto presenté pruebas y conclusiones (el origen sefardí de la familia Franco; su ayuda a los hebreos perseguidos en la Europa del Este que respondió a una iniciativa oficial no privada de los embajadores destacados en naciones bajo la esfera alemana; y la importancia que tuvo la comunidad judía en ciudades españoles como Segovia, Tudela, Hervás, Bejar, Toledo, Córdoba etc, sin embargo, a partir del siglo XIII acontece una conversión en masa de miembros de esta comunidad que determinó la forma del catolicismo español, muchos de los conversos, gente de letras y leyes abrazaron la vida religiosa) es un hecho incontrovertible. No cabe marcha atrás. La historia avanza rápidamente y no se pueden retroceder las agujas del reloj a 1410 o a 1492. esta idea ha sido refrendada por historiadores tan eminentes como Poliakov o Netanyahu. Ciertamente las relaciones de los judíos y los criptojudíos con el cristianismo de suyo fueron problemáticas. Habría que observarla desde la distancia aunque siendo nuestro país un pueblo singularmente pendular puede ocurrir lo de siempre delante de los curas con el incensario o detrás de ellos con el vergajo. Eso ocurre tambien con los hijos de Moisés, de los que hemos heredado su vehemencia, su tenacidad y su alto nivel intelectual que busca la excelencia. De la demonización de los judíos se ha pasado a una divinización. Es lógico. Tienen mucho poder. Hoy desde América el lobby israelita gobierna el mundo. Esto lo critico en mis libros. Este apasionamiento nos puede inducir a errores como decir que la famosa adafina que asimilaron los de la diáspora de los romanos es hebrea. Nuestra olla podrida, nuestro cocido con garbanzos y el tocino estaban registrados en las recetas de los banquetes de Lúculo. Los judíos sustituyeron el cerdo o “sus” de las legiones romanas por berenjenas y la vaca carne llamada trufa o “kosher”. Tambien me preocupa la descristianización creciente y el odio a Jesús predicado por los talmúdicos durante generaciones. Eso para mí sacar las cosas de quicio y así lo expreso en mi libro. La impronta judía siendo poderosa no es tan perceptible pese a quien pese en Segovia como la de los musulmanes. Ellos eran los que trabajaban, los albañiles, los huertanos, los alarifes y alfayates, los agricultores.
 Por ejemplo, el esgrafiado que ostenta el enlucido de muchos edificios segovianos se debe a maestros que practicaban la religión de Alá y enterraban a sus muertos en el osario o macabar orientados por la quibla que miraba a la Mecca. La mayor parte de las iglesias románicas de la ciudad erigidas con ladrillo visto fueron obra suya. Eran los currantes. En el siglo XII después de la batalla de Jaén Alfonso VII el Emperador repobló nuestros sexmos con estos peones andaluces primero como esclavos pero que se amoldaron a nuestros pueblos y fueron manumitidos o libertos. ¿Qué herencia nos dejaron? Algunos rasgos étnicos como la tez morena, la piel curtida, los ojos negros. En mi pueblo de Fuentesoto en mi infancia las mujeres iban tapadas con un almaizar que les cubría el rostro y las sayas les llegaban hasta los pies. La fundación de Segovia es celta por la toponimia sego. Luego vino Roma, un sacerdote de Júpiter con el arúspice auscultaron el vuelo de las aves, comprobaron la calidad del aire y la pureza de las aguas y se procedió a la “nuncupatio” pronunciamiento o conjuro sobre la piedra basal. Ellos nos legaron el acueducto y la primera muralla que protegía a la ciudadela construida con un trazado en línea recta: el cardus mirando al norte y el decumano o décimo porque los campamentos romanos contaban de diez cuadras o manzanas orientación al Este.  En el centro estaba el foro. Esto puede observarse por ejemplo en Complutum (Alcalá) o en León. Almanzor aparte de derribar el acueducto le dio a la ciudad una estructura árabe que posee varios núcleos o harat. Se levanta una medina, surge una mezquita, otra medina y otra mezquita. Segovia estaba estructurada en catorce barrios o en catorce harat. En el arrabal de San Lorenzo y en San Millán las torres de sus respectivas iglesias tienen toda la pinta de haber sido antes minaretes. Han desaparecido los “haman” o baños públicos y también las madrazas pero Almanzor dio una estructura árabe a la muralla romana a base de cubos o de torres albarranas con sus respectivos adarves (darb) ante el foso. Las mezquitas fueron transformadas en iglesias con la Reconquista. Debió de haber diez o doce. De sinagogas se computan dos. Una cerca de las escalerillas de San Roque y otra en el convento del Corpus. Eran sin embargo edificios mucho más simples y menos suntuosos que las mezquitas. Que duda cabe que para un cristiano como yo causa cierto desasosiego pensar que San Millán donde fue bautizado el que se suscribe sea devuelto a sus antiguos moradores para culto islámico o que se entronice en el convento del Corpus el menorah o candelabro de los siete brazos. Antes muerta que sencilla como dice el cantar. En parte sería volver a las andadas y uno ha leído don Claudio Sánchez Albornoz el cual no se anda con zarandajas en punto a panfilias. Aquellos ocho siglos no fueron un tiempo de besos y abrazos sino de guerra sin cuartel,  crudérrima lucha. Con todo hubo periodos de avenencia y de cierto sosiego siempre que no aparecieran por el sur el alfanje fundamentalista  almohade y almorávide. Cuando tocaba a arrebato la trompeta de la algarada y venía la aceifa o la razzia esgrimiendo la Media Luna. El antisemitismo entre nosotros siempre se refiere más a los judíos que eran los poderosos, los que sabían, los que tenían el dinero, lo prestaban en usura y solían tener vara alta entre la realeza que los protegía. Su expulsión tuvo un origen económico. Tal vez las envidias pero quedan poco testimonios acerca de cuantos fueron al exilio. La única referencia es la del cura de los Palacios. A los moros se los ha mirado con más benevolencia. La proscripción de los moriscos no llega hasta 1609 y tiene un carácter militar aparte de religioso. Las acechanzas de los piratas berberiscos levantinos. Los islamistas gente aguerrida se sublevaron y el resultado fue la guerra de las Alpujarras. Ahora han regresado. Ya están aquí todos. Suum cuique dice el adagio latino. O lo que es lo mismo juntos pero no revueltos. Ojalá este tenso y difícil nivel de convivencia alcanzado entre los tres credos se mantenga aunque no deja de ser un hecho inquietante para un cristiano. Si vuelven a hacerse fuertes los moros los católicos que no deseemos la aljamía tendremos que hacernos mozarabes y tal vez huir hacia el norte. ¿Será verdad que la historia no se repite, señor director? Vale