Tras el Alzamiento Nacional el PSOE, sus militantes, y los militantes de otras organizaciones de izquierda se vieron obligados a actuar con medidas  lógicas y evidentemente justificadas en el inicio de una guerra. Así las cosas, los rojos se dedicaron a quemar Iglesias: “ la primera Iglesia incendiada en Madrid, hacia las 5 de la tarde del día 18 de Julio, fue la de San Andrés”. Militantes de Acción Católica que salieron a defender la Iglesia fueron acribillados. “Del clero parroquial fueron asesinados el ecónomo Alfonso Sánchez, el teniente mayor Manuel López García, los coadjutores Francisco Pérez e Hilario Relaño y el colector  Jacinto Guerra”.
“En la mañana del domingo 19 de Julio se produjeron incendios a la salida de algunas Iglesias. En la de los Dominicos de la calle Torrijos  hubo muertos y heridos entre los feligreses… Tras el asalto a la Iglesia de El Salvador y San Nicolás, mataron al párroco y a cinco sacerdotes más”.
“La Iglesia ha beatificado como mártires, hasta el momento, a nueve religiosos asesinados el 20 de Julio de 1.936: tres carmelitas descalzos en Barcelona, un hermano de La Salle y dos hermanas de la Caridad en Madrid, más un salesiano en Sevilla.”
Merece especial mención, en estos días iniciales de la guerra el hijo de puta y mierda del Coronel Escobar de la Guardia Civil. Tropas partidarias del Alzamiento Nacional se refugian en el Convento de los Padres carmelitas de Barcelona. Están rodeados por cerca de 3.000 milicianos armados. Llega el Coronel  Escobar con la Guardia Civil y se suma a los milicianos. Abre negociaciones con los sitiados a los que se promete, evidentemente, respetar la vida si se rinden. Estos acceden a rendirse y a entregarse a la Guardia Civil. Cuando salen del Convento,  ante la pasividad del mierda del Coronel Escobar, son asesinados por los milicianos  el Coronel Lacasa, el Tte. Coronel Vicente Vázquez, el Comandante Antonio Rebolledo, los capitanes Claudio y Pedro Ponce de León y otros oficiales y soldados. Al Coronel Lacasa le cortaron la cabeza. Tres padres carmelitas sufrieron el martirio y fueron asesinados. El mierda del Coronel Escobar siguió sirviendo a la II República.
Es evidente que hechos como estos, al terminar la guerra, nunca debieron ser juzgados en forma alguna por el Régimen de Franco y a sus protagonistas debió ponérseles un pisito en la Sierra y dar un buen empleo.