LOS ALEMANES
España estuvo dividida en dos facciones
anglófilos y germanófilos aunque quizá convenga advertir que el pensamiento
francés si no hubiese existido Napoleón anima el sentir español. Pero nuestra
lengua se subyuga gloriosamente a la italiana. Es clara y rompedora como los
cielos toscanos. Hoy España moralmente
imita, simiesca, el modo de vida y el pensamiento norteamericanos. En la
actualidad los españoles sólo leen autores americanos e ingleses y moralmente
estamos siendo devastados por la fuerza del Imperio. El español al cual esto
del patriotismo siempre le trajo al pairo siempre va detrás del carro de los
vencedores. Los anticapitalistas de Podemos,
los separatistas catalanes y los cristeros vascuences hostias jesuitas a
puñados beben en fuentes intelectuales de California. Consumen productos
yanquis y las cadenas de TV emiten a todas seres abstrusos thrillers de
gángsteres o sitcoms neoyorquinos películas marca Hollywood con los eu el
españolito de a pie se emboba. Nos están lavando el coco. Nuestro idioma tan
castizo se entontece con idiotismos y frases hechas que son anglicismos. Ha
ácido, por dicho de eso, en desuso nuestro radiante diminutivo. Ya nadie dice
Gabrielillo. Llaman al niño asesinado por la negra malvada el “pequeño
Gabriel”: poor little boy.
A este paso la España en que reina y no se si
gobierna Felipe VI podría convertirse en estado asociado de la Unión junto con
Puerto Rico. Es pavoroso y esto me duele.
En ni juventud yo me pegaba con los grises y
me hice anglófilo. Soñaba en Albión como la arcadia feliz el reino de irás y no
volverás. Jauja. Nueve años en las Islas y cuatro en Nueva York transformaron
mi mente de tal forma que yo llegué a pensar en inglés. Escribo con prontitud
la lengua de Shakespeare que me parece más fácil que el castellano aunque menos
precisa. De suerte que procuro airear mis pensamientos en román paladino porque
en la vejez he renunciado a aquellos devaneos anglófilos del ayer. De manera
que Quevedo me resulta mucho más contundente que Shakespeare en el campo de la
expresión lingüística dicho sea sin alacridades chauvinistas.
Leo el
alemán, nunca lo hablaré. Su prosa me parece plúmbea aunque la poesía alemana
es excelente llega a las esencias Holdering, Heine. No existe en el mundo
idioma más musical que el de Mozart pero Wagner nos conduce sinfónicamente a la
hecatombe de las noches de la Walpurgis y por eso Alemania se considera por
muchos latinos un país peligroso.
La
elocuencia de Hitler me pareció inasequible. Brotaba, según dicen, cuando ese
hombre hablaba un poder hipnótico de su boca, taladraba a las multitudes con
los ojos. Dijo grandes verdades cuando formuló poco antes de suicidarse en la
cancillería que la vida bajo el dominio de los judíos conduciría al mundo a un
tiempo nuevo de esclavitud tecnológica. Orwell y Huxley y los utópicos
corroboran esta afirmación. Sin embargo, con él la humanidad se asomó al
abismo; la gran equivocación del Reich fue su lucha contra los rusos y ello fue
determinante de un prurito de autodestrucción. Una gran parte de los alemanes
presentan estirpes eslavas. Los borusios por ejemplo eran de ascendencia
polaca. ¿Cómo pudo aquel dictador llevar a su pueblo a la hecatombe? Hay
palabras en alemán que definen a aquel pueblo mejor que el Fausto de Goethe; “Gemutlichkeit”
(confort material dependiente de un estado de ánimo), o el adjetivo “fleissig”
que define a los germanos como gente laboriosa; “sachlichkeit” (todo
cuanto se refiere a la cosa, a la sustantividad materialista del mundo). Decía
un autor francés que los alemanes son “tuchtig” (concienzudos, y “gerissen”
(duchos, perspicaces, ven crecer la hierba y son capaces de cortar un pelo en
el aire) aber dumm (estúpidos) creo que quien definió la idiosincrasia
debía de tener delante el modelo de doña Ángela Merkel una señora muy capaz,
hábil, solvente y algo ladina pero estúpida a ojos vistas aunque ejerza una
política a fondo y con fundamento. Una calamidad para Europa en poder del
sionismo. Los judíos la estuvieron metiendo durante años los pollos en el
corral. Se acabó Alemania. Adiós mis pavos que atruena. Doña Angela es una mala
cocinera porque condimentó la receta para el desastre. Mirad el panorama: a
media Europa le duele la barriga. Está envenenada.
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