SERBIA UN PAÍS LLENO DE DIGNIDAD. UN OASIS DE ESPERANZA EN
EL MARASMO EUROPEO
A la Hilaria Clinton, que al parecer tiene un tumor
cerebral, la silbaron el otro día en su visita a Belgrado. No es cosa de extrañar.
Esa señora es esposa del presidente que mandó bombardear la capital yugoslava a
orillas del Danubio. La ejecutora de la masacre fue una tal margarita Albright.
Lo recuerdo bien. Yo estaba pegado a la radio aquella noche de pascua porque
sintonizaba la frecuencia de radio Belgrado. Denuncié la agresión por RN en el
programa 24 horas que dirigía Manuel Antonio Rico.
No comprendí cómo
España un país cristiano católico pudo hacer causa común con los islamistas de
Bosnia y los semi-turcos albaneses. Pero aquello era el comienzo.
El futuro nos iba a
deparar nuevas sorpresas más desagradables como es la islamización del Viejo
continente al socaire de la estafa de los Derechos Humanos.
Porque resulta que los “malos” eran los yugoslavos. Sólo
trataban de defender sus provincias de Kosovo y Metopia, uno de los enclaves
ortodoxos más importantes pero aquí se glorificaba a un ex nazi el croata
Tuchmann un quisling de Alemania en los Balkanes.
Y se leían las
crónicas que mandaba desde los sótanos de un hotel Arturo Pérez Reverte, harto
de vino. Que nos contaba batallitas.
En premio a los
servicios prestados le hicieron académico de la lengua y tuvo patente de turco
para convertirse en el novelista del régimen.
He sido yo también corresponsal de guerra en Belfast. En
Falls Road casi me pegaron un tiro los de un blindado británico. Sé calificar y
clasificar la información de un verdadero corresponsal de guerra, cómo se
trabajaba y se sufre, sobre todo cuando se va en plan freelance y no en nómina
y con los gastos pagados como Arturito. Ya quedan pocos Pombo Angulo y Curzios
Malaparte.
En mi bisoñez me pudo
ocurrir lo que al pobre hijo de Julio Anguita y murió empotrado en una pared a
causa del fuego amigo norteamericano. Reverte me recuerda un poco al
Estebanillo que cuando lo de Mastrique en Flandes se metió debajo de un
hipomóvil. La picaresca es un género literario que inventaron los españoles de
la que comulga el académico y afamado novelista. El Reverte no se cansaba de
decir que los serbios eran malos, malísimos, y los kosovares buenos buenísimos.
Lo que ha pasado en España con estas bandas de mafias albaneses es un mentís al
Pérez Reverte y toda su novelística.
Serbia renace de sus
cenizas y es un país lleno de dignidad que nos da a los españoles una lección
de patriotismo. Al menos su televisión la RTS no es una cloaca. Gracias al
satélite me gusta zapear por Belgrado. Programas musicales. Mujeres bellísimas
pero sin el adobo y la cursilería que se ha puesto de moda por aquí. Merced a
la parabólica puedo sintonizar con el buen gusto. Dios guarde y ayude a los
eslavos del sur. Serbia es la cuna de Europa, la base del imperio austrohúngaro
antemural contra el turco. Por aquí hemos renunciado qué tristeza a esos
valores. Con este ganao andamos un
poco perdidos aunque estoy seguro que España un día despertará. Resucitará de
su letargo.
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