GANÓ LA ROJAYGUALDA SEGÚN ANUNCIAMOS EN KIEV LA SANTA
Día de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo que derramó por nosotros tarde de domingo inolvidable. La Roja y gualda en la capital de Ucrania le metió cuatro cero a la selección italiana de Pirlo, de Benatelli, de Bufón, de Casiano de Montiolivo. Ya sé que sólo se trataba de un partido de balompié pero España ha estallado en sus costuras en un grito de júbilo y de patriotismo cosa que hacía falta porque la vida que nos endulza el fútbol nos la amargan estos políticos de las “autonosuyas”. Flamearon banderas en la calle de la bicolor que es como el vino de Jerez como el vino de Rioja. La España real aquella a la cual no se le permite el patriotismo salvo en estos casos le ha hecho un corte de manga a sus políticos, a los instalados a los tertulios enchufados eternos chupones de página, cámara y micrófono [mande pedro mande Juan ellos siempre en su chiringuito mediático], a los mandarines de Bruselas, a los puñeteros pundits atizadores de guerras como la debacle siria o el extraño cañoneo de Trípoli. Hemos vuelto a poner una pica en Flandes y los de Bruselas que se chinchen. Por unas horas nos olvidamos de la prima de riesgo y del copado- la palabreja se las trae pues no puede haberla más horrible en la lista de neologismo como que la inventó doña Esperanza Aguirre musa de la estulticia la de la educación bilingüe (niños, no aprendáis el inglés, no lo podréis dominar sin saber castellano, estamos copados con el copago) y se vio una España alegre al grito inmenso de la paz. Algunos no dábamos crédito a nuestros ojos y nos preguntábamos si no habrán vuelto como promete la canción banderas victoriosas. Las calles se inundaron de juventud gente guapa con los colores nacionales pintados en la cara en los tobillos en las corvas, las cejas, los mofletes en el ombligo o sobre las tetas de las bellas españolas de hoy y hasta el bullarengue de las alegres muchachas en flor de la huerta murciana, al grito de yo soy español, español… y el viva España de Manolo Escobar. Venga un movimiento sexy. La muchachada aclamaba brazo en alto a la entrada en Madrid en un autobús de dos pisos que para colmo era tambien amarillo y rojo que transportaba a los héroes: Casillas, Iniesta, Javi, Savi Alonso, el Niño Torres, Jordi Alba, Sergio Ramos, Busquets, Piqué Arbeloa, Silva, Fábregas, Cedrito González, Navas. El portero Casilla al alzar la copa en el incomparable estadio de Kiev me recordaba a un capitán de los Tercios Viejos de Flandes ganadores de mil batallas. Hoy oír hoy se consolida como el mejor arquero del mundo este chico de Móstoles. A los lansquenetes alemanes de la Merkel los que hablaban del “catenachio” del tiquitaca el sabio Vicente del Bosque este salmantino al que yo vi jugar de medio volante en el Real Madrid junto a Joseito y Molowny- no volverá a haber dos como este entrenador todo un deportista todo un señor y también un psicólogo en fin- con la palabra en la boca. Sus tácticas de juego no son aburridas. Al revés, efectivas y brillantes pero en los comentaristas de las radios alemanas y hasta en las televisiones inglesas se volvió a apreciar la ira histórica que nos tienen desde la Invencible y después de lo Mastrique. Breda se rindió. El mundo a nuestros pies si ese dominio universal consistiera en un balón. Hoy sostenemos la pelota como un día sostuvimos la cruz y el pendón. Cuando moría un emperador romano, soltaban un águila en el Capitolio y hoy con la victoria de los nuestros en Ucrania- Ucrania nos da suerte, ya lo dijimos ayer- se han desparramado por la Piel de Toro fuegos artificiales. Nuestro heroico once volvió a poner una pica en Flandes o mejor digo en Kiev. Ucrania cuna del cristianismo tanto o más que Roma nos da suerte a los caballeros de la cruz. Meneado por un instinto profético que me aflige de tarde en tarde (no sé si es la perspectiva de los muchos años con la pluma en la mano auscultando todos los aires, simple corazonada o un estro profundo e inefable que me hace soltar la lengua al grito interior de clama, no creses, no me he equivocado en el del 11M ni en lo que está pasando con la iglesia católica, ni que Rajoy al que Simón Pérez el gran jefe de este gran contubernio dio el abrazo de la muerte y a don Rajadizo el Mirifico con resabios de don Tancredo la cabeza asnal y alargada y que habla con frenillo no sé si tendrá sobre su alongada frente la marca del 666, tiene cara de enterrador ni en otras muchas conspiraciones de esta actualidad que nos aflige y que guarda un lado oculto) ya lo vaticinaba hace unos días en esta bitácora. Nuestra juventud, chicos majos, sencillos, que han tenido una infancia poco complicada, los nietos del franquismo, la generación del yogur, arropados por la sociedad del bienestar y que estudiaron carreras pero que, cumplidos con la universidad y con el título en el bolsillo se encuentran con un horizonte laboral complicado, se mira en estos futbolistas de Del Bosque que se esforzaron en los entrenamientos y alcanzaron un grado atlético y dominio de balón eximio en todos los sentidos. En lo deportivo. En lo moral. Las dos copas de Europa y la del mundo ganada en 2010 es un trofeo dedicado a nuestros mozos y mozas de los últimos reemplazos. A los que tienen que emigrar como mi hija Rufi que marchó a California y a nueve mil kilómetros de distancia me decía por el skype qué bonita es España y qué bien se vive, papá. A los que no pueden independizarse y se quedan en casa sobrepasada la cuarentena. A la mucha gente que está en paro y sin salida. Los hermosos rostros de Iniesta, Casillas, Piqué y de Ramos, emblema de una España nueva con ansias de futuro, representan el sobrehaz y la otra cara de la moneda de las España gastada, cutre, encabronada, rijosa, rigurosamente cobarde y leguleya, la del parlamentarismo decimonónico, los nacionalismos montaraces de ese Arturo Mas, del galaico Feijoo y otros lindacaras o lendacaris que ni se sabe o para más señas este mindundi que tenemos por presidente y al que yo llamo don Rajadizo el Mirifico al cual le gusta pronunciar discursos muy elaborados en estilo decimonónico a base de la crisis. A Zapatero y a sus comilitones los está dejando chicos, lo cual revalidó el dicho de otro vendrá que bueno me hará. Los de la selección son un grito de rebeldía contra el enchufismo y la empleomanía de nuestros políticos y toda esa patulea que chupa de la ubre estatal, pues ellos ganaron su puesto a pulso (Rajoy quiere reformar la Administración pero sin que ello sea óbice para otorgar poltrona a sus amiguetes pues acaba de nombrar defensora del pueblo con un sueldo de 15000€ a Soledad Becerril y digo yo que para qué demonios los españoles que nos sentimos tan indefensos necesitamos un ombudsman) Fue un día delicioso este primero de Julio arreglando mis árboles dallando un poco la hierba del jardín que estás muy crecida con mis rezos. Este triunfo en lo deportivo en lo místico ha sido un Día de Visitación. El espíritu sopla y nos dice que no todo está perdido que hay que seguir soñando y labrando España a contrapelo sorteando el lemo de esta charca de los separatismo las revanchas el odio la envidia y la ignorancia que son los males seculares de esta España que tanto nos duele y amamos. Y yo amo las palabras porque ellas nos conducen a un reino luminoso. Es lo que consiguen estos malabaristas balompédicos. De modo que me sale un cantar litúrgico de aquellos veranos cuando yo ayudaba teniendo el incensario al deán don Fernando Revuelta de la catedral de Segovia: Beata sis semper Virgo Sacrata quia sine tactur pudores inventa es Mater Salvatoris. Da mihi virtutem contra hostes tuos. Ora pro pópulo, interveni pro clero intercede pro devoto femíneo sexu, Sentiant tuum juvamen quicumque celebrant team festivitatem. Era la jaculatoria final del bello oficio de vísperas del 2 de julio. Creo que a Dios hay que hablar el latín y, suprimido el latín en la iglesia, parece que a nuestros clérigos que lo alaban con pensamiento trinitario nos hace poco caso. Pango pangis pangere pepigi pactum.
-Flósculo, hoy la has clavado.
-El verbo pango es uno de los más densos de contenido de aquellos verbos irregulares que estudiábamos con don Valeriano. Significa por una parte clavar, determinar, marcar el territorio y eran lo que hacían los flámines antes de fundar una ciudad y pronunciar las palabras sagradas del nuncupatio pero asimismo en el participio tiene otra semiología más maleable: pacto, consenso. Darle a la cometa, marear la perdiz que es lo que hacen los políticos. Hay si ellos hubieran estudiado un poco de latín, don Verumtamen; no estaríamos como estamos.
-Ya lo creo don Flósculo. Hoy está que lo tira.
-Claro como que hemos ganado
- Undevices. Que sean diecinueve veces.
Martes, 03 de julio de 2012
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