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jueves, 19 de abril de 2012

yo soy cervantino, un español que sueña quimeras al que la vida dio muchos duelos y quebrantos

REMOS AL AGUA VELAS AL VIENTO



Remos al agua, velas al viento. Me embarco con don Miguel en el último y tan forzoso viaje que hizo el gran Cervantes por los mares tirrenos de la literatura. Se llama el libro “Viaje del Parnaso” publicado poco antes de su muerte. Un consuelo para los que a la mar y a España amamos. El gozo de la palabra hecho verso hete aquí. La leva en la cual fue reclutado Miguel de Cervantes se hizo estando el pobre hambriento y digno hidalgo sentado al sol en las gradas de San Felipe. Llegó el esparavel de galeras y le dijo:

-¿Quieres ser cómitre en mi bajel?

Un paso al frente dio el príncipe de los ingenios y el poeta va contando la historia de sus venturas y sus desventuras tejiendo lazos abatanados lizos en la rivera de curtidores de las musas. Esta noche la dulce ninfa no quiso venirse conmigo y por que son niña tus ojos verdemar te quejas.

 Los caminos de Casilla estaban repletos de cuerda de presos, levas de soldados y de místicos disciplinantes y de pícaro misticismo. Había que currelar al ingenio qui non lavora no fa la amore. Ciento un quintados van para la guerra.

LAS LEVAS DE LOS SOLDADOS

Ya llevan a Cervantes de simple soldado. Iglesia mar o casa real. El escritor había matado a un hombre en una gresca tabernaria y hubo de ponerse a salvo en Italia. Volvió lleno de deudas con poco amor y las orejas gachas. Como todos Se alista en el matalotaje entre coritos, gallegos y asturianos- daca la cola, asturiano es uno de los cuentos primorosos que escribió, lo leí de niño y perdí la pista pero en esta composición lírico satírica el numen cervantinos por encima de los grandes estros-, joder que tropa y luego dirán los vascos que no son españoles, o los gallegos y los coritos eran todos astures y santanderinos menos mal que ellos no renunciaron a la patria. Vizcaínos [ah vizcaíno es el hierro que os encargo corto en palabras, en hechos largo], aragoneses, y galaicos acababan todos en la escuadra por aquello de iglesia mar o casa real.

Todos sirvieron al rey por más que los ladinos castellanos se cachondeasen de las concordancias vizcaínas y del meloso hablar de Puente Deume o de los cagamentos por los que se hicieron siempre notar los valencianos y mallorquines que hablan un catalán  que solo dios entiende.



Salen de Madrid con un queso en las alforjas y un hambre sutil, añorará el mozo el verde de aquellos prados, las eras del mico, las huertas del Manzanares, las aceñas y herreñales de Atocha, y por Alcalá que guarda sus gozos y sus recuerdos de una niñez venturosa adiós riberas del Henares, adiós  eminencias del Gurugú cubiertas de pinares, adiós recintos y tapiales del palacio del obispo y de los conventos de los frailes. Iba a servir al rey que por entonces los poetas eran tambien paniaguados- iglesia, mar y casa real- y el joven recluta se embarca de arcabucero, llegaría a ser un glorioso infante de marina entre la chusma que iba a sentarle las costuras al turco. Este viaje es un viaje alegórico.

La tripulación del navío contra el corso está integrada por poetas unos buenos y otros malos. Cervantes pasa el espejo a lo largo del camino, caminos de la mar, surcos de espuma. Mucha gente, llevas, señor en las galeras. Toda esa racamenta de liras y de empinos que hinchen las velas del gran bajel que pone el rumbo a los puertos del destino está hechos de papel y tinta.

AY MADRID QUE TE QUEDAS SIN GENTE

Se muestra dolorido el alcalaíno que acaba de llegar de Roma y donde le ocurre lo que les ocurrió a tantos y tantos españoles que pierde la fe en esa iglesia compuesta de cánones, normas, etiquetas y mampuestos pero donde sigue brillando el sol de Cristo, de la incomprensión y dureza de la corte. Envidias. Mala leche pero adiós Madrid dulce patria de extranjeros que desdeñas a tus hijos. Te quedas sin gente pero te llenas de poetas. Los picaros, los perailes, los frailes ex clausurados, los clérigos bufones epítomes del gran tacaño y gente perversa y cruel a lo domine Cabra, putos y bujarrones y las mozas de partido, que nunca faltan, cada una guardando su esquina y su cantón o una grada de las escaleras de san Felipe donde estaba el mentidero de la corte por aquel entonces.

 Los vates se quedan mano sobre mano y los eclesiásticos aguardan la llegada de una bula o de un beneficio. Las tapadas pasan deprisa camino de la iglesia de Santiago. Se celebran las cuarenta horas y detrás de las bellas que van a la iglesia se arracima toda una cohorte de galantes adoradores. Los rufianes convertidos en galanes de monjas entre los cuales se encuentra el propio rey el cuarto de los Felipe acuden a oír misa con devoción no para ver al cura sino en busca del pañuelo o el billete de la dama adoratriz con la que hacen señas y muchos momos derretidos de amor.

 Ay Madrid que te quedas sin gente. Tu sangre más joven parte a la guerra. España madrastra más que madre de tus mejores hijos.

 En el cancel de la iglesia de san Sebastián ex soldados y veteranos de las guerras de Flandes a los que una granada luterana les dejó sin pierna sin brazo o sin ojo muestran sus llagas y cantan la oración del Justo Juez mientras ponen el cazo.



JODIDOS PERO CONTENTOS TODOS A BEBER DE LA FUENTE AGANIPE EN EL AGADÓN DEL OLIMPO

“Aganipea-dije entre mí- una guirnalda me ponga entre las sientes” la gloria y la fama son el estipendio del poeta y del soldado. Ambas diosas sin embargo se muestran con frecuencia esquivas a los que más lo merecen y don Miguel nos da el parte y  circunstanciada relación de su hambre sotil y de su estado de militante de la literatura: “pobres son los poetas pobres siempre llorando guerras y cantando amores”. La crónica de su vida viene a ser la historia del vagabundo que no tuvo suerte. Acaso siempre fue así. A los que escribimos nos condenan a la cuarta pregunta. Cuestión de agílibus. Faltan cumquibus. Vivir a la cuarta pregunta siempre alcanzados de dinero y podidos jodidos y  fodidos (viene del verbo fodeo fodes fodere, por la ley de intervocálicas en castellano la f se vuelve en j) recontrafodidos y recontrafodios confundidos mecagüenla ay que leche.

        -¿Cómo lo ves?

        -Que siempre fue así. El mundo no cambia

        -Pero os seguís dedicando a casar oraciones y juntar palabras. ¿Es que os va la marcha?

        -Los que no valemos para otra cosa…. ¡zabusté!

        -Ventura te dé dios hijo que el saber no te hace falta.

        -Dijolo Celestina

MELANCOLÍA CERVANTINA CON GENEROSIDAD ENJUICIA A LOPE QUE ERA TAN AGIL DE PLUMA COMO DE BRAGUETA

Ah esa eterna bondad cervantina, su resignación melancólica vuelve a resplandecer en este hermoso libro de verso que es una crónica del malestar literario de nuestra patria. Don Miguel va dando cuenta y razón de los nombres de algunos bardos cuyo nombre y cuya obra ya fenecida fue importante a principios del XVII y últimos del XVI: Antonio de Monroy, Juan de Jáuregui, Antonio de Paredes, Cachonecio, Salas Barbadillo, Lorenzo Ramírez, Andrés de Valmaseda, Gujatón, Enciso, Giusseppe de Bargas “que tiene más de poeta que de lindo. Villamediana al que mandaría ahorcar Felipe IV porque se estaba tirando a la parienta, Guillén de Castro, Cristóbal de Virués, Gaspar de Barrionuevo, y todo un largo etcétera de nombres que engulló la mar y no figuran ya casi ni en los manuales de la historia de la literatura.

Junto a ellos está sin embargo una lista de preclaros: Góngora buen amigo de Cervantes. Lope una fuerza de la naturaleza una fuerza de la que desconfiaba don Miguel pues el ave fénix de los ingenios era tan ágil de pluma como de bragueta a juzgar por su vida de amoríos y de sus muchos versos que en horas veinticuatro pasaron las musas al teatro.

QUEVEDO ERA ZAMBO DE PIES PERO SUELTO DE LENGUA Y DE MANOS

 A Quevedo Cervantes lo admira pero no lo podía ver. “Francisco de Quevedo será flagelo de poetastros y echará a los malos del parnaso a puntapiés pero como tiene el paso corto por ser coxo tardará en el negocio más de un año.

Otro que viste la gramalla de la admiración del autor del Quijote es Vicente Espinel el que añadió una quinta a la guitarra e inventor de un nuevo metro, la espinela. Jáuregui y Juan de Herrera son poetas a lo divino para él que cincelan, esculpen más que escriben sus sonetos. Cervantes en esta lista se nos muestra tan generoso como compasivo y no se deja ningún nombre importante en el tintero. Su bajel surca las aguas del golfo del Olimpo. La nace cabecea pero no pierde el rumbo. Traza sendas de amor caminos de espuma, la mar de los poetas muertos y de la poetambre. Pero si son todos los que están ni están todos los que son.

Continuará

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