Translate

lunes, 22 de diciembre de 2025

  MEDARDO FRAILE

Suena  el latiguillo de los niños de san Ildefonso predicando el Gordo que anuncian la Navidad y mañana el Día de la Salud porque esto de la lotería es el bálsamo de Ruibrás. Que no toca a nadie pero las teles y las radios despliegan directos en busca de los afortunados.

 Por toda España se descorchan botellas de cava y habiendo champán y mujeres… y yo villano en mi rincón leo a Medardo Fraile (Madrid 1925- Glasgow 2013).

Sus cuentos memorables se publicaban en la Gaceta Literaria.

Era junto a Aldecoa el mejor cuentista del idioma y fue uno de los muchos entre los cuales me cuento que cruzaron el Canal  y se fueron a enseñar español a los ingleses, ardua labor, pero que sólo fue posible en aquellos tiempos de esperanza.

You never had it so good, dijo el premier MacMillan y era verdad porque sus palabras anunciaron la llegada de la sociedad permisiva, la píldora, Carnaby Street, los Beatles y los Rolling Stones.

 Inglaterra era la Arcadia Feliz que se despojaba del puritanismo y tenía una consigna haz el amor y no la guerra. Hoy la enseñanza del español no es preceptiva pero la lengua de Cervantes nos dio de comer y atesorar experiencias.

Aprendimos a entender a distancia  España en sus virtudes y en sus defectos plasmados en su rica literatura.

La crueldad del catolicismo se compendiaba con la ñoñería y la superstición pero también el valor y la hidalguía del españolito de a pie.

La anglofilia trajo en pos de sí una estela de ñoñería, atavismo tópico y  típico de prejuicios de muestras clases dirigentes que casi nunca estuvieron con el pueblo.

 En el fondo veníamos huyendo de la maldición de los borbones, de las levas de emigrados que trajeron nuestras guerras civiles las cuales por desgracia tuvieron un epicentro en Londres donde mandaban los Rochilds. España  hace los hombres y los deshace.

La Penúltima Inglaterra” explica este fenómeno de la desconsideración y el desprecio al escritor de valía en un párrafo: “Este libro es una pequeña antología de poemas en prosa escrita por un español que para nuestra vergüenza tiene que peregrinar por otros mundos, por otros cielos, ganando fama y honra que aquí le hemos negado”.

En alguna ocasión nos carteamos cuando yo era corresponsal en Londres.

Decía que le gustaban mis crónicas cuando mi pluma se columpiaba jocosamente en el columpio de la política inglesa a la izquierda Wilson a la derecha Heath.


Nadie ha celebrado el centenario de este escritor que cultiva la “short story” con el primor de un Clarín, de Guy Mauppasant, de un Chejov, de un Gorki. Pero yo sí

lunes, 22 de diciembre de 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario