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lunes, 22 de septiembre de 2014


LA CATALANA SEGUÍ JEFA DE TRAFICO DICE A LA G.C "A RECAUDAR, MALDITOS"

 

Pro aris et focis (por los altares y el fuego del hogar) era un lema sagrado símbolo de la patria para los romanos. Aquí en España con un patriotismo tan devaluado esta frase que pronunciaban los sacerdotes de Júpiter durante la ceremonia de la bendición de los lares (nuncupatio) tendría poco marketing y ningún share.

Aquí lo que manda es el patriotismo catalán y toda esa sarta de mentiras (no han leído crónica de la guerra de Cataluña de Francisco de Melo, yo sí) entonando a todas horas y desgañitándose como perros nazis el "Cataluña über alles" y ese himno de odio donde brillan las falces de las foces y las torvas miradas asesinas de la chusma que empaló a Casanova que es el himno de los Segadores. Tenemos a Artur Mas y a su pubilla, una checoslovaca con la que se entiende en castellano, hasta en la sopa.

El reino de la mentira y de la opresión - lo contrario a la verdad y a la libertad- es el reino de la bestia. Vivimos los españoles bajo el terrorífico hexagrama del 666 que es el título de mi próximo libro "666 LA HORA DE LA BESTIA".

Así que convite de catalanes. Súmmum ius et summa injuria y al carajo el derecho romano. Carcajada al canto. Están profanando los altares, apagando ese fuego sagrado que nos hacía latir al unísono a los españoles en un proyecto de vida en común. Se ríen de nosotros. Se cachondean. Libros, periódicos, Sálvame de lux, telediarios. Y echan cargas sobre los lomos del contribuyente pagano.

 Muchos no sabían que la jefa de los guardias de tráfico es una tal señora Seguí, leridana de muy mala leche, que tiene vara alta en el ministerio del Interior. Hace poco reunió a los mandos de la Benemérita y les lanzó una consigna so pena de arresto o incluso la expulsión del Cuerpo a los números más benévolos o inclinados a hacer la vista gorda en el tema sanciones:

 ──Multad, multad, malditos, multad y multad

Este afán recaudatorio de la catalana (estamos cercados de catalanes por todos lados en la tele en la radio en los bancos y ahora son ellos los que controlan el tráfico este convite de catalanes se va a convertir en la cena de Baltasar) debe de albergar un propósito tan inconfesable como nefasto: costearle a los catalinos la independencia la cual al resto de los españoles nos está saliendo por un ojo de la cara. Dineros y dineros. La pela es la pela... ascolta noi... en passan el Fondergat una noia i un soldat...

Ayer fue san Mateo el publicano, y estaba el buen recaudador de impuestos en su telonio contando denarios, la profesión más despreciable para un romano, con cara de póker. El fisco nos hizo cisco. Para que luego trinque el Pujol y su familia y anden camino de Andorra con el maletín hasta los topes de billetes y monedas de vellón. Ellos cobran y trincan. Nosotros pagamos.

La cuerda se rompe por el lado más débil y la señora Seguí la jefa suprema de los guardias de Tráfico la ha tomado con los beodos. Bien sabe Dios que la mayor parte de los accidentes no son imputables al conductor que va por su derechita después de haber comido decentemente y  habiendo regado el yantar con un buen Valdepeñas sino a otras causas mucho más complejas y deletéreas de esta sociedad española que está enferma, pero siempre hay que buscar un chivo expiatorio y hacer la guerra a alguien en el más puro sabor norteamericano.

 Los terroristas del volante se van de rositas y son los pobres borrachos los que pagan el pato. Me consta que en Asturias Trafico ha establecido una red de espionaje en los bares y restaurantes. Si algún cliente se muestra un poco eufórico y quiere a todo el mundo después de un buen Ribeiro ya está el fredu o el jose detrás de la barra -rinring- avisando a los guardias. Semejante artimaña me parece repulsiva y atenta contra la deontología  de un hostelero y su sigilo profesional. Andamos rodeados de catalanes de soplones y de espías por todas partes. A todos ellos hay que hacerles un buen corte de manga.

Los chigreros están matando a la gallina de los huevos de oro. A algunos habría que fusilarlos. Yo jamás volveré a pisar los umbrales de Mariño o Casa Lupa. 

 

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