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jueves, 17 de noviembre de 2011

UN ABAD A LA ANTIGUA USANZA FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL

En defensa de fray justo Pérez de Urbel




Leo con cierta indignación un poco de incredulidad y cierta melancolía en LNE del domingo 13 de noviembre 2011 la crónica de un tal José Luis garcía Martin en la que cuenta su visita a Silos una gélida mañana de invierno. Por lo visto le habían encargado una biografía sobre fray justo el que fuera abad mitrado del Valle los Caídos al hilo de un libro mártires de la iglesia escrito por cándido gran columnista de ABC ya fallecido y firmado por el abad. Poco antes de morir Cándido dijo que el libro era una fabricación suya y que él hizo de negro para cobrar 25000 pesetas. Bien. El libro fue un regalo de mi madre en las navidades de 1958. Ciertamente las historias me parecieron algo truculentas pero no así los documentos gráficos en que se recogían acciones sacrílegas de los rojos y sobre todo la foto de una niña muerta a los pies de un simulacro de fusilamiento de unos sacerdotes. Es posible que las historias de Cándido fueran una patraña inventada por un amanuense pero las instantáneas no pudieron ser fabricadas ni trucadas. Fray Justo fue un historiador eminente. De su pluma salió el Año Cristiano en el que supera según mi opinión al del padre Croisset que fue traducido nada menos que por el padre Isla el jesuita autor del fray gerundio de campazas. Él fue un monje de los de antes, prevenido en frontera como los de la Edad Media que tuvo que ver con publicaciones del anterior régimen como Flechas y Pelayos. Ya quisieran muchos periodistas y escribidores de los que andan en candelero y dan a la estampa fruslerías y tomos sin gracia, arte ni concierto tener la pluma que tenía el abad de Silos y luego del Valle de los Caídos. Sus conocimientos de la historia de la Iglesia y en particular de la vieja liturgia hispano-romana eran de una gran perspicacia e intuición. Redactada en un castellano sabroso lleno de arcaísmos en los que adivinaba el gran conocimiento del castellano de este gran fraile benito contra el cual se inició a la caída del régimen una feroz persecución. La infamia y la calumnia trataron de echar puñados de barro a su figura. Para gente como yo que amamos a la iglesia y a su liturgia era un paradigma. Desde luego, era un hombre de iglesia a la antigua usanza, nada cursi – atacó con frecuencia a los jesuitas y su espiritual gazmoña y las entradas que realiza en su Año Cristiano acerca de san Ignacio de Loyola en el que encuentra un aire parecido a Mefistófeles son muy dignas de tener en cuenta- un benedictino contemplativo que practican la máxima del ora et labora de san Benito y que proferían aparte del voto de obediencia, castidad y pobreza un cuarto voto el de estabilidad. Es la orden que toma a las comidas un vaso de buen vino que conserva la gran tradición del canto gregoriano. Austeros pero de una espiritualidad relacionada con la oración en común que con el rezo personal. Puede que en los últimos años de su vida no fuera tan austero y hasta puede que llegase a exclaustrase pero su vida personal nada tiene que ver con la inmensa obra por él legada. Varias veces vino a vernos al seminario de Segovia. Me impresionaron su cruz pectoral auricuajada, su inmensa calva y su voz ronca así como su afectuosidad. Cursaba estudios en dicho seminario un latino que decían que era sobrino suyo. Sobrino o hijo personalmente esas habladurías de la gente no estorban un adarme a su amor a la Iglesia y a mí no me incumben, los reitres y claveros solían tener sus coimas. Ya hemos dicho en este blog que el cristianismo integrado por hombres pecadores no es un problema de bragueta. Los mindundis que ahora se meten con él y entre los que figuraba el tal Cándido un ovetense hijo de uno del Frente Popular si estuviera vivo seguro que le iban a besar la mano, a lamerle los zapatos y de paso a pedirle un gran favor. José Luis garcía Martin que por lo visto fue cura dice que al llegar a Silos desistió de su proyecto. Seguramente porque una buena biografía –aquí muchos españoles debían copiar de los memorialistas ingleses- nunca podrá escribirse desde la infamia y el escarnecimiento, sino a partir del ten con ten. Somos todos pecadores. Nadie es del todo bueno ni del todo malo. Pero en nuestros periódicos que ahora se han vuelto charcas de izquierdas – siguen siendo carcas- cunde el prurito de atacar a la Iglesia. En mi Seminario Vacío no hay ataque sino una denuncia de los miedos y de la jerarquía o de los malos curas que han cambiado de chaqueta. Si Franco volviera a ganar ya los tendríamos amonestado a las muyeres y diciendolas que es pecado mortal acudir a la iglesia sin velo o sin mangas. Cosas veredes dijo Agrajes

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