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viernes, 18 de noviembre de 2011

de la grandeza de un cacharro muy querido a los españoles de antaño

BOTIJOS




Llega el otoño. Habrá que guardar los botijos en la alacena de abajo mientras canto a lo zamarro aquella copla oída en la niñez: “ya se va mi botijero… y solita me quedé… dejome su mejor botijo y de lágrimas lo llené”

De buticula # vasija, en latín. Es otro gran invento de los romanos que apagó la sed de los siglos. Venían los botijeros al atardecer con sus burros empavesados de borlas de colores y artolas cimbreantes. Acampaban en la plaza y aguardaban la llegada de las mujeres compradoras. Había que ir a llenarlo a la fuente por orden del abuelo y ay de ti si lo cascabas al tropezar en una piedra del camino. Para ese aliciente también había una monserga: Marcelino fue a por vino, rompió el jarro en el camino, pobre jarro pobre vino pobre culo de Marcelino. Romper un botijo para aquellas menguadas economías familiares de los pueblos de la posguerra era todo un drama. Los botijeros hablaban con acento extremeño. Venían de Salvatierra de los Barros.

Un buen trago de aquellos botijos cuando ibas a trillar y el abuelo lo tapaba para enfriar bajo un ropón o su chaqueta resudada era un deleite sublime que jamás podrá ofrecerte el frigorífico.néctar líquido y de regreso de la faena se oía cantar a los segadores coplas en gallego o castellano.

De segar de los secanos ya vienen los segadores

Cubiertos y sin un cuarto

De beber agua de algibe

Toda llana de gusanos

Entonces no había tampoco Coca-Cola y la tónica era desconocida, aunque ya la gente hablaba de cubalibres y de combinaciones como el gin fizz. Lo mejor empero el agua clarita que manaba alto del pitorro. Agua clara que ni emborracha ni endeuda. El botijo era una institución romana. El aguamanil, árabe.

Vamos progresando pero yo paso los ardores de San Lorenzo con un botijo. La cerveza impla, emborracha, no quita la sed y encima deja un clavo que tú no veas. Donde esté una jícara, una jarra, un jarro, un buen porrón talaverano que se quite todo eso. Ya los botijeros de entonces se han ido mundo adelante. Los busco entre mis pasos perdidos.

-No me vengas con alicantinas, Verumtamen

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