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lunes, 17 de octubre de 2011

PASCUA DE TABERNACULOS

CABAÑUELAS

Hoy es santa Eduvigis madre de Gertrudis la Magna mística alemana y ayer fue santa Teresa de Jesús cuya fiesta coincide con lo que los hebreos denominan Fiesta de los Tabernáculos. Camino de Egipto los que seguían a Moisés y murmuraban dél erigieron tiendas. La costumbre milenaria se ha extendido y es costumbre en el mundo mosaico arrojar todo lo viejo, siendo consciente de la vulnerabilidad, fragilidad, contingencia del ser humano.
El sukkot o cabañas nos lleva a unas cuantas consideraciones diferenciales entre la teología judía y la católica. Si se estudia el desasimiento de los conversos españoles se comprenderá que tiene su raíz en esta concepción de la existencia como tránsito, perpetuo cambio, mutabilidad. Es el menosprecio de las cosas del mundo que predicaban los jesuitas muy influidos por la mística veterotestamentaria.
Ese “en tanto en cuanto, un ojo en el cielo y otro en el suelo” de Iñigo de Loyola o la definición de la existencia humana de Teresa de Jesús “la vida no es más que una mala noche en una mala posada” plasman la concepción conversa.
 A lo largo de mis largos años en países anglosajones en algunas casas de conocidos judíos me impresionó la austeridad, la ausencia de lujo, el mobiliario simple. No frills. Ni encajes ni faralaes. Un verdadero hijo de Moisés aunque ostente una opulenta cuenta bancaria vive casi como un pobre de pedir.
Ciertamente es notable su apego al dinero que fue inventado por ellos.. Y la usura. Pero el dinero concebido como ente de razón y como salvoconducto. La mayor parte de los judíos con los que me crucé no me duelen prendas en decirlo eran tacaños. En Inglaterra su influencia tuvo un peso enorme a través de la ética protestante que tiene por axioma el lema living thriftly and thinking highly.
Pensaban a través de la Biblia de la misma forma que los israelitas observantes no se llevan a los ojos otra lectura que el Talmud. Los anglicanos, los anabaptistas, los metodistas, los pentecostales de esa manera tan terca y tan rígida de esta forma mostraban su descontento y animadversión hacia el catolicismo romano en sus lujos, en sus excesos. Nosotros derrochamos, ellos guardan.
 En el fondo llevaban razón. Nunca en la forma. De otro lado fomenta el individualismo y el utilitarismo de este cristianismo fundamentalista de orientación hebraica. Dentro cabe otra polémica: el pesimismo, la arrogancia anglosajona – ese mirar a los demás pueblos por encima del hombre, Búfalo Bill se propuso exterminar a los Sioux por considerarlos como cafres, como bestias; Los misioneros españoles, de otro lado, decían que eran hijos de Dios como cada quisque- que procede de una lectura rigurosa del Talmud o de la Cábala frente al optimismo histórico de la religión fundada por Jesús. Que vino a redimir a todos los pueblos no sólo en lo material sino en lo espiritual.
De ese modo las cristiandades del sur de Europa construyen catedrales, grandes iglesias, todo cuanto tienen lo entregan a Dios incluso su pobreza. En España no hemos tenido un escritor tan antipático como Hobbes, el inventor de la democracia, el de la separación de poderes, que dice que el ser humano es un bruto al que hay que gobernar con la tralla. Pesimismo y crudeza talmúdica en suma. No puede en consecuencia haber dos religiones más opuestas, dos concepciones más diferentes del mundo entre el pueblo elegido y nosotros los “goim” pobres pecadores.
 Somos carne de dolor e inclinados a pecado, decía Job. No embargante lo cual, entiendo también a San Agustín cuando los denominaba “nuestros hermanos mayores”. Lejos de mí atacar a Israel. Puede considerárselos como los “más humanos de entre los hombres”. Pero entre medias existe un vértice de separación: las alturas del Gólgota. Rezo por su conversión.
Yo también rastreo el firmamento en la noche en busca de una luz, una estrella. Por eso escribo andando a la procura de la verdad y de la belleza precisamente cuando hoy se rinde culto al feísmo, a la violencia siguiendo los postulados categóricos del “Leviatán” que ve en el ser humano nada más que una bestia.
En España  el tiempo que hacía los doce días que siguen a la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos- fiesta variable porque los judíos un pueblo selenita siguen el calendario lunar aunque estas solían caer en agosto- constituían el pronóstico meteorológico para todo el año. Una tradición hebrea que seguían a rajatabla los labradores castellanos y en la que se basa el Calendario Zaragozano.
17/10/2011

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