Ya soy abuelo
Un hermoso vástago nos nació en la tarde del día de Santiago. Le presento a Jacob, Yago o Sant Yago, patrón de las Españas. No sé qué decir en un artículo para darle la bienvenida a mi primer nieto que nació muy cerca del cuartel donde su abuelo juró bandera. Ya no hay cuarteles y los campamentos donde marcábamos el paso se han convertido en cómodas urbanizaciones donde los nuevos españoles han plantado árboles nuevo que dentro de algunos lustros darán sombra y no quedará memoria de estos eriales. La vida florece y la sangre sigue su curso. Me tomé la primera fotografía y mi mirada y mi recuerdo y mis ojos cansados miraban para la Biblia y musitaron la oración del anciano Simeón. Nunc dimittis… espero sin embargo que Dios me conceda el galardón de verlo crecer algunos años para llevarle a jugar al parque a mi querido Yago, verle hacer pocitos y columpiarse, llevarle a la escuela y contarle algún cuento antes de dormir. Dentro del pesimismo que nos agarrota los nervios porque esta España a la cual ha venido mi nieto no es aquella en la que nosotros soñamos pero una vieja sentencia teológica nos sirve de consuelo para conjurar las siniestras percepciones y los pensamientos. La gracia y la fuerza de la vida circulan a través de la savia y nunca por la corteza. Por eso muchos de los milagros y maravillas del tiempo nuevo no se aprecian mirando a la corteza o a las hojas del gran roble pluricentenario que es España. A dios no se le ve pero está ahí. Ya es un consuelo que me llena de agradecimiento el ver el alumbramiento de un nieto. No puedo expresar todo el reconocimiento a la Providencia como también a todos aquellos que me han llamado para felicitarme en día tan significado (Publio, Antonio Valdivieso y otros muchos amigos). Estaba leyendo un libro de Armando Palacio de Valdés un poco melancólico que se titula El Álbum de un Viejo entreteniendo mi espera en la maternidad cuando salió mi hijo del paritorio para anunciar a la familia el feliz evento. Uno ya es mucho pasado y poco futuro pero seguiremos en la misma demanda hasta el último aliento hasta el final. Bienvenido a la vida, Yago, un regalo a esta familia del glorioso Boanerges cuya fiesta veneramos los españoles de buena voluntad. Dios te dé salud y larga vida, querido Yago.
03/08/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario