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sábado, 7 de agosto de 2010

OGOÑI. FUEGO. FUEGO. ARDE MOSCÚ. LOS INCENDIOS SON PROVOCADOS.




Estoy escuchando oficiar misa al llorado patriarca de Moscú, Alexei II de feliz memoria y mientras pronuncia las palabras más enigmáticas y salvíficas del kerigma cristiano “este es mi cuerpo que por vosotros será entregado”, escucho la palabra fuego en todas las radios y emisoras occidentales. Esto parece una conjura de todos los veranos. Moscú arde por los cuatro costados. ¿Será verdad? Los enemigos eternos asoman la incombustible oreja. Son los de siempre. Los propagandistas del NYT y de la Sienene, los pérfidos y malignos ingleses que miran que son malos y tiene mala leche, que ya lo dijo Shakespeare, que los conocía: tras sus rubicundos rostros angélicos ocultan el hollín del pateta. Y, por supuesto, a la lista son de añadir aquellos a los que señala con el dedo el general Krasnoff en sus libros sobre las causas y agentes de la revolución bolchevique. De los soviet del politburó menos Vladimir Illich Ulianov que actuó por venganza a causa de la muerte de su hermano por los “blancos” y de Stalin que era hijo de un zapatero georgiano cristiano viejo que quiso ser pope, todos eran de la cuerda: Kameneff, Beria, Trotsky, Livitnoff, Kirov, Popov, Malenkov, Molotov y Zinoviev el que quitó la palabra dios del idioma ruso ¡que iluso!…

En Madrid soltero por Agosto y con dinero, Baden-Baden. En Rusia, sin embargo, en agosto siempre tiene que pasar algo (el asalto al parlamento, el hundimiento de un submarino nuclear, un ataque terrorista) y los bustos parlantes, las bellas sibilas mediáticas, no se les corre el rimel de sus bien maquillados y adobados palmitos (tienen el alma negra como los diablos hamletianos), y, pregoneras de tanto sufrimiento, que recitan retahílas de muerte y destrucción, sin alterar un músculo, parecen pronunciar la palabra Rusia con asco, al albur de las instrucciones recibidas. Practican una lectoría de la infamia, la mentira florida como una perenne primavera en sus labios. Es mosqueante, la verdad, treta semejante que huele a puchero enfermo y a cuerno quemado porque de judíos se trata.

Debe formar parte de la guerra psicológica – estamos en guerra por si ustedes no lo sabían- que han declarado a Rusia los judíos, pero que tengan cuidado que está a punto de saltar a la palestra las escuadras de las legiones Vespasianas y no van a dejar piedra sobre piedra de Elia Capitolina. Y mientras el patriarca entona el misereatur y luego hace la devoción a la Virgen María nuestros jornalistos cuentan y no acaban lo de bienvenido Mister Marshall- wellcome lady Obama.

La verdad es que la negra no está mal y es una bella embajadora de su país que nos hace olvidar los dientes postizos y los pantalones el culo remendado de estrellas y barras del Tío Sam, el cual anda a grandes zancadas por todo el globo terráqueo, escoltado por una nube mefítica de mal olor, tirándose pedos que son pecados mortales en forma de golfos enteros tiznados de chapapote, bosques talados y mucha tierra quemada, o disparos de misil que matan a mucha gente.

Tal vez lo mejor de Norteamérica sean los negros y esta señora Obama enmienda la pagina a aquellas primeras damas que eran bochornosas: doña Pat Nixon que acabó aferrada a la botella después de lo de Watergate, la Lady Bird de Lindon Johnson, una southern belle pero que dormía con el colt bajo la almohada, la mujer de Roosevelt, fea como un demonio, que bailaba al corro sobre el uniforme de un pobre soldado alemán en Times Square, o Rosalyn Carter que no dejaba de ser una paleta de Georgia a la que la Casa Blanca le venía Grande. La Obamesa, ¡oh qué dientes más bien puestos!, es una brisa de aire fresco, de sonrisas y de juventud en los sobrecargados pasillos del Pentágono infestado de nazis-askenazis, y de warmongers, gente muy pagada de su poder y de su malicia. Bienvenida a Marbella la bella, missus, y usted sí que es guapa.

Pero mira lo que andan diciendo los ingleses de usted que qué es eso de ir a pasar las vacaciones en la Costa del Crime, el Telegraph dixit. Todavía no se ha debido de morir aquel maldito Harold Sieve que nos traía por la calle de la amargura a los españoles, al iguales que el Harry Debelius, un jodío inglés que nos las tiraba con bala.

Es posible que sea así que la costa del sol sea un revolcadero de los dineros negros, de las plusvalías y enjuagues de la venta de armas, de la prostitución, los alijos de droga, de los mil y un cambalaches del capitalismo que atraca sus yates de lujo en el pantalón de la famosa villa malagueña popularizada por el tristemente famoso Jesús Gil y por James Bond.

Cabe recordar que Gibraltar, que aparte de un polvorín nuclear es el buque nodriza de toda la corrupción subyacente a la Costa del Sol, está a unos pocos kilómetros. El dato lo obvia el periódico londinense. Saben barrer para casa y arrimar el agua a su molino. Copiaron todas las técnicas de propaganda que les enseñaron tanto Lord How-How como Goebbels. Y de ahí sus descargas- por el momento mediáticas- contra Putin.

Pero a propósito hoy cuando vino la mujer del presidente USA rodeada de un ejercito de gorilas y de guardaespaldas y se dirige por lo visto a darle el abrazo de la muerte al Rubio y a toda su jarca, que ya le quedan dos telediarios como aquel que dice, y va a morir por donde más fumado había… sus habanos, y se exhuman huesos de fusilados en Aranda, memoria histórica de unos huesos que si no fueron santos merecen toda la alharaca de la publicidad, mientras otros huesos de los “otros” son echados al olvido, Don Garzón que por cierto también es un jodío juez- and he is biased- no puede mostrarse más parcial al respecto. Sólo le interesan por lo visto los asesinados por unos pero los caídos del otro bando no tendrán bula en este entierro. Y a esto lo llaman justicia el amigo ZP y toda su patulea que en comandita ha hecho una verdadera razzia o una pecorea salvaje de la verdad de lo ocurrido en España en los últimos tiempos.

Y a todo esto ha saltado a mis manos un texto de una novela rusa que viene al pelo para ambientar esta atmósfera de zanjas y de pelotones de fusilamiento en la que nos movemos.

“¿Oye, usted, María? ¡Están fusilando a nuestros hermanos! Y, entretanto, hemos de callar, porque, si no, nos fusilan a nosotros. Hay muchos que se han vendido a las aves de rapiña y se salvan así de la muerte. Los mejores de los nuestros han caído ya. Traicionados. Pero aun somos fuertes aunque seamos pocos. Lucharé contra ellos. No los temo. Oye. Están fusilando al segundo turno y dando a los caídos el tiro de gracia… no os regocijéis, aves de rapiña. Os queda poco tiempo de oprimir a la patria rusa. Ignoráis que hay hombres resueltos a todo, que no estan en vuestro poder. Y ellos se alzarán contra vosotros, miserables que oprimís a Rusia desde el Kremlin. ¡Temblad! Lo que habéis conseguido tan fácilmente se os va a escapar de las manos. Tenéis miedo y por eso os ocultáis entre los muros del Kremlin rodeados de pretorianos y guardaespaldas con ametralladoras y a la bayoneta calada. Pero quien os defiende vamos a ver: chinos, letones, mercenarios backhires. Todos los rusos están en la cárcel y vosotros domináis mediante el terror y habéis traído extranjeros. Los habéis sacado de sus madrigueras y escondrijos. Y ahora no hay Dios, ni templos, ni leyes, ni patria, ni familia, ni tribunales imparciales. Ahora sólo se castiga como acto criminal el amo a la patria. Pero aguardad: un hombre marcha contra vosotros, carroña humana y llegará el día en que vestido de mariscal dirija contra vosotros el cañón de su arma. Fuera. Paso a los verdaderos rusos a los que avanzan levantando la cruz en los labios estas palabras:

- Xristos Voskrése

- Verdaderamente ha resucitado – contestaron los que portaban la cruz como si fuera un arma”. (Lev URVANZEV; “Mañana” (Ytro) Moscú 1942.

Estas palabras suenan como una profecía que fue materializada en 1989 con el fin de la URSS pero no con el fin del Comunismo que esclavizó a Rusia y ahora, muy vivo, se mueve por otros parámetros. Es el grito agónico de “ Ogoñi…Ogoñi” que tambien escuchó Andreiev otro autor cuya obra versa sobre este periodo revolucionario una de cuyas características, según nos dice en su obra maestra Sacha Yugolev, que tiene que ver con la crucifixión de Yugoslavia, es el afán incendiario. Rusia también ardió por los cuatro costados en el verano caliente de 1917. Los incendios, como ahora, estaban provocados por especuladores capitalistas y por agentes de la maldad. Ogoñi. Clamor de angustia. El monje negro pasea por el jardín de un claustro románico. Las arpías y aves monstruosas de los capiteles románicos cruzan los pescuezos y se pican las patas hasta hacerse sangre. San Miguel en un altar trae en la mano una bascula para pesar las almas y hay quien estiba mientras tanto información por la Red. Gran parte de ese material, tábido por la manipulación de los Tabelión, que no para, no es más que falsa moneda. Un señuelo. Una trampa. En ese pozo caen no pocos incautos. Coacervar noticias capciosas e informaciones entreveradas es un venal ejercicio de esta época empapada de falsos testimonios y empopada por los vientos de Queronte el funesto nauta que no sabemos a donde nos llevará. Dicen que de los escarmentados se hacen los arteros pero aquí el personal se repite más que la cebolla, tropieza dos veces en la misma piedra, cae en los mismos pecados, el más grave el de la presunción, y propala infundios ad nauseam. No paran esas lenguas boquimuelles de las reinas de los informativos que a mí me recuerdan precisamente las arpías entrechocando sus pescuezos juntando noticias. Dicen que la mejor palabra es aquella que no se ha dicho todavía pero éstas hablan como cotorras. Garlan a todas oras. Su verborrea es como una diarrea mental que todo lo distorsiona y todo cuanto toca convierte en polución.

-Chist. Guardemos silencio en el templo de Volupia.

Tales recomendaciones caen en el vacío. Esas ¿nunca callarán? Parlan y parlan hasta en catalán y encima ganan dinero.

-Cierra el pico, Cleopatra.

La chica de los informativos nunca cambiaba de luk. Más de veinte años se presentaba con su pelo a lo Cleopatra ante la pequeña pantalla y su boca, menuda es la tía, como las fauces de una gárgola. Es la boca de un fuego que nos consume. Abominables y abominarios tiempos con mucho buldero lanza en ristre, y mucho inepto como ese nuevo cantamañanas al que llaman Ramón Pi que gasta tirantes y sabe medir la distancia de pi, que se desayunan un sapo cada mañana y a la noche a la cena les ponen aceite de ricino y les sellan los labios mediante una alguaza. Cuando vayas al baño, no te sorprendas de que has cagado una bisagra. Malas lenguas que dicen lo que no pasa, no dicen una verdad entera, sólo medias verdades. Puro enlabio y mayor engaño. Cálidas noches de agosto. Presenciamos las lágrimas de san Lorenzo desde la ventana.

-Arson. Ogoñi-proclaman las estrellas incendiarias.

Por lo que parece en el firmamento tambien andan de batalla. Otra vez Lucifer y Luzbel. Bienvenido Mister Marshall y farewell, Michele, ma belle. Sont les mots qui vont tres bien ensemble.

Hoy los Beatles al despedir a la bella dama tambien cantaban. Ni que decir tiene que la negra es guapa. Big Bones. Y norteamericana. Lo malo de ese país-no nos engañemos- es que si los republicanos declaran la guerra son los demócratas los que tiran las bombas. A mí siempre me dio un poco de pena Obama. Un inocente en medio de tanto malvado. Daniel en el foso de los leones. Dicen que los fuegos que asuelan a los rusos son todos provocados.

07/08/2010

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