Las segundas partes nunca fueron buenas. George Soros volvió a invertir en la farmacéutica catalana Grifols esta primavera y, de momento, la apuesta no está dando resultados. El multimillonario afincado en EEUU ha visto su inversión devaluarse en 141.000 dólares en verano, momento en que el negocio de la cotizada ha estado sufriendo.
El banquero es un viejo conocido de la farmacéutica. En 2019, apostó sobre Grifols unos 38 millones de dólares. Pese a que lo hizo en un momento de convulsión bursátil para la compañía, Soros debió ganar dinero, ya que a cierre del tercer trimestre de 2020 la inversión todavía estaba valorada en 49 millones de dólares. Aquella fue la última vez que el 'family office' del empresario fue visto en el capital de Grifols.
Ahora, su regreso ha sido mucho más tibio, con una inversión de 753.000 dólares a cierre de septiembre (a cierre de junio, había estado valorada en 894 millones). No en vano, la compañía no pasa por su mejor momento. En lo que va de año, Grifols cae un 27% en bolsa, lastrada por los impedimentos a su negocio de plasma, la competencia del sector y la presión de la deuda.
Por ejemplo, la agencia de 'rating' S&P Global no dudó este septiembre en meter tijera a la nota que tiene su deuda. Mientras la empresa sigue endeudándose para llevar a cabo macrocompras como la de Biotest, el mercado duda de que llegue a recuperarse con fuerza del coronavirus.
Eso sí, tener a Soros de vuelta es motivo de alegría para Grifols. Más allá de su renombre como objeto político, el multimillonario de origen húngaro es conocido por la lista de apuestas 'contrarias' que lo terminaron cubriendo de oro a lo largo de su carrera. La más famosa es su inversión en corto en la libra esterlina, que le proporcionó una ganancia multimillonaria tras el Miércoles Negro de 1992. Su apoyo a Grifols, por tanto, es toda una declaración de intenciones. Ahora solo falta que la farmacéutica catalana dé la talla.
El historiador Pedro González Cuevas analiza su último libro Mitos y falsedades del ant...
Neos, alternativa cristiana en contraposición a sus propios principios. Por José Luis ...
Manuel Acosta: “La visión peyorativa medieval fue una obra de ingeniería social urdida ...
Los nazis criollos y tropicales. Por David A. Rosenthal
Libro: Alan Ryder “El naufragi de Catalunya”. El “procés” del siglo XV que hundió a Cat...
Leer más...
La escritora izquierdista, Almudena Grandes, murió de cáncer a los 61 años, en Madrid, este sábado, 27 de noviembre de 2021. (DEP., aunque ni ella ni sus amigos crean en nada superior a ellos) El domingo 28, fue visitado el tanatorio de Tres Cantos, donde descansaban sus restos mortales, por sus amigos y allegados. Sorprendente la cantidad de gente con poder que concitan las izquierdas hasta en un tanatorio. Nada de Dios, ni nada que se le parezca. La capilla ardiente no sabemos cómo estaba decorada, o si había símbolos de su cuerda. Solo fue digamos por parte de la Iglesia, supuestamente, si es que es cura, el farsante del padre Ángel que ni siquiera echó un responso a la muerta. Sólo habló de su bondad. Pues me río de la bondad de la izquierda... Por otras partes, todas de izquierdas, estaba Pedro Sánchez que llegó de los primeros, y hasta Enrique Santiago, que ya es decir; un comunista de los peores. (Dice que haría con los reyes lo mismo que hicieron con los zares, cuando les asesinaron y mataron hasta el perro)
Sobre la 11 comenzó a llegar la selecta gente que fue recibida por el marido de la finada y poeta, Luis García Montero, y cada cual dijo algo acerca de ella. Al velatorio llegaron la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; y poco después el ministro de Cultura, Miquel Iceta. La Consejera de Turismo de la Comunidad de Madrid, también se acercó hasta Tres Cantos; igual que el secretario general de CCOO, Unai Sordo; y el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo. Así como la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, junto a Baltasar Garzón, su pareja. (Vamos mejorando) Algo más tarde llegó el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. También la secretaria general de Unidas Podemos, Ione Belarra. Y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; el de Exteriores, José Manuel Albares; y la ex vicepresidenta, Carmen Calvo, etc., (Y muchos más, con denominación de origen: izquierda y extrema izquierda o comunistas)
De las declaraciones de algunos destacamos lo más relevante. El presidente dijo de la escritora que había hecho un país mejor. ¿Pero es que la izquierda hizo alguna vez algo mejor? Ya lo ve hasta un ciego cómo vamos de bien... (Saliendo de la boca del Dr.Fraude, bien sabemos que nada es verdad. No atinó en nada; se conoce que estaba pensando en desmilitarizar a la Guardia Civil) Miquel Iceta, destacó de la escritora, "su gusto por la historia, la recuperación de la memoria... su carácter feminista y de izquierdas". El gordete bailarín dio la matraca con la historia, a un ritmo caribeño al que le cogió bien el tino.
Félix Bolaños, dijo que: "ponía voz a los olvidados y hacía que recuperáramos su memoria y su historia". ¿No serán los olvidados, los más de cien millones de muertos por el comunismo? Es lo propio de él: preocuparse por los pobres, pero para multiplicarlos; es la pieza primera subliminal que mueve todo comunismo: la pena, por la que dicen que entra la peste. Pero ocultan que los pobres son las víctimas que causa el socialismo y el comunismo. En España con Pedro Sánchez, hay tres mil pobres más cada día. Pero de esos "olvidados", Bolaños no dijo nada. Luego bajó del cielo ZetaP y soltó una de sus paridas, como no podía ser menos: "la escritora de la memoria". De la memoria son todos los que escriben historia. Pero resulta que el zapa iba por la memoria histórica, su gran invento para dividir a los españoles en el odio y la miseria. No contento con sus chorradas, añadió que, "nos enseñó el consuelo que hay en la memoria y la búsqueda de una justicia perdida que hay en la memoria". Como si la izquierda respetara la justicia si no es la de ella, al igual que hace con la historia. No tiene precio, este contador de nubes, como literato, que hasta cuenta mal todo lo que copia. Si tuviera un gramo de conciencia sabría todo el mal que hizo. Pero al demonio nunca le preocupa el daño que hace sino todo lo contrario: le alegra. Y él es la pura representación del maligno.
El hipócrita Gabilondo que fue cura y daba unas hostias que consagraba a los alumnos que le llamaban cromañón, también se tiró por los pobres, pero sin reparar como los demás en que su ideología los multiplica. "Eso que ella llama a veces, los supervivientes", añadió, refiriéndose a la escritora. Aquí los únicos supervivientes somos los que no nos rebelamos ni a la Segunda República ni después a Franco, como vosotros habéis hecho en 1934 y 36. Los que os sufrimos en silencio a vosotros que trajisteis la guerra entonces y todo el mal que tenemos hoy. Los supervivientes somos nosotros, pero, ¿vosotros? Te podrás quejar tú de lo mal que te fue con Franco... Bueno, como la mayoría que vive de ese cuento. El victimismo lo explotáis demasiado, con mucho abuso y maldad, desde el fin del que llamáis "dictador", cuando vosotros habéis dividido y sois los mayores dictadores.
Aterrizó también Carmen Calvo, la gran intelectual que llegó a la conclusión que el dinero público no es de nadie y hay que quemarlo; se lanzó como lobo a las ovejas, por la cosa feminista. Daban ganas de huir de la lobada. La egabrense no sé si sabrá cómo la aviación republicana (la bien pagá), bombardeó su pueblo de Cabra. (Vaya enchufe que tuvo que tener la moza para llegar a tanto siendo tan torpe)
Del mundo del cine también hubo muchos aparejadores de sus propios bienes materiales. Los especímenes multimillonarios. Bien sabemos que el cine es de izquierdas y se mueve con cantidades astronómicas de dinero público. Es decir, de lo que nos roban. Hoy hay que preguntarse qué no es de la izquierda. El presidente de la academia de cine, Mariano Barroso, también pasó por la capilla ardiente, con varios directores de cine, y gente de la farándula, como el Gran Wyoming y Joaquín Sabina, o los multimillonarios comunistas Víctor Manuel y Ana Belén, que fueron franquistas y después pisaron la bandera de España.
En la izquierda no hay casi nadie que no sea rico. ¿De dónde le vino tal riqueza? De robarlo a los que no somos de izquierdas. Y aún nos quieren matar de hambre, como hace primero el comunismo. De todos los que fueron a despedir a la finada no se salvará ninguno. Ella tampoco. Que Dios la perdone porque va a tener mucho que perdonar. Por el daño que hizo con la pluma en El País, mofándose sin rubor, de una monja violada por los rojos, por ejemplo. La defensora a ultranza del criminal Frente Popular que fusilaría -dijo- cada mañana a tres o cuatro de derechas que la sacan de quicio, deja una sombra alargada de penas y pecados por su ideología satánica. Pero vemos en la guerra cómo muchos de nuestros soldados, al encontrarse en campaña a un cadáver se santiguan y le van rezando sobre la marcha un padre nuestro, sin reparar de qué bando es. Un ejemplar detalle que tenemos con Almudena, como con cualquier hijo de Dios. Nos dan tanta pena nuestros enemigos que rezamos por ellos. Pobres desgraciados, imbuidos por los siete pecados capitales. Obsesionados en su ceguera voluntaria, de fanatismo sectario. No saben apreciar el bien, la verdad y la belleza, y por eso lo destruyen. Igual que la paz. Son enfermos de odio, tan miserables que no ven más allá del dinero robado que es lo que más les importa. Sólo Dios puede juzgarlos; a todos juzgará, y hará justicia. Él nos dio la libertad y la ejercemos respetuosamente. Sólo Dios no se equivoca, mientras la izquierda nace, vive y muere equivocada. Y nunca podrá escapar de las garras del maligno.