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miércoles, 4 de enero de 2017


AREILZA
Bajo los emparrados al sol de octubre leo las páginas deliciosas prosas escogidas de José María de Areilza.  Le recuerdo una tarde plomiza londinense saliendo de Downing Street atacándose los puños de los gemelos y abrochando el último botón de su terno; se acababa de entrevistar con James Callaghan.  En la rueda de prensa que subsiguió dijo poco.  Se escapó por la tangente con unas cuantas frases hechas sobre Gibraltar, un problema distante y distinto.  El premier británico le había dado un baño pero le agasajó con té y buñuelos de viento.  Como siempre. Don José María tenía pinta de inglés pasado por la ría del Nervión.  Por allí habían dejado de pasar gabarras.  Rumba la rumba la run.  Era canciller y la cartera de Exteriores-fue el primer ministro de Estado de la Democracia en el gobierno Adolfo Suárez- le venía que ni pintiparada a sus chaquetas cruzadas el gesto atento y elegante la cara larga y sus americanas de buen talle bien cortadas.  Tan sartorial era Areilza en su atuendo como en su discruso.   Era un portugalujo  bien vestido y que encargaba su ropa a los sastres de Savile Row.  Eso; parecía un hombre hecho a la medida de dicción pulcra y gustos exquisitos.
  Era un hombre elegante, diserto, al tanto y tránsfuga.  Sus libros nos le revelan en una faceta desconocida la de escritor ya que únicamente era conocido por la de político un tanto machacado por la Derecha, digámos que sin algo de razón porque él fue el que acabó con la política de Castiella en torno a la Roca pero él no fue el que abriría la verja.  Sería Morán.  El avilesino Morán.  Todavía me escuecen las puyas de Gibraltar.  Los ingleses se quedaron con sus monos y ministro tras ministro que venían desde el Palacio de Santa Cruz a rendir pleitesía a la reina deparaban un pobre espectaculo de individuos con mucha flexibilidad de vertebras.  Yo publiqué una crónica enfurecida en la que venía a recordarles a nuestros tribunos de que los hijos de la Pérfida Albión estaban jugando con nostros al cricket y, levantado el cerco, harían lo que les diera la gana en la Roca Calpensa. Por desgracia no marré en mis conjeturas.
  Londres parecía la corte de los milagros.  Tiempo de plataformas y platajuntas.  Muñidores de nuestras autonomías.  Allí se hizo el inventillo.
- When is going to happen in Spain when Franco dies.
- Nada, señora- le dije yo a una lady que se atiborraba de canapés en nuestra embajada.
Y no pasó nada.
Areilza como todos los vascos era anglofilo.  Lucía ternos impecables y sólo le faltaban el bombin y el paraguas para dar la imagen de un clerk que acude a su desk en la City atiborrado de editoriales del Times y de té beicon, un par de huevos con tostadas.
-That will buid you up, old boy.


  Vizcaíno Casas lo tenía enfilado y le llamaba el Aconde de Motricu@ seguramente porque desconocía este aspecto literario (escribía mucho mejor que el bueno del autor de las AAutonosuyas@) del vizcaitarra que habiendo militado en las filas del falangismo y ocupado legaciones con Lequerica y Martín Artajo tan importantes como Washington, Buenos Aires, Paris, se pasó con armas y bagajes a la UCD que pactó con Eta para sobrevivir. Inconsistencias de escritor pecadillos que han de perdonarse tal vez a una pluma bien tajada.
 Era capaz de disertar con pesnamientos certeros y planteamientos originales que denotaban que era hombre leído y muy viajado por el mundo, sobre el florecimiento del agave mejicano cada cuarenta años y de describir todas las hierbas y llamar por su nombre a cada uno de los árboles como hablar de Carlomagno, Chataubriand o servir de espolique en una visita guiada al Pirineo.  También conocía de sobra la historia de España.  Es un estilista magistral que supera incluso a Azorín en el conocimiento de España y de los español.  Desde luego, tenía que ser vasco y de Portugalete. monárquico cristino pero con el fuelle suficiente para entenderse con los de la acera de enfrente: los carlistas.  En su critica literaria es certero.  Para él el gran novelista de su tiempo es Zunzunegui. El ensayista, Unamuno y el narrador que cuenta historias al desgaire sin crear mundos: Baroja.  Tenían que ser vascos.  Lo vascuence es el anta del basamento de la columna la ménsula el arquitrabe la base del arco y la columna de lo español. sin embargo )qué es ser español? ahí está el busilis de la cosa.  Leyendolo vuelvo a recapacitar sobre lo que decía mi suegro un prócer asturiano Gabriel Tuya:
-)Cómo es posible, Antonio, que esos puñeteros vascos que son tan brutos
tengan a su cargo el ministerio de Exteriores y copen todas nuestras legaciones en el exterior?
-Pues sí.  Pues sí.
Pero la serpiente de Aneo, logotipo etarra, no es vasca ni mucho menos.  Mi pobre suegro poco antes de morir había leído los AProtocolos@ y en ese libro terrible se explica la razón del por qué esos sabios eligieron la serpiente como emblema de estrangulamiento de Europa.
  Sus enroscadas anillas y eso no lo saben muchos gudaris y polimilis al asfixiar al patrio solar serán la soga con que los terroristas se ahorquen pero ellos son unos mandaos.  Ellos desconocen los hilos del tejemaneje y no saben donde está la mano del encantador de serpientes.  Areilza, gran vasco, no tuvo los arrestos suficientes para retirarse a tiempo.
 Ya ex ministro recorría Europa y España en un mini.  Y cambió de atuendo por un aspecto menos serio y más juvenil que cuando ostentaba carteras y embajadas durante el franquismo y el postfranquismo.  Luego tuvo la desgracia de ver morir a una hija en la flor de la edad lo que fue un trance que le aceleró la propia muerte.


  Se unió al carro de los vencedores.  Un tipo listo.  Sólo le faltó ocupar la embajada de Israel. Allí se coció el puchero de las autonomías, las autodeterminaciones e independencias.  Las autonosuyas que decía el pobre Vizcaino un franquista que ganó mucho dinero a base de libros muy malos sobre Franco.  La España descerebrada y despendolada a base de millones y de galeradas.  Dinero y mentiras.  Money.  Money.  Money.  Acabaría estrangulada en las anillas del dinero y envenenada por una prensa obediente a las contorsiones de la serpiente. luego estaba también el hacha de Eta pero ellos no son lo que se dice unos aizkolaris.  Uno tiene otra idea de los aizkolaris como tipos más simpáticos -Urtain verbigracia- y más valiente. Si no los puedes vencer, pensó Areilza (Portugalete 1909, hoy sería  centenario) unete a ellos y al conde de Motricu le faltó tiempo.  Un leñador corta troncos, despanzurra robles, pero no asesina por la espalda..  La serpiente por su parte circunvala  sinuosa y ataca cuando menos te lo esperas.  Es artera y solapada, se arrastra en su baba, victima de la maldición  del paraiso.  Esos del pnv no parecen vascos.  Les sobra panza.  Dijo Dios:

-Et terram comedes.  Comerás mierda.

Desde entonces andan por el mundo las culebras arrastrandose por la tierra tan asquerosas como traidoras.

 Perdió el culo nuestro sabio hombre de leyes y de letras - le dieron el Mnariano de Cavia en 1970- para pasarse de las páginas del Arriba a las del País.  Ateme usted esa mosca por el raro.  Claro que allí se juntó con muchos que habían estado en la nómina de la Prensa del Movimiento.  Era un gran escritor, un buen observador de la realidad y un tipo inteligente, también listo.  Lo uno no quita para lo otro. Dios le haya perdonado.

3 de octubre de 2008

PROSAS ESCOGIDAS

por José María de Areilza,

prologo Francisco Ynduráin

Ed.  Selecciones Austral, Espasa Calpe.  Madrid 1986, en octavo menor, rústica,411 pp.

Precio 3,20 euros + gastos de envío contrarrembolso.

Pedidos a Sacramenia Books

bibliopolis@terra.es

ARÉVALO Y ALMA

 

Uno vuelve siempre a Arévalo, villa castellana que nunca tuvo obispo. Pero por estas calles tranquilas correteó la Reina Niña la gran Isabel de Castilla. Arévalo y alma. Busco la huella de los versos de mi amigo Elías. En la plaza del Arrabal aura de ciudad tranquila. El cojo de Mamblas ya no está. Era mi amigo el falangista al que hirieron en la pierna en Brunete nada más llegar. Dios guarde su alma. Decía que había que quemar todos los libros pues vaya. Eso no lo hacían sólo los nazis. Almenaras de libros también ahora, dicen que hay libertad. Yesca de un brasero espiritual. Hoy la quema de libros y de ideas se está haciendo de forma solapada y sutil. Comunistas de guante blanco que han sustituido el control de los medios de producción con el de los medios de comunicación. Tanto noticia, como novela, o libro será lo que tú quieres que sea, patrón. Y todo gira en torno al monotema que no solamente es una obsesión sino una nueva religión. Por eso me llego hasta Arévalo flor de Castilla (el que Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener) Y Olmedo y Medina. Arco de Alcocer, la vieja alcaicería, arco de los puestos, fielato de los vendedores ambulantes, hoy mucho gitano. Soledades de la calleja que va a dar a la iglesia de San Juan. No me acerqué a la iglesia mozárabe. Corren tiempos laicos pero en Santo Domingo la Virgen de las Angustias me recibe tiene iglesia abierta y no sé si escuchará mis plegarias. De esta imagen era muy devota la Reina Niña y fueron arevalenses soldados los que colocaron en las almenas un avemaría. La Virgen de las angustias ganó Granada para la catolicidad y allí la veneran igual. La llaman la “Abuela” porque esta Virgen traspasada de dolores y de los siete cuchillos tiene cara de abuela sufrida que vio la muerte de su Hijo y de tantos hijos. Soledad de María. Soledades nuestras que tratamos de exorcizar con el buen vinillo y el tostón de la Pinilla. Arzones de los caballeros media lunas perdidas colgadas en la iglesia como exvotos, caños y fuentes de san Geroteo, el alma castellana. Quien en Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener. El alma de Castilla como el mejor trigo siempre en las Morañas. Pero los nuevos comunistas son laicos aunque digan que van a misa no creen en nada. El dinero manda en las ideas. ¿Alma de Castilla donde te has desvanecido? Busco y no te encuentro.

ARIMATEA

Antonio Parra

Se acerca la pascua hoy es Miércoles Corvillo y ayer fue Martes Lardero con Lunes de Carnaval el día antes,  son viejos rastros de una fiesta medieval superviviente  que ya carece de sentido pues aquí ya no hace penitencia ni el tato y la única penitencia que tenemos es desayunarse cada mañana el sapo de los informativos y vivir como corresponde nuestro tiempo de silencio. Todos  los años  tenemos por costumbre algunos de mi curso reunirnos en Arévalo previa visita a la Virgen de las Angustias ante cuya imagen se prosternó otrora nuestra  Reina y genuflexión ante la tumba de María de Guevara la protectora de San Ignacio. Un padre nuestro a las Benditas Animas por los fallecidos del grupo que la muerte va clareando las filas del consorcio de los antiguos curillas y ya les hemos cantado el gorigori a muchos.

 Luego comida en la Pinilla tostón del bueno y regado con los mejores caldos de las Morañas. Para a media tarde largarnos a una iglesia de un pueblo cercano cuyo nombre no diré.  Allá  cantamos la Passio a tres voces con gran solemnidad en fa bordón y con esa majestuosidad del canto llano que deja a Mozart a la altura del zapato y lo siento por lo que piensen algunos melómanos pero aquí el espíritu está por encima de la letra. Y en música cuanto más sencillo mejor y no lo toquéis más que así es la rosa.

Creo que ningún texto salido de la pluma de hombre supera la divinidad de este pasaje de San Juan en el que se alcanzan cimas narrativas nunca superadas. Nosotros al recitar la monodia de los versículos nos sentimos como en una nube. Milenaria cantinela llena de penetración psicológica, de misericordia y de perdón en que se cuenta un hecho histórico que ahora la corrección política trata de negar o amañar a su propia conveniencia.

Es la fuerza en el maravilloso pathos calado de concisión y de agilidad diacrónica del latín elevada a la enésima potencia y no el latín clásico sino una lengua muy posterior el que fue lengua franca de la iglesia del medievo pero la melodía entra en simbiosis con el canon recitativo y luego están los tres tonos: el tenor del cronista, el contralto de la vox populi, de Pilatos, el Sanedrín, Pilatos, el Buen Ladrón, y el bajo del que personifica al Maestro. Durante toda la edad media solía cantarse a la cuaresma en los atrios de las iglesias. La pasión caló profundamente en el alma del pueblo, fue fuente de inspiración del arte popular y los diferentes pasos quedaron plasmados en las tallas de los imagineros. Se trata de un hecho central de la historia humana que no admite ni claudicaciones ni concesiones. Hay un pasaje al final de esta narración en que el evangelista cuenta cómo José de Arimatea el discípulo oculto de Jesús y que se había mantenido a distancia de los acontemientos  “propter metum Judeorum” (por miedo a los judíos) a pedirle le entregue el cuerpo del Señor para embalsamarlo. Ese miedo electriza a toda la historia y es muy de hoy. Cristo se sublevó contra él y llamaba gallinas a sus discípulos, hombres de poca fe. No tengáis miedo. Pero  a ver quien es el majo que se atreve a ponerle el cascabel al gato; claro él era el Hijo de Dios y nosotros pobres pecadores llenos de complejos y de respetos humanos y que para colmo tenemos todos los días que comer. Antes cuando los obispos gastaban mitra y nadie se atrevía a cortarles las ínfulas de por detrás o el báculo doctoral este miedo esa sensación de canguelo ante las fuerzas oscuras y el qué dirán pero ya quedan comos prelados de la talla de un Gelmirez y aquí lo que tenemos es al tal Blaquez por ejemplo que hace encaje de bolillos para contemporizar y adobarlo todo para que el arrebatado Bedoya desde las páginas de su órgano diario les dé su aprobación y no los excomulgue a los de la conferencia episcopal. Aquí está la esclava del Señor.

Pues muy bien. Pero antes no era así. Pedro vacila al caminar sobre las aguas y se escucha el grito que sonó por primera vez en Tiberíades. Sálvanos Señor que perecemos y Él vuelve a castigar nuestro encogimiento de hombres de poca fe.

Nosotros no sabemos si pertenecemos al cupo de los de José de Arimatea más bien creo que sí pues en el grupo del discípulo que tiró de navaja y le cortó la oreja a Malco en el huerto de los olivos creo que no estamos. Hay mucho acurrucadillo en nuestras filas, otrora prietas y hogaño en merma, pues no están los tiempos para muchas alacridades. Los hay misacantanos otros que lo dejamos ya con la tonsura – no nos echaron fue una opción nuestra- sobre nuestros occipucios. Tuvo la culpa alguna que otra romería como aquella a la que nos largamos Pipe el sobrín del obispo de Oviedo y yo de San Vicente de la Barquera.

 Es una vida la que dejamos a nuestras espaldas pues la mayor parte de nosotros estamos a punto de alcanzar la jubilación y algún miembro del grupo vive ya de a hecho en la residencia sacerdotal, el asilo de los curas y por último los hay que son abuelos y van por el tercer o cuarto matrimonio. Nos une sin embargo frente a nuestra senectud y a la ceniza y el pelo blanco que unge nuestras cabezas la fe moza y vivificante “ad Deum qui laetificat juventutem meam” (al Dios que alegra nuestra juventud) de nuestro tiempo de ilusión alevín.

Claro que precisamente nuestra debilidad y nuestras carencias lo que nos da fortaleza para no contemporizar con alguna de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Y fue precisamente un friolero y un acojonado – toda su vida tuvo miedo- como don Pío Baroja aquel al que no faltaron arrestos para proclamar las verdades del barquero al diagnosticar los males que nos aquejan pues aquí el separatismo siempre fue un cáncer con muchas metástasis.

 Por ejemplo, el gran escritor vasco siempre fue del pensamiento que el problema catalán como en su día lo fue el portugués es una cuestión judía que renace de vez en cuando pues en este país vamos sin solución de continuidad desde la mierda hasta la guerra civil. Es el genio de Avinareta  que vuelve triscando por sus fueros. Don Pío no era precisamente del bando de Arimatea. La piedra rechazada por los arquitectos es elegida como roca basal. ¡Qué grande Baroja, qué intuitivo, qué genial!  Cuya biografía recomiendo pues sus dichos mantienen una actualidad imperecedera y acaso expliquen esa corona de espinas que el judío Carod, buen discípulo de Companys otro del clan, responsable de nuestra guerra civil que trajo al pobre Azaña a mal traer,  nos ha pasado por el pico en mimo sacrílego, sin que se hayan producido aquí trifulcas tan graves como las de las viñetas del profeta, ni se haya procesado al irreverente pues los jueces se lavan las manos como Pilatos. “Et in hoc homine nullam invenio causam, etc” Tampoco el horno está para bollos pues controlan el call de Gerona donde don Narcís nos toca el órgano y por las noches nos ponen en antena a don  Cesar Vidal, un libro nuevo cada quince días oye ¿Cómo podrá? Pero aquí si no eres del Sanedrín y no estás en su horma no te bautizas y están haciendo maravillosamente la maniobra de la tenaza. Atacan por los dos flancos. Por la izquierda y por la derecha lo que les convierte en poco menos que invencibles aparte de temibles.

Al fin y al cabo Cristo es el abanderado de nuestra libertad. “eleuteros” le llamaban los griegos (libertador). Así que los de mi cuadrilla para desagraviar profanaciones como la del bueno de don Carod con su cara de morsa nos reunimos a entonar la passio, a leer a don Pío y a comer jalufo en la Pinilla. Que por cierto tal y como lo preparan en Arévalo está riquísimo. Nos pusimos como gochos pero de este animal  están bueno hasta los andares como se suele decir. Los de mi cuadrilla somos godos, viejos creyentes, o “staroi vierushi” como nos llaman los de la Ortodoxia. Empieza nuestra cuaresma, tiempo de perdón. Humillemos nuestras cabezas.

01/03/2006

RECORDANDO A KOESTLER EL IMPASIBLE


ARTHUR KOESTLER UN EPÍLOGO

 

Antes de extender la perezosa – así se llama en Asturias la mesa de la sala donde sólo se come en las ocasiones- para la Cena de Nochevieja no quiero despedir a 2005 sin un recuerdo hacia Arthur Koestler cuyo centenario ha pasado casi desapercibido de los medios. El “Lobo estepario” no entra en los baremos de lo políticamente correcto antes bien su obra, la de un periodista maravilloso y la de un novelista con garra introductor en el mundo parisino del bestseller y del román verité con esa inmensa obra de calado profético en que a través de toda esa pasamanería de la utópica ucronía de los novelistas ingleses de avanzada [Orwell, Huxley, Marshall, Pinter, Shaw, todos ellos hijos literarios de Jonathan Swift],  El cero y el infinito hace una llamada de advertencia al mundo para recordar que la libertad es un bien escaso y siempre amenazado tanto por los totalitarios de izquierda o de derecha como a los que a sí mismo se denominan “regimenes de libertad vigilada”.

También Koestler era judío. Y un húngaro. Un centroeuropeo entrañable y contradictorio al que no le gustaba a él, que había sido un luchador contra Hitler y Stalín  la América de MaCarthy la de los “rojos debajo de la alfombra” y se vino a Europa y se instaló en Londres. England made me. En verdad que no ha habido otro país más libre en la tierra que aquella que surgió a partir de la gran huelga del carbón, la de Superman y de Big Jim, la de Harold Mac Millan y Wilson, Ted Heath, Lord Callaghan, la que va desde el Festival de la Luz de 1957 hasta el terrible advenimiento de la Dama de Hierro esto es 1977. Veinte años, cinco lustros maravillosos. La de los Beatles, Carnaby Street, Twiggy, y los grandes humoristas de la tele como Dick Emery, The Two Ronnies, los Monty Pythe, Benny Hill, Jesucristo Superstar.

Fiel a su compromiso con la verdad, quemó varias veces a lo largo de su vida  las filacterias y rompió carnés. Por ejemplo, fue un desencantado del sueño sionista de Ben Gorrión. Después de morirse de hambre en Palestina y de haber cantado la “Hativka” con los primeros pioneros colonos dijo que el Estado de Israel no es más que un grado de conciencia y de libertad, no un espacio físico ni un país imperialista como los demás. Ha de ser el imperio de la razón. Su familia había conocido los pogromos de la Europa del Este y él mismo había conocido sobre sus carnes qué es la persecución, qué es la angustia, qué es el medio. “Nuestros sufrimientos no nos dan derecho a asumir el papel de verdugos después de haber sido víctimas”.

Las fuentes que manaban leche y miel de la Tierra Prometida se secaron por el camino, la nata se aceda y la miel se la han comido los burros. Esto ocurría a fines de los años veinte y está constatado en su magna autobiografía Flecha en el azul, uno de los mejores libros de memorias escritos en el  siglo XX.  Hambriento, descalzo y en arambeles, retorna a París y se afilia en el Partido Comunista. Allí escala puestos y llega a ser uno de los hombres de confianza del Kommitern al que se confía la dirección del departamento de relaciones internacionales y de propaganda. Todavía escribía en alemán y en yiddish pero era capaz de hablar y escribir correctamente diez idiomas. Así que este cosmopolita en andrajos va a dar la medida primero de un perfecto revolucionario, muy ardido en las artes del agitprop para en los últimos años de su existencia convertirse en un gentleman. ¡Qué metamorfosis! ¡Qué gran transformación! Claro que era un húngaro que venía del Danubio el río de Kafka y curtido en las lides del psicoanálisis. Renunció a la carrera de médico por el periodismo pero siempre los temas de la psicología y de la parapsicología colmaron su interés.

Koestler fue colaborador de Stalín, conoció el surgimiento del nazismo en las tabernas de Berlín. Fue corresponsal de guerra, pornógrafo, cartelista, publicitario y espía. Su participación en la guerra de España adonde llegó primero como agente del Kommitern que le ordena cuando el gobierno de Azaña se traslada a Valencia que se incaute del Archivo del Ministerio de Exteriores, orden que cumple el interesado pero sólo es capaz de recuperar algunas cartas de amor, según dice, del bueno de Lerroux conocido por sus inclinaciones donjuanescas y sicalípticas, que era el terror de las secretarias, y que había convertido su coche oficial que siempre rodaba con las cortinillas echadas su nido de amor. La peripecia de alcanzar Valencia por carretera desde Madrid con todos aquellos papeles en el capó tampoco es manca.

Luego vino como corresponsal del News Chronicle londinense. En la toma de Málaga es aprehendido por los italianos. Cuando estaban a punto de llevarlo al paredón aparece su deus ex machina, Luis Bolín, un antiguo corresponsal en Londres, jefe de información y propaganda de Franco, que lo libra del linchamiento. Es juzgado y condenado a muerte en una cárcel de Sevilla donde  pasa tres meses. Ya iba a ser fusilado al amanecer en compañía de García Atadell, temible facineroso del Madrid chequista y rojo que se había especializado en las sacas de madrugada con sus Brigadas del amanecer, cuando llega una disposición del Cuartel General del Generalísimo decretando le sea conmutada la última pena por la de canje con la esposa del Capitán Haya famoso aviador del ejercito nacionalista.

Las buenas estrellas a veces se apagan y fenecen pero en este caso la Estrella de David que acompaña a algunos hijos de Israel, los verdaderos judíos, fue un resplandor invencible que le rescató de las garras del león varias veces. Algo misterioso y que he constatado a lo largo de mi vida. ¿Tiene esta gracias algo que ver con los salmos que tanto me embelesan a mí? El hecho cierto es que Koestler salvó de una forma prodigiosa. A los espías bien lo sabía él  no se les condecora. Se les paga o se les fusila. En todas las guerras es así.  Otra alternativa no existe. Espía que es cogido se convierte ipso facto en carne de paredón. ¿Entonces por qué Koestler se libró siempre y cuando era la segunda vez que lo cazaban? La primera fue en Sevilla. Vino a hacerle una entrevista a Queipo de Llano habiendo obtenido un salvoconducto en Lisboa de Nicolás Franco como enviado especial de un periódico de Budapest pero en el bar del hotel  es reconocido por unos alemanes como el gran agitador comunista y espía del Kommitern. Cuando aparece Bolín en el bar Arthur sale corriendo y se pone en franquía huyendo en automóvil a Gibraltar. “A ese perro judío le voy a matar con mis propias manos” dijo Luis Bolín. Nunca cumplió su promesa y eso que no le faltó ocasión.

Fui uno de los pocos periodistas españoles que lo entrevistaron. El autor se negaba a hacer entrevistas y menos a los españoles. Yo llevé a Koestler sin embargo a las páginas de ARRIBA. Fue muy curioso. En su artículo dominical en el Observer despotricaba contra Franco. Sin embargo, cuando me recibió en su casa de Knigtsbridge  después de unos tragos y de los cigarrillos españoles que le llevé (fumaba negro y era un fumador empedernido) me confesó que a pesar de los pesares al régimen de Franco le debía la vida aparte de haber sido uno de las causas remotas de su triunfo en literatura – “El cero y el infinito” está basada en su experiencia en la cárcel de Sevilla, es una alegoría del GULAG y le daría a ganar mucho dinero- y que cada vez que alguien le mentaba el nombre de Luis Bolín, aquel periodista monárquico que escribía en el ABC, sentía complejo de Estocolmo. Un cierto rebufo. Una mezcla de odio entreverado con cierto afecto agradecido por encontrarse vivo gracias a él.

Don Arturo me pareció un ser enigmático. Elegante con una chaqueta a cuadros, corbata de sirgo, bien hecha la raya en una cabellera densa, ojos melancólicos y rasgados pómulos magiares y esa cara de pergamino que es el rostro de algunos judíos que he conocido como Golea Meir. Y lo que me dijo en aquella entrevista me ha llevado a reflexionar sobre lo ocurrido en la guerra de España. Lo importante que fueron los ingleses en la preparación, gestión y desarrollo posterior del conflicto.  Franco formó parte de la delegación española en los funerales de Jorge VI y le encantó Londres. De allí salió el Dragon Rapide que se hizo a la vela en el aeródromo de Croydon. Y también Orwell, Philby, Bruce Marshall, Jack Jones con todos sus brigadistas de las TUC y también algunos simpatizantes de Chamberlain que se enrolaron en la legión o en las columnas del coronel Castejón. El Foreign Office jugando siempre a dos barajas. De esa forma los ingleses nunca se equivocan.

Desde luego sin la presión del espionaje británico (Bolín pudo ser perfectamente un doble agente) a Koestler no le hubiera salvado ni la caridad. Lo hubieran fusilado en compañía del ínclito García Atadell. Para estudiar este misterio hay una frase esclarecedora There is more than meets the eye. De otra forma, hay misterios que el ojo desnudo nunca podrá abarcar. Y el de nuestra guerra civil es uno de ellos. Ahora se está tratando de dar otra versión. Los vencidos de entonces merced a las artes de la propaganda y del agit prop que inventara Koestler aparecen como los vencedores y los franquistas los malos de la película.

Sin embargo, en estos tiempos oscuros de tergiversaciones y manipulaciones la figura de este escritor para mí uno de los más grandes del siglo XX por encima de Canetti, de Sastre y de otros muchos como ese perulero Vargas Llosa y toda esa patulea de novelistas proclamados a dedo y por designación resplandece señera por su compromiso con la verdad. Por la honradez y por la congruencia con sus principios. Un hombre que tuvo agallas para decir que no al Fascismo, al Comunismo y al Sionismo, los tres grandes movimientos políticos e ideológicos del siglo XX es mucho Koestler. Su memoria sirva de faro y guía a nuestras conciencias.

Guardo una carta suya pero no lo volví a ver más después de aquel encuentro en su piso de Kensington en 1973 y que compró con las ganancias de su primera novela. Se acababa de casar con Cintia. Como buen medio europeo la idea del suicidio ronda su obra. El que en Sevilla le hizo un corte de mangas a la muerte se había intentado suicidar en París abriendo la llave del gas pero en ese momento se le cayó de la estantería un grueso volumen del Quijote que le hizo abandonar su decisión, y una segunda en Lisboa con unas pastillas que le había enviado Walter Benjamín, su amigo, pero la robusta naturaleza del escritor resistió a la triaca, tuvo una tercera vez. Y a la tercera fue la vencida. Se mató junto a su compañera Cintia.  Otro pacto del diablo como el que orquestó con Walter Benjamín, su amigo y camarada. Esta vez el gas fue fulminante y sobre su frente aquella estrella davídica que siempre fulgió firme se oscureció.

La obra de Arturo Koestler es ahora ninguneada pues no les interesa a las Fuerzas Oscuras que salga a la luz pero para las generaciones venideras será un álgido referente. FELIZ 2006.

Miércoles, 28 de diciembre de 2005

 

 

   

lunes, 2 de enero de 2017


NOCHEBUENA ORTODOXA. GOGOL

 

Fiestas del solsticio invernal, el diablo anda suelto por el mundo, misterio irrefutable de las Doce Noches para contrarrestar las actividades del Maligno (horrible atentado en Istambol, pero el Negro zumbón ya se lo había advertido a Putin, cayó ¿derribado? Un avión ruso, asesinan por la espalda al embajador de Putin en Constantinopla… se va el Negro Zumbón con las manos cuajadas de sangre, en USA cunden las sectas satánicas y adoran a Baco a Venus y a Moloch en una navidades convertidas en consumismo y bacanales).

Entretanto, y me lamo mis heridas con la pomada de la literatura, releo la “Nochebuena”, un maravilloso cuento de Nicolás Gogol que es un acicate a la esperanza con un mensaje implícito: el mal será vencido y después de todo huirá al infierno con el rabo entre las piernas. Eterno mensaje. Eso sí “no somos monjes, nos atrae lo prohibido” alega uno de los cosacos.

Hay un cierto número de los nuestros que tienen mujeres pero no viven con ellas. Unos las tienen en Ucrania, otros en Polonia y algunos hasta en Turquía”. En el parlamento del cosaco a su “zaparogo” (jefe de la centuria o sentnia) se advierte que en medio de las tinieblas luce el resplandor de Cristo que nació para salvar a los hombres”.

El autor de “Almas muertas” utiliza el sarcasmo como un látigo y estallan a través de este cuento mágico los chasquidos de la tralla (knyt). Así es como hay que escribir, perfilándonos sobre el filo de la navaja.

Gogol en este tour de force literario quiere hacer un homenaje a Dikanka en la región de Poltava la aldea en que nació a orillas del Dnieper en la zona oriental del país. Era ucraniano pero escribía en ruso. Nikolai Vasilievich Gogol 1809-1852 pasó la mayor parte de su vida en Petrogrado. Era funcionario, recaudador del fisco o alcabalero, igual que Cervantes.  Tenía por misión visitar las propiedades de la nobleza antes de la manumisión de los esclavos para postular para el fisco y este empleo le sirvió de comodín para escribir una de las obras cumbres de la literatura universal (Miorti Dushi) traducida mal al castellano porque los señores debían pagar contribución por los siervos ya fallecidos. Debía de haberse titulado “Bienes mostrencos”.

Resulta que aquellas vísperas de la Navidad el diablo robó la luna y el mundo quedó a oscuras. En un pueblo de la Ucrania profunda había un herrero y pintor de íconos que se enamoró de una muchacha que era hija de una bruja. Ronda su puerta canta villancicos bajo su ventana pero Oksana, que así se llama la moza lo desdeña, pues su adorador le parecía muy bruto.  

Vakula, el hombre, no se da por vencido y, puesto que Oksana no tenía zapatos para acudir a una fiesta, ella le promete su amor a cambio de un imposible:

—Me casaré contigo si me traes los zapatitos de la zarina

Como el amor es ciego, el mozo acude entonces al diablo y realiza entonces un pacto con el maligno

   —Si tú me entregas el alma, yo conseguiré lo que me pides— contesta el Pateta.

Firmaron un acuerdo y en la aldea, mientras los cosacos tomaban el tradicional plato de Nochebuena “borsh” (sopa de coles) y bailaban “kolioadki” (cantos de villano) a compás de la balalaica y arrastraban por la nieve sus pesados capotes, bebían vodka y fumaban sus pipas, Satanás, tomando al herrero por los cabellos, lo transportó por los aires hasta la corte imperial donde el canciller Potemkin consiguió para él una audiencia con la reina.

Ésta escuchó conmovida la historia del pobre mujik que se moría de amor y accedió a sus deseos regalándole los ansiados zapatos de oro y cristal. A su vez, en el humilde lugar de Dikanka ocurren cosas: el diacono, sin que lo sepa su mujer, acude a visitar a Saloja otra belleza local “amiga de hacer socorros como la Dolores en Calatayud”…

—Por favor, virtuosa Saloja, dame una copita de aguardiente—, dice el clérigo, pero estando en estas razones llaman a la puerta.

—Ay, madre quien será… a lo mejor es mi marido, escóndete dentro de ese saco.

Pero no era el marido, que también andaba de parranda, sino el mismismo alcalde de la localidad… Más aldabonazos se oyen…

Esta vez quien pica a la puerta es el cosaco Chub, el cual, habiendo perdido el rumbo, pedía hospitalidad pues hacía una noche de perros y zumbaba la borrasca.

Decide la incomparable dama introducirlo en la leñera dentro de un saco de carbón.

La situación y los malentendidos y disparates se repiten con otros personajes.

Gogol desenvaina su fusta de la sátira al objeto de criticar, a golpes de humor, las costumbres de la Rusia zarista.

Por el pueblo resuenan mientras tanto los cantos de la Navidad, doblan a gloria las campanas y el diablo regresa de la ciudad imperial con el herrero en volandas, que venía eufórico con los zapatos de la zarina en el zurrón.

La trama se complica con lances increíbles porque la “Nochebuena” de Gogol es un cuento de hadas que recuerda ciertas leyendas de la tradición oral indoeuropea, cuando el diablo, después de andar libre por el mundo haciendo de las suyas, es derrotado: la Bella Durmiente, la Zapatera prodigiosa (comedia de Lope) la Moza del Cántaro, el Ama del Cura que consigue que Satanás construyera el acueducto de Segovia en una noche, tras convenir con él que, a cambio de llevarle el agua a la puerta de casa, ella le entregaría su alma, sin poderlo acabar del todo porque al amanecer le faltaba por concluir un arco.

Y otras muchas leyendas que, lucubrado, entre ellos Shakespeare, con el misterio de las Doce Noches, bajo el gobierno de Saturno el dios oscuro en cuyo honor celebraban los romanos las saturnales, abordan este enigma. Tiempos de tinieblas que concluyen con la llegada del Redentor al mundo.

La ortodoxia rusa celebra la navidad cuando los latinos la Epifanía.

Epifanía quiere decir fulgor, manifestación de Cristo a los hombres.

Esta es la idea motriz que late bajo la capa de la maravillosa historia del cuento de Nikolai Andreivich.

 El autor describe estas situaciones paradójicas con la proverbial agilidad y maestría del alma rusa para contar historias y para combinar lo real con lo mágico.

           Xristós rashdaet obazhaem yevó (El Señor nos ha nacido, vengamos adorarle) — canta triunfal el diacono en la larga misa de la Nochebuena por el rito de san Juan Crisóstomo.

Un grito para conjurar a los espectros. Que baña de alegría a la humanidad.

Por supuesto, el herrero y la hermosa Oksana, después de aceptar el regalo, se casaron, fueron felices, y el enemigo del género humano huyó al infierno despavorido. No le valieron sus mañas.

 

Lunes, 02 de enero de 2017

domingo, 1 de enero de 2017

ELEGÍA Y CANTO A LAS 24 REDONDAS BLANCAS

Con el ordenador son 53 pero bien está traer a colación aquí el poema de Pedro Salinas a las 24 redondas blancas como punto de apoyo que mueve el propio movimiento: "quietas dormidas están Las treinta redondas blancas; entre ellas sostienes el mundo" En realidad estos sagrados templos de las Nueve Musas son- y es lo que quería decir Salines- son cariátides que sostienen empujandolo hacia arriba al globo de la esfera armilar. Como vehículos de la idea y ancilarias de la palabra. Sin palabra no hay ciencia ni comunicación ni progreso. El be de la cabra y el chillido del mono. ¿Es a lo que volvemos? Dios quiera que no. Así, con este verso, el poeta Salinas en "La Voz a ti debida" entonaba una loa al tablero de la Smithson Corona, su maquina de escribir, ábaco del amor y del dolor, cifra y compendio de nuestros pensamientos, férula de nuestras vidas que en ellas ponemos al tablero, campos elíseos de las nueve musas, burladero con que hurtamos el cuerpo a las cornadas de esas vaquillas que son auténticos miuras morcillos, tan difícil de poner en suerte como a todo toro hembra, instrumento de trabajo de vates, abogados, periodistas, comerciantes, cronistas en general. Alistair Cook sesudo radiofonista británico en una de sus emisiones últimas por la BBC(1) en su "Carta desde América" propalaba la noticia de que la firma Smith&Corona cerraba sus puertas después de haber estado fabricando mecanografía desde hace 125 años. Sería una noticia que pase inadvertida. Los Massmedia se encuentran muy atareados por cuestiones de mayor momento a causa de una actualidad vertiginosa, en la cual parece que la historia se derrumba. La firma patentadora de maquinas de escribir, cajas registradoras y otros instrumentos de cálculo más antigua de los estadounidenses, al cerrar sus dependencias y mandar a sus laborantes al paro, no es más que un nombre temblando en un papel, en la larga lista de fusilados a causa de este "alzamiento cibernético" que no cesa. ¡Ah, las redondas blancas, que se bañan en tinta y en sangre y a veces en agua clara! Las aguas del Tíber, como en los tiempos de cesar, siguen bajando negras con la sangre de tanto ahogado que grita antes de expirar: "soy poeta". Una empresa que fenece; su cadáver, en cambio, no es un fiambre como los demás. Surjan de nuestras gargantas cantos epicedios de los que lloramos la desaparición de estas treinta ninfas mecánicas que nos ayudaron a construir nuestros propios paraísos e infiernos. De papel. Las anduvimos aporreando con ira revolucionaria cuando nos creíamos con algún poder para que todo esto cambiara. Recuerdo que Paco Umbral se fotografió una vez desnudo y su "pluma Olivetti 22"- la que utilicé yo- le servía de hoja de parra y así, in púribus, pero, a cubierto por el paño de pudor de las redondas blancas, apareció en la portada de uno de sus libros(2). Las hemos acariciado con éxtasis. Con ellas hicimos el amor; tuvimos los mejores orgasmos. Una idea feliz, una metáfora de contraste, un concepto de inspiración son como para correrse de gusto. Porque, desde el principio, sobre sus lomos cabalgaron nuestros primeros poemas de amor. Ellas son en verdad el amor. La novia que nunca cambiamos por otra. Ni nunca ella nos dejó. Amor a primera vista. Amor imperecedero. Aunque hoy ¿escribir para qué? Difícil respuesta: es difícil escapar al ojo panóptico de la Gran Cuadrúpedo Sinario. Le importamos poco los escritores. Pero son muchos años amando y sufriendo, dándoles a la tecla, mucha cólera y no menos ternura de afanosas noches en blanco escuchando las retransmisiones del alma y las que llegan DX, voces amigas de sintonías efervescentes en la madrugada. ¿Todo esto para qué? Es el mensaje de la botella. Algunos dirán que esto que hacemos es un ejercicio inane pero a él estaremos sometidos los que no sabemos hacer otro (Cela dixit) hemos dejado la piel quemandonos las pestañas para que amenguara la vista, y gastando la yema de nuestros dedos. Se atrofiaron los riñones, duelen las caderas y van las manos involuntariamente a atentar los cuadriles. Nos desriñonamos, vaya, entre sahumerios incesantes de nuestra cachimba y las tazas de café. La pipa ha sido otro de nuestros consuelo. A la ingratitud de la existencia se vence con tabaco y humo porque acaso no otra cosa seamos que humo. Hemos sudado la gota gorda en este oficio que no guarda parangón con ningún otro. A ratos resulta suplicio y cadena. A ratos, deleite y fruición. Sueños que sueños son. Escribir es, ciertamente, una profesión pero también un vicio, del que no se descuelga uno sino con la muerte. Y a tal punto, que puede resultar más llevadero quitarse del trago o del tabaco que renunciar a esta grafomanía que nos penetra. Nuestros sueños, pesadillas y realidades, se condensan en ese claustro apretado de las "treinta redondas blancas". Ahí está la vagina rasgada de la sonrisa vertical que lanza hijos de la imaginación al mundo. El peligro es claro está junto a los retoños sanos las paridas. Redactar una parida es como alumbrar un hijo tonto. Por desgracia, éstas abundan lo suyo entre los "leguleyos" y plumíferos/as y plomíferos/as que engendran demonios. Sin embargo, el rodillo de nuestra portátil todo lo abarca: el tópico desangelado y la idea genial. A veces este carro de fuego de nuestra Olivetti echaba chispas. Era un carro de fuego en el que Elías trepó hasta los cielos. Por la cinta de la fábrica de los sueños- verdaderos caprichos goyescos- salían hasta cascos de botella. Pedro Salinas pasó a limpio el original de La Voz a Ti debida en la Smith Corona insertando en el rodillo cuatro copias al carbón. De la misma manera hicimos muchos españoles con nuestros primeros poemas. Nadie nos hizo caso y aquellas láminas olvidadas y amarillentas yacen olvidadas en la oscuridad de viejas maletas o en cartapacios y antiguos archivadores. Es otro riesgo que hay que afrontar, máxime, en la actualidad, el anonimato y la oscuridad. Estamos condenados a re-escribirnos y a enviar mensajes a nosotros mismos. Por si acaso lo lanzamos a la Red formato HTML en la esperanza de ser leídos. "Escribe para ti mismo", dijo doña Machina la bibliotecaria de Logroño. En aquella frase me pareció escuchar una sentencias de muerte. Doña Machina era una mujer cruel como las Parcas mismas. Machina, máquina infernal, nos metió en buen mechinal. El poeta se queda sólo. Le han arrebatado la lira pero nunca le podrán quitar su voz. Y nadie, mejor que el vate madrileño transterrado a Nueva York, supo cantar a la esbeltez y mutismo de cariátide de las Treinta Redondas Blancas. Mundo de cine black & white. Y por esa sendas seguimos los demás juntando palabras blanco sobre negro. ¿Tiene que ver un irritante como el café o como el tabaco con el hecho de la inspiración? Pisemos mayúsculas. Calquemos en la versal del acento. Lo esdrújulo y apaisado. Antonio, no te metas en ese jardín. Las treinta fichas constituyen no sólo nuestro aval. Son igualmente le muro de carga del edificio de nuestros sueños y Wailing Wall de los que se sienten incomprendidos, maltratados, perseguidos y hasta trucidados por los Herodes de las épocas. El acto de escribir es un acto inocente pero a veces los escritores pasamos por terroristas. Con esta tecla en nuestros dedos estamos echando un pulso a la Historia. Nos da en plena cara el viento del Espíritu y nos sentimos eufóricos cuando escribir resulta sencillo o consternado cuando se aleja la inspiración. No hay tormento mayor que el de la cuartilla en blanco que aqueja a todo escritor. Hay que contar historias. Las que merecen contarse, y las que no. El ordenador no ha hecho sino aumentar el campo de posibilidades (y feria de vanidades) de la escritura hasta límites increíbles. Porque la mecanografía continúa siendo la abuela irreconocible de la telemática. Pisar la tecla mayúsculas/minúsculas de una "Underwood" o de la última computadora fabricada en China es realizar profesión de fe en el misterio de la palabra. Reyes del alfabeto tenemos la llave triunfal del abracadabra. El soplo del espíritu, ya decimos, se equipara con el duende de las imprentas inserto en la magia de las Treinta Redondas Blancas con su inmenso abanico de combinaciones. Que brindan la salida del laberinto. A través dellas rastreamos el hilo de Ariadna. Mi portátil(3) hasta hace poco seguía emitiendo ese tableteo nervioso y seco de las ametralladoras. Ta. Ta. Ta. Y yo me sentía como el violinista en el tejado o como un francotirador - es lo que he sido toda mi vida, largando por lo independiente, yendo por lo libre- que asmaba la calle desde arriba y soltaba tiros contra todo lo que se movía. Contra esto y aquello. Esto y lo otro. Ese sonido de mi Olivetti es para mí pobre escribir lo que la campanilla de las cajas registradoras que hacen poner los ojos chiribitas de los tenderos. Tilín. Tilín o el till que dicen los ingleses. Hacer la mili como servidor de ametralladoras es un buen empiece para un escritor. No me embromen con cuentos de hadas. Donde pongo el ojo, pongo la bala. Me jacto de haber dominado este oficio a fuerza de tesón. ¿De qué me ha servido? Tuvimos la mala suerte de vivir en un tiempo perdido de persecución y de incomprensión. Este ha sido uno de los periodos más siniestros de la historia de España pero, si cabe, que los del Rey Felón. Que vuelva Goya y se hinche hasta la narices de estampar narices borbónicas, cayetanas y monarcas con cara de gilipollas, princesas facticias y ficticias y niños rubitos y archi guapos que dan muy bien en el Hola y dan de comer a Rocainfiel y otros de la cuerda. Con su pan se lo coman. Mientras la patria desolada se muere de tristeza y de asco aunque todos nuestros súbditos a los que va la marcha están bajo la bota del control. Que acá no se mueve nadie. Esto no es, desde luego, me huelgo decir que yo, francotirador, que estampo mi diuturno paqueo sobre el sobrepelliz de mis hadas madrinas que son las Treinta Redondas, donde pongo el ojo pongo la bala. Ni las ideas ni las palabras me son refractarias. Casi como Indurain cuando se monta en una bicicleta y llega al pódium del Parque de los Príncipes. Hay días malos en que te entra la pájara y uno no tiene ni una triste historia que llevarse hasta las teclas. Sequedad informativa. Penuria inspirativa pero dejalas, hijo que ya vendrán. No entra nada en esas esfera maravillosa de las cuarenta pulsaciones por minuto. La mente parece bloqueada y entonces es como el cadoz de la noria de una alberca que se empeña en sacar agua de donde no mana. A la maquina de escribir hay que aporrearla pero el ordenador parece que va solo. Se embala. Es una maquinaria de magia oculta que parece ajena al temperamento y a las veleidades humanas. El PC(4) no parece comprender los altibajos del plumilla que lo maneja. Es silencioso, de visión nictálope, superferolítico, eficaz, pero a veces nos muestra la cara hosca de sus manías. Es más inteligente, menos apasionado que la maquina de escribir, al tiempo que muestra un mundo plano. Es todo cabeza porque de raza le viene al galgo. Lo dicen inteligencia artificial. La otra, todo corazón. Los que para escribir necesitamos barullo, humo, que suene la campana, que se atasque el rollo de papel que rechine el carro y que se cargue aun el tope de la justificación echamos de menos a la "Underwood" cuyo espaciador manejábamos con furia porque cada linea escrita aunque no nos la pagasen como a Agatha Christie o al perulero don Vargas Llosa que cobra una millonada por sus engendros en forma de articulito era una victoria. Era como rescatar al Ser de la Nada. El que pone una idea en circulación en este país de modorros engendra y trae muchos hijos al mundo en diferentes partos múltiples. Echábamos para el compañero de al lado una sonrisa de satisfacción. Cáspita. Eureka. Lo conseguí. Los que venimos de esta furia nos sentimos cohibidos por esta gollería silenciosa de la cibernética. La memoria artificial abrió para el escritor la cancela de otros mundos. Con ella puede llegarse al texto perfecto. Quitar. Añadir. Corregir. Sobrescribir. Formatear. Escindir. Proyectar. Subdividir. El cursor y la clepsidra. Todo aséptico y superferolítico pero uno siente nostalgia por aquel ambiente visceral, aquel humo, aquel hablar a voces. Hoy ya no se fuma. Es un mundo sin tabaco pero envenenado con otros tóxicos. Y todos vivimos enajenados por una vida sin ilusiones y sin amor. Mercurio derribó a apolo de su pedestal. La última carta desde América de Alistair Cook-el hombre que narró para la BBC la entrada de los rusos en Berlín y la caída de la Montecasino-sus crónicas eran tan periodísticas que bastaba con escuchar el lead, después se perdía en juego de palabras y parecía que se escuchaba a sí mismo- me ha embargado de añoranza este domingo de agosto. El periodista británico cuenta lo difícil que es en Nueva York hacerse con una cinta(5) de maquina de escribir a gentes que, como él, siguen sin entender el ordenata. ¡Hay que ver las maravillas que inventa el hombre blanco! Aquí empieza el tránsito de lo digital a lo analógico. Las manualidades tienen poco espacio de vida. En Nueva York nació precisamente la maquina de escribir el 1873 patentizada por un inglés que se apellidaba Remington. Este señor se había forrado fabricando cañones y armas cañones. Su caso era muy parecido al del magnate Nobel sueco que fundó los dichosos premios aquejado de un golpe de arrepentimiento por haber colocado en el mercado armas de todo tipo. No sabía el hombre que la maquina de escribir también puede ser un arma letal y cargada de futuro. Puede causar bajas y barrer enemigos sin necesidad de pólvora u otro fulminante. Es un revolver y una navaja(6). Pero la mecanografía puede ser un atril para reclinar los santos evangelios. Se trata de una herramienta carismática para cuantos seguimos creyendo en la Buena Nueva. Me incluyo en el cupo de estos humanistas idealistas a los que el vulgo tacha de zumbados. Que siguen creyendo en la justicia y la solidaridad. ¡Rara avis! Las treinta Redondas nos sirvieron de escalera para trepar a esas realidades excelsas a las que aspira el ser humano que son la Verdad y la Belleza. Pero acabamos rompiendonos la crisma. Luego nos levantamos, sacudimos el polvo de nuestras sandalias con la caída, nos limpiamos los petos pero pronto nos dimos cuenta de que no teníamos donde ir. Nadie nos oferta cobijo ni nos da un lugar para lamernos nuestras heridas. Uno ha muerto para el mundo. Vive en su celda recluso servido por esas hurís sin cuerpo, dulces etéreas, a ratos hetairas, que nos sirven, nos lavan los pies derramando sobre nosotros ricos pomos de alabastro como hizo María de Magdala, que son las fieles Redondas Blancas. Autenticas cantineras para los escritores de infantería que somos los periodistas. Y de su mano seguimos escribiendo, soñando. El 408 ya san Agustín poco antes de que los corceles de Alarico hundieran sus pezuñas sacrílegas en las lajas de la Vía Apia, alertaba, desengañado, que la verdad y la belleza sólo podrán ser gozadas en la otra vida porque "mi reino no es de este mundo". De tejas abajo, sólo podemos aspirar a que ellas nos sirvan de cirineo para sobrellevar las tribulaciones y persecuciones que la vida depara o servirnos de escudo o talanquera para esquivar los muchos golpes y cornadas que nos lanza el enemigo. "Porque vivimos sojuzgados por un poder temporal en el que manda Lucifer", escribe el santo. Pese a ello no claudicamos. Conscientes de nuestra derrota temporal, confiamos en nuestra recompensa eternal. Sabremos ser carne de cañón y carne de prostíbulo pero, asimismo, estamos abocados a ser carne de máquina de escribir.(7) Somos, en una palabra, los perdedores. La voz rotunda, como de petulancia de Cook [British pasada por la trituradora del yanqui pangue, que los americanos hablan un poco por la nariz, y del acento meso-atlántico] nos sigue acompañando desde Nueva York. Es todo un icono de la famosa sede de Bush House. Él debe de haber pasado el Rubicón de los 90 en plena claridad mental. Quizás los buenos periodistas nunca mueren. Cook es la voz de la tía abuela o "auntie" que es como llaman los ingleses a la BBC. Quizás los buenos periodistas nunca mueren. A mí desde luego siempre don Alistair me pareció un buen periodista aunque un si es no es petulante, uno de esos ingleses que miran a media humanidad por encima del hombro. Los buenos locutores quizás nunca mueran. Sólo se desvanecen y su voz sigue rodando a través del éter por toda la eternidad. Cook es el oráculo de la crónica política internacional. Es un panegirista inglés de la América profunda y yo no diría de pensamiento independiente pues su discurso sonaba siempre algo "phoney"(8) pero creíble. Se le cita como hombre de la CIA en Gran Bretaña. Su letra desde América es el Nueva York entrevisto desde un angular personal narrada con un impecable acento medio-atlántico, a caballo entre sendos mundos, que ni es inglés de las islas ni es yanqui, pero que conserva toda la nasalidad en la que se expresaban los Padre Peregrinos, al calor de las viejas palabras resucitada del Webster Dictionary. Cuando yo vivía en Londres, allá por los felices 60, yo era un fan de Alistair Cook. Su emisión salía al aire en las tranquilas tardes de domingo inglés cuando al país se le para el reloj(9) y hay que darle el cuerda, limpiar la alfombra, lavar el coche, tomarse la enésima taza de té mientras atardece y las iglesias anglicanas de Londres recibían a los escasas fieles que acudían a las vísperas o Evening Song. Tenía su magia el domingo inglés que era un verdadero sabath y la voz de aquel corresponsal de la BBC contribuía a la puesta en escena del English Sunday que era en aquellos tiempos toda un institución. Mi hija Helen de dos años, que ya por entonces debía de querer ser periodista, se sentaba a la máquina de escribir atraída por la magia de las Treinta Redondas Blancas. Miralas que solos están como el lagarto y la lagarta. Su madre se atareaba en la cocina y mientras daba el botón del conmutador Suzanne decía: -My God. This bloke goes for ever(10) Ella le había conocido de niña cuando era un anciano. La voz siguió repicando hasta bien entrado el siglo XXI y luego su cadaver experimentaría una historia rocambolesca. Alguien lo robó para extraer a don Alistair difunto algún órgano. A lo mejor fue la voz que la tenía bastante eufónica. En 1995 seguir escuchando a don Alistair me llena de nostalgia con aquel mundo que dejé atrás en England, que fue mi secunda patria, mi segundo país y del que a veces me siento exilado. Un exilado soy del amor, de la verdad y de la belleza. My God. ¡Ha pasado tanto tiempo! ¿Qué sería de mi pequeña Helen a la que la madre me impidió visitar?(11) Pasó tanta tiempos, cayeron tantas hojas muertas que se llevaron a tantos amigos a lo largo de infinitos otoños. He llenado tanto papel. Emborroné tantos folios. A veces con menos eco del que esperaba y de lo que creo me merezco. Pero la vida es ansí (don Pío dixit) Sin embargo, las redondas blancas siguen ahí y de ellas yo no estoy ayuno ni a blancas. Bien las conozco y ellas me conocen a mí. Conservan el magnetismo imponderable de la eterna juventud. Y esa inocencia que han de tener las bellas para ser bien deseadas. Son deidades a las que su castidad convirtió en Vestales del devenir. Ellas serán vírgenes perennes mientras nosotros envejecemos arqueando el lomo sobre la esteva y nos aquejan los achaques y los ataques de malencolía pues ya nada será como entonces. Ellas nos devolverán algún día el amor. Por su intercesión quizás tengamos esa resurrección sobre la que converge todo escritor el cual mediante la escritura quiere perpetuarse: resucitar, ser inmortal. El ábaco, los abecedarios, las teclas y la escala musical son entes sin tiempo. Soñemos, alma, soñemos.

Antonio Parra 6 de agosto de 1995 transcrito 8 de agosto de 2008

1. 1995. Alistair moriría en los inicios del siglo XXI 2. Francisca Umbral falleció en septiembre de 2007 3. Máquina de mecanografiar. Entonces la portátil no era el ordenador. No había surgido. 4. Personal computer. No partido comunista. 5. Ribbon 6. Yo cerca de un ordenador puedo ser un tipo peligroso. Sorry 7. Quizás no sea un rasgo que beneficie decirlo pero el mundo de la prostitución se encuentra íntimamente conectado con el de la literatura 8. Artificioso 9. Recuerdo aquella lectura de los dominicales arrellanado en el sofá fumandome mi pipa o mi Number 6. Muchos reportajes los recortaba. Me hice periodista mirando para los ingleses. Entonces los admiraba. Hoy ya no tanto. Me aburrí de pirámides informativas y llegué a la conclusión de que los anglosajones proclamando la objetividad de las seis W pueden convertirse en sectarios. Empecé siendo periodista de agencia y me convertí en periodista de chispa. 10. Santo Dios. Este tipo parece que no se va a acabar nunca. Parece que tiene gas para rato. 11. Para los curiosos de mi biografía diré que a fines de 2005 di con su paradero y hablé con ellas. Suzanne es pensionista profesora jubilada en Cornualles y Helen es matrona

sábado, 31 de diciembre de 2016

Paulo IV el papa Caraffa intentó reducir la curia y dar parte de los dineros de san Pedro a los pobres

 

Parto hacia el Escorial tarde nevada the cherry trees in blossom que el viento de la gracia renueve la savia del justo y desde el pretil del estanque me sumo en la contemplación de las mil ventanas del monasterio escurialense un enigma volcado sobre trébedes. A Felipe II le salió un grano en aquel napolitano que subió al trono de san pedro con el nombre de Paulo IV. Malaquías lo marca con el epigrama de fidei petrus pero en esta fe que es lo que significa en la bella lengua toscana el apellido Caraffa hubo sus más y sus menos. Corría el año 1555 cuando fue preconizado hasta su muerte un cuatrienio más tarde y analizados los hechos históricos para no perturbar mi ánimo ni masturbarme mentalmente me abrazo al consejo de la docta ignorancia porque todo conocimiento allega dolor excepto para los hasidicos que se pasan la vida estudiando la Torá.

 Preferiría pecador de mí escuchar la voz de aquel personaje del Nombre de la Rosa un fraile donado un lego el hermano Salvatore que entre los estertores de la agonía como un crucificado exclama sólo sé que no sé nada. Ai nou nating. Las dos mil ventanas del Escorial óculos de la magia conductos que llevan la luz adentro esas interioridades misteriosas del alma de todo español que nos conducen al estanque del enigma donde nadan peces de colores, son testigos impávidos de la indignación que prende en mi ánimo: al Papa Caraffa lo asesinaron con un pócima, cosa habitual illo tempore. No ganaba ni para pincernas ni para copero.

Estamos hablando de los años inmediatos al Concilio de Trento. Él había ordenado cerrar todas las sinagogas de Roma. Fueron a por él y su propio confesor un franciscano español estuvo implicado en la conjura. La mayor parte de los curas y frailes establecidos en la Ciudad Eterna presentaban un origen converso. Roma magnánima y munificente brindabales asilo. El odio y la leyenda negra hacia España y sus monarcas es una deriva de que el catolicismo hispano no es trigo limpio y presenta notables adherencias vinientes paradójicamente de aquellas dos religiones contra las que luchó durante siglos: el candelabro y la media luna. ¿Será verdad que somos un poco semitas? Los españoles portamos a regañadientes ese complejo de Estrellas amarillas con el que nos designan por envidia las demás naciones europeas excepto Rusia e Italia.

Se ve la sierra blanca y pura sierra nevada desde este balcón en el extremo de la provincia de Madrid al que me asomo. Perfiles del paisaje de una orografía que en sus pliegues y retales muestra las cúspides del dogma y yo sólo sé que no sé nada. "I know nothing" como el hereje que murió en el palo.

¿Dónde te escondes Maestro de Justicia? Oh, Señor, por qué callas. ¿No te compadeces de mis sufrimientos y avatares? Me escupen. Mi cara se muestra coram populo cubierta de chorretones de sangre. Pilatos me saca a vistas, compadecido, ante el populacho y la chusma irreverente y contumaz que nunca se aplaca. Ecce homo. Llevo muchas horas de mi vida de plantón sobre las losas del Lithostrotos coronado del manto de púrpura de los locos, la corona de pinchos de cambronera en la cabeza la caña a modo de cetro de escarnio maneado, herido y un malvado que pregunta desde los micrófonos <>. Passio Domini Nostri Jesucristi…

 Los salivazos de mis sayones marcan mis mejillas. Sólo sé que no sé nada. Dios mío no tardes. Nicolás de Cusa predicaba la docta ignorancia pero también padeció cárceles y destierros. Ante mi mirada se levanta la giba sublime del monte de las Machotas.

 De Cusa volvió a Roma después de haber sido legado papal en Constantinopla año 1460 y su fe debió de sufrir un vuelco a la vista de las siete Colinas y sus corrupciones, dejó de creer en las potestades de las llaves primadas. Obispo de Roma tú no eres más que un primero entre iguales. Le costó la cabeza. Paulo IV odiaba a los españoles y a los judíos. Fue este pontífice el que motejó a nuestro Rey Prudente de "demonio meridiano", buscó alianza con el Francés pero los soldados de la liga galo-pontificia tuvieron que vérselas con el Duque de Alba en Pavía algunos años después del Saco de Roma en 1526. Los lansquenetes imperiales no cobraban sus pagas y entraron en la urbe como elefantes en una cacharrería.

Paulo IV quiso resarcirse de aquélla no bien había terminado el concilio de Trento y estableció la Inquisición. Estrellas amarillas circulaban por la Vía Apia y muchas mañanas las aguas del Tiber arrastraban los cadáveres de los ahorcados la noche anterior.

Hace ya algunos años peregriné a la Tumba de San Pedro como tantos y tantos de m is predecesores que iban en mulas paseras cargados de libros y rebosantes los artales de esperanzas y de bulas. Yo viajé en compañía de un monseñor en un cómodo avión de Alitalia. Mi acompañante que reía jocundo, lucía una cruz pectoral ornando su gran barriga que valía una millonada y que no renunció a los dos copazos de vermú cuando pasó ofreciendo bebidas la azafata:

-Roma doma, mi querido joven.

-Sí camino de Roma marcha tanto el cojo como el sano- repuse.

Roma no me domó pero experimenté esa sensación de atracción y rechazo unidos, al igual que  otras grandes urbes de la civilización. A la vista del Capitolio me dieron ganas de decir . Madre del amor hermoso. La loba que amamanta. Ubre nutricia. Ubertas. Libertas. Divinitas. Latinitas, urbs. Rómulo y Remo colgados de la teta capitolina. No se parece a ninguna de las ciudades que he vivido. Londres me sedujo de mozo. En Paris me hubiera gustado vivir. Nueva York causó una sensación de paletismo y de cursilería, un lugar cargado de energía pero horrible para vivir y ese papanatismo paleto lo está copiando Madrid que antes era una ciudad habitable. Ya no. En su afán de cosmopolitismo se está convirtiendo en Kansas City. Pronto será  Las Vegas. A Roma yo iba en busca de los papas y sólo me encontré emperadores y circo mucho circo. Esa teatralidad milenaria que aguanta el Coliseo no lo posee ningún otro monumento de la tierra con excepción del acueducto de Segovia.

En aquellos tiempos de los sesenta era una ciudad abierta donde las muchachas eran llevadas en Vespa por sus novios y los tenderos parlanchines accionaban constantemente las manos para indicarte una dirección. Podrías encontrarte a Marcelo Mastroiani tomando un combinado en compañía de Sofía Loren y de Verna Lisi en cualquier terraza de la Vía Venetto. Yo vi allá en Roma do es la santidad que todos al dinero hacían humildad. Para los españoles era la gran corte de apelación, la última instancia de los litigios porque el catolicismo romano siempre ha sido tolerante y allí se absuelven los mayores pecados y se escuchan sin pestañear las más profundas quejas pero todo cuesta dinero. Claro está. En punto a mujeres ya se sabe su gran tradición liberal. Alberto Moravia en su novela "Roma Putana" no desmerece a Delicado Baeza en su "Lozana andaluza". Es la ciudad más santa y más pecadora del mundo. Cifra y compendio de todo lo humano.

Visité la tumba de san Pedro pero también la de su sucesor Paulo IV que quiso reformar la curia y quería parte de los dineros de San Pedro para los pobres. Los usureros y cambistas en el atrio de San Juan de Letrán con la ayuda de algunos monseñores pusieron el grito en el firmamento. El crujir de dientes y los desgarros de los manteos se escuchaban hasta en el Coliseo. Regresé a España un tanto disminuida. Seguía creyendo en Cristo y entoné una Salva en Santa María la Mayor altar sagrado de la mariología pero dejé de creer en el aparato. La complacencia con las cosas mundanas y los halagos al poderoso implican una renuncia al Evangelio. Estaba yo entonces muy influido por los ejercicios ignacianos sobre las dos banderas. Los que seguimos la Celestial siempre hemos navegado contra corriente. Justo es que nos encontremos deprimidos. Pero la depresión, la tristeza, la incomprensión forman parte del lote que recibimos al cambiar al rey temporal por el Cristo eterno. La religión del Galileo la verdad es que es incómoda porque lucha no sólo contra los poderes fácticos sino también le hace un corte de manga a las disposiciones del orden natural. Nosotros no esperamos cal Mesías como los hebreos ni creemos con el sarraceno en el gran imperio de goces materiales en esta vida y en la otra. Nuestro camino lleva a la puerta estrecha.

 Al pobre Caraffa lo habían sambenitado después de muerto que se supone envenenado por una triaca de eléboro que pusieron en su copa de vino colocando a los pies de su sepultura con los mármoles semidestrozados porque destruyeron su estatua los romanos y luego quisieron quemarlo a él en efigie este letrero:

Hic jacet Caraffa

Supernnis invissus et imis

Styx animam

Tellus putrido cadaver habet