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lunes, 26 de diciembre de 2011

RECUERDO DE UNA NAVIDAD

ENRIQUE CUARTO AGRIDULCE REINAR



CONTINUACIÓN I DE enrique iv no era tan impotente

El monarca misterioso






AGRIDULCE REINAR



Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los centenarios depósitos de agua del acueducto, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter y la de Klein donde se fabricaran caretas antigas de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero en el siglo XV tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, san Antonio el Real. Hacía yo el recorrido cuatro veces dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una rumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres. En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano leyeron el epígrafe y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano. Hacía frío y me abrigué con el tapabocas. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabeza de ganado. Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, repuse hoy que ha nacido Dios:

-¿Vas a misa de gallo?

-Sí, señor.

-Pues felices pascuas, zagal.

Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque casi de olmas. Como don Valeriano se había puerto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán. Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:

-Buenas noches, sor Fuencisla.

-Buenas noches, hijo y alegría.

-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.

-Me gusta ¡qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.

-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas

Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha. Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del reinado agridulce. Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo me convencí de que el rey segoviano había sido difamado y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.

Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:

Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.

Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya

Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían sonado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio. Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pasan las generaciones, nacen y mueren los hombres, las primeras que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento. Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:

Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo

El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen. Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino los menestrales, los rabadanes y los tejedores que iban y venían a Flandes con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro. San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) y escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada. Buen símbolo porque decía don Enrique:

-He aquí mi agridulce reinar.

Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena había pimplado de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz. Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:

-Toma, monago, tu aguinaldo.

Pocas veces a lo largo de mi carrera como monaguillo y seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de aquel borrachín. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro cinco, pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad. Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo. La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Sin embargo puede ser y así ahora lo pienso que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas. Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida. El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más. A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión. Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y familiaridad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar. Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades. Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear. Todo es movimiento y variación.

Se fue a sentar junto a una mesa de pino junto a un altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.

-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.

Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.

- Aquí estoy, Majestad.

- Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.

- ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?

- Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad aunque por su ley la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.

- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.

- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Era todos ellos moros de Aragón.

No me sorprendió aquella respuesta de aquel bien rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear. En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística. Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros que no toparon jamás con un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito. Tu pusilanimidad alteza nace de tu sabio conocimiento del ser humano. Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que algunos palaciegos de mi corte. Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almibar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía. Entraremos en Granada mas eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nostros mismos?, dijo en un tono más reflexivo. La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:

-Buena pascua y buenos años, Alteza.

Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas. Se sentía el ladrar bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión. Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales. Los descalzos discutían con los calzados. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habersele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana. Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte sino su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano. Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática en aquel monasterio. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tengan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.



Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.

-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspero e ingrata de las letras; escritor, mi cronista.

Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial y alguna vez mi nombre en letras de molde) la idea me atraía. Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, peligroso oficio y arriscado afán. Me iba a uncir al yugo compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe no contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un mihura que no falla ninguna de sus embestidas. Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.

-Pese a todo, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo- dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensativos- Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas. Serás rebelde y comunero.

-Entraremos en Granada, señor.

-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el prpósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero pelée en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.

-Actualmente sólo hay ingleses y moros.

-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso. Y prosiguió:

-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy cabezotas, hijo, muy cabezotas. Lo malo es que detrás del moro está el judío y ambas religiones confabuladas contra nosotros constituyen un enemigo casi invencible. Ello forma parte sin embargo de la maldición de don Rodrigo.

Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví. Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que huye de estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta. Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz eran impronta enriqueña y se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su tortea y su veleta. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.

-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas

el aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:

si busca milagros, mira: muerte y error desterrados

miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos

el mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos

el peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos



En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia


una burda maniobra contra Putin abocada a fallar

PUTIN EN LA CUERDA FLOJA. PERO FRACASA EL MOVIMIENTO CONTRA ÉL A TRAVÉS DE REDES SOCIALES, ESTRATAGEMA SIONISTA, PARA DESESTABILIZAR A RUSIA Y LLENAR EL MUNDO DE TERROR



La bestia ataca por Navidad. Monstruosa sarracina en dos iglesias nigerianas en la misa del gallo a la hora de alzar y cerca de cien muertos.

Un oscuro movimiento islamista los hilos los maneja sabe Dios qué Alá que urde la conspiración cristofóbica que nos estremece se atribuye el acto criminal. En Rusia el Inicuo también ha vuelto a mostrar su horrible cuenco ensangrentado en la calva y esa marca de nacimiento de su frente que a los que hemos seguido con cierto detenimiento nos hace pensar en el Apocalipsis. Algunos dicen que el antiguo lider del PCUS porta en su molondra el 666.

Nos referimos claro está a Miguel Gorbachov ese judío siberiano que desmontó la Unión Soviética. En Rusia nadie lo puede ver. Es un judas a sueldo de la propaganda occidental. Es un loser que vive de la complicidad y el complot de un peligroso sanedrín. Afortunadamente Putin se las tiene tiesas y se las tendrá. No es una caña movida por el viento.

 Le atribuyen la manipulación de las elecciones del dos de diciembre pero el vulgo no sabe que en lo que llaman democracias occidentales los gobiernos entran y salen a voluntad de un sanedrín que da la acolada o rechaza al candidato que ellos nombren o propicien con su dinero y con la escolta de un aparato mediático.

Mientras giran los nombres en el bombo y las radios y los periódicos meten bulla ellos hacen caja al rebufo de “todo para mí”. La globalidad es de lo que se trata. Todo el poder para Wall Street. Suprimamos las naciones. Big brother is watching you etc. A Rajoy vino a investirle candidato Simón Pérez.

 El gallego hará todo lo que ellos mandan y hasta se prosternará genuflexo y lamerá las botas a los Anases y Caifases modern time. Legislará no a favor de sus gobernados los españolitos en paro sino siguiendo las instrucciones de la gran gobernanza en cuyo cuadro de honor figuran ese sátiro DSK, la Lagarde, esa lagarta sentada sobre un montón de dinero,  que viene de una aljama de Logroño y los de Logroño coño, o Cameron acólito de los Rotschild en Gran Bretaña junto Obama un judío negro como Sammy Davis Junior cuarterón.

La mafia ataca pero la movida de Gorbachov es un dejavu – Gorbi estás mas visto que el tebeo- una repetición de aquel encuentro a bordo del “Tigre” en que el jerifalte moscovita se rindió ante Bush, y se decretó el asesinato de Ceaucescu poco después de la caída del Muro de Berlín.

Tumultuosas e inquietantes horas las que vivimos pegados a la radio algunos en aquella nochebuena del 89 terminaba una década y empezaba la gran revolución. Pero la bestia vuelve al mundo siempre por Navidad. Cegado por la luz de Belén y lleno de encono, de envidia y de soberbia quiere llenar el mundo de tinieblas. Odia al género humano.

Abomina del santo nombre de Jesús ante el cual toda la creación hincará la rodilla. Es un ángel rebelde al fin y al cabo. Putin, ten fuerte. Mevdeved, esgrime tus misiles. Es el único lenguaje que entienden los asesinos.



lunes, 26 de diciembre de 2011




viernes, 23 de diciembre de 2011

Запись трансляции Патриаршей литургии из Приазовья

Киев 27.07.2011 (ошибки патриарха Кирилла и журналиста)

В день Радоницы Патриарх Кирилл совершил литургию

Трансляция Пасхального богослужения 23.04.2011

Патриаршая литургия в Дивеево. Часть 1

Интронизация Святейшего Патриарха Кирилла. Часть 1

Рождественская служба в Храме Христа Спасителя

ПРОЗОРЛИВЫЙ СТАРЕЦ СХИАРХИМАНДРИТ ВЛАСИЙ 4-4

Патриарх совершил бдение в кафедр. соборе г. Черновцы

Патриаршее богослужение в Банченском м-ре. Часть 2

Патриаршее богослужение в Банченском м-ре. Часть 1

Запись трансляции Патриаршей литургии из Приазовья

Патриаршая литургия в Дивеево. Часть 1

Патриаршее богослужение в Одессе. Часть 1

Литургия сердце Церкви DVDRip

The Lord's Requiem (Romanian Orthodox Church music)

Christmas Canon: Katavasias

Voice of an Angel

The Lord's Requiem (Romanian Orthodox Church music)

Christmas Canon *High Quality*

Christmas Canon (Oxford 7th grade Choir)

Serbian Christmas Song - Bozicna pesma

Christmas Canon: Katavasias

Byzantine Christmas Carols

RAJOY Y SU PANDA DE ARRIBISTAS Y LOGREROS

Un gobierno de trepas



Estaba claro que las huestes peperas estaban dominados por el “mono” del poder, y querían volver a pisar moqueta. En las democracias que yo he conocido y vivido me fascinó el equilibrio que existe entre la política y el bien común. Esta no es más que un servicio público. Cuando se jubilan los primeros ministros al abandonar Downing su retirada de la pública es total, suelen buscar un cottage en algún condado lejano y se dedican a cuidar de un pañuelo de tierra que ellos llaman jardín ajenos al mundanal ruido y al tráfago londinense. Callagaham se conformó con una modesta pensión, MacMillan escribió sus memorias, Lord Wilson pasaba horas leyendo en su sofá y fumando su cachimba que no abandonó hasta el final. Aquí perciben un sueldazo, coche oficial y gorilas para que nadie venga y les sacuda.   No sería por falta de ganas darle una buena a Zapatero que se la merece para algunos pero ahí  le tenemos tan pichi en un chalé de la     Moraleja con  su Travello y las góticas. Aquí se utiliza la política como trampolín para subir en la escala de valores y alcanzar el status de millonario (Bono, Su Majestad el Rey que no se sabe ni lo que gana, Urdiangrín, el yerno trincón, Loli Cospedal tres sueldazos, Pepiño Blanco que volverá a su Galicia con el riñón bien cubierto y olvidándose de cuando era el chico de los recados el botones que llevaba y traía las fotocopias, Felipe González, Serra, Manuel Chávez todo un califa y otros muchos pluriempleados y enchufados de la cosa publica)

Bien se conoce que no hay tradición democrática en este país y que todos ellos andaban lampando cuando la     Oprobiosa y eran chicos del régimen que cantaban el cara al sol e iban a los campamentos de la Hoje. Esta época que me ha tocado vivir es la del trepa incorregible el del chico o la chica que el padre quiere en la administración a la fuerza con un enchufe de algún jerifalte o de grado mediante concurso oposición. Este es el caso de    Soraya Sáenz de Santamaría de quien me consta se preparó para facultativo de Archivos y obtuvo un puesto en Simancas. Siguió opositando y sacó las de abogado del estado porque la niña hija de un mandamás del Movimiento tenía ambiciones y no se conformaba con un trabajo de ratón de bibliotecas. Es lo que será siempre y hasta en la cara se le pinta el aspecto de un múrido que se come los codos para colocarse en un puesto con opción a los garbanzos asegurados. Sin embargo, la ocasión la pintan calva y aquí tenemos a Sorayita niña modelo por lo lista y estudiosa que ha escalado la cucaña hasta lo más alto. En su cartera que abultaba más que ella cabían toda clase de papeles: los del paro, los de los comunicados oficiales y hasta los espías del CNI están bajo su férula. No me imagino a la nueve vicepresidente desenvolviéndose en una crisis bélica con Marruecos o si estalla un conflicto más grave ETA vuelve a m  a atar o Israel hace rodar sus merkavas hasta más allá de Teherán y teniendo que abrir la caja de las bombas. En una crisis de esa envergadura los memoriones los trepas los que se saben bien la papela porque les ha tocado una bola que les gustaba y lo bordan están de más. La impresión que da este gobierno Rajoy equipo en el que la mayor parte son gente desconocida que responde al cliché de trepas es de una gran fragilidad. Un grupo de chicos listos a lo mejor de esos funcionarios que pisan fuerte porque fichan y están en nómina, y creen que España es su finca. Nada hicieron por defenderla y mejorarla. Lo suyo es cotejar el escalafón y chupar del bote. Estos quieren crear empleo y volver a la sociedad del bienestar. No son más que unos ilusos que viven de las renta y del país que les legó Franco y levantó con su sudor y su sangre Falange. Sorayita hija mejor que en un ministerio con esa cara de niño Jesús recién lavada estarías mejor en un concurso de un millón para el mejor que en un ministerio tratando de levantar una cartera que pesa más que tú

jueves, 22 de diciembre de 2011

TIENE CARA DE ENTERRADOR

Hoy es el día de la salud. El “Gordo” no nos tocó pero en las charcas españolas siguen croando las ranas. Cuaj… cuaj… monsergas políticas porque habitamos un mundo de consignas y de frases hechas. El nuevo mister presidente nombra gobierno. Apenas hay chicas en el gabinete excepto esa doña Pose Cepera que miraba con ojos hernecidos para el gran jefe. Yo quiero una cartera. Trepan por la cucaña los monstruos de la ambición. Entretienen a miss Shepperdy con respecto a la Chica abulta más la cartera que ella. Gobernar una nación no es lo mismo que ganar una oposición con premio fin de carrera. Lo malo de los ministros de miter Cobblers era que daban el pego de no ser zoquetes o al menos así nos lo parecían con sus modelitos de primeras marcas sus afeites y la apariencia de sus personas controlada por asesores de imágenes pero estos son tontos de los que salían en la foto. Todos los meses estaban en el cuadro de honor. Hemos vivido hasta ahora con el síndrome de los números uno pero luego la vida va exonerando utópicas cargas y corta las alas. Bajen ustedes el `pistón señores ministros. Lo malo es que todos tenían hambre de moqueta. Hay que conquistar el poder. Eran todo besos y abrazos sonrisas y lágrimas y esas miradas decían aquí nosotros que nos hemos currado la cartera. No me gusta Rajón porque tiene el rostro alargado de empresario de pompas fúnebres. Podría actuar perfectamente como padrino de un duelo ruso o ser el undertaker en un funeral inglés. Parece que le van el chaqué la chistera y los guantes blancos. Se ha cargado el ministerio de Cultura. A estos neocom hispanos la cultura les importa un ardite- manda en página la economía. No me de ustedes novelas mejor no verlas. El `prado no es más que un lugar detrás del buen retiro. Hoy casualmente pasaba por allí y había más de cien maromos echando carreras pedestres. No buscaban la corona del martirio. Todos y todas querían ser ministros/as. Al fondo de la meta les aguardaba don Mariano con cara de enterrador.

HAY QUE COMPRAR ESTE LIBRO ES UNA OBRA DE ARTE

ADQUIERA EL LIBRO “seminario vacío” UN BUEN REGALO DE REYES



Es una obra fundamental para conocer las cosas que están pasando en España desde la llamada “transición” en referencia a los cambios operados también en la Iglesia. Es una obra de amena lectura, de rica prosa enriquecida por un buen comando del castellano y el dominio de los recursos narrativos, en el marco de un ambiente melancólico en el que se añora un tiempo medieval y una sociedad española que despareció para nunca volver.

Garantizamos al lector que pasará un buen rato entregado a su lectura y que no podrá dar de mano al libro hasta llegar a la palabra “fin” lo que siempre es un signo determinativo de la calidad de una novela.

El autor es un veterano literato con muchos años de oficio a las espaldas. Cuenta con la boca grande lo que muchos españoles no se atreven a decir con la boca pequeña, en una sociedad dominada por el miedo, los convencionalismos, y el interés mercantilista de una España donde han muerto los ideales, que se niega a reconocer su pasado y de esta forma renuncia al futuro



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miércoles, 21 de diciembre de 2011

en el jubilo del sol victorioso

Fiesta del sol invicto

Oh solis invictus

Navidad de cristo

Campanas que tocan a gloria

Mañana en Belen

Así pasen cien dias

Tocarán a clamor

En jerusalén


CAMPANAS DE BELÉN

·                   Córdoba en su mezquita catedral tenía la campana que sonaba grande en las mañanicas de fiesta, pero yo creo que era menor que la de la Giralda de Sevilla, a la que llaman el campanón  de la cristiandad y en mi ciudad de Segovia, los conciertos campaniles eran frecuentes.  toque de campana reuniase el cabildo con el concejo Amamos los hispanos las campanas y los campanarios, sonoro esmeril de la gracia, y por las escaleras de la torre suben y bajan los Ángeles, me gusta escuchar el hurra triunfal de la resurrección para preguntarme con san pablo a las parcas oh muerte¿ do está tu victoria? las campanas eucarísticas trenzan la armonía de un regalo misterioso que se nos dio solo a los creyentes, supieron tocar a gloria pero también a fuego y a clamor, se acerca el Día de las Anima. Esta noche tocarán  a muerto pero  sabe enhebrar el badajo el repique de boda y hasta un villancico:

·                   En Belén tocan a fuego del portal salen las llamas

·                   Porque dicen que ha nacido

·                   El redentor de las almas

viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS CAPIGORRONES DE RAJADIZO EL MIRÍFICO

Cartas devueltas


Desgastada la lengua de pegar sobres donde meto esperanza nadie responde. Donde pongo poemas, lágrimas, voces que devuelve el cartero: se desconoce.
Y puse bien las señas. Escribí donde me dictaba la sangre: Casa del hombre
RAMÓN DE GARCIASOL “apelación al tiempo”


Aquí nadie contesta. Nadie sabe nada de nada y por supuesto están en desuso las cartas de amor. Ha caído en desusos el género epistolar que con tanto tino cultivaron nuestros clásicos desde Jovellanos a Cela. Del que es este poema que espigo entre mis apuntaciones:
Mi vida es un erial
Que se va a tomar por culo
Y en mi camino fatal
Alguien va sembrando el mal
Con bastante disimulo.
El de Iría Flavia aquí parodia a Bécquer. En sus cartas a Antonio Vilanova, el catalán, se quejaba de un hecho cierto que esté país está plagado de hijos de puta. Abundan sobre todo en literatura pero también entre el funcionariado, la iglesia, la milicia, el vecindario. La balhurria o bahurria se desternilla de risa. Esto es un cachondeo. No podía ser más.
 Te escriben anónimos amenazando que van a practicar contigo la balichería que es el arte de meter a un sujeto el dedo por el ano. Quieren darte polculo.
 Basta ya de gestos miríficos en los besamanos y de rajadizos ministros genuflexos ante la Merkel cantando el tomad virgen pura de nuestros bolsillos, yo hago mis deberes, soy obediente y les voy a meter mano a todos los hispanos menos a los ricos.
 Don Rajadizo el mirífico le llaman ya en este país donde abundan los devotos de san Isidro los que sin dar un palo al agua esperan que los bueyes aren solos guiados por la mano de ángeles  de seis alas bajados del cielo para aferrar la esteva y empuñar la tralla, y luego quiere la peña que les salga el surco a derechas cuando no sirven ni para clavar la reja.
-Ahora nosotros nos vamos a misa. Después al mitin y a la tarde a la tasca.


Dora el sol vespertino los bermejos muros del convento donde crucificaron al Santo Niño de la Guardia. Fue un sacrificio ritual. Un holocausto como el que mandó hacer dios al patriarca Abraham hablándole desde la zarza.
-Detente Abraham- dijo Yahvé
-Señor, yo haré lo que tú mandas.
-En vez de a tu hijo Jacob ahí te mando un cabrito.
Buena la hubiera hecho el santo patriarca padre de todos los creyentes si baja unos centímetros el puñal nos hubieramos quedado sin las doce tribus de Israel y sin monoteísmo puro y duro. Caprichos de la historia. Nada de holocaustos nada de catorcenas nada de revoluciones ninguna conspiración ni crímenes rituales como el de Domnguito del Val y del Santo Niño de la Guardia. El sacristán de la iglesia segoviana de Facundo se hubiera quedado con las ganas de echar Al caldero la celebre hostia que voló por los cielos de la ciudad y Judas no hubiera vendido a Cristo por treinta monedas.
 El santo niño se llamaba Juan de Pasamonte y el rabí que le echó mano cerca de la Puerta del Perdón de Toledo tenía un nombre y apellido que andando el tiempo habría de meter mucha bulla en la historia de España. Se trataba nada menos y nada más que de Francisco Franco no el que todos pensamos sino el de un sacerdote de la ley vecino de la aljama de la Ciudad Imperial c. 1489. tal y conforme están las cosas, hasta usted paciente lector puede ser el asesino.
 Fue habido don Franciso Franco no el que piensan ustedes sino el rabí por los corchetes cuando se trasladaba a Zamora en la posada de la Estrecha. Le incautaron sus pertenencias y las vendieron en plaza pública por lo que quisieran dar y fue acusado de haber crucificado a un infantito a un seise de la Seo cuando salía de las preces Sometido a tormento cantó en el potro el nombre de  sus cómplices y luego fue quemado vivo en el barrio del Grajal. Fue un caso parecido al de don Muir al que dieron brasero en una hoguera cerca del convento de Sancti Spiritus segoviano. La crucifixión del santo niño se empareja con el robo sacrílego de san Facundo. Al entierro de don Muir cuentan las crónicas asistieron muchas mujeres de luto luciendo el capidengue que era un pañuelo que llegaba hasta los pies y en el acompañamiento se vio algún que otro capigorrón que abundaban en Segovia. Eran clérigos de origen converso que recibidas las ordenes menores no querían pasar a mayores por librarles de esto de las inconveniencias del presbiterado permitiéndoles sin embargo formar parte de los cabildos y de la lista de los paniaguados eclesiásticos.
En la catedral de Ávila su numero era ingente porque de capigorrones se contaban más de cien. Muchos vinieron de Francia con el maestro Eruchel que sería el arquitecto de la inmensa mole mitad castillo mitad fortaleza y mitad sede metropolitana bajo la advocación de San Marcial. La fábrica impresiona. Cuenta con un pórtico flanqueado por dos atlantes uno de ellos con apariencia de sátiro “empalmado” que su verga de piedra en erección alcanza casi la altura de una adarga.
Por el empedrado de acceso a la iglesia mayor abulense rodó la cabeza de un cura aragonés que se llamaba mosén Rubí de Bracamante. Este buen sacerdote fue a ver al rey y le dijo:
-Majestad, esas guerras de Flandes son una sangría a nuestros erarios y no me parecen bien.
-¿Quéeee?
Felipe II llamó a la guardia y el pobre cura fue conducido a la Ciudad de los Cantos y de los Santos donde le dieron mulé. Está enterrado en el cementerio de herejes lateral al Mercado Chico.
Yo barajaba tan tristes recuerdos la otra tarde que por no tener mejor cosa que hacer cogí el coche y recorrí los cien kilómetros que separan Ávila de Madrid. Quería respirar aires místicos que me liberen de miasmas y bacilos de la vida corrompida en la corte y allí las brisas son diáfanas. Tenía antojos de yemas de santa Teresa. Uno de los CIU ha venido a decirle al rey Botellas que no quiere formar parte de estos reinos y éste le recibe con acento resignado y bobalicón. Cualquiera de sus antepasados hubiera mandado a galeras a este caganet por su falta de comedimiento pero el Rey Botellas no es lo que se dice Felipe II sino la vera efigie del monarca soso, trincón que sólo sabe leer y lo hace mal sus discursos. En algunas villas le llaman el Pasmado y en otras el Pregonado fin de la monarquía.
 Babieca por lo visto se llama su caballo pero no es el del Cid. Todo lo contrario.
Una subigüela retrasada de sus compañeras y que no emigró como parece ser que ahora tampoco emigran las cigüeñas me entretuvo con su canto cuando me paré para mear y echar un cigarro en un apeadero. Cuando canta la subigüela refieren los labrantines de esta comarca es signo de que va a nevar. El avefría siempre fue heraldo de las nieves. Ya los cerros en la lejanía ostentaban sus testas blancas. Es mucho mejor escuchar la melodía de una alondra que los discursos decimonónicos de don Rajadizo ese señor de las gafas y de la barba rala que parla con algo de frenillo.
-Va a haber recortes.
Se agitan los dados en el cubilete y a don Mariano le ha salido el tarafe la flor o la trampa como aquel que dice. Mira que hay que joderse. Ayudarme zancas que en esta vida todo son trampas.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

CONFESIONES DE UN LECTOR EMPEDERNIDO TRES SIGLOS DE BIBLIOTECA NACIONAL

Tricentenario de la Biblioteca Nacional: España primera potencia mundial bibliográfica. Exportadora de humanismo

Por Antonio Parra

Unamuno en una frase desafortunada y tergiversa salió con aquello de que inventen ellos. Don Miguel como buen vascongado era un poco presumido y echado palante, aparte de que sus libros que son como coces encierren muchos pensamientos pero poca música, con frecuencia metía la gamba. Naturalmente enfrente de este axioma se sitúa toda la obra enciclopédica que demuestra que sí hubo ciencia española y que nuestra patria alzó el estandarte del humanismo cristiano que es todo él en gran parte de raíz conversa. Ese amor respeto y casi idolatría hacia la letra muerta nos viene de Israel. En España mucho se cavila y siendo despectivos hacia lo nuestro y desconsiderados hacia el otro (de ahí que el parlamentarismo y la democracia no suelan funcionar en este pueblo egocéntrico y caciquil) se escribió siempre y a marchas forzadas. Dicese que en todo españolito se oculta un dramaturgo, un novelista, que guarda sus cuartillas en una gaveta. Es la cólera del español sentado, indignado, exasperado, perplejo y hasta amojonado por los malos políticos que lo gobiernan. Con todo y eso, una golondrina no hace verano y, si bien se mira, hay otra España que trabaja con ahínco que no va al Congreso a discursear a hacer la bombilla como don Mariano Rajoy que parece un tribuno de gacetilla del 19 o a lucir palmito melena al viento taconeando por el Salón de los Pasos Perdidos mirad lo guapa que me han puesto y lo bien que luzco, chiquitos, como Loli Cospedal que es una manchega sesquipedal, la chica de alterne del PP, y nada se diga de Trini la culona y de doña Nasty Espe y demás farfolla. Esta España oficial de figurón y relumbrón nada tiene que ver con la sufrida nación del abnegado Juan Español, la del médico, el electrico, el mecánico, el policía, el catedrático, el sereno. Estos seres anónimos vigilantes son capaces de las mayores proezas si les sacas de este ambiente pazguato o corrompido. Recorrer todo un continente, construir una catedral él solito, sacarle a una huebra irredenta quinientas fanegas de cebada como hizo mi abuelo, estarse pies quietos a un volante quince horas como Ascanio el autobusero de la línea que va a mi barrio. Ya lo dijo el Cid “qué buen vasallo si hubiese buen señor”.

Hay una España de cascajo y pandereta como la que haraganea por los programas de la tele y otra que es seria, responsable, callada, nada jacarandosa que con una voluntad indomable y una paciencia benedictina practica el lema del “ora et labora”. Son los de abajo a los que no enchufan micrófono ni enfocan pantalla. En esa España del laboreo del currito sin remilgos ni contemplaciones me sitúo yo y otras muchas gentes de mi generación a los que la llegada de los Incombustibles nos apagó la candela y tuvimos que hacer mutis por el foro. Esgrimimos un silencio cartujano frente a la vocinglería de los políticos, los aspavientos de los ministros de la cosa y la babosidad rayana en el tialismo a causa de su secreción permanente de saliva aduladora de los periodistas lamerones que constituyen la clá de un sistema totalitario so color de demócrata.
Y a esa España pertenecen los hombres y mujeres que han hecho que sea posible una realidad a lo largo de dos siglos: el de la Biblioteca Nacional: archiveros, facultativos, documentalistas, encuadernadores, subalternos, jefes de sala, conservadores, vigilantes y tendedores de libros. Hoy cuando muchas instituciones pasan por un eclipse a causa de la corrupción que baña a la vida política y salpica incluso a la corona, cuando la iglesia acusa uno de los mayores desprestigios porque sus obispos son chaqueteros o ramplones el bajo clero viviendo en el limbo de la estulticia, la Justicia parece una merienda de negros, la Banca padece el bacilo de Koch y está tuberculosa como el euro, y todos los españoles parecemos cansados y expectantes en el que ha de venir, como los judíos a Mejías, sólo se salvan  de este círculo de tiza de aberrantes sinsabores, la cochambre ambientativa y la estupidez e ignorancia carpetovetónica, la BNE, la Guardia Civil y una parte del ejército el poco que nos queda, y algunos médicos de guardia y enfermeras de los grandes hospitales.
 En sus anaqueles quedaron depositados todo lo publicado en la nación y gran parte de las republicas hispanoamericanas hermanas a partir de 1712 cuando Felipe V de Anjou el primer Borbón decidió crear la institución. Verdaderos tesoros bibliográficos que van desde el poema de Mío Cid, la Biblia Políglota de Cisneros o el Beato de Liébana hasta las novelas de Corín Tellado.

En efecto, el 29 de diciembre de 1711 había nevado en Madrid. A la mañana aparecieron unos albañiles ante el convento de la Encarnación. Empezaron a construir un pasadizo que conectara el monasterio con el alcázar. Las religiosas protestaron porque perdían parte de su inmensa huerta pero el quinto de los Felipes como hombre ilustrado se había traído de París seis volúmenes, los cuales agregados a la librería de la Reina Madre Ana de Austria esposa de Carlos II constituyeron el germen de una de las colecciones bibliófilas más importantes del mundo. De la cuestión se encargaron los jesuitas, los primeros bibliotecarios. Para ayuda de costa el monarca mandó pregonar un nuevo impuesto sobre el tabaco lo que no deja de ser simbólico en abono de la relación que existe entre la escritura, la lectura y el vicio de fumar. Menéndez y Pelayo no creo que hubiese sido capaz de sacar adelante una obra tan titánica de crítica literaria sin los adminículos de la targanina en el cenicero de su mesa doctoral y el chupito de café al lado. Humo y literatura viven al lado.
 Sin las volutas de la cazuela de mi cachimba que me aíslan un poco del mundo y me elevan a esferas más altas de lo pedestre y terrenal yo tampoco hubiera tenido paciencia para pasarme noches enteras delante del ordenador y redituar una tarea articulista, ensayística e incluso novelística que se sale de lo normal. Tal vez el ser humano sea sólo humo que se va.
No obstante lo cual sus sueños son importantes y plasmados en un soneto pueden alcanzar la eternidad.

El rey nuestro señor tuvo asimismo a bien ordenar que de todo el material que se saliese de los tórculos dentro de la península se enviara una copia a la Librería Regia. En 1788 Gaspar de Jovellanos, espejo de erudición y uno de nuestros primeros archiveros, redacta sus constituciones creando un departamento de lenguas orientales (árabe y hebreo) y clásicas (latín y griego) pero el centro que ha sido trasladado en el ínterin desde el Alcázar al convento de los Trinitarios va a padecer los estragos de la francesada. Los soldados de Murat utilizaron los viejos códices para levantar parapetos y las salas de lectura como caballerizas.
 Uno de los directores el escritor castizo Bartolomé José Gallardo promulgó una disposición que hoy en día suena a cachondeo: que las mujeres no podían entrar al recinto sin estar acompañadas o sin permiso de sus respectivos y legítimos maridos y, en tal caso, tendrían que ir vestidas con gran recato, falda larga sin adobo ni aderezo en la cara. Su sucesor habilitó una sala de lectura de lectura para el bello sexo al lado del aula de “distinguidos”.
La humorada salta a la vista porque en la actualidad al Cuerpo Facultativo Administrativo de Archiveros y Bibliotecarios del Estado se le denomina La Cuerpa ya que un 95 de las funcionarias que atienden al público en las bibliotecas y archivos del estado son mujeres. Hasta 1838 estuvo vedado el acceso de las féminas. En un país tan singular y pendular como el nuestro ahora las cosas llevan el marchamo contrario y son los varones los que están acojonados y padecen el complejo de castrado al ser la cultura en este país cosa de mujeres. Hombre, ni tanto ni tan calvo.
Ninguna discriminación es buena y uno que ha padecido las torpezas los insultos y la falta de decoro de algunas de estas subalternas autenticas eumenides como aquella Carmen Fernández del Toro que me echó del Cida porque decía que yo con mis cuatro lenguas fluidas mis dos corresponsalías y un conocimiento que creo eximio de la historia de España no valía para ese trabajo. Me insultaba, me vejaba y prorrumpía en risitas cuando me despedía con un hasta mañana si Dios quiere.
 Su novia la llamaba todos los días al archivo un par de veces y por todas las salas flameaba el estandarte del orgullo gay. Encantadas con sus tortillas habían comenzada la caza del macho. Me salvó la Virgen María y la ministra doña Ángeles. G Sinde que fue la mejor ministra de Cultura que ha habido en España desde la democracia porque esa Carmen y su amiguita eran dos fachas de tomo y lomo reconvertidas al PSOE porque un día tanto me provocaron que estuve a punto de cometer una barbaridad con las dos boyeras.
Muy agrias. Mal encaradas y peor educadas, su presencia en aquel templo de la ciencia me pareció sacrilegio, por eso me fui. Esta es una sociedad ágrafa, ramplona y poblada de paletos que se creen muy listo que se desvive por todo lo que llega de América en menoscabo y negligencia de sus intereses y causas.

Antes de entrar a trabajar en archivos (español, la marina te llama) yo fui un usuario del gran paladion libresco según se sube Castellana arriba paseo de Recoletos a la derecha y busqué la querencia y protectorado de los dioses penates- también quedan demonios, vestiglos y arpías que se nos aparecen con la cabeza de medusas girando su melena como dentro del tambor de una lavadora en nuestras pesadillas nacionales- de la cultura castellana la estatua sedente de don Marcelino que se muestra pensativo una mano en la barbilla (Rosa Regas quiso enviarle a la morgue la muy cretina pero no pudo con don Marcelino), de Nebrija apodíctico esgrimiendo una gramática con una leyenda por banda que dice: “la lengua escolta del imperio”.
 En esta galería encontramos a don Miguel con su sonrisa bonancible y melancólica y a Colón muy alzado sobre un pedestal de casi cincuenta metros que otea la horizontal del skyline madrileño apuntando al Nuevo Mundo. Este lugar fue siempre para los que soñamos en una tierra mejor un burladero y un salvavidas a sabiendas de que no es demasiado grato nadar contra corriente. ¡Ay cuántas bofetadas nos daría la vida…!
En los tiempos de Franco esto no era una carrera de ratas como ahora. Se creía en la igualdad de oportunidades y España era una economía mixta donde no sólo los ricos también los pobres podían ir al colegio. Se franqueaba la entrada a todo el mundo. Bastaba con sacarse un carné de lector. La sala de lectura vigilada por cuatro ujieres galoneados a cada esquina era un amplio rectángulo con un techo de más de 17 metros de altura.
Los pupitres con un apoyabrazos y con una inclinación a dos aguas se extendían a lo largo y a lo ancho con flexos de luz de neón. Se podía fumar y yo sacaba mi paquete de celtas cortos y el chisquero y “empezaba a darle”. El sitio era muy frecuentado en época de exámenes. Se respiraba humo, se masticaba silencio y olía a sudor y lágrimas.
El año 65 una gran sequía afligió al país y no había agua ni para lavarse con que ya te digo y olía montuno hasta en los templos del saber. De vez en cuando pasaba una señora de la limpieza con un spray y en la BNE olía después como en el cine Montija sesión de tarde programa doble donde entraban dos y salían cinco porque las españolas eran muy fecundas por tales calendas y en Socuellamos una mujer parió quintillizos. Usted es formidable. Desde los micros de la SER nos contaba Alberto Oliveras sus aventuras y nosotros nos tirábamos en la biblioteca las horas muertas. El mejor lugar para matar la tarde. Se estaba calentico. No faltaban los poetas incorregibles grafómanos que sobre los cuadernos de tapas gastadas enhebraban sus versos de amor.
 Estos eran tipos desgreñados no muy cuidadosos de su persona- en aquel entonces no se había inventado el desodorante- un aire bohemio que se pasaban el santo día de dios con un bocadillo de calamares y eran la gente más dichosa del mundo si les invitabas a un café en La Mallorquina. También los novelistas en agraz llenaban cuartillas y más cuartillas y luego con sus carpetas bajo el brazo se largaban, tristes pero esperanzados, a la caza de un editor que no encontrarían nunca. La literatura está llena de ángeles y de demonios. El destino suele ser injusto y con frecuencia no premia a los mejores.
 La mayoría de aquellas novelas escritas con entusiasmo en la inmensa sala de lectura de la gran biblioteca se perderían para siempre en el altillo de un armario o dentro de un cajón o nuestras madres o nuestras esposas las darían a los traperos. Vanidad de vanidades.
Además de los sobredichos pululaban junto a los literatos los donjuanes de media vuelta. Aparecía cualquier chavala y a su vera mosconeaban enjambres  de ligones mirones y lirones porque era gente bastante enamoradiza la de Filosofía y Letras.
-¿Me dejas los apuntes de Latín?
Ellas no solían soltar prenda pero a veces ello era ocasión para entablar palique en incluso para “quedar”. Los más afortunados en aquel recinto de las musas “encontraban plan” con alguna extranjera. El macho ibérico serie alfa siempre andaba a la caza aunque por lo general era mucho más lo que se suponía y se contaba que lo que sucedía en realidad.
 La gran biblioteca era el refugio de los sueños y el burladero de las cornadas que daban el hambre y el frío de nuestras pensiones y casas a pupilo. Por el verano salíamos a tirar la boina a los verdes campos del Edén el Retiro la Casa Campo las verbenas de San Antonio de la Florida y en el invierno a la biblioteca, acuciados por el afán de saber (cupiditas sciendi)
-¡Que pena morirse y que se apagara la juventud habiendo tanto por leer.
Era como permanecer perfecto de cubito supino dentro de la campana de cristal.
-Vivo en fraternidad con los difuntos y hablo con mis ojos a los muertos- dijo don Francisco de Quevedo y Villegas-
Pero había que ganarse las habichuelas. Hacerse un hueco en alguna parte y vivir. Había que vivir.
-Primum vivere. Deinde philosophare.
-Yo qué sé.
-Carmina Aurum non dabunt- insistía la voz de la experiencia lo que traducían aquellas Maripuris de las que nos enamoramos y colocábamos en un pedestal de lilas para el altar de nuestros primeros versos con esta frase:
-No te cases con uno de la “Facul”. Te morirás de  hambres.
Todas nuestras compañeras eran unas desaboridas pues se casaban con ingenieros de montes o de telecomunicación y a nosotros nos quedaba la bohemia de los bailes de candil y si petaba podrías siempre salir con una maritornes gallega y meterle mano en el cine Montija o en el Cristal. Asi que lo mejor de todo tirarse horas y horas en la BNE para preparar oposiciones.
El horario siempre el mismo invariable en invierno y en verano. De diez de la mañana a diez de la noche. Una semana en junio y otra en noviembre cerrábase el centro para proceder al arqueo de los fondos y al adecentamiento de las dependencias. Se quitaban las alfombras o se ponían. Estero o desestero a compás de la estación.
El Día de los Santos se encendía la calefacción. Se apagaba el primero de mayo. La vida del intelectual transcurre con pulso silencioso en ese “festina lente” que mencionaba el clásico.
Entre libros se abroquelaba nuestra alma española. Este país siente un profundo respeto desde las Partidas de Alfonso X por la letra muerta. Vida y dulzura y la sensualidad de leer pero este menester puede llegar a ser el tormento de las Danaides. El cántaro nunca acaba de llenarse.
 A este tabernáculo de las musas vino una vez un obispo bondadoso embutido en su tunicela de catedrático y nos ordenó de mayores en el gay saber entregándonos el anillo el birrete y la toga; nos dio pluma y papel y hasta la fecha no hemos cesado de emborronar páginas y más páginas;  bendita grafomanía que purifica y salva. Nos convertimos en galeotes de la caligrafía o Esforzada legión tebana de milites del espiritu que enarbolan el estandarte de la utopía.
 Una vez me perdí en el laberinto de raros y curiosos en un depósito que llamábamos el infierno porque allí estaban escondidos textos purgados por la inquisición y que no se podían leer sin un permiso del oficial mayor. Yo me di una panzada con aquellas historias de místicos emparedados como los de Llerena. Menéndez y Pelayo y Valera me sonreían desde el Olimpo.
-Sal de ahí picarón
-Le participo que no estaba haciendo nada malo, don Marcelino. Yo también quiero ser polígrafo-le contesté al autor de los Heterodoxos.
A las bibliotecarias que pasaban con documentos plomados en la mano (uno de ellos casi desmayó al tener en su poder el testamento de la Reina de España otorgado dos días antes de morir el 23 de noviembre de 1504) don Francisco de Quevedo, que en vida mortal era más enamoradizo que un portugués, les guiñaba un ojo lamentándose de que no estuviera entre ellas su adorada Lisi. Que iba a estar. Estas funcionarias no se pintan y casi no se peinan ni se adoban viven por y para la cultura y todas ellas sec sentían sufragistas arrastrando sueño atrasado de por vida por causa de las oposiciones. Y Lope se atusaba los bigotes en el descansillo de la escalera de la segunda planta. El mejor repertorio del teatro español del XVII se encuentra en estas dependencias. Y Góngora observaba detrás de la puerta del patio del provisor. Vives ponía cara de frío en lo alto del friso añorando tal vez los naranjales y el clima benigno de su Valencia que no era el mismo que el de Flandes. Tirso estaba a punto de salir para ir a confesar a sus monjas y por último Calderón se asomaba por uno de los garitones del inmenso palacio dejando caer sus lacias guedejas sembradas de caspa sobre las hombreras de su sotana de capellán de los pobres añorando sus años mozos cuando militaba en los tercios viejos. También España es un sueño y, los sueños, sueños son

 Mala cosa es cuando se politiza la cultura y pagan el pato los libros y el acerbo bibliográfico. En resolución, creo que la cultura española es demasiado importante para dejarla en manos de mujeres dicho sea sin prejuicio de parte. El arte no es heterosexual ni bisexual. Tiene que ver poco con las hormonas. El 17 de julio de 1858 se crea el Cuerpo de Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos una de las instituciones más antiguas y prestigiosas de la función pública y el año 1866 se coloca la primera piedra del edificio actual con un friso en que se tallan en mármol las nueve musas y las Cuatro Artes Liberales con un estilóbato flaqueado por acroteras que da marco a una escalera imperial cuyos peldaños hemos subido y bajado muchos de nosotros no sin cierto orgullo y emoción de sentirse español.




jueves, 8 de diciembre de 2011

al pie del milenario acueducto



AZOGUEJO O AZOQUEJO


miércoles, 07 de diciembre de 2011

Segovia buenos aires alta ciudad cuajada de elevados empeños. Cuando se asoma el visitante por ese  balcón bien ventilado que es la Canaleja se le aparece la Mujer Muerta amortajada entre sus berroqueños pliegues el niño a la cabecera y el diseño en forma de túmulo del vientre las rodillas y los pies. De niño yo iba al “arzobejo” (sic) a ver la cabalgata o a la procesión. Debajo de los ojos del gran puente de agua que parece inversomilmente flotar en el aire en sus perfectos sillares acoplados en simetría, dovelas y flancos. ¿Cómo pudieron hacer eso? Crasa Minerva y en lo alto el edículo reservado al dios augusto que fue sustituida por una virgen gótica de escayola para la que sirvió de modelo la Virgen de la Risa que preside el altar mayor de la catedral. Todo segoviano lleva alma adentro y muy profundo aquel aire de la sierra que racheaba el azoguejo las mañanas de invierno con un biruji que para de contar porque este epicentro del vagabundaje y de la briba en sus buenos tiempos era un muy bien ventilado lugar. Aquí nació la literatura picaresca y se cantaban los romances de cordel.
 Las mujeres pasaban raudas arropadas en su toquilla. Los acemileros de Zamarramala bajaban por la calle san Juan arreando a sus garañones con un costal o dos sobre el lomo o atravesaba uno de los ojos algún canónigo rezagado camino de coro echando el bofe.
-Ahí va don Anacleto. Hoy se le pegaron las sabanas. Como pase lista el deán se queda sin el estipendio.
-Han dado las terceras y casi desde aquí se escucha a los chantres salmodiar.
-No es que me haya dormido. Es que estoy sin desayunar. Desde la altura la Mujer Muerta contemplaba el latir de aquella ciudad de provincias y presidía aquel lugar cargado de ensueños y de literatura.
 Cuenta la leyenda que era una hermosa goda que se interpuso cuando justaban por ella dos caballeros un moro y un cristiano y quedó atravesada por el afilado acero de uno de ellos. Fue mártir del cariño. Este panorama ofrece al viajero una esencia mística de amor intacto circunscrito al ideal de la pureza de un deseo… ¡oh el amor siempre el amor! Mas, si se quiere entrar con la realidad de España habrá de bajar unos metros al real de la feria del azoguejo. Todos los jueves, mercado.
Venían los labrantines de villa y tierra con sus pellizas sus dientes de ajo, la targanina o el farias a flor de labios; puestos de albarcas candiles aperos (horcas, foces, trillos, bieldos, zoquetas, sombreros) yo los contemplé de niño, era una viva escena del medioevo. El testimonio de unos oficios y de un laboreo que dejó de existir. Todos fumaban por aquel entonces pues no había español que no se diese a la indulgencia o al vicio de la venganza de los indios y algunos, incluso, un cigarro puro como se ha dicho.
 Todavía caminaba bajo los arcos del entrecuesto del acueducto algún señor envuelto en la capa parda el sombrero rematado en cucurucho calzado con piales y albarcas a la vieja usanza.
 Azoguejo pequeño zoco viene del árabe. El lugar fue aula magna de la picaresca. El Portillo de Valladolid, el Rollo leonés, el arrabal de Arévalo, Zocodover en Toledo, el Potro cordobés y el Perchel malagueño atraían a la gente desocupada y errante. En Segovia  eran amos del cotarro los perailes o tejedores. En Córdoba los agujeros o vendedores de agujas. En Madrid en las Escaleras de San Felipe y la Puerta de Guadalajara soldados licenciados de las guerras de Flandes y muchos que para vivir habían de azuzar el ingenio.
Triana o el Arenal de Sevilla y la Puerta del Sol eran sitios de mayor tronío y allí los aspirantes a vivir sin demasiada sujeción recababan la licenciatura o el MA en el duro oficio de vivir. Al doctorado honoris causa sólo llegaban unos cuantos elegidos después de pasar un arduo aprendizaje por las plazas menores. Triana era el summum y una vez licenciados en picaresca algunos se embarcaban para las Indias.
 En Segovia en Valladolid en León o en el Fontán ovetense en comparación no eran más que noviciados. Los perailes los del gremio de cardar y apartar y los tundidores eran los que vareaban la lana y otros se hacían con el provecho, quiero decir que la cardaban, los mercaderes de Ávila y Medina, judíos todos o conversos, que comerciaban con los Países Bajos el famoso límiste segoviano.
 Dicen los historiadores que la vida en la edad media era gremial sin embargo en Segovia cada una de las profesiones se constituyen en barrios o en parroquias: la Trinidad era el barrio de los caballeros junto a otra parroquia la de San Juan. En San Esteban los escuderos y los curiales del cabildo capitular. En San Millán los areneros y hortelanos. Los agricultores pertenecían a la parroquia de Santo Tomás y el Cristo del Mercado. En San Lorenzo barrio de ascendencia morisca los alarifes. En el Salvador los sastres. En Santa Eulalia toda la gama de la industria textil y así sucesivamente. Segovia era una de las ciudades más ricas de Castilla no sólo en el sector lanero y su iglesia mayor poseía la renta más elevada e3n trigo avena y cebada que se guardaba en un silo administrado por un canónigo que desempeñaba el cargo de cillero. A esto le llamaba ser una ciudad de acarreo donde todos los habitantes tenían un buen pasar.
Por el entrecuesto o aceña del acueducto manaba no sólo agua sino tambien dineros. Eso lo supieron los romanos. Mis paisanos desde Trajano hasta nuestros días prefieren la austeridad al lujo y suelen disimular bajo un aire ropavejero sus riquezas.
Debajo de una mala capa hay un buen bebedor. Si los de Segovia fueran marineros- y algo deben de serlo porque el alcázar semblanza ofrece de un navío que surca los trigales de la vega baja hacia la Almunia- podría cabe decir de mis paisanos que se aferran a la grímpola de la prudencia y empuñan con tesón el cataviento de la lealtad.
 En el azoguejo al pie del acueducto por lo demás yo he presenciado cómicas escenas como aquel tratante de Cantalejo al que le sacó la navaja un gitano por haberle vendido un macho yeguato por un burreño o aquellos marraneros del blusón y la tralla que eran expertos en el arte de la balichería-robar puercos metiéndoles el dedo en el culo para inmovilizarles- y otros muchos lances de la inventiva picaresca. Hoy se acabó lo que se daba. Los jueves ya no hay “mercao pero tenemos Democracia. Somos felices.



lunes, 5 de diciembre de 2011

AMOR EN LA CHEKA

PAYASO ROJO cibitogor krasni de Eugenio Chirikov




No me gusta que la luna asome sus cuernos por la ventana, hermano. Trae mal fario. Hay en la atardecida breve de noviembre un poso de intima felicidad mientras me entrego a la lectura fruida y fluida de una novela rusa. Un buen libro recién encentado cuando lo empiezas no lo das de mano hasta acabar. Ese es el secreto del verdadero arte. Ha de existir una pulsión mágica. Traducida por Félix Diez Mateo y publicada por Espasa Calpe en Madrid 1933 en una bella edición de bolsillo, “El payaso rojo” es una novela profética siguiendo la tradición de los maestros rusos, cuya fuente de inspiración refleja un “quid divinum”. El tema es apasionante el difícil amor entre un comisario político y una aristócrata peterburguesa. El amor es más fuerte que la muerte. Se halla por encima de la muerte y de las diferencias políticas. Y entre tanto enfrascado en la lectura de este libro vi caer por el horizonte y encaramarse la luna. Me salva de mis tristezas y de mi desencanto la buena literatura como la de los grandes rusos y me ponen a cubierto de la ola de vulgaridad y de venalidad que nos sepulta en este atardecer de occidente...

La trama: dos oficiales de la guardia del zar Alejandro Nikolaievich Muravyev y Sergio Gorlitskiy se enamoran de la misma mujer Elena Vladimirovna Sborovsky esposa de un general. El primero reta a su rival a un duelo pero Gorlitskiy no recoge el guante. El ambiente es elegante y de laxitud en aquella corte del último emperador de Rusia. La interesada ama intensamente a este último que, advenida la revolución de octubre, se une a la facción de los blancos encabezada por el general Wrangler. Muravyev se convierte por su parte en uno de los temibles comisarios rojos. Fusila, tortura, interroga sin piedad mientras suenan como música de fondo el ruido de los motores de los camiones a bordo de los cuales los pequeño burgueses enemigos del pueblo iban a rendir su último viaje. Las mazmorras de la Checa están llenas. Su antiguo compañero de armas cae en manos bolcheviques al igual que Elena. Hacinada en el calabozo entre pobres miserables: popes, antiguos funcionarios de la corte, actrices, cantantes o húsares lo mismo que muyiks sólo se consuela con un pensamiento: el amor hacia su antiguo amante. Ella cree que Bolitsliy ha muerto aunque no es así. El feroz comisario tan aborrecido y un “monstruo” dice ella la ampara y la libra de las garras de la muerte al albur mismo de su propia vida pues era vigilado por dos aláteres, sus propios sayones: Baranchuk y Karapet. La trama alcanza su cenit en esta novela intensa y con un desarrollo teatral cuando detrás de una puerta la protagonista- todo un recurso escénico- asiste al interrogatorio del antiguo oficial de la guardia que vive y no se merece la deificación amorosa que Elena siente hacia su persona porque se muestra cobarde y delator e incluso a ella la difama durante el interrogatorio al que le somete su antiguo compañero el teniente Muravyev del regimiento Preobrayenski. El reo hace gala de su temple mezquino para conservar la piel. Reniega de sus ideas políticas y de su amor hacia la Vladamirovna. En esta historia como en la vida en general nada es lo que parece. Carece de vocación de mártir. No es un Avvakum ni un Gus los próceres mencheviques torturados y asesinados por el bolchevismo. El comisario a pesar de su fama de sanguinario despiadado a la vista de Elena se muestra enamoradizo como un colegial y este amor va in crescendo hasta alcanzar la apoteosis final una noche de bodas antes de ser capturados y fusilados los dos al amanecer o como se decía en los tiempos revolucionarios fueron enviados al estado mayor de Dujonin. Labor omnia vincit. El Payaso Rojo es el Romeo y Julieta de uno de los tiempos más crueles de la historia. Murieron a mano armada o por el hambre cerca de treinta millones de seres humanos. Sin embargo el amor triunfa de la guerra civil, de los enfrentamientos políticos. Junto al estruendo de los motores de los camiones de ejecución resuenan los repiques de las campanas de la Cuaresma, se escucha en la distancia la melodía del canto de vísperas. Chirikov es creyente y como no podía ser menos en este libro hay páginas dedicadas a la Resurrección de Cristo de una gran belleza. En las mazmorras se escucha el eco de plegarias ensimismadas de los que llamaban para fusilar y lucen lamparillas ante un icono. Oh gran dolor de un pueblo tan cristiano como el ruso.

Sus novelistas crean una literatura que merece la pena porque manejan un lenguaje alto y un tema universal como es el alma humana en medio de las convulsiones de la revolución de octubre. La épica pide asuntos apasionantes. Téngase en cuenta otro aspecto. Son novelas en que se cuenta por lo general la historia de un perdedor. Aunque las comparaciones son odiosas ningún otro país – ni los EE. UU, ni Inglaterra ni Francia ni Alemania a pesar de Goethe y de Shoppenhauer el filósofo germano que más influye en el pensamiento eslavo- ha frisado tan alto. A estas luminarias que son los maestros rusos sólo se acerca los españoles. El quijote es un paradigma de los escritores. Quevedo predice a Gogol. Delibes lleva algo de Turguenev y los dos grandes maestros asturianos Leopoldo alas y Armando Palacio Valdés pulsan una cuerda narrativa muy similar a Ivan Bunin o Chejov. Los franceses son algo marrulleros y la literatura inglesa (Austen, las Brönte, Milton, Dickens) encuentra resonancias pedestres, excepto Swift y Maughan dos autores olvidados por los británicos. El drama para el arte de la literatura a día de hoy se origina en que todo el mundo quiere escribir y publicar, salir a la palestra. Hacer bulto sin tener nada que decir. Es un fenómeno que unos denominan como el efecto Mateo y otros el de La Torre de Babel.

Por eso gran parte de lo que llega a las librerías es farfolla. Prima lo pedestre, lo zafio, la vulgaridad ambiente. El arte de escribir copia la telebasura y todo son invenciones y sacamientos para regar fuera del tiesto y renegar del pasado y todo aquello que significa España. Se festeja a los literatos ingleses rememorando sus obras y jaleando sus centenarios como por ejemplo hoy en LNE el amigo Gracia Noriega un tonto con bigote hijo de mujer vil que se regodea con Thackeray el de la “Feria de Vanidades”. Nuestros periódicos y emisoras se conoce que están llenos de licenciados de literatura inglesa, repasan sus apuntes y sacan a plaza sus escasos conocimientos de esta lengua porque el inglés lo hablan malamente y duro refritar los unos a los otros y de cacarear por boca de ganso para departir de Dickens de Milton de Shakespeare y algún que otro novelista de segunda fila al que endiosan a condición de haber nacido en las Islas Británicas.

Los medios de comunicación desinformación y crispación tienen la consigna de verter bilis contra Rusia y todo lo ruso. Estos tíos de las tertulias parecen mandarines, coño. ¡Qué digo mandarines! Son auténticos sátrapas de la incultura con un barniz de cultura. Son los nuevos comisarios que lucen en la visera o en la bocamanga la estrella de cinco puntas aunque las órdenes no llegan del politburó moscovita sino de Wall Street. El estado mundialista a las órdenes de la plutocracia se parece a aquel comunismo trasnochado del Payaso Rojo. Se mueve por consignas. Los seres humanos han dejado de ser personas para convertirse en autómatas material fungible y leva consumista.

Lo que pasa es que ha sustituido el lema de “todo el poder para los soviets” por el “todo por los bancos y para los bancos” y el control de los medios de producción ha sido suplantado por el control de medios de comunicación. Han sumido a la humanidad en una suerte de laicado del pensamiento único y unipolar. Se nos induce. Se nos apabulla. Nos meten por los ojos ciertos nombres para cuya promoción las editoras manejadas por extraños movimientos ocultos se gastan millonadas ocurriendo con frecuencia que estos bestsellers cimarrones son el parto de los montes. Pero hay que mantener viva la llama del fuego sagrado. La tendencia apunta al culto de todo lo anglosajón en menoscabo de lo autóctono. La idea motriz es que en mundo global todos sus siete mil millones de habitantes hablen y piensen en inglés. Todas ovejas en un mismo corral bajo el cayado de un solo pastor. En último término el prurito o el afán de tan perversa intención es la descristianización del mundo. Rusia la gran nación ortodoxa donde fracasó el comunismo y tierra de mártires es el objetivo es el enemigo al que hay que vencer o cuando menos ridiculizar. También lo era España, el gran adalid de la cruz frente a la media luna en Occidente pero ha sucumbido.

Un grajo posó en la rama de un laurel y vozna estridente. Asoman por el horizonte los cuernos de una luna espectral que baña la cúpula celeste de una palidez irreparable. Es el mes de difuntos. ¿Cuántos fueron asesinados en aquellas checas de Moscú o en aquellas checas de Madrid cuando los motores de los camiones que transportaban a los que iban al paredón ronroneaban al ralentí para impedir que se escucharan las voces y los gritos de las victimas durante la ejecución? Eran una multitud innominada. Se han olvidado sus nombres pero se me aparecen sus rostros. Checa, letal acrónimo, no es una palabra rusa sino la sigla de ch r e z v i ch a i n a i a k o m i s i a (comisión extraordinaria para combatir actividades contrarrevolucionarias de la especulación) y la introdujeron en el país de los zares tipos crueles y aguerridos como Trotsky o Kamaniev, Bulganin o Beria, gente de mala calaña cuya estirpe no se extingue. Zarkossy, doña Merkel, Cristina Lagarde la gran jefa del FMI o el sátiro de los hoteles neoyorquinos de cinco estrella DSK son de la misma ralea déspota que aquellos comisarios déspotas. “Birds of the same feather fly together” reza un refrán inglés.

Tales pensamientos se me ocurren cuando llego al punto final de tan singular novela “El Payaso Rojo” de E. Chirikov. Incluso su formato en cuarto menor es un regalo para los sentidos. Bellamente escrito, pulcramente traducido y con una encuadernación que halaga el sentido del tacto.

Lunes, 05 de diciembre de 2011