amilibia la genracion de pueblo
AMILIBIA:
EL AMIGO DE JACK NICHOLSON O EL DRAMA DE LA TRANSICIÓN
Antonio
Parra
(Joder qué gran novela! (Virgen Santísima todo un novelón!
J.M. Amilibia ha escrito uno de esos libros definitivos que marcan
hito. Son trescientas páginas testimoniales que describen a toda una
generación. Lo esperanzados, lo ingenuos, lo maravillosos y lo
horribles que fuimos. Traza las lindes en los que se enmarca el drama
que vivimos, los sueños que nos encendieron de luz el camino, las
mujeres que amamos y desamamos, la profesión periodística que
abrazamos, las cabronadas, egoísmos y pequeñas insidias personales
y envidiejas, todo ese humo envenenado que hubo que tragar porque la
vida de un periodista en su absorción total nunca puede ser un
cuento de hadas y había que pegar el pisotón. Andábamos a la caza
del scoop y esa exclusiva luego nos cazaría a nosotros. AEl amigo de
Jack Nicholson@ es la historia de un Apisotón@, aquellas entrevistas
con personalidades o famosos en los que se significaron siempre los
de Pueblo que por una noticia mataban a su padre y que nos dejaban
bocas a todos los de la profesión. José Luis Navas se marcó otra
con el doctor Barnard aquel famoso cirujano de Ciudad del Cabo que
operó el primer trasplante de corazón. Para llegar a el primero el
bueno de Navas tuvo que Aligarse@ a su secretaria, y luego viajar
poco menos que de polizón en un avión que traía a Surafrica
pescadores y recorrerse en cuarenta y ocho horas doce mil kilómetros
todo un record para llegar el primero tres noches sin dormir el jet
lag al carajo a los talleres de la calle Huertas con los clichés de
su entrevista calentitos. O el Yale aquel divino cojo que se disfrazó
de enfermero y le robó al Marqués de Villaverde los carretes de la
primera operación de transplante de su propia bata blanca colgada de
un perchero en los quirófanos de La Paz. El yerno de Franco por poco
le afostia. La pela es la pela y la noticia la noticia y un scoop un
scoop. Para ser primero en dar la noticia no había que tener
escrúpulos ni miramientos familiares. En la guerra como en el amor y
en el periodismo todo vale.
-Si me pegan un tiro en Vietnam- hizo
saber hablando en alto y coram populo en la Redacción Yale una vez
antes de marcharse a la guerra- que ese cabrón (se refería a
Hermida) no escriba mi obituario. Hablará de él.
(Bien conocía
al pión( Amilibia lo saca a relucir en este libro que es novela
verité con trazas de pulp fiction, un canto lírico lleno de amor y
perdón al desvanecido ayer pero sin dejarse nada en el tintero. No
se trata de un ajuste de cuentas sino de contar las cosas como son y
como fueron. años muy duros desde luego aunque miradas las cosas
bajo el prisma de la nostalgia y por aquello de que todo tiempo
pasado fue mejor nos parecieron fabulosos. Lobos de la misma camada,
Amilia traza el pérfil a Ruli del Pozo también lo retrata Chusmari
-no te enfades Raúl- desenmascarando su inveterado comunismo siempre
con el poder y viva quien manda ditirambos a Ana Botella, piropos a
Zapatero, pitillos en compañía de Carrillo, habanos con Felipe y el
té con Solís, y lamerón con Fraga, al que hacía la pelota cuando
estábamos en Londres y eso de que fue cabrero a lo Miguel Hernández
es un farol. (Qué va! Una tía suya se lo dijo en carta a Emilio
Romero: ALe mandamos al niño unos días a la majada con los zagales
para que cambiara de aires@. La flexibilidad de vertebras hic et nunc
fue ejercicio muy redituable en este país entre los escritores de
circunstancias.
Cela que era el más listo se hizo presidente de
la Sociedad de Amigos de Israel y lo dieron el Nobel pero Quevedo que
para mí es la cumbre de las letras castellanas y un valiente no he
de callar por más que silencio avises o amenaces miedo etc. cinco
años a la sombra por unos versos dicen en la servilleta de Felipe
IV, cinco años en una mazmorra de San Marcos, creo que es paradigma
de ética e independencia del pensamiento y ejemplo a seguir y mucho
más en medio de tanto veneno y tanta mierda como nos anega.
Amilibia
pertenece a esta casta de escritores comprometidos con la condición
humana, esa fauna, y con la belleza, que no escriben contra esto y
aquello pero que tratan de reflejar la vida como es sin dejarse nada
en el tintero y sin pelos en la lengua. Tiene el candor, la
fortaleza, la ternura y esa oralidad que caracteriza al pueblo vasco.
Vizcaino es el hierro que os encargo corto en palabras y en fechos
largo decía Tirso. Baroja era así. Un tipo taciturno pero amigable.
Se ponía a contar, sin embargo, historias y no paraba. Las novelas
las narraba al desgaire sin un plan predeterminado y un poco adonde
caiga la boina o la chapela. El ambiente que refleja El amigo de Jack
Nicholson es como subirse abordo de una lancha y darse un paseo en
barca por la ría de Nervión o en este caso el río revuelto de
Madrid c. 1977 en adelante y bogar y bogar. Rema sin perder comba,
piragüista. Ay marinerito arria la vela que está la mar tranquila y
serena. Pero que va no hay mar panda delante de ti sino un galernazo
de padre y muy señor mío. Y noches para destetar hijos de puta que
uno trata de sobrellevar al apostadero de la barra del Gijón, un
refugium peccatorum de todos nosotros y si no hubiera sido por Fonso
el Cerillas el único que me hablaba yo me hubiera colgado ya de una
farola de Recoletos. Ese aliento terral y maligno, una vaharada de
viento solano ahíto de malos presagios, esas miradas embozadas
cargadas de odio y de revancha, esas ráfagas de amenaza y de
persecución en medio de la democracia y a gentes que no tuvimos arte
ni parte pero debió de ser muy gorda la que prepararon aquellos
cabrones del 36 pues nosotros los que quisimos ser decentes la hemos
sufrido a efecto retardado en nuestras carnes y que pagamos con una
suerte de muerte civil, si no con la vida pues no iba a ser cosa de
montar otra vez paredones pues aquí resulta que los que fusilan son
siempre los mismos pero nos metieron en el lazareto de apestados o en
el apartadero de los sospechosos, es lo que me recuerda esta novela
tan elocuente, tan entrañable y a veces tan cruda pues a lectores
poco avisados que no vivieron aquella época que fue preludio de la
que estamos viviendo les pueda parecer un panfleto, una mohatra, un
libelo que se ha sacado de la manga Chusmari no apta para paladares
delicados.
Que no la lean entonces los cursis pues la cursilería
y la ramplonería que denuncia Almibilia constituye un poco la hola
que nos invade y cursis son la mayor parte de los libros que se
publican, los relatos que invaden las revistas de la entrepierna y el
corazón en plan hedonista de hay que ver lo bueno que lo tengo, se
ve pero no se toca pichas flojas y coños grandes enroscados a las
arillas de la Gran Sierpe infernal.
Al que no le guste apechugar
con la verdad, asumir su culpa y cargar con todas las
responsabilidades que se joda. Quod scripsi, scripsi, clamó Pilatos.
Esto va a hacer pupa en muchos mentideros y tratarán de olvidar la
obra o apartarla. Pues a aquellos que andan en la pomada no le agrada
que se les rechiste. o les recuerden ciertas cosas pero el libro ya
digo no es un memorial de agravios sino el mural de la gran
perdonanza. Mira, ese eras tú entonces. )Y aquel otro? Amilibia hace
limpieza de recuerdos y de cajones y se encuentra una tarde la gran
foto que le hizo Santiso a él y a Jack Nicholson -punto de arranque
del argumento- bebiendo juntos como aparecen en la cubierta de la
novela que ha sido por cierto muy bien editada por Ensenada de Ézaro
Ediciones cartoné papel letra del cuerpo 12.5, amplio de márgenes
en octavo mayor.
Para degustarla hay que tener buen paladar. Las
palabras escritas como Dios manda no sólo son poder sino placer. Y
poderoso y placentero este libro es. A él como al que esto escribe y
a otros cuantos más, como Félix Ortega, uno de los más grandes
periodistas y corresponsales en Nueva York que acabó sus días en el
gabinete de prensa de Iberia, relegado, puteado, humillado y
ofendido, oprimido pues esta sociedad que nos ha nacido del destape y
la corrupción odia sobre todo la inteligencia y hay que hacerse
pastueño y acomodaticio para sobrevivir, y que se murió de tristeza
o de asco hace un par de años. Nadie le recuerda. Yo sí. Amilibia
también aunque de una forma tácita o implícita.
Con su varita
mágica ha hablado por todos nosotros y lo hace con la autoridad del
que puede acreditarse como el número uno en los de mi generación.
Queda también Jesús Torbado pero )dónde está Torbado? Y eso es
muy agradecer. No ha habido campos de concentración cierto faltaría
más en una democracia con un rey que no nos merecemos etc blabla
(Cela me decepcionó otro que tal maravilloso escritor pero muy
flexible de vértebras).
Ciertos son los toros. Se nos ha vigilado
desde arriba poniéndonos incluso sabuesos de los servicios a los
zancajos. Para después ir diciendo por ahí que eramos unos
desequilibrados mentales afligidos de manía persecutoria, te mean en
el colodro y hay que decir que llueve; te pinchaban el teléfono y
decir que esos ruidos raros del auricular eran susurros de la línea
cuando había un cabrón espiandote al otro lado del hilo. Galileo
Galilei )juras que la tierra es cuadrada? Pues claro.
El CESID de
Manglano retomó las malas costumbres del SIM chequista y los
lebreles de Carrero eran hermanas de la Caridad al lado de lo que
después ha venido. Tenías que hacerte pasar por borracho como en
los tiempos de Stalin para hacerles creer que eras inofensivo. El
doctor Goebbels y Beria por desgracia han tenido muchos émulos en
estos tiempos míos. Pero ya sabíamos que esto era una democracia
vigilada y Gibraltar un problema distinto y distante que dijo el Gran
Ciprés que nos metió en la OTAN de rondón y luego la cosa no ha
servido más que para desguazar el ejército y apuntarnos a todas las
guerritas solidarias y demás. Una organización estratégica sobre
el papel que ha quedado expediente de cupo toda vez que, caído el
muro, se le privó de razón de ser aunque los rusos -y eso la
diplopía de nuestros políticos no lo ha sabido ver y entender-
sigan ahí.
No ha habido paredones pero al pasar algunas noches
tristes por Fuencarral cabe los muros leprosos del colegio de los
escolapios de San Antón donde estaba la checa después de echar la
pota ante la misma verja del Banco de España como le ocurre al
protagonista de esta novela he escuchado los gemidos de los que iban
a fusilar.
-Fulanito de tal y tal - gritaba el carcelero un nombre
rilando en un papel.
-Señor mío Jesucristo - contestaba entre
sollozos el que estaba en capilla agarrotado de miedo y congoja en su
instante final.
Estaba claro que era un inocente pero aquí pagan
siempre justos por pecadores y fusilan siempre los mismos.
Sin
embargo, los había echados pa alante que son los de mi condición y
de Amilibia también. No nos rendimos ni entregaremos la cuchara ni
aunque nos pasen por las armas un amanecer. No estoy de acuerdo con
esa definición de winners and losers que tanto les gusta a los
norteamericanos porque aquí hasta el rabo todo es toro y al freír
será el reír. Todos somos ganadores y perdedores a la
vez.
-Menganito de tal y cual.
-Chupándomela. (Cobardes,
asesinos! Vosotros me la peláis a cuatro manos.
Luego se
escuchaba un disparo. La alusión constante a esa mamada y al
masturbador de pilas del Gran Delegado que nos puso a nuestra
disposición es una de las técnicas narrativas sorprendentes de esta
novela donde el sexo es un lugar común pero también un símbolo
visto no desde el morbo sino desde un ángulo trágico cómico.
Encuentro muchas influencias y recursos de Trópico de Cáncer de
Henry Miller. También pulso cinematográfico y secuencias breves
para que nunca decaiga el interés aunque a veces el hilván
narrativo se pierde y aturulla pero es la época que nos ha tocado
vivir y máxime que la historia está contada por un periodista y en
clave periodística. Sé que Amilibia escribe sus libros a barrisco y
de sopetón casi con la celeridad del rayo pues es un don que Dios le
dio sin templar gaitas. Heroes de barro que para mí sigue siendo
otra de sus grandes novelas la escribió de una sentada en quince
días, un prodigio de inspiración que para dar con él tendríamos
que remontarnos a Lope. Pero sin retóricas. Lo que escribe a
Amilibia le sale del corazón. Es un escritor genuino.
Escritor-verdad.
No hay que pedirle congruencia a la naturaleza.
Está con Beckett, con Pinter, Tom Wolfe, otro gran mitómano y la
nueva leva de la novelística anglosajona que se escribe al socaire o
a redropelo de Hollywood. También me ha recordado esta brillante
novela, sobre todo en el transcurso de las cien primeras páginas, el
pulso creativo de la película de Pilar Miró Gary Cooper que estás
en los cielos. Pero yo creo que Amilibia vuela más alto. Alguien
voló sobre el nido del cuco y aquí basandose en una entrevista con
una fotos del gran Santiso, otro de los grandes de aquel diario de la
calle Huertas y cuyo archivo fotográfico puede ser uno de los
mayores testimonios de aquella época, establece el punto de partida
del argumento: un periodista relegado que abandona la profesión y
monta un chiringuito. En su bar coloca una ampliación mural y los
guiris japoneses acuden allí a que les explique su guía, Ikira, que
habla como uno de Lavapiés, las secuencias de aquel encuentro con el
divo y las incidencias de aquella noche para destetar hijos de puta y
sus giras por el Madrid la nuit Bocaccio y los garitos de la Costa
Fleming. No corran que ya no existe, nos advierte el autor. Todo
aquello que se fue para no volver.
El retrato que hace de Jack
Nicholson es fantástico y creíble. Un auténtico stud o garañón
californiano con sonrisa de Mefistófeles, el gran donjuán que tenía
que echar a las grupies de la cama en su mansión de Beverley Hills y
que pachasco en el Madrid golfo no se come una rosa, al periodista le
hace una pregunta )Aquí donde se folla? Y ahí tenemos al
protagonista el bueno de Carlos Sancho corresponsal en Londres
tentandose la ropa y palpándose los machos como los primeras espadas
antes de decidirse a pasear a su amigo la estrella de la Warner
Brothers y todo un león de la Metro por las barras americanas de la
carretera de Barcelona. )Aquí donde se folla? Buena pregunta que
resuena en todos los ámbitos - la técnica novelística creo que se
llama anagnórisis y es un recurso de los novelistas de raza- y
resonará mientras el mundo sea mundo y por mucho que Gallardón y
doña Ana Botella y otros munícipes de estrecha bragueta pero de
doble moral quieran ponerle puertas al Campo, hasta el Valle de
Josafat. Es el Avoglio una donna@ de Fellini en la secuencia triunfal
de una de sus películas. Un loco subido a la copa de un árbol
pegando voces diciendo que quería una mujer amenazando con no bajar
nunca si no se atendía a sus reclamaciones. El enfermero jefe del
nosocomio trae una escalera y hace trepar por ella a una monja enana,
coja y horrible, ahora verás y el tío se calma oye. Pues Jack
Nicholson igual que uno de los pobres diablos que en Madrid, en Moscú
o en Berlín y a los que los ingleses llaman johnies que se van de
putas.
Aquélla noche de farras sella el principio de una gran
amistad. El actor le envía a Carlos Sancho todos los años por
Navidad recordandole no solamente aquella noche que se fueron de
picos pardos a la Costa Flemming sino la otra en que unos gitanos en
un tablao flamenco de Córdoba estuvieron a punto de pincharle con la
poderosa pues Jack con unas copas de mas había cometido la temeridad
de tocarle el culo a una bailaora, lo que entre la gitanería es un
crimen de lesa majestad que se paga con la muerte porque a las
gitanas les está vedado el amor libre y no pueden acostarse más que
con su marido.
Contrasentidos de nuestra existencia. Amilibia que
tiene el RH como Dios manda y los cojones en su sitio pues eso nunca
les faltó a los vascos, excepto a esa peste etarra que mata por la
espalda cosa que nunca harían los verdaderos vascos, tuvo que salir
de naja de Bilbao, lo mismo que de Córdoba con su amigo Nicholson
huyendo por pies de la cabritera de un gitano celoso. Los polimilis
habían puesto precio a su cabeza a él que es vasco de quinta
generación y vasco hasta las cachas en su manera de ser y de contar.
En su compañía a uno le entran ganas de entonar un zortzico o
cantar alguna canción carlista de las viejas como El alcalde
Aguigorriaga el que sabía tocar el chistu tenía mucha ilustración
y todo el mundo le dice que se llama Pantaleón. La cosa tiene tres
pares de perendengues pero son contradicciones de nuestra época nada
racional.
Emilio Romero lo acogió en su periódico donde llegó a
ser con Raúl del Pozo, José Luis Navas, Homero Valencia, Hermida,
Cancio, Julio Camarero, Pilar Narvión, El Butano más agarrao que un
chotis y de los que nunca te pagaba un café por eso es millonario
claro y otros una de las mejores plumas de aquel diario Pueblo de
feliz memoria. Yale era otra de las firma galanas. Tenía buen bastón
en el pleno sentido de la palabra. Para rematar las faenas como queda
demostrado en esta novela donde le echa una mano un amigo por
entonces no había Viagra pero se pegaban gatillazos un poco menos
que ahora eramos más jóvenes y remata la faena donoso campeador.
El
jodío cojo otro que tal. Yale no alcanzó nunca la categoría de
caballero mutilado pues había peleado en la trinchera de los del
rabito y no en el bando vencedor me parece y el Emilio que también
llamábamos medio pulmón pues andaba de la caja cambios mal y algo
escorado le dio un puesto en la plantilla. En aquellos tiempos del
Gran Romero no hacía falta ejecutoria de hidalguía. No había rojos
ni azules todos eramos un todo ni vencedores ni vencidos ni winners
ni losers. Bastabacon escribir medianamente y tener buen olfato
informativo..
Raza de conquistadores la noticia en el corazón
aquellos prohombres pioneros de la información y acaso de la
literatura porque han introducido una nueva manera de contar
historias, adelantados de un mundo feliz [(qué ironía! Huxley tenía
dos copas de mas cuando escribió A Brave New World] o poseídos por
el morbo de la tinta impresa ese duende de las imprentas que ha
envenenado nuestro organismo más que el tabaco hasta morir abrazados
al tablero de nuestro ordenador ahora y antes a la AOlivetti@ que a
veces emitía quejumbres de mujer en trance de parto o dulces
melodías del escritor que se sienta a hacer un ajuste de cuentas con
la vida. A veces sonaban como estruendo de ametralladora o andanadas
de un paco. La queríamos como una novia. Johny cogió su fúsil. Y
Santiso su cámara. Amilibia su ordenador. Suena el teléfono. No lo
cojáis que puede ser una noticia y entonces las noticias eran
verdaderas bombas. Algo inesperado, no como ahora donde todo se ve
venir y donde Matías Prats repite catástrofes tremebundas y
acontecimientos terribles que se escuchan como quien oye llover.
Hemos perdido un poco la inocencia. Los telediarios se parecen día
tras día como un garbanzo a otro garbanzo. No nos conmueven. Puede
que se trate de una táctica del Gran Cofrade del Ojo que todo lo ve
y la Oreja que todo lo escucha para dominación. Las masas se dominan
por el miedo y aquí la gente está crispada sí pero amedrantada. Y
no hay cojones.
El retrato de aquella época tal como la vivimos
le ha salido guay. Mucho mejor que cuentame. Un friso perfecto pero
lo que más me admira es la valentía de Amilibia para contar el
trance por los que algunos de nosotros hubimos de pasar. Se te
cerraban todas las puertas. Palmaditas en las espaldas. Oye )dónde
escribes? )adónde estás? Un día de esto te llamo y comemos. Las
editoriales te devolvían los originales con la misma retahíla de
siempre: nos ha impresionado su novela pero sin discutir su gran
valía sentimos mucho no poder incluirla en nuestro catálogo. Una
vez estuve a punto de quemar las filacterias como ese judío de una
de las novelas de Phillip Roth sobre el judío que llega a Nueva York
ciudad pagana y le entran ganas de echar al fuego los libros santos y
los paños de oración. Una mano lo contuvo. Los profetas no se
suicidan pero mueren en el ecúleo o son crucificados también es
verdad. O les meten un tiro o les dan una paliza o le follan a la
parienta o le meten caña por todos los lados. )Que queréis más?
)Darnos por culo? Hay que seguir adelante con la cruz a cuestas
aguantando la marea o siete plantes de metralla en el cuerpo y
avanzando como en la Legión.
La denuncia y el reto que se plantea
en El Amigo de Jack Nicholson sigue ahí: somos supervivientes de un
mundo aterriza como puedas de las Hermida Girls y de los Ansón Boys
porque aquí no es sólo Polanco el malo de la película oiga. Creo
que ha habido otros peores, los embozados de la Derechona terrible
que como me decía a mí una vez Luis Fernández Villamea prefiere
entregar un hijo a dar una finca. No es esa Derecha de Fuerza Nueva
sino otra más subliminal, sutil, la que nos puso contra las cuerdas.
Del agua mansa me libre Dios. Eran los de la palmadita en el hombro y
el a ver cuando comemos oye que por la espalda decían pobre chico,
está acabado, es un borracho. Para que te dieran un trabajo en un
periódico dice Amilibia tenías que ser una tía cachas capaz de
hacerle un francés al jefe y un griego al productor. O ser un
barbilucio algo maricón. La mamada una agnición elíptica con la
que se caracteriza al pobre Carlos Sancho, ex corresponsal en
Londres, ex periodista, casi un ex hombre como diría Gorki. Hay que
ser joven, apuesto, sin un adarme de grasa y a nosotros se nos
insinuaba la panza y tener en lugar de cabeza un cohombro, escribir
mal contando lo evidente para que te dieran la columna soñada o un
cargo. Y yo añadiría el ser renegado de tus convicciones, abjurar
de tus principios más sagrados. Horcas caudinas. Si eres un
gilipollas te publicamos la novela. Si no a la puta calle. Tiempos de
la mamada y la mamandurria. El signo de la Bestia. )Quién aplastará
la cabeza de la Culebra? )Quién va a luchar contra el poderoso
Dragón? Y Lara como un gran Buda alegando su condición de
legionario y de vendedor de libros a domicilio amasó fortuna en la
Transición.
Amilibia es rotundo y deletéreo contra todas estar
lagartas que han copado el mundo de la información. Las reinas de
las mañanas. El morbo. Lo banal, lo venusto y lo sicalíptico.
AAntes teníamos la Clave de Balbín que era un coñazo pero por lo
menos daba altura a esta profesión@. A Brave New World. Gran Hermano
nos vigila. No puedes pensar por tu cuenta. No te es lícito. Sin
embargo, aquel falangista al que fusilaron un amanecer, grito que yo
escuchara y no era delírium tremens como me advirtió el Ruli con su
Asonrisa de hiena@-le clavaste en una frase Chus- en un velador del
Gijón pronunció una frase que se oyó como un clamor de
combate.
-Chupándomela.
Es lo que dice siempre un español
cuando se enfurece. Este grito es recurrente en la novela que trata
de reflejar una época, la de la Gran Mamada. Sólo nos queda montar
un chiringuito en Villaponte, como Carlitos Sancho o retirarse a un
convento. El bar de Villaponte es el ABeatus Ille@ horaciano de qué
descansada vida pero no piensen ustedes eso. Pueblo chico infierno
grande. Aquí todo se sabe. Hasta los pedos que te tiras los escucha
tu vecina. Nuestras vidas están en escaparate. Vivimos en una
sociedad transparente y de cristal. En Villaponte que puede ser el
Escorial, Villalba o cualquiera de las ciudades dormitorio del
cinturón de Madrid conoce a Patricia una estrecha que resulta luego
una cachonda mental. Le daba morbo tocarle la entrepierna al
corresponsal y hacerle una paja por lo bajini. Luego llega a ser una
gran actriz. Otro personaje femenino Sara, la hija de casa rica y
niña de familia catalana, educada en colegio de monjas y de esas que
elegían los buenos partidos y tasaban los novios con regla de
cálculo, da en ninfómana. El protagonista encuentra a su mujer en
la cama con su marido y para colmo la madre a la que tanto venerara
Carlitos resulta que era una bollera y un día que va al cementerio a
poner flores en la tumba de su madre se encuentra allí a la que
había sido su pareja durante cuarenta años. En fin, el sexo es aquí
un recurso alegórico, un punto de referencia casi humorístico con
los que el autor trata el friso de su galería de caracteres.
Los
turistas japoneses empiezan a llegar cámara en ristre y el amo del
local Carlos Sancho a contar sus noches de farra con la Estrella de
Hollywood. Jack Nicholson que estás en los cielos. Esto es el no va
más. El juicio de valor, inapelable. Toda una novela llena de buenos
gags como les gusta a los scriptwriters de las poderosas
internacionales del cine y acción que se desarrolla con movilidad en
flahback. Encuentro, sin embargo, poco logrado y tratado sólo al
pasar la vida de Carlos en Londres pero su escapada a Hollywood donde
Jack Nicholson pone a disposición de su amigo una gran suite en su
palacio de Beverley Hills, un Rolls y una choferesa que le abanique
lo encuentro mucho más real. La segunda parte sobre todo ha sido
escrita con prisa o al menos es la impresión que me da. Pero ya digo
las cien primeras páginas son impresionantes. Oiga aquí donde se
folla. No hay policía. Latiguillos que suenan en toda la película
porque leo y parece que estoy sumido en la butaca de un cine viendo
una cinta maravillosa.
Con respecto a la cita sobre la cautela en
materia sexual creo que lo que dijo don Camilo Alonso Vega fue: AMi
querido amigo, si no puede ser casto sea cauto@. El contexto que se
da es otro.
Por el escenario desfilan como por el teatro de un
gran guiñol los grandes vaivodas del mundo de la información actual
Polanco, Hermida, Cebrián pero Amilibia se guarda muy mucho de citar
a Ansón que también es otro gran gurú del Establishment y un
hombre muy poderoso cerca de la Casa Real. Lo comprendo es lógico.
Con los garbanzos no se juega.
Otro detalle que me enternece y
digno de resaltar es que dedica la novela a su mujer, Ketty Kaufmann,
una gran profesional, bella mujer y la santa que le aguanta. Detrás
de todo gran hombre hay una gran mujer y si no hubiese sido por estas
mujeres que han estado a nuestra vera en medio de tiempos tan
difíciles no se lo que hubiera sido de nosotros. A mí sin mi María
José y sin el Cerillas del Gijón me hubiera colgado de una farola
de Recoletos. Umbral también venera a su mujer, España. Queridas,
las otras son las ermitas. Vosotras, la catedral. En este caso creo
que falla la creencia de que las mujeres no tienen bandera y orillan
a los perdedores. Éstas no; todo unas heroínas manteniendose a
nuestra vera cuando vinieron mal dadas. No creo que se pueda achacar
a Amilibia de misoginia. Lo que denuncia él es el gran puterío que
se ha montado durante la Transición. El puterío mental. No el
físico `porque aquí cada uno estornuda como Dios le ayuda. Este
puterío es mímico del culto al dinero y la gran crueldad, la
violencia deshumanizada que nos circunda.
Considero que el
feminismo torcaz y procaz es una forma de terrorismo psicológico que
trata de capar al macho, desplazarlo del poder, quemar las naves,
hacer harakiri, rendir culto a la muerte, lo mismo que el uranismo.
)Qué creéis que a estos mamones les importa un comino la violencia
de género que denuncian cada dos por tres? They thrive on it. Es el
nido donde incuba la Serpiente.
Amilibia puso el dedo en la llaga.
Gracias, hermano. Y a ti Ketty al año que viene en Jerusalén.
Siempre fui amigo del pueblo elegido aunque nunca me las di de
sionista. Israel, la tierra prometida, prefiero fundarlo en mi
corazón. No en un espacio físico. Y Dios ayudará. Me llena de
esperanza que se publiquen libros como El Amigo de Jack Nicholson
aunque sea por editoriales minoritarias. Nunca puede ser más negro
el cuervo que las alas reza un adagio ruso. Y siempre que llueve
escampa decimos por aquí.
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