STALINGRAD
REMEMBER STALINGRAD OCHENTA AÑOS
Terrible y maravillosa película alemana la que vi anoche. Es una cinta de 1993 que tenía olvidada. Un alegato antibelicista que se convierte en la mejor película de guerra que he visto todo lo contrario de Hollywood con sus clisés y figurones de cartón piedra. Personajes de carne y hueso. Soldados que murieron por su patria. Rodena. Heimat. Drama. Ganaron los rusos. Hitler perdió en Estalingrado la guerra. Sirva esto de recordatorio a Zelenski y a sus compinches toda una patulea internacional que va desde el carcamal de Washington el niño bonito de Paris, la judeoalemana Ursula van del Leyden, la chica Meloni, esa rubia italiana al frente del Quirinal, el inicuo Sánchez o Felipe El Bobo con todo ese clac que informa o desinforma desde las paginas del Mundo, la Razón, la Sinrazón, el País Global etc. Tiro al plato, fuego en la nieve.
Los ruskis echaron el resto, derrocharon heroísmo frente al VI ejercito de la Wehrmacht comandado por Von Paulus. Un millón de hombres perecieron, otros tantos mutilados, 250000 hechos prisioneros y solo seis mil alemanes en 1954 regresaron del cautiverio. Leí una novela alemana “Draussen vor der Tur” que trata de Stalingrado y Siberia y se me heló la sangre y desde entonces me parece una blasfemia hablar del holocausto judío cuando hay un holocausto ruso treinta millones, un holocausto alemán doce y otros holocaustos europeos. La suerte quedó echada en Stalingrado. Alea jacta est…
Es una epopeya en que retrata a una escuadra de soldados alemanes encuadrados en un batallón de Asalto Sturm Abteilung: un teniente prusiano, un sargento bávaro, dos cabos berlineses y otros soldados rasos, un lechero, que sólo piensan regresar a la patria cuando acabe todo aquello. Ninguno regresó. El teniente se pegó un tiro en la boca. Los otros desertaron ayudados por una muchacha rusa que atendía a los deseos sexuales de los miembros de la Komandatur. Se derrumbaron congelados al huir. Todos perecieron en la nieve, hay escenas impresionantes como la de la lucha anticarro. Los tanques soviéticos pasan por cima de los soldados germanos inoculados en pozos de tirador. La larga fila de prisioneros hollando la nieve camino de Siberia escenas que recuerdan a las películas de Esenin. Aparece un comisario de la Gestapo hombre cruel con cara de cerdo que nada tiene que ver con el grupo de soldados alemanes que intentan dar un trato lo mejor que pueden a los rusos prisioneros. Pero no hay piedad. Es una guerra de exterminio. Cuando emprende el vuelo el ultimo avión de la Luftwaffe con los últimos supervivientes los que quedan permanecen atrapados en la ratonera a orillas del Volga. En la guerra siempre mueren los mejores, los más inocentes.
El próximo mes se cumplen ochenta años de la cruenta batalla. Será para Moscú una importante efeméride que debiera hacernos pensar y recordar a los que vivimos en el oeste. La victoria soviética sobre el nazismo permitió estas ocho décadas de libertad y de democracia. Nada de aquello nos sea ajeno.
Por desgracia a muchos de mis colegas periodistas les resbala, pero yo creo que ante el recuerdo de aquella victoria Zelinski y sus secuaces a diestro y siniestro habrían de tentarse la ropa. Al enano de Kiev le espera o el exilio o pijama de madera cuando los ruskis ganen la otra orilla del Dnieper.
3 de enero 2023
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