En la senda de Daoiz y Velarde
La Academia de Artillería evocó la figura de los héroes del 2 de mayo poniendo ante los alumnos el ejemplo de entereza moral y fortaleza mental de su gesta
Desde hace más de dos siglos, los futuros oficiales y suboficiales que completan su formación en la Academia de Artillería reciben cada 2 de mayo una de las lecciones más importantes de su periplo por el centro de enseñanza militar. No por menos conocido, el relato de la heroica defensa del parque de Monteleón dirigida por los capitanes artilleros Luis Daoiz y Pedro Velarde sobrecoge a los alumnos que lo escuchan por voz del capitán más antiguo del centro, proclamado desde el impresionante monumento esculpido por Aniceto Marinas que recuerda esta gesta, que a partir de ese momento lo incorporan de forma indeleble a su genética militar.
Un año más, la Academia de Artillería cumplió con la tradición y la plaza de la Reina Victoria Eugenia reunió a los alumnos del centro en un acto militar presidido en esta ocasión por el Inspector General del Ejército, teniente general Manuel Busquier Sáez, acompañado por el coronel director del Centro Alejandro Serrano, y al que asistieron una amplia representación de autoridades locales y provinciales, así como parlamentarios nacionales y regionales y representantes de la sociedad civil segoviana.
La fina lluvia que cayó durante el transcurso del acto no consiguió deslucir la solemnidad de la lección, pronunciada este año por el capitán Adrián García Salort, que de forma sucinta expuso ante artilleros y público el relato de “una gran demostración de la fuerza infranqueable que supone la unión entre el pueblo español y su ejército”, según sus propias palabras.
Tras unos breves apuntes biográficos de ambos héroes, el capitán García Salort pasó al relato histórico de los hechos que derivaron en la declaración de guerra al invasor francés con la ‘confabulación de los artilleros’ con el que Daoiz y Velarde trataron de poner coto a la presencia de las tropas francesas autorizado tras la firma del tratado de Fontainebleau. De modo especial, se detuvo en narrar la lucha “entre la conciencia y el corazón” de los capitanes para decidir entre el cumplimiento de las órdenes y su espíritu patriótico, así como en la enardecida batalla en la defensa del parque de Monteleón tras entregar las armas al pueblo, que finalmente acabó costándoles la vida.
García Salort destacó que estos hechos ponen de manifiesto las virtudes de “lealtad, espíritu de sacrificio, capacidad de decisión y patriotismo” de las que Daoiz y Velarde hicieron gala, y pidió a los alumnos que las incorporaran a su ideario y su forma de entender la profesión militar. Asimismo, les instó a que añadieran a estas virtudes “la entereza moral y la fortaleza mental” ya que “como futuros cuadros de mando de nuestras fuerzas armadas valdrán muy poco para el servicio si no son capaces de sobreponerse a las peores situaciones posibles”.
Tras la lección, el emotivo homenaje a los artilleros que dieron su vida por España y la interpretación del Himno de Artillería puso el punto final al acto, con el colofón del desfile de la unidad de alumnos ante las autoridades y público asistente.
RECOMPENSAS
El acto del 2 de mayo suele enmarcar la entrega de condecoraciones y recompensas al personal civil y militar de la plaza, así como a los alumnos más destacados de las promociones de oficiales y suboficiales que cursan sus estudios en el centro.
Asi, fue entregado el Premio Dos de Mayo al alférez alumno Juan Carlos Tapia Mejías, en premio a su aplicación y cualidades artilleras, y el premio ‘Sargento Ciro Martínez’ -homólogo para los alumnos de la escala de suboficiales- fue para los sargentos alumnos Josep Juanes Santodomingo y José Antonio García Martín. Por otra parte, el caballero alumno Pedro Miguel Bartolomé recogió el premio de la Asociación de Amigos del Museo Específico del Suboficial del Ejército de Tierra, como recompensa a su comportamiento y rendimiento escolar en la fase de formación en la AGB de Suboficiales de Talarn (Lleida).
También fueron entregadas las placas y encomiendas de la Real Orden Militar de San Hermenegildo, las cruces al Mérito Militar con distintivo blanco y la cruz de la Constancia en el Servicio.
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