.José Escobedo Ruíz natural de La Carolina, Jaén, fue llevado a Porcuna, Jaén, cuando era muy pequeño. Su padre fue propietario de un establecimiento de tejidos, siendo su madre de honorable familia porcunense. Fue enviado al Seminario Conciliar de San Felipe Neri, de Baeza, Jaén. Abandonó más tarde los estudios y, al liberarse la ciudad en 1937, se enroló en las Milicias Locales de Falange. Aprovechando la incomunicación con La Carolina, falseó la edad, y pudo realizar el Curso correspondiente de Alférez Provisional, saliendo con dicho empleo.
Terminada la Cruzada, fue destinado al Batallón Ciclista de Jaén. Al formarse el Batallón de Voluntarios de la División Azul, por el heroico Comandante Miguel Román Garrido, se alistó como Combatiente Falangista Voluntario en el mismo, marchando a combatir el comunismo en Rusia, como Alférez. Se incorporó el 1 de julio de 1941, procedente de la II Región Militar, Batallón Ciclista número 2, siendo destinado, el 1 de agosto, a la 6ª Compañía, del II Batallón, del Regimiento de Infantería 269. El 23 de octubre de 1941, fue herido en combate, siendo enviado al Hospital de Campaña de Grigorowo, concediéndosele, el día 25, la Cruz de Hierro de 2ª Clase. Ascendió a Teniente.
Sin estar aún repuesto de las heridas, escapó del Hospital y se incorporó al Frente de Batalla, con la consiguiente amonestación paternal del General Agustín Muñoz Grandes, que entendió perfectamente la intención de “aquel Teniente imberbe de veintiún años”, como lo señaló un célebre Cronista de Guerra alemán. Fue herido una segunda vez, al establecer una cabeza de puente en el Río Volchov, el día 27 de diciembre de 1941, cruzando el río a nado y poniendo en fuga al enemigo ruso. Más tarde, cayó prisionero y logró evadirse, tras una sangrienta lucha con sus guardianes, a los que fue eliminando, uno por uno, a punta de bayoneta, auxiliado por su Asistente andaluz y manteniendo dicha Cabeza de Puente, a pesar de estar muy mal herido, el Embajador de España en Alemania, José Finat y Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde, acudió rápidamente a visitarlo y, en presencia de los Jefes de la División Azul, le impuso la Medalla Militar Individual, utilizando la que dicho diplomático había ganado en la Cruzada de Liberación Nacional, en Chapinería, que arrancó de su pecho para imponérsela a Escobedo. El Mando alemán le impuso en ese mismo momento la Cruz de Hierro de 1ª Clase.
También fue propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando. Otro célebre cronista de guerra alemán difundió por toda la prensa la siguiente crónica:
“El Teniente español Escobedo, acapara sobre todos la admiración, con sus veintiún años apenas estrenados. Convaleciente aún, de las heridas sufridas no hace mucho, fue el primero en lanzarse al combate, en persecución del enemigo, arrastrando en pos de si a sus camaradas. Este joven español es casi un héroe legendario”.
Repatriado a España con su Unidad, volvió a prestar Servicio en el Batallón Ciclista de Jaén, a cuya capital llegó el día 27 de febrero de 1942, donde le fue rendido un gran homenaje popular y uno muy singular de su Batallón. Víctima de las heridas recibidas en el Frente ruso, murió gloriosamente por Dios y por España, en el Hospital Militar de Jaén, el día 27 de abril de 1944, rodeado de familiares y amigos y del Jefe de su Batallón, Comandante Miguel Román Garrido, constituyendo su entierro una impresionante manifestación de duelo.
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